La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

mardi 29 mars 2011

¿Libertad de expresión o libertad de opresión?


                                  

No hay duda que la finalidad de los medios de comunicación burgueses es someter y dominar a nuestros pueblos. Los canales de televisión, las emisoras de radio o la prensa escrita son los principales cómplices de la dictadura del capitalismo global.

El monopolio informativo es un privilegio exclusivo de la oligarquía que se escuda en el derecho constitucional de libertad de expresión para impunemente manipularnos. Los mejores expertos planifican las estrategias más eficaces con el objetivo de multiplicar los clientes de la sociedad de consumo.

El pueblo latinoamericano es víctima de una alienación atroz y esquizofrénica que intenta borrar sus señas de identidad. El imperialismo no contento con arrebatarnos nuestras tierras, ahora pretende devorarnos el alma.

Los adelantos tecnológicos no han hecho más que agudizar la dependencia. Hasta tal punto que en el lugar más perdido de la selva amazónica se puede captar vía satélite la señal de cualquier cadena de televisión del planeta. Igual que Dios, la televisión está en todas partes cumpliendo su diabólico cometido.

La tan mentada libertad de expresión no es más que libertad de opresión. Por eso los comunicadores alternativos estamos obligados a abrir espacios en la clandestinidad con proyectos revolucionarios que rompan dicha hegemonía y desenmascaren tantas mentiras y falsedades.

                               

El bombardeo publicitario y los mensajes subliminales nos han poseído. La realidad virtual nos crea una adicción incontrolada y precisamos una dosis diaria de telenovelas, reality shows, fútbol o pornografía. De lo contrario nos sentiríamos huérfanos y desconsolados.

En nombre de la libertad de expresión se cometen los mayores abusos. No hay más remedio que tomar medidas radicales y cerrar los medios de comunicación que atenten contra la dignidad humana. Aunque esas decisiones sean tachadas de antidemocráticas hay que aplicarlas si queremos mantener nuestra soberanía y libertad.

La cultura popular se encuentra en franca decadencia pues no es comercial ni se cotiza en bolsa. Nos han trasformado en seres pasivos, fáciles de manipular. Para colmo leemos muy poco y menos escribimos puesto que nos hemos acostumbrado a contemplar imágenes sin ningún criterio. El individualismo es la norma y tenemos más relaciones con las máquinas que con los seres humanos.

                                    

El terrorismo mediático comete todo tipo de fechorías sin que nadie se atreva a plantarle cara. Su finalidad es adoctrinarnos para que seamos los peones más serviles del capitalismo. Para ellos no existen límites, ni ética ni moral. Nos han jibarizado el cerebro reduciéndolo a la mínima expresión. El fascismo del siglo XXI no produce dolor, es muy sutil y en el momento menos pensado nos da la puñalada trapera ¿Ante quién vamos a protestar? ¿Cómo hacerle frente a un enemigo invisible que nos convierte en meros fantoches de sus veleidades ?

Definitivamente la globalización criminal está ganando la partida. Hoy ni siquiera es necesario que desembarquen en nuestras playas los Marines de la Sexta flota pues simplemente nos envenenan a punta de predicadores, películas de Hollywood y dibujos animados de Walt Disney. Nosotros mismos nos hacemos el harakiri.

No podemos resignarnos a nuestra suerte, hay que comprometerse y combatir. Porque de lo contrario castrarán nuestra rebeldía despojándonos de nuestra historia y de nuestra identidad.



Carlos de Urabá 2009.
Investigador de Colombia

Alma Beduina

Vacas flacas

Mercedes ya habibi

La reina del balad


lundi 28 mars 2011

La chacha Inca

                                   



                                                                         Acto I:
                                                          Los anuncios clasificados

Se ve en escena a una mujer joven sentada sobre una maleta que consulta los anuncios clasificados del periódico.

En voz alta va leyendo las ofertas de trabajo: secretaria en oficina, multinacional ofrece buen salario, dama de compañía en club privado, mujer para cuidar ancianos, oficinista, interna en residencia familiar...

