Su majestad no está
dispuesto a perder la joya más preciada de la corona.
Su majestad el rey Felipe VI debe estar seriamente
preocupado por lo que acontece en Cataluña. Y no es para menos pues la Corona
se encuentra entre la espada y la pared. En Cataluña se ha desatado un
verdadero huracán independentista que en vez de amainar aumenta imparable. ¿Qué
se pude hacer para acallar la voluntad popular? Los catalanes se han declarado sediciosos e insumisos y este es un
delito que se castiga severamente en el código penal. En otra época no muy lejana esto se hubiera
resuelto enviando al ejército a restablecer el orden y la ley. Porque esa ha
sido la forma de actuar de España a lo largo de su gloriosa historia. Pero hoy
esos métodos tan violentos no pueden implementarse puesto que la UE o la
comunidad internacional los condenarían. Hay que ser muy prudentes pues de lo
contrario la situación puede adquirir tintes dramáticos. “Estamos ante la
quiebra del estado de derecho, un auténtica asonada que pone en peligro la
democracia, la libertad y la convivencia de los españoles” -Es el comentario
del portavoz del gobierno Iñigo Méndez
de Vigo.
Existe
un gabinete de crisis en la sombra y en el más riguroso secreto que despacha
periódicamente en el mismísimo Palacio de la Zarzuela. Su majestad el Rey se ha rodeado de sus más
fieles asesores y consejeros: la cúpula militar, la Guardia Civil, la Policía
Nacional, el CNI (el servicio de inteligencia) y, por supuesto, su gran
Chambelán Rajoy. Allí es donde se planifica y diseña la “operación Anubis”.
Algo muy similar a lo que se hizo para desarticular la organización separatista
ETA en el País Vasco.
Estamos ante una rebelión en toda la extensión de
la palabra. Se activan las alarmas y se movilizan todos los frentes: político,
judicial, policial, militar, religioso o diplomático. Empezando por bombardeo
mediático a través de la radio, prensa, televisión, internet o telefonía móvil
con el fin de convencer a la opinión pública de que el reino de España es
víctima de un complot. “Como hace 80
años los forajidos de la antiespaña vienen a sembrar el caos y la anarquía”
“otra revolución bolchevique”
El Capitán General de los ejércitos debe asumir su
papel con coraje y determinación Él es
el Jefe de Estado y por ningún concepto puede ver mermada su autoridad. Aunque constitucionalmente su papel es
el de árbitro y moderador no le ha
quedado más remedio que tomar cartas en el asunto. Son acontecimientos
demasiado graves y de ahí que se haya implicado directamente en la resolución
del conflicto. Aunque el gran Chambelán Rajoy es el que da la cara y trasmite
sus órdenes.
Que actúen los mediadores, hay que abrir canales
de diálogo; que se dé luz verde a las comisiones parlamentarias, el debate de
la territorialidad, la reforma del modelo autonómico, que les ofrezcan un fuero
fiscal preferente, más transferencias, más autonomía, el cupo, más autopistas,
aeropuertos, trenes de alta velocidad, concedan más dinero, millones de euros
para taparles la boca. El gobierno ya
anunció un plan de inversiones por el orden de 4.200 millones de euros.
Está en juego la recuperación económica, la estabilidad, la prima de riesgo, el
IBEX 35. Cataluña es el motor económico e industrial y tecnológico de España.
Nada menos y nada más que el 22% del PIB nacional.
El día 6 de septiembre los medios de comunicación
se hicieron eco de una noticia extraordinaria: el gobierno de Cataluña ha
decidido convocar un referéndum de autodeterminación para el próximo 1 de
octubre. Inmediatamente los monárquicos españolistas se llevan las manos a la
cabeza ¡cómo es posible! El estado de
derecho, los principios fundamentales de la constitución, la unidad de España,
¡la unidad de España! El principado de Cataluña pretende separarse la madre
España, los súbditos catalanes amenazan con la secesión. Habrase visto mayor
desfachatez. Esto es una asonada, un ataque artero contra la soberanía nacional. Que actué el Tribunal Constitucional, la
fiscalía, la policía, la Guardia Civil, la armada invencible. Sin ningún remordimiento quieren liquidar
500 años de historia en común. ¡Que venga Dios y lo vea! Esos subversivos
pretenden dinamitar la sacrosanta unidad de España. Un dogma de fe inamovible.
