La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

mercredi 30 octobre 2013

Memoria histórica de Palestina raptada en el museo Eretz Israel de Tel Aviv.

  
Se realizó  el pasado mes de septiembre en el pabellón del Hombre y su Trabajo del museo de Eretz Israel de Tel Aviv una exposición fotográfica titulada: “Imágenes de la Tierra Santa (Palestina) Gente, Vida y paisajes 1898-1934”  En esta exposición se exhibieron instantáneas de un gran valor antropológico en las que se revela la belleza y el misticismo del  mundo rural de la época. La obra, cuyos autores son miembros del taller de fotográfico de la Colonia Americana de Jerusalén, pertenece en su totalidad al Museo de Historia Judía de Ámsterdam.
La derrota de los ejércitos árabes en la guerra de 1948 no sólo significó el exterminio de sus pobladores, el éxodo,  la pérdida de las tierras, sus hogares y  medios de sustento económico, sino también el expolio del patrimonio artístico y  cultural palestino.
Los invasores israelíes se han dedicado sin ningún escrúpulo  a la rapiña y el saqueo de las obras de arte, los archivos, los fondos documentales, las bibliotecas, museos, las piezas arqueológicas, es decir, las señas de identidad y la memoria histórica del pueblo palestino.
Es paradójico que gran parte del legado cultural palestino esté en manos de instituciones tanto públicas como privadas judías (sin contar las obras adquiridas en las subastas internacionales  o por intermedio de los traficantes de objetos de arte)  En los acuerdos de Oslo se determinó que Israel se haría responsable de la custodia de los vestigios arqueológicos en Cisjordania hasta que se logrará un acuerdo de paz definitivo.
El museo de Eretz Israel que fue creado en 1953 por el emigrante judío alemán Walter Moses,  cuenta con varios  pabellones entre los que cabe destacar los de arqueología, etnografía, folklore, artesanía judía, arte decorativo, historia e identidad (es común que  los museos de Israel reciban generosas donaciones en efectivo y obras de arte de los millonarios judíos repartidos por el mundo entero)
La principal función del museo Eretz Israel es la de enaltecer el “glorioso pasado” del pueblo hebreo y demostrar el por qué ellos son los legítimos propietarios de la “tierra prometida”. Los relatos bíblicos o de la Torá y  los restos arqueológicos son los principales argumentos que esgrimen los estudiosos con el fin de validar la ocupación de Palestina.  “Las excavaciones llevadas a cabo a lo largo y ancho de Israel por los investigadores  han desvelado una verdad inobjetable: Dios ha elegido al pueblo judío para gobernar sobre Tierra Santa”.  “Por lo tanto este museo, que atesora la herencia divina de los antepasados, servirá para mantener eternamente el fervor nacionalista y  el amor patrio de las futuras generaciones”. (se lee en el folleto informativo)
La Colonia Americana de Jerusalén se fundó en el año 1881 por iniciativa de Anna y Horacio Spafford, una pareja oriunda de Chicago en EEUU, que junto a cientos de adeptos  constituyeron una comunidad cristiana utópica guiada por los principios evangélicos descritos en la biblia. Cuando durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial se enfrentaron el ejército inglés contra las fuerzas del Imperio Alemán y el Otomano en la campaña del Sinaí y Palestina, la Colonia Americana se dedicó a distribuir ayuda humanitaria entre la población civil afectada por el conflicto.
En 1898 los miembros de la Colonia Americana adquirieron  varias cámaras de fotográficas  con el fin de documentar la visita a Jerusalén del káiser alemán Guillermo II.  A partir de ese momento fueron recopilando en sus archivos miles de fotografías de Oriente Medio que los expertos consideran uno de los mayores tesoros etnográficos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Carlos de Urabá 2013
Amman-Jordania

Limpieza étnica y judaización de Ayn Karim (Ein Karem) Palestina.




Un amigo palestino de nombre abu Sultán,  refugiado en el campo de Wahadad en Amman, Jordania, me pidió el favor que fuera hasta Ayn Karim, su pueblo natal -que tuvo que abandonar  en la guerra árabe-israelí de 1948 cuando tenía apenas dos años de edad- a ver lo qué había sucedido con la casa que durante generaciones perteneció a su familia. Primorosamente envuelta en un paño antiguo guardaba la llave de la misma que su padre le entregó antes de fallecer confiado en que al menos su hijo pudiera recobrarla.