Pasa las páginas nerviosamente, se muerde las uñas y desde su teléfono móvil hace llamadas a diestra y siniestra.

.

                                                                      Acto II:
                                                                 La entrevista.

                 Doña Clemencia entrevista a Magaly que se presenta elegantemente vestida

Doña Clemencia -habla con voz fuerte y ronca-:
-Vosotros los inmigrantes tenéis que aprender muchas cosas. Esta es la Moraleja, el mejor barrio de Madrid. Aquí vas a vivir como una reina pues no te va a faltar nada. Respeto ante todo, mucho respeto porque ya tuvimos que echar a una chica colombiana que se quiso pasar de lista. Como ves, la casa es muy grande, y necesitamos a alguien que trabaje con destreza, cuide a nuestro hijo Borja. ¡Ah!sin olvidar el jardín y nuestra mascota Mambo, claro. Bueno, y tantas cosas más que poco a poco ya irás conociendo. Nosotros somos una familia de postín y tú tienes que comportarte a la altura.

Doña Clemencia- con que Magaly Quispe Mamani, ¿no? Que apellidos más raros ¿de dónde eres?

Magaly- yo soy peruana, señora

Doña Clemencia-¡Oh del Machu Picchu! ¿Eres una Inca? ¡Sí, una auténtica Inca! no hay más que verte.

Magaly - No, señora, soy de Huancayo.

Doña Clemencia- ¿De Huancayo? Bueno, como si eres de la Cochinchina. ¿y tu experiencia?

Magaly-No tengo experiencia, señora. Yo acabé magisterio en la universidad y me vine para España.
Doña Clemencia. ¡Oh, que honor! toda una maestra. No te preocupes que para barrer, fregar o planchar no necesistas ser una lumbrera ¿tienes los papeles en regla?

Magaly -Estoy tramitándolos, señora, porque... 

Doña Clemencia no la deja terminar

- ¿cómo? ¿tramitándolos? con que ilegal, ¿no?

Magaly- No, no, señora,  sólo...

Doña Clemencia- Bueno, bueno, no nos importa. El sueldo es de 400 euros al mes incluído el cuarto y la comida. Es un chollo, hija. Tienes televisión por cable, calefacción, ducha caliente (le enseña su cuarto). Una privilegiada si te comparas con tantos inmigrantes que están a dos velas tirados por las calles.

Magaly cabizbaja reflexiona, piensa en su madre y sus hermanos allá en el Perú y no tiene otra alternativa.

Magaly - Señora, muy bien lo acepto. ¿cuando empiezo?
Doña Clemencia- ala, ala, vente mañana con tus cosas.
                                                                         
                                                                       Escena 2:
                                            Magaly es enviada a la primera línea de fuego

Magaly vestida de cofia y delantal trabaja hacendosamente; limpia, barre, plancha, va de aquí para allá ordenando la ropa, el cuarto, los juguetes, le da de comer al perro mambo, peina a Borja, y con un cucharon va revolviendo la sopa que se cocina en una olla.

Se escucha una campanita

Doña Clemencia- ¡Magaly, tráeme el café!

Magaly sale pitada a la cocina, prepara un café y se lo sirve a la señora

Doña Clemencia- Este café está amargo. No te olvides que a mi me gusta con dos terrones de azúcar. Tienes que aprender a servir las cosas con corrección. ¿Vale?
Magaly- ¿Le pongo más azúcar, señora?
Doña Clemencia- Cómo que asúcar, azúcar se pronuncia con z. Aprende a hablar que estás en España
A ver azzzzúcar. Vosotros estáis en la inopia. Lee a Cervantes hija, Cervantes, ¡vaya por Dios! y eso que eres una profesora.

Y Magaly repite azzzzúcar arrastrando la z.

Doña Clemencia- Ala, ala vete al mercado a hacer la compra.
Toma el carrito y aquí tienes la lista. Añade tomates y cebollas y patatas
¿sabes escribir?  ¡Vaya! papas no, p a t a t a, patata, tortilla de patatas, ala, ala

Magaly asiente con la cabeza y sale deprisa empujando el carrito.