Los partidos constitucionalistas PP, PSOE, Cs, se lanzan a la contraofensiva,
hay que actuar con premura antes de que los amotinados consumen sus
maquiavélicos planes. Las urnas y los
votos son elementos subversivos incompatibles con el estado de derecho. Hay
que encarcelar a esos populistas manipuladores, a los sediciosos traidores de
la patria. Que se aplique la ley mordaza, la ley antiterrorista. Todos los
cabecillas a la Audiencia Nacional. Corren
rumores que las fuerzas armadas están muy inquietas al contemplar impotentes
los sucesos que se desarrollan en la querida “comunidad autónoma catalana”.
El gobierno del PP ha incrementado
considerablemente el número Guardias Civiles y la Policías en Cataluña. Han
jurado por Dios, por España y el rey defender la patria y han de cumplir su
palabra. Las fuerzas de seguridad se encuentran en estado de alerta máxima a la
espera de recibir órdenes de sus superiores (su majestad el rey)
El rey mientras tanto desde el palacio de la
Zarzuela se mantiene en permanente comunicación con su gran Chambelán Rajoy.
Sus órdenes han de cumplirse a rajatabla: nadie está por encima de la ley. Hay que rendir sin condiciones al
independentismo catalán, neutralizar su amenaza letal antes de que sea
demasiado tarde. Los sediciosos deben ser detenidos y puestos a disposición
judicial; que se allanen las oficinas de la Generalitat, que se incauten del
material informático, las urnas, las papeletas del referéndum. Las multas y
embargos han de ser ejemplares. Es necesario que los promotores del “golpe de
estado” se arrodillen y pidan perdón. Ese
es el escarmiento que merecen quienes han osado poner en entredicho la
legitimidad de la corona.
El mundo entero estremecido contempla como se resquebraja
la sacrosanta unidad de España. La reina doña Sofía le reprocha a su augusto
hijo su falta de coraje en esta hora tan aciaga. -Acuérdate de la promesa que le hizo tu padre
al caudillo en su lecho de muerte. Haz
valer tu abolengo, tu sangre azul, tienes que salvaguardar la dignidad de su
alteza real Leonor de Borbón, princesa de Gerona y futura reina de España y la memoria de don Juan de Borbón y
Battemberg, el conde de Barcelona. Don Juan Carlos le exige que cumpla el
juramento que hizo por Dios y por España cuando fue coronado: guardar y hacer
guardar la Constitución. Quieren
pisotear el blasón de los borbones, han escupido, quemado la foto del rey, se
blasfema la bandera rojigualda y se chifla la marcha real. Dicen que la
chusma va a proclamar la República. -Empuña la espada victoriosa del Cid
Campeador que está en juego el futuro de la dinastía borbónica” Cataluña le
pertenece a todos los españoles; la soberanía la ejercen todos los españoles.
Así está escrito en la carta magna.
Los antisistema conspiran contra la corona que
durante siglos ha reinado España con nobleza y sabiduría. Esto es como la toma
de la Bastilla, la turba se ha sublevado contra la autoridad despreciando por
completo las leyes divinas y humanas. Han mancillado las tradiciones más
vernáculas; la lealtad, el respeto a la jerarquía, el amor a la patria y sus
símbolos más sagrados. Cómo se va a presentar Felipe VI en los actos oficiales
cuando con toda la pompa se anuncie: su
majestad el rey de España Felipe VI, el que perdió principado de Cataluña.
¡No, qué vergüenza más espantosa! es el epitafio de un perdedor, de un
fracasado, es preferible un suicidio por honor. Artículo 8 de la Constitución
Española: “Las Fuerzas Armadas constituidas por el Ejercito de Tierra, la Armada
y el Ejercito del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e
independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento
constitucional” El PP puede aplicar sin dilaciones el artículo 155 y suspender
la autonomía. Pero las consecuencias a
corto, mediano y largo plazo serán devastadoras pues la herida abierta será
imposible de sanar por varias generaciones.
Estamos
ante una reacción de carácter absolutista. Aflora la rabia de los borbones heridos en su orgullo y la
venganza no se hace esperar. El rey como jefe de estado y capitán general de
los ejércitos debe dar las órdenes oportunas para que las aguas vuelvan a su
cauce. En España hay cuatro reyes y por
eso la ira se multiplica exponencialmente. Y encima son cuatro reyes soberbios
y altaneros decididos a mantener el pulso hasta las últimas consecuencias. El
principado de Cataluña es la joya más preciada de la corona ¡por Dios y por
España aplastad la insurrección! Ahora comprendemos porque los portugueses se
vieron obligados a construir los fuertes militares más grandes del mundo. Enfrentar al imperialismo español siempre
ha sido una sinigual epopeya.