La conmovedora historia de Abu Sultán representa la tragedia de los millones de refugiados (¿desahuciados?) palestinos en Jordania, Siria, el Líbano o repartidos por el mundo entero que no cejan en el empeño de regresar a su amada patria.

Antes de la Nakba Ayn Karim era un pueblo de humildes campesinos ubicado a unos 8 kilómetros de Jerusalén. Hoy se llama Ein Karem y  es uno de  los barrios más exclusivos del gran Yerusalaym.

Según las estadísticas del gobierno Israelí  3 millones de turistas visitan anualmente Ayn Karim. Este paisaje de ensueño–como lo promocionan las agencias de viajes-  pertenece a lo que los hebreos llaman  las montañas de Judea, Harei Jehuda,  en árabe Jibal al Khalil donde  se   destaca el gran bosque de Jerusalén y el Kirbart al Hamamah- Mt. Herzl (Museo del Holocausto) Los excursionistas suelen pasear por las distintas sendas que surcan el parque natural de Ein Hemed,  que tiempo atrás fueron usadas por los pastores o los campesinos para transportar sus productos a lomos de bestias de carga con destino  a Jerusalén y otros pueblos de la región ( Ein  Sataf, al Qastal, Suba, Qalunya, Deir Yassin, Lifta, al- Jora, Kirbath al Lawz)
El  camino que parte del hospital Hadassah (en el que permaneció internado Ariel Sharon) nos conduce hasta el precioso Wadi Ahmad (rio Soreq) donde se distinguen perfectamente las antiguas terrazas de cultivo plagadas de vides, olivos, higueras, cipreses y almendros. En menos de media hora llegamos hasta la mezquita de Makam  (Umar Ibn Al Khattab) -en la actualidad cerrada a cal y canto- en cuyos soportales se encuentra la milagrosa fuente de Ayn Maryam o de la virgen María. Por la plaza central del Al Haraja o la calle principal del Tareeq Al- Ein es muy normal cruzarse con  los grupos de peregrinos cristianos que realizan el clásico tour por Tierra Santa. Aunque los judíos consideran a Jesús (¡rey de los judíos!)  un falso mesías no tienen ningún reparo en explotar su imagen con tal de sacar las mayores ganancias a su costa. El Nuevo Testamento relata que la virgen María  vino aquí desde Nazareth a visitar su prima Elisabeth (madre de San Juan Bautista) para confesarle  que llevaba en su vientre al “hijo de Dios”. -este es el guion que repiten de memoria todos los guías de las excursiones-   El circuito místico continúa por la iglesia de la Visitación, el monasterio de San Juan de la Montaña, el monasterio nuestra señora de Sión y la iglesia rusa ortodoxa de cúpula dorada bulbiforme mejor conocida como Moscobiyya.

El estilo arquitectónico de Ein Karem es el típico otomano – recordemos que los turcos dominaron la región durante cuatro siglos- las casas de diseño cúbico o rectangular están construidas con piedras de cantería y rematadas con azoteas o techos ojivales. Es un verdadero milagro que permanezca en pie pues en la Nakba las excavadoras sionistas demolieron la inmensa mayoría de las aldeas y pueblos palestinos.

Pero los especuladores inmobiliarios, que cuentan con el capital necesario y una gran influencia política, han planificado construir en este espacio protegido una urbanización de lujo y varios hoteles de primera categoría. Lo más seguro es que Ayn Karim corra la misma suerte que los barrios vecinos de Kiryat Hayovel y Kiryat Menahe donde se levantan grandes bloques de apartamentos imprescindibles para alojar al creciente número de familias ortodoxas y ultraortodoxas (jaredi).  

En la guerra árabe-israelí de 1948 las fuerzas paramilitares sionistas Hagana e Irgun, en desarrollo del plan D diseñado por Ben Gurión, se posicionaron en las colinas Khirbet Beit Mazmil y Khirbet al Hamama atacando con artillería y morteros el poblado. Aprovechando esa ventaja estratégica lograron expulsar a los defensores del Ejército de Liberación Árabe (formado por combatientes sirios, iraquíes y egipcios) y a las milicias palestinas. Los 3.500 habitantes (musulmanes y cristianos) al verse desprotegidos y conocedores ya de la matanza de Deir Yassin, acaecida tan sólo  unas semanas atrás,  el 18 de julio de 1948 huyeron aterrorizados en dirección a Jerusalén Este en busca de protección y asilo.