                                                                     Escena 3
                      La señora Clemencia se peina frente al espejo mientras habla por teléfono

Doña Clemencia- ¡Hola Pili! ¿cómo estáis? Ah, ¿esta noche es el cóctel? Bueno, claro que iré con Álvaro como de costumbre.
Sabes, ya he conseguido la interna.... si, si, si una peruanita, sudaca como no, la pobre es tan ingenua. Mejor así no reclama. Se nota que salió de su país con una mano adelante y otra atrás. ja, ja, ja, di que sí una chacha Inca, tú los has dicho. Una monada
                                               Llega el esposo, Don Álvaro del Castillo

Don Álvaro - ¡Hola cariño! ¿ya vino la interna?
-Doña Clemencia- Sí, sí está haciendo la compra.
Don Álvaro-¡Oh, qué bien! por fin va a estar todo en orden. Y el niño todavía en el cole ¿no? ¡joder, pili! hoy han subido las acciones. Esto hay que celebrarlo a lo grande. -Se quita la chaqueta y la corbata y se tira al sofá. España va bien. Quien lo diría, nos estamos forrando en plena crisis, cojones.
                                                                       
                                                                     Escena 5                      
                                                         Una chacha muy exótica

Entra Magaly  cargada de bolsas de la compra. De repente, tropieza y se le cae una caja de huevos.

Don Álvaro se levanta del sofá sorprendido- ¡Me cago en Dios! ¿qué es esto!? la marabunta.
Magaly- Nada señor, perdón-agacha la cabeza- se me cayeron los huevos
Don Álvaro- Manda huevos. Bienvenida señorita. Mi nombre es Álvaro del Castillo.- Le estrecha la mano- Mientras, ella nerviosa recoge los huevos rotos.
Magaly- Mi nombre es Magaly Quispe Mamani, para servirle.
Don Álvaro- y tú de qué equipo eres ¿eh? ¿del Real Madrid o del Barcelona? La madre patria, es la madre patria. Tú tienes que estar con los ganadores y éstos se visten de blanco ¡hala al Madrid! Con que eres peruana ¿no?
Magaly-Sí, señor, de Huancayo
Don Álvaro- ¿de Huancayo? eso me suena a brujería. Vaya una Inca en nuestra casa ¡qué exótico!
Don Álvaro del Castillo se sienta frente al televisor, abre el periódico y se fuma un puro.
Cabreado comenta a regañadientes -Más pateras atravesando el estrecho de Gibraltar. Estos moros nos van a volver a conquistar.

                                                                       Escena 6 
                                                    El derbi Real Madrid-Barcelona
                                                   
 Magaly, plancha una camisa cantando una canción de José Luís Perales -y cómo es él, en que lugar se enamoró de ti...,apila la ropa, pone a funcionar la lavadora (se la ve entrar y salir en otros cuartos, etc..), fríe un huevo, las patatas fritas, la ensalada con pimientos y tomate, barre el portal y se limpia con un pañuelo el sudor de la frente.

En la sala se escucha un grito
 ¡Goooool del Madrid! ¡hala al Madrid! ¡hala al Madrid, cojones!
Borja que golazo, ¡la hostia! Madrid, Madrid! A estos catalanes nos los vamos a comer a bocados -Don Álvaro enarbola una bandera madridista- Borja que no hay quien nos pueda, somos los mejores.

Suena la campanita

Don Álvaro- ¿Cómo es qué te llamas? ah, Magaly, sí. ¡Oye!más vino, unas tapitas  y la Coca Cola para el niño. Vamos a brindar por los campeones, ¡coño!
                                                                               
                                                                       Acto 3
                                                                     Escena :7
                                           Magaly descansa en su alcoba. Una jaula de oro  

Magaly se encuentra recostada en la cama viendo en la televisión y con el mando distancia va cambiando de canal en canal, hasta sintonizar su telenovela favorita “la hija del Mariachi”. Se nota agotada y bosteza. 

De pronto, suena otra vez la campanita.