Por la unidad del reino, en defensa de la libertad
y la democracia se solidarizan las casas reales de todo el mundo, los gobiernos
de los países civilizados, la Unión Europea, la ONU, el papa Francisco
empresarios, banqueros, el clero, la conferencia episcopal, la nobleza, la
aristocracia, los grandes de España, las infantas, las princesas, los
marqueses, los duques, todos unidos hasta la victoria.
La táctica ahora del gobierno central y de la
monarquía -su valedora- es la de criminalizar
el proceso Catalán. Han elegido reprimirlos por la vía judicial o policial,
esos son sus argumentos y no hay mesa de negociación que valga. Un error
imperdonable puesto que provoca aún más odio e indignación entre la ciudadanía
catalana. El gobierno de España utiliza el miedo, la coacción, las amenazas e
intimidaciones para imponer sus principios. Y no solo eso sino también la
guerra psicológica para desmovilizarlos. Los medios de comunicación unionistas
lanzan un devastador bombardeo repitiendo sin descansar que los sediciosos
catalanes están condenados a la debacle,
al caos y la ruina económica. Peligran
los ahorros, las pensiones, los puestos de trabajo y el estado de
bienestar. Es preciso crear pánico
económico para someterlos y rendirlos.
Las
leyes están al servicio de los ciudadanos y no del poder y por supuesto que se
pueden cambiar. Esa es la
verdadera democracia. Si a los españoles les encanta la monarquía y prefieren
permanecer ligados a una institución medieval,
esa es su decisión y hay que respetarla. Ahora si otros deciden lo
contrario, igualmente hay que respetarlos.
Cataluña
se plantea nuevamente una lucha por la emancipación tantas veces reprimida y
aplastada por la fuerza de las armas. Está es una nación con una lengua propia, identidad, cultura e
idiosincrasia que exigen que se respete el derecho a decidir. Que se coloquen
las urnas para que democráticamente el pueblo hable y decida su futuro. Que
hagan también campaña el rey y Rajoy a favor de la monarquía. Que se impliquen los constitucionalistas, los
unionistas y defiendan sus tesis. Cuentan a su favor con el aparato propagandístico
y los medios de comunicación del reino ¿Se atreverá el rey a explicar a sus
vasallos el por qué tienen que amarlo y rendirle pleitesía? Si de
veras al rey le preocupa la unidad de España lo primero que debería hacer es
campaña en Cataluña a favor de la corona, convencer a sus habitantes de las
ventajas que tiene ser súbditos de su majestad. Es decir, seducirlos con su
noble discurso y los encantos de la serenísima reina doña Letizia. Que hagan
campaña por el No para que se queden en España. Pero no quieren enfrentarse a
esa disyuntiva porque se niegan a que los ciudadanos se expresen su voluntad
por el temor de entregarle al pueblo la soberanía ¿Es un delito amar y defender
su tierra? ¿Felipe VI qué les ofrece a
los súbditos catalanes? Quizás el
espíritu de los Reyes Católicos y la grandeza de pertenecer a la octava
potencia mundial. Lo que ocurre es que arrastra un pasado bastante sucio ya que
su padre Juan Carlos I fue elegido por el generalísimo como su heredero.
Pero este no es un pueblo de analfabetos, ni de
iletrados sino una sociedad culta y formada que lee, crítica y debate. Una
sociedad que se ha sido y es cuna y vanguardia artística y cultural. Los
catalanes ya no creen en cuentos de príncipes y princesas, ni que el poder pase
heredado de padres a hijos por vía seminal. Por eso se niega a reconocer esa
institución retrograda y caduca.
La pregunta es: ¿usted quiere seguir siendo
súbdito de un rey borbónico o ciudadano de una república? ¿Una reforma constitucional? Pues a ver si es verdad que la constitución se
cambia cuando lo quieren todos los españoles, catalanes, manchegos,
valencianos, etc. En estos momentos es imposible porque los partidos
españolistas detentan mayoría absoluta tanto en el senado como en el congreso
de los diputados. La hegemonía del bipartidismo PP-PSOE es demoledora. La
última vez se cambió el artículo 135 de la constitución fue por imposición de
Merkel y los llamados “mercados.