Fueron los propios dirigentes árabes quienes les prometieron que pronto regresarían a sus hogares, que se estaba preparando un contraataque para recuperar el territorio perdido y “echar a los judíos al mar”.  Pero, como se demostró posteriormente, tan sólo se trataba de una burda mentira pues la  humillante derrota ya se había consumado. Egipto, Líbano, Jordania y Siria,  firmaron, cada uno por su cuenta,  los correspondientes armisticios de alto el fuego (Rodas 1949) con el naciente estado de Israel.

Los refugiados palestinos y sus descendientes exigen desde hace décadas que se cumpla lo estipulado en la resolución 194 del ONU de 1948, la declaración de los Derechos Humanos y la Cuarta Convención de Ginebra que defiende el derecho al retorno de los refugiados. Lo cierto es que eso no es nada más que letra muerta, papel mojado que sólo sirve para elevarles la moral. Israel, como potencia vencedora, hace caso omiso a sus reclamaciones y sostiene que:   “quienes reclaman el estatus de refugiados, cuyo número está en constante crecimiento (principalmente los descendientes de los refugiados originales) y adquieran la residencia en Israel crearía una mayoría árabe palestina en un país democrático, lo que acabaría con la existencia de un estado judío”

El gobierno de Israel desde un principio aplicó en esta zona una política de limpieza étnica y judaización. La “ley del Retorno” – firmada por Ben Gurion- fomentaba la emigración masiva de judíos de la diáspora y prohibía el regreso de los palestinos. Ayn Karim se repobló con judíos originarios de Rumania y Marruecos y el Yemen. A los árabes palestinos les confiscaron las propiedades y tuvieron que exiliarse en los campos de refugiados en Amman, Jordania. -más tarde  con la promulgación de la Ley de Ausentes se legalizó el robo de sus tierras- Mientras que  las familias cristianas palestinas fueron deportadas al pueblo de Iqrit cerca de Acre, en la frontera con el Líbano.

En 1949 Rachel Yanait, esposa del segundo presidente de Israel Yitzhak  Ben Zvi, visita el pueblo abandonado  y al contemplar tan sublime paisaje -que ella describe en sus memorias como  un valle florido con sus preciosas andenerías, manantiales,  acequias, monasterios e iglesias- decide establecer un orfanato y una escuela de agricultura. Desde ese instante  los rabinos especialistas en el Talmud y la Torá comenzaron a reescribir la historia con la intención de borrar el pasado musulmán. Ellos  rebautizaron el pueblo como Ein Karem, una ancestral villa judía conocida en las sagradas escrituras con el nombre de  Beit Hakarem o Haccerem que significa “La fuente del  viñedo”. Esta naturaleza mítica sirvió de inspiración al célebre Cantar de los Cantares, el poema del triunfo del amor escrito por el rey Salomón.

De aquí es Zacarías sacerdote del templo y descendiente de la casa de Aarón y la tribu de Levi y su esposa Elisabeth, la madre de  Juan, (mejor conocido por los cristianos como el Bautista, y los judíos por Yochanan) prima de Maryam, la  madre de Ieshu (Jesús). La comunidad judía ha erigido siete sinagogas (la Tikvanteinu es la principal) con la clara intención de advertirnos que pisamos  territorio sagrado del gran  Eretz Israel.  

Ayn Karim es la joya más preciada por las agencias inmobiliarias, hasta el punto que no se cansan de promocionar sus maravillas a través de la prensa israelí o en Internet.  ¿No sería increíble poseer una villa o finca de recreo en la tierra prometida? “Tu familia se merece respirar el aire puro lejos del tráfico y el ruido de la gran ciudad”

Vivir en paz y tranquilidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. Y además esos elegidos deben demostrar una extraordinaria solvencia económica. Por ejemplo, la inmobiliaria Lily Lewit Jerusalén Real State ofrece casas palestinas a 10.000.000 de shekels, es decir,  2.700.000 dólares; la inmobiliaria Yeshmakom: bella casa árabe con jardines:  -1.600.000 dólares o, si lo quiere alquilar: 2.200 dólares mensuales; la inmobiliaria Century 21 vende una paradisíaca villa por 2.500.000 dólares; la inmobiliaria Corrinne Davar: Charming domed arab house -1.600.000 dólares.