Don Álvaro- ¡Otra copa de vino, Magali!, cojones, deprisa y unas aceitunas con anchoas tampoco estarían nada mal, vale

Se pone el delantal encima del camisón de noche (arremangándolo para que no se vea) y sale a servirle al señor. Cumple a la perfección con su papel y vuelve nuevamente al cuarto dónde cae muerta de cansancio sobre su cama.

Otra vez suena la campanita

Don Álvaro- ¡Magaly, más anchoas, jamón y un pepito de tortilla! ¡ Magali, Magali, joder, ¡coño¡ que tengo más hambre que el perro de un ciego.
                                                                
                                                                    Escena 8
                                                  Al que madruga Dios le ayuda

Desde tempranas horas Magaly ya está en pie presta a cumplir con sus obligaciones y los requerimientos de sus amos.

Doña Clemencia: ¡Magali! tráeme el ABC y la bandeja del desayuno a la cama. (la voz sale del cuarto de los señores) -la señora le demanda con autoridad. 

Magaly deja de tender la ropa y apresurada sale corriendo a la cocina a preparar el desayuno de doña Clemencia de la Fuente.

Doña Clemencia- Acuérdate que a mi me gustan  las tostadas con aceite de oliva, tomate y ajo. ¡Ah!Y el café bien cargado con dos terrones de azúcar, vale

Magaly- Si señora, si señora lo que usted mande.

Magaly  entra al cuarto de la señora con la bandeja del desayuno y se lo sirve a doña Clemencia.

Doña Clemencia-(probando el café) Magaly, a este café le falta azúcar.¡ ay madre! cuando aprenderas A ver dame el ABC. -la señora le echa un vistazo- Lo que faltaba: van a legalizar los matrimonios entre homosexuales. España ya no es ni sombra de lo que era.

Magaly  vuelve a la cocina y le trae otro terrón de azúcar.
Doña Clemencia - Ahora ya puedes levantar a Borja que va a llegar tarde al colegio.

Magali se va hacia la habitación para despertar al niño.
                                                                              
                                                                   Acto IV
                                                                  escena 9
                                                          India del mucho pichu

 Magaly abre las cortinas de la habitación.

Magali- Borjita, Borjita, es la hora de despertarse, pues.

Borja- "cagaly", no me toques los huevos .-el niño refunfuñando le reprocha

La señora irrumpe en la escena:

Doña Clemencia- Borja, levántate que como me ponga de mala leche te vas a anterar

Magaly intenta quitarle las mantas.

Borja- te voy a dar una hostia india del Mucho Pichu -el niño le espeta arrebatado.
Doña Clemencia – Deja, deja, Magaly. Vete a pasear a Mambo que yo me encargo de esta fiera.
                                                                   
                                                                  Acto V
                                                               Escena 10
                                             En el salón de la lujosa mansión


Entra Don Alvaro bien abrigado y con un paraguas en la mano, se quita la gabardina  y le planta un beso en la mejilla a su mujer.
Don Álvaro- Hija, que frió que hace hoy ¡me cago en la madre que me parió!

El señor se dirije a Magaly en tono paternal

Don Álvaro- ¡ay, Magaly !debes darle gracias a Dios por tener una habitación y comida. Mira como malviven los inmigrantes hacinados en esos pisitos patera. Y lo peor sin un duro en el bolsillo. Con la que está callendo.  Yo no sé a qué venís a España. 

Magaly- Yo quería ser maestra, pero en el Perú se puso la cosa bien mala. Pedí prestado un dinero, que todavía estoy pagando, y me compré el pasaje para venirme a Madrid.-sonrojada le contesta justificándose- Mi papá se murió y yo soy la única que mantiene a mi mamá y mis hermanitos.

Don Álvaro- Joder, esto si que es un drama. Pero vosotros que os pensais que esto es Jauja, no os dais cuenta que en España hay más de cuatro millones de parados.

Magaly calla, toma la escoba y sigue barriendo la estancia.