España rezuma un venenoso rencor por la pérdida
irreparable del poder imperial: la armada invencible Gibraltar, Trafalgar, las
colonias americanas, el desastre del 98; Cuba, Puerto Rico, Filipinas. España
no es un estado, ni una nación, ni un país, es un imperio derrotado y decadente
que ahora tiene un problema interno: Cataluña se quiere independizar. Millones
de personas salen a la calle reclamando pacíficamente la independencia. Y si
nos remitimos a la memoria histórica hay argumentos suficientes para
comprenderlo: la toma de Cataluña por
los franquistas, el fusilamiento del presidente de la Generalitat Lluís
Companys, la represión, los asesinados,
los represaliados, los exiliados y los cuarenta años de dictadura.
Ante el sinigual desafío el gobierno central (con
la venia del rey Felipe VI) da luz verde a la “operación Anubis” A los forajidos hay que desmovilizarlos y desmoralizarlos.
Es decir, rendirlos incondicionalmente. Estos solo entienden el lenguaje de la
fuerza; la Guardia Civil, la Policía Nacional, los antimotines o los cuerpos de
élite. El reino de España pretende sembrar el terror, las amenazas y
coacciones, embargo, multas, cárcel, inhabilitaciones. “Ante este infame delito
de sedición que se aplique el código penal y que les caiga todo el peso de la
ley”. Han elegido el método más despreciable y abyecto para mantener unida a
España e impedir que los catalanes se expresen democráticamente en las
urnas. Ya se lo advirtió el caudillo al
rey Juan Carlos I en su lecho de muerte: “Alteza, juradme que velareis por la
unidad de España” De esta forma se estructuró el estado o, mejor dicho, el reino nostálgico del imperio hacia Dios.
¿Es posible realizar una contramanifestación con
los partidarios de la monarquía y el españolismo en Cataluña? Al parecer su
poder de convocatoria es muy escaso y no pueden hacer frente al tsunami
catalanista. Y este sí que es un asunto muy lamentable pues el gobierno tendría
que traer en autobuses de otras partes de España a miles de sus incondicionales
para llenar las plazas y avenidas. ¿Por qué el gobierno y sus aliados no
convocan manifestaciones en Madrid, Valencia o Sevilla reivindicando la
españolidad de Cataluña? Lo cierto es que un buena cantidad de ciudadanos
españoles estarían dispuestos a acudir como voluntarios y hasta dar su vida por
su majestad el rey Felipe VI y la unidad de España.
Cuando en octubre del año 1934 el presidente de la Generalitat Lluís
Companys proclamó el estado Catalán
de la República Federal Española. El
gobierno republicano de Alcalá Zamora de inmediato ordenó a los militares restablecer el orden
constitucional. Se desataron fuertes choques en las calles que fueron
reprimidos a cañonazos. El gobierno de la Generalitat y del ayuntamiento se
rindieron y acto seguido sus miembros recluidos a un buque prisión fondeado en
el puerto de Barcelona. “CATALANES: Las fuerzas
monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar a
la República han logrado su objetivo y han asaltado el poder”
El 1 de
octubre del 2017, tras la realización del referéndum, la Generalitat amenaza
nuevamente con proclamar la República Catalana.
La Diada
del 11 de septiembre del 2017 ha
sido una manifestación popular arrolladora y contundente, han participado casi
un millón de personas en las calles. Desde luego el clamor independentista va
subiendo, y no son solo los catalanes, sino también entre los inmigrantes o los
extranjeros residentes. (En Cataluña conviven 200 nacionalidades) España
desprecia la diferencia, otras lenguas, otra idiosincrasia, otra forma de ser o
de pensar. Todos deben seguir su patrón o imposición. España es intolerante y discriminatoria con
una cultura distinta. Pero ahora tienen enfrente un pueblo valiente decidido a
ejercer sus derechos y su soberanía. Es la
dignidad humana que los mueve mientras a sus rivales la más artera
represión. Estamos ante la ruptura y el
fin del régimen del 78 -la mítica
transición o restauración borbónica-
Este es un asunto
que está por encima de las leyes y constituciones. Tenemos una
democracia sin pueblo vaciada de contenido y meramente representativa. Este
impulso es popular, pertenece a la ciudadanía y no a los políticos. Por eso el pueblo es el que tiene la
palabra y nada ni nadie podrá detener su voluntad de ser libre y soberano.
Carlos de Urabá 2017