Los nuevos inquilinos de Aym Karim son burgueses de profesiones liberales para los que la naturaleza no es más que un mero decorado.  Ya nadie se dedica a las faenas del campo y  las raíces de la cultura popular se han extinguido por completo. Tal y como lo denuncian los versos del poeta palestino Darwich: “el olivar era en otro tiempo verde/y el cielo/ un bosque azul, amor mío/ ¿quién lo ha cambiado esta noche?”

La principal preocupación de los colonos es la seguridad y no escatiman esfuerzos en levantar muros y vallas para proteger  sus propiedades. Por todas partes cuelgan carteles de propiedad privada y perros bravos- la bandera sionista ondea altiva en el quicio de las ventanas, en las azoteas, en los portales. Sin que tampoco falten los clásicos símbolos de la estrella de  David,  candelabros (menorah) o cuernos (shofar).

En este sinigual oasis han buscado refugio reputados  artistas, pintores, poetas, escritores, y, como no, los millonarios judíos europeos o americanos. Los que deseen disfrutar de las mejores  ofertas de ocio y tiempo libre tienen una cita en: la brasserie Ein Karem, el restaurante Karma, especializado en la  comida internacional o  las recetas de la dieta kosher,  el bohemio café Inbal con sus conciertos de jazz o piano clásico, el café romántico Pundak Ein Karem, el Sweet Ein Karem famoso por sus  helados y chocolates. También cuentan a su disposición tiendas de artesanía y galerías de arte donde adquirir regalos o algún que otro souvenir. Aquellos que prefieran pasar unos días de descanso gozarán de una inolvidable estadía en el Alegra hotel SPA (antiguo palacio otomano)  -cuya  suite presidencial cuesta 400 dólares la noche-, el Rosary Sister Guest House, el Kesem Hadafna o una mansión rural en el Shirat Habria.

Para que todo funcione con orden y eficacia existe un gran número de trabajadores inmigrantes, es decir, mano de obra barata lista a ocupar los oficios más sacrificados. Dado el alto índice de desempleo sobran albañiles palestinos, sirvientas de filipinas, niñeras tailandesas,  jardineros de Moldavia o Bulgaria o basureros de Sudán del sur.

Que gran contraste con lo que sucede al otra orilla del río Jordán, allá  en el campo de refugiados de Wahadad, en Amman, donde miles de familias palestinas malviven hacinadas en un gueto infame. Expulsados  violentamente de sus tierras, tirados en medio de  una llanura desértica y pedregosa;  sin un árbol, sin jardines floridos, sin un río,  con excepción de las letrinas.  Dependientes por completo de los organismos de ayuda humanitaria como la Media Luna Roja o la UNRWA .

65 años condenados al abandono y el olvido.  Encima, la monarquía Hachemita les acusa de desestabilizar el país y subvertir el orden establecido. El ejército jordano traicionó a sus propios hermanos masacrándolos en el “Septiembre Negro” cumpliendo las órdenes de Israel. Víctimas de una persecución implacable se resisten a claudicar en una de las más admirables epopeyas de la dignidad humana. 

Según la descripción que me hizo Abu Sultán de su casa no me fue difícil localizarla. Precisamente está ubicada frente a la iglesia ortodoxa rusa y a la vera del camino que conduce al hospital Hadassah. La finca tiene unos 500 metros cuadrados con terrazas de cultivo y un precioso jardín. Los colonos judíos que la ocupan la han cercado por completo  con  una verja de hierro. En el portal, a modo de bienvenida, cuelga un cartel de “perros bravos” en hebreo.  Tres autos de marca permanecen aparcados en el garaje. Rápidamente tomé un par de fotos para entregárselas a Abu Sultán tal y como lo había prometido. Pero cuando volví al Wahadad a visitarlo no fui capaz de mostrarle la cruda realidad. Se me cayó el alma al suelo y preferí decirle que todo estaba muy cambiado y no pude encontrarla. Es mejor que guarde para siempre en su memoria la imagen idílica de su amada patria antes de someterlo a tan aberrante humillación.  

Carlos de Urabá 2013
Amman-Jordania








jeudi 10 octobre 2013

¡Hosanna Hosanna! El circo del Divino Niño en Bogotá-Colombia.