                                                                 Escena 11
                             Magaly conversa por teléfono con su madre en Huancayo


Magali- Mamá, mamá ¡qué felicidad!.¿Cómo te encuentras, pues? Sí, sí estoy trabajando de secretaria en una empresa multinacional ...desde luego una tiene que aspirar a lo mejor. Mamacita, mañana sin faltar te mando la remesa. ¡ay, no! tú no sabes las maravillas que hay en Madrid, esta es una ciudad donde sobran los castillos y palacios. Sí, como en las películas. Todo es precioso; los centros comerciales, los restaurantes, el metro, el paseo dela Castellana. Hasta ya sé pronunciar la zeta como los españoles: escucha, escucha azzzzúcar. Definitivamente me estoy  integrado a pasos agigantados.  Un beso mamita. Te quiero mucho.Cuídate.
-Cuelga y ahora llama a una amiga-
Paty, Paty,  cholita ¿que tal? Si, estoy aquí en la residencia. No sabes lo que es esto. Me toca sudar la gota gorda pues los señores no me dejan ni un minuto de descanso. Aquí todos son gritos y groserías. Y la comida grasosa, cociditos, embutidos ¡ajh!, no aguanto más. Ya te contaré más cosas. Nos vemos el domingo en el parque del Retiro ¿vale? 
La interna acaricia un osito de peluche que hay colocado sobre su recámara; lo besa, lo abraza.
      Al cabo de unos instantes se escucha la campanilla ¡Magalyyyyyyy!
                                                                  
                                                                       Escena 12
                                                                       Nostalgia

Magaly mira pensativa a través de la ventana del salón, hace como si saludara a alguien, tal vez a su madre o sus hermanos allá en la lejanía. Todo el sacrificio y las fatigas que pasa se los dedica a ellos, lo hace todo por amor. En su imaginación saltan los gratos recuerdos vivídos allá en su barrio Umuto junto a sus amigos, las polladas, las peñas bailables, las fiestas patrias, los paseos a la laguna de Ñahuimpuquio co su primer novio. Soñar no cuesta nada mientras limpia los cristales al ritmo de tecnocumbia que a puesto en el radio cassette para matar la nostalgia.

                                                                     Acto VI
                                                                    Escena 13
                                                                  La conquista
                                      Magaly, los señores y su hijo en la sala comedor

Doña Clemencia- Magaly, cuando aprenderás a cocinar las recetas españolas.  Estoy cansada de repetirte cuales son los ingredientes y siempre te confundes. A ver, para la cena quiero de entrada un potaje de garbanzos con bacalao y espinacas y de segundo unas berenjenas con chipirón.Toma el libro de recetas y manos a la obra. 

A Magaly le había llegado la hora de demostrar sus habiliades culinarias. Y es que ella conocía a la perfección los secretos de la cocina peruna ya que desde muy pequeña le ayudaba a cocinar a su madre un restaurante del mercado central de Huancayo.
Desobedeciendo las ódenes de doña Clemencia se dedica a confreccionar un menú al estilo peruano para darle una sorpresa a los patrones.

Cuando sonaron las campanadas de las ocho de la noche Magaly  anunció a bombo y platillo que ya estaba lista la comida.

Magaly- Está servido señores. Pasen a la mesa, por favor.

Doña Clemencia- Bueno, bueno, Magaly espero que no me defraudes porque me muero de hambre.
Pero, ¡qué es esto! ¿dónde están el potaje de garbanzos y las berenjenas? Te has vuelto loca.
Magaly  agacha la cabeza asumiendo su culpabilidad.
Magaly- Perdone, señora, he confeccionado una receta peruana para que prueben mi sazón.
Doña Clemencia - Que sazón ni que ocho cuartos ¡aquí mando yo! Vamos, vamos a ver no entiendo nada. (todos ponen cara de enfado) ¿qué es esto? ¿comida de indios?

Don Álvaro con diplomacia tercia en el entuerto

Don Álvaro- Bueno, nos seamos tan intransigentes,  habrá que probar  lo que nos ha preparado antes de criticarla.
Doña clemencia le echa una mirada de reprobación a su esposo mientras Borja hace una mueca de asco.

Doña Clemencia: que sea la última vez que me llevas la contraria.