El día en que el Dios blanco violó a la Pachamama.

Ese día el Dios blanco todopoderoso con su espada de acero desgarró el vientre de la Pachamama, la madre tierra en permanente juventud.

Con la bendición del Dios Blanco que se alimenta de oro, plata  y piedras preciosas comenzó la conquista, destrucción y muerte del nuevo mundo. El cautiverio de los aborígenes confinados  a las reservas indias;  las mitas, los resguardos, las encomiendas donde debían producir el ciento por ciento para gloria del imperio español y del Dios blanco todopoderoso. Gracias a la inmensa misericordia de los clérigos y frailes los bárbaros herejes recibieron el sacramento del bautismo y fueron salvos de las llamas del  infierno.  Los gentiles a la fuerza aprendieron el nuevo credo de los cristianos: trabaja, produce, recoge,  levanta, arrastra, muévete, sírveme, persígnate en nombre del Dios Blanco y el emperador de España.
Los colonizadores “abrieron el camino a la civilización justiciera” borrando para siempre su historia, su lengua,  sus nombres, sus vestidos, sus comidas, sus dioses, los sueños, la magia. La indescriptible belleza de ese mundo  sobrenatural quedó reducida a cenizas en las hogueras inquisitoriales. Nadie podía contradecir los designios del Dios blanco todopoderoso y a sangre y fuego se consumó el genocidio.  

Se instituyó una sociedad de castas donde la raza blanca ocupó el lugar privilegiado  a la diestra del Dios blanco todopoderoso. De ahí para abajo se situaron los estratos más despreciables: los mestizos, indios, cholos (cuyo origen es el cruce de un perro chandoso con uno fino) mulatos, zambos, los negros bozales o salvajes, congos, mandingas, carabalíes, lucumíes, balantas, y todos los cruces habidos y por haber: tercerón, cuarterón ochavón, púchela o pardo, coyote, jíbaro, lobo, chino, tente en el aire, saltatrás, o sea, la escoria humana  emparentada con las bestias de carga.

Los indígenas o lacayos del rey de España y el Dios blanco se vieron obligados a respetar la jerarquía y postrarse de rodillas ante su  merced, vuecencia, mi amo, mi señor,  únicos  representantes  del  poder político y religioso.

El español o chapetón o gachupín, el amo o el gamonal, el obispo, el fraile ejercieron el  concubinato polígamo, el derecho a pernada, el amancebamiento y la barraganía. Los machos hambrientos de placer tenían que desfogar sus instintos básicos. El producto de esta unión ilegítima con las razas inferiores es  el llamado bastardo. El bastardo es  un ser  indeseable que nunca contó con el afecto paterno y que tuvo que consolarse en el regazo de las mancilladas madres (“la llorona”). Hijos de la bastarda América procreados sin amor, bastardos  no reconocidos fruto del pecado, el rapto y el secuestro.   
El resultado de este  mestizaje  es un hibrido de características esquizoides víctima de un terrible trauma afectivo. Son hijos huérfanos y abandonados de sangre impura lo que les provoca un terrible complejo de inferioridad y una baja autoestima. Una huella indeleble que perdura  en  el inconsciente colectivo  de nuestro pueblo.  

De ahí que el mestizo, el zambo, el indio, el negro y todas sus combinaciones  manifieste  un incontenible deseo por blanquearse (¿humanizarse?), travestirse; cambiándose los nombres y los apellidos, ávidos por imitar el canon de la belleza blanca,  el mito de la  belleza  blanca y  aclararse la piel con pomadas milagrosas, alisarse el pelo, teñírselo de rubio- si son negras-  colocarse lentillas azules, renegar de su origen porque no son dignos de entrar en el paraíso (blanco).  
¿Cómo borrar ese maldito estigma que llevan marcado en su piel a fierro candente? El blanqueamiento de la sociedad es el supremo ideal pues adquiriendo una nueva identidad podrían ser redimidos del retraso y la ignorancia.

Ese desprecio por nuestras raíces ancestrales proviene de un conflicto racial que subyace en los genes, en el ADN, en los cromosomas y espermatozoides  y que también se traduce en el rencor,  la rebeldía y la lucha de clases.  La Pachamama  ha sido violentamente poseída  por el diablo blanco, los colonizadores blancos, el Dios blanco, la virgen blanquísima y el Jesucristo también blanco y de ojos azules.   

En la época de la colonia los derechos que le correspondían a cada persona estaban ligados a la clasificación racial étnica. A los españoles o europeos blancos, católicos y apostólicos gachupines o chapetones se les otorgaba el derecho exclusivo a la educación, los cargos administrativos, la milicia, el sacerdocio, mientras a las razas inferiores que carecían del  rancio abolengo ocupaban los oficios más rastreros y despreciables.

Se estructuró un régimen de apartheid  donde  una minoría blanca tutelaba  a los indios, a los negros,  a los mestizos y todos sus derivados pues se les consideraban menores de edad, seres inferiores sin uso de razón e incapaces de gobernarse a si mismos.
En el imperio español la limpieza de sangre era un mecanismo de discriminación legal. Los individuos que iban a ocupar cargos públicos  tenían que certificar ante la Real Audiencia que no estaban manchados ni con una sola gota de sangre india, negra, gitana, mora o judía. Se examinaban fondo sus antecedentes, su árbol genealógico (por tres generaciones) sus apellidos, su procedencia, sus padres, sus ancestros. Sólo se admitían blancos químicamente puros, es decir, de sangre azul, cristianos viejos, nobles, aristócratas  e hidalgos de pedigrí y apellidos rimbombantes que se jactaban de haber mantenido impoluta  la honra y el honor de la familia.  
Si existía alguna duda al respecto el Tribunal de la Santa Inquisición era el encargado de emitir la sentencia definitiva. En el caso de encontrase algún rastro de impureza en el individuo este tendría que cargar el sanbenito “para que siempre halla memoria de la infamia de los herejes y su descendencia”. Los indios, los negros, mulatos, zambos o cholos conversos aunque hubieran jurado fidelidad al rey de España y demostraran su infinito amor por el Dios blanco siempre fueron vistos como  sospechosos de prácticas heréticas o paganas.

Durante la colonia y también tras la independencia, se desarrollaron oficialmente planes de  limpieza étnica y  exterminio de las razas inferiores pues eran consideradas un  obstáculo para el progreso y el buen gobierno. Tanto es así que las nuevas constituciones republicanas  consideraban un ciudadano libre a todo aquel que sabía leer y escribir y no ejercía labores manuales propias de indios, negros, mulatos o zambos.  Nuestros mitos fundacionales se estructuraron sobre bases racistas con una clara tendencia a la eugenesia.
“El Dios blanco le otorgó al blanco la autoridad y la sabiduría,  la civilización es blanca como el purísimo manto de la virgen María, la racionalidad y la bondad son blancas mientras que los indios, mestizos, negros y zambos  y sus derivados representan la maldad y la barbarie. “Razas degeneradas y holgazanas  propensas al vicio y la borrachera que necesitaban ser domadas a punta de latigazos”

El blanqueamiento genético y cultural  sólo ha servido para perpetuar las desigualdades en una sociedad ya de por si injusta y excluyente.  Los criterios raciales blancos son los que prevalecen por encima de la diversidad y el mestizaje. Estas taras se han reproducido con mayor énfasis  en este siglo XX donde los medios de comunicación alienantes trasmiten esa imagen subliminal del blanqueamiento como fórmula del éxito.

Nuestra identidad se ha construido en base al racismo condenado a las grandes mayorías a ser extranjeros en su propia tierra, hijos ilegítimos de la bastarda América empobrecidos y subdesarrollados.

Carlos de Urabá 2013
Amman-Jordania

vendredi 4 octobre 2013

¡Que les den por el Colón!


Los españolistas, los chapetones, los gachupines, los cipayos y toda esa caterva de nacional-catolicistas y opusdeista que existen en España y Latinoamérica se disponen a celebrar un año más el 12 de Octubre o el “descubrimiento” de América, según ellos el día más glorioso en la historia de la humanidad. La monarquía española ha instituido esta fecha como la Fiesta Nacional por antonomasia. (Aunque no ha podido desbancar a las corridas de toros, por supuesto) En las recepciones oficiales el Rey y sus cortesanos, el gobierno del Zapatero remendón y sus lobos disfrazados con piel de oveja, de la mano de los aznaristas de cloaca y pandereta, los doctores, los patriarcas más respetables, desde la duquesa de Alba y los grandes de España cantarán loas a la memoria del descubridor. Vestidos para la ocasión por Emilio Gucci y Agatha Ruiz de la Prada se hartarán canapés y de vinos incunables a la salud de los millones de indígenas asesinados, torturados y desaparecidos.