La señora de mala gana toma una cuchara y prueba un plato, lo va deleitando y lentamente la expresion de su rostro cambia.  En sus labios se dibuja una sonrisa,  sus ojos brillan , -mira a Magaly, mira a su esposo y a su hijo que expectantes esperan su veredicto. Todavía no dice nada porque sigue deleitando el platillo con parsimonia. Se relame los labios y exclama: ¡Delicioso! ¡una verdadera maravilla!

Don Álvaro no puede resistirse a la tentación y  con el tenedor y el cuchillo va dando buena cuenta de los manjares. Y le pasa lo mismo que a su mujer,se siente poseído por un espíritu extraño  y lanza un  ¡este es un placer reservado a  los dioses!

Le toca el turno a Borja, que le mete el diente y dice ¡qué guay!

Todos están encantados hasta Mambo comienza a ladrar exigiendo participar en el banquete. 
Doña Clemencia - ¿Cómo se llama lo que nos has preparado, querida ?
Magaly- ceviche de conchas negras con un poquito de rocoto y algo de cancha con camote.
Don Álvaro- Nunca he comido  algo tan sabroso. Me he quedado sin palabras.

Continua la cena  y Magaly en voz ceremoniosa va anunciando las siguiente tanda de platos: 
-Papa al huancayna,- Causa rellena,- y de postre suspiro limeño con mouss de lúcuma y un  Pisco sour para acompañarlo.

La familia va devorando los platillos uno por uno; los rebañan y no dejan ni las boronas. Ahora Magaly sacando pecho  les pregunta. ¿les ha gustado la comida de mi tierra?

A coro todos repiten: ¡Bueeenísima!
-Desde luego, hace tiempo que no comía algo tan delicioso -añade don Álvaro .

Magaly enciende el equipo de música y pone un Cd con Huaynos de los Andes que le envió su madrecita.
Magaly-Ahora van a escuchar a la agrupación Jakuy que interpreta la música típica de mi ciudad.
El pisco sour se les ha subido a la cabeza y todos comienzan a marcar el ritmo del huayno con las palmas de las manos. Inesperadamente Magaly  saca a bailar a don  Álvaro, y Borja con su Madre no se quedan atrás y los acompañan . Ahora todos alegres y contentos  se agarran de las manos y empiezan a dar vueltas por el comedor. 

Don Álvaro coloca su brazo en el hombro de  Magaly y le dice:
Gracias, gracias Magaly, esta ha sido una velada inolvidable ¡Qué ricura!  ¡para chuparse los dedos! y la música nos ha llenado de  felicidad.

Se imponía la ternura india, una dulzura especial que no habían experimentado jamás en esa casa. A Magaly se le cayeron dos lágrimas de la emoción cuando Doña Clemencia le dio dos besos en su mejilla.

Ellos tan acostumbrados al me cago en Dios, al me cago en la hostia y todo tipo de improperios y brusquedades se rendían a los pies de la chacha Inca. Embrujados quizás por algún elixir secreto que Magaly vertió en la comida. Ella había abierto una puerta secreta en el corazón de sus amos, su hijito Borja esbozó por primera vez una sonrisa y hasta el perro mambo movía la cola amistosamente. Se hizo la primavera en pleno invierno en la mansión de la familia del Castillo.

                                                                      Escena 14
                                               Por la noche todos los gatos son pardos

Magaly recoge la mesa y apaga las luces

Es media noche y don Álvaro del Castillo, aprovechando que a esta hora todos los gatos son pardos, camina de puntillas rumbo al cuarto de Magaly. Lleva entre sus manos un par de claveles. – con prudencia golpea la puerta.

-Magaly intrigada abre la puerta  –¡Don Álvaro, usted, a esta hora! ¿Qué se le ofrece? debió tocar la campanilla ¿ le sirvo un vino?
Don Álvaro- No, no, tranquila. Puedo pasar, por favor...
Magali -si señor, ni más faltaba  está usted en su casa.
Don Álvaro -Sabes esta noche has deslumbrado a toda la familia. Yo sé que te hemos tratado con algo de dureza y por eso quiero disculparme.  Me gustan tu acento tan especial y tu ternura. Ni punto de comparación con la de mi mujer que parece más bien un sargento de la legión. Quiero que me cuentes un cuento aquí acostados en tu cama. Sé que lo intentaste con Borja, pero él es un gamberro y sólo le interesa la play station y los juegos de marcianitos.
Magaly- Pero señor, por favor, la señora...
Don Álvaro- ni señora ni que niño muerto.ella está roncando a pierna suelta.
Magaly aparta su osito de peluche y  se tiende en la cama junto a Don Álvaro,  abre un libro de cuentos y comienza a leer: "Érase una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la niña la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un día........."