La madrastra patria gobernada por el omnipresente y omnipotente monarca don Juan Carlos de Bribón y Bribón, heredero del caudillo Francisco Franco, zángano mayor del reino y padrino de grupo KIO, junto a su concubina a la reina momia Sofía, y su cachorro el bobalicón Felipe el cornudo acompañado por su anoréxica alteza real Doña Letizia Urraca futura reina de las Españas, más todos los infantes e infantas, ninfas del harén y su prole de parásitos, Blanca Nieves y los siete enanitos y una millonada de acólitos y súbditos de pacotilla que obnubilados aplaudirán a sus majestades al grito de ¡vivan las caenas! Y al instante levantarán la diestra de Dios padre entonando el cara al sol con la camisa nueva. La sinigual enseña roja y gualda o­ndeará triunfante a los cuatro vientos mientras los poetas palaciegos recitarán poemas épicos en honor al Almirante de la mar océana.

¡Arriba España! ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Gloria eterna a don Cristóbal! En el Tedeum solemne de acción de gracias concelebrado por el Presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Rouco “Torquemada” Varela, encomendará a la España, la una, la grande y la libre bajo la protección de san José María Escribá de Balaguer.

Por la avenida del Generalísimo desfilarán los tercios de Flandes, la armada invencible, la legión y la puta de la cabra la madre que la parió plagada de mercenarios latinoamericanos que en una parada apoteósica demostrarán el renacer del Imperio hacia Dios. A la misma hora, a las cinco de la tarde. Eran las cinco de la tarde. Lo demás era muerte y sólo muerte -en la otra orilla del Atlántico los gobiernos cómplices no se cansarán de lanzar alabanzas al descubridor y su magnánima gesta, no se cansarán de ceñir con coronas de laurel las sienes de su estatua triunfal que adorna cada una de las avenidas más importantes de nuestras capitales. Es el día de la raza, ¿de la raza blanca? Quizás o el día de la hispanidad como lo bautizó el rancio falangismo Joseantoniano.

El descubrimiento es el hecho más sublime después de la venida de nuestro salvador Jesucristo. Para ser justos han existido algunos excesos pero en todo caso hay más luces que sombras”- apuntan los intelectuales más críticos. “El encuentro de dos mundos” eufemismo con el que los progres socialistas quisieron lavarse las manos en Sevilla 92. La exposición universal que sirvió para que la España de los catetos y paniaguados festejara su entrada en el Rockefeller World Club. 500 años de expolio merecen toda la pompa y la megalomanía. Nadie debe sorprenderse que dos sicarios como Felipe González “mister X” y Alfonso Guerra, “el sevi”, magnates de la corrupción y cabecillas del grupo terrorista GAL organizaran el burdel del V Centenario. Ellos han sido los máximos aduladores del negrero y alter ego del führer. Los dos tipejos saciaron sus delirios de grandeza y junto a su camarilla se endosaron jugosas comisiones de la Expo, el Ave y las olimpiadas de Barcelona. Sino que se lo pregunten a sus testaferros de la Rosa, los Albertos y Mario Conde. Hasta Roldán y los siete pares se forraron con los desfalcos en la Guardia Civil, sin nombrar las travesuras del verdugo mayor del reino el general Rodríguez Galindo que con el ministro del Interior, el marqués de Barrionuevo, Vera y demás falangistas perfeccionaron los sanguinarios métodos de la Gestapo.

¿Acaso el pirata de don Cristóbal no pretendía ser virrey del Nuevo Mundo y quedarse con el diez por ciento de las ganancias del botín, más una buen pellizco por el comercio de esclavos? - está escrito en las capitulaciones de Santa Fe que firmó con los Reyes Nacionalcatólicos. Era tan ostensible el trato despótico del cartel familiar de los Colón y su avaricia tan cruel e inhumana que hasta sus propios compinches los mandaron engrillados a España para que el consejo de Indias castigara sus fechorías.

Cuando estaba en la escuela lo que más me gustaba era la clase de historia que impartía el padre Pío. El curita incondicional admirador de don Cristóbal y los valientes marineros de la Pinta, la Niña y la Santa María, las tres calaveras, escenificaba en vivo y en directo los episodios más brillantes de tan magna gesta. Y nosotros por vacilarlo le decíamos: Padre, ¡Santa María que Pinta la de esa Niña! por una muchacha muy buena a la que todos le tirábamos los tejos. “El Almirante clavó la cruz en la playa de la isla de Guananí y de rodillas agradeció al supremo hacedor el haberlos librado de los peligros del mar de los Sargazos” -Vaya pendejadas en las que perdíamos el tiempo.

Los carcas, los momios, la pituquería, los criollitos les entra tremendo orgasmo al relatar sus viajecitos y aventuras; como saqueaba, como mataban, como fundaban pueblos y ciudades en nombre de Dios y el Rey. Un holocausto imperdonable bendecido hasta por el Reichstag de San Benedetto Ratzinger XVI y sus secuaces.

Lo cierto es que el nuestro es un continente sin nombre, un triste NN despojado de sus raíces y su memoria. Los extraterrestres llegados de Europa trazaron las fronteras con alambre de púas y muros de Berlín colocando en la entrada del latifundio letreros de “Propiedad privada. Perros Bravos” Para colmo lo bautizaron con el nombre de América en homenaje a Américo Vespucio, un usurero, un mafioso italiano al servicio de la Cosa Nostra. Y Colombia qué les parece la genial idea de los padres de la patria para eternizar la memoria del descubridor. ¡Habrase visto mayor estupidez! es como si los judíos le pusieran a la tierra prometida Adolfland. Se nota que somos masoquistas y amamos a los amos y nos gusta que nos flagelen y nos humillen. Pero eso pasa porque nos tienen amaestrados con una historia que hiede a chamusquina. En esos mamotretos no hay más que mentiras y falsedades escritas por cuatro tinterillos de pacotilla. Sin contar con la Ilíada y la Odisea de los conquistadores Pizarro, Cortés, Núñez de Balboa, Jiménez de Quesada y compañía. Aquellos monstruos que se alimentaban de sangre y de oro también han sido encumbrados al Olimpo. A los nativos ni agua, sólo se merecen el desprecio pues no son más que bestias salvajes, macacos evomoralistas y chavistas paganos.

Cinco siglos después, el gangoso del rey de España, nostálgico de aquel imperio donde jamás se ponía el sol, pronunciará un soberano discurso lleno de retórica y salmos responsoriales, ensalzará a los héroes y mártires de la evangelización, portadores del civilizador que rescató del limbo a los infieles. Frases dignas de ser grabadas en letras de oro en los anales de la historia.

Sin dudarlo el imperio contraataca y ha iniciado la segunda conquista de América. Una vez más vuelven a timarnos con sus espejitos y sus cuentas de vidrio los adelantados del grupo Prisa, Endesa, Telefónica, Agromán, Ferrovial, Unión Fenosa, Argentaria, Repsol que nos vampirizan sin medida ni clemencia.

A quién se le puede ocurrir el celebrar que nuestros ancestros hayan sido quemados en las hogueras del Ku Klux Klan, a quién se le ocurre comulgar en nombre de ese dios blanco que los condenó al patíbulo. Ese exterminio que asoló el cielo y la tierra aún no se detiene.

Sin remedio se marchitan los bosques y las selvas, los ríos envenenados desfallecen, la tierra estéril no da frutos, las tribus y naciones disecadas en los museos , donde ellos creían que estaba el paraíso hoy no queda más que una sucia favela. Aquel continente joven y fecundo prematuramente envejecido, se extingue. El capitalismo ha terminado la tarea inconclusa del Almirante saqueando sus riquezas y esclavizando a los nativos en los negros socavones.

Ya me lo decía mi abuelita que no me sulfurara, que con esas rabietas no iba a sacar sino una úlcera. De veras que a mí no me gusta ser rencoroso pero lo que no puedo soportar es la desfachatez, la prepotencia españolista y la falta de humildad. Porque además ellos nunca han perdido perdón por tamaño ultraje. De ahí que no podemos ser tolerantes y tenemos que plantarle cara a esos fantoches que siguen echándole leña al fuego. Hay que enterrar de una vez por todas esos mitos impuestos por los vencedores. Por lo tanto este doce de octubre una vez más gritaré con toda la rabia de mi alma: ¡que les den por el Colón!
Carlos de Urabá 2008
Escritor de Colombia