Don Álvaro lentamente se va quedando dormido mientras Magaly compasiva acaricia su rostro.

                                                                               Fin

Carlos de Urabá


dimanche 27 mars 2011

La Cibercornuda


                                          
                                                 
Las nuevas tecnologías traen a muchas parejas por la calle de la amargura. El adulterio virtual se dispara y las consecuencias a nivel afectivo son impredecibles. Internet ha abierto una puerta secreta en la libido de los primates superiores estimulando sin compasión sus instintos básicos. Ahora se pueden comunicar y establecer un diálogo con su amiguita o amiguito secreto y alucinar con todo tipo de juegos erótico-festivos. Ebulle La testosterona, hierve la progesterona, la calentura de los internautas hay que saciarla y a su servicio encuentran miles de portales que se encargarán de apagar el incendio de los machos y las hembras en celo.

  Parece mentira pero anoche pillé a mi Paco masturbándose frente al ordenador. Estaba tan concentrado que no quise interrumpir su trabajito y vaya trabajito, porque como las mujeres somos muy curiosas, me quedé a espiarlo y sorpresa, sorpresa, se le caía la baba contemplando a una zorra tetona que le mostraba el chocho a punto de caramelo.

¡Qué es esto Dios mio!, si él es un pan bendito. Pero ya lo decía mi madre, desde que se compró el ordenador y puso el internet se ha enloquecido. Y para colmo me ha dejado de lado. Claro, como no le llego ni a los tobillos a esas furcias de campeonato. ¡Habráse visto tal degeneramiento! Bueno, el Papa ya lo advirtió: « la tecnología es una bomba que destruye los hogares ». Por eso las esposas nos estamos quedando a dos velas y ni para vestir santos servimos. Cómo competir con ese desfile de maniquíes y modelos todopoderosas, tremendas mulatas, negras o rubias platino de escándalo que engatusan a nuestros maridos con sólo guiñarles el ojo. Y míralos ahí como monigotes bebiendo de su mano bien domaditos.

Ya sospechaba que algo pasaba después de tantas noches en vela. Claro, el muy cabrón se acostaba tan tarde y ni un beso o una caricia de cumplido me daba. Y venga lo mismo que estoy haciendo el inventario del almacén, que si la contabilidad, o el pedido de las piezas de recambio de los coches. Todos eran numeritos y más numeritos. Y mira el numerito que se había montado: una bacanal con esas putas cibernéticas. Y él allí tan juicioso en el ordenador clasificando los papeles sobre la mesa ¿quién se iba a imaginar esto?. Encima con nocturnidad y alevosía el muy cabrito.

Mi Paco, mi querido paquillo que me conquistó con esas palabras tan dulces aquel día en la feria de la virgen del Carmén. Nunca olvidaré esa noche cuando me llevó en andas al parque a declararme su amor a la luz de la luna. ¡Qué romántico! y mira por donde... Pero por Dios si él es un hombre hecho y derecho que va a cumplir 45 años y ahora le da por estas andanzas. Y como si fuera poco con dos hijos ya mayores . ¡Qué verguenza! Aunque yo no sé como echarle en cara su infedelidad, si es que se puede llamar así. Yo, la Mari, ¡una cornuda cibernética! No, no, lo que me faltaba.

Además yo intento complacerlo en todo, me pongo el vestido ese de barby con el escote más atrevido y las braguitas de seda color fucsia por si las moscas. Le sirvo los mejores platos, incluso he utilizado mi arma secreta: la fabada asturiana con chorizo de cantimpalo que me enseñó mi madre. Sin que falte una buena tortilla de patatas con una chuleta de cerdo. Y para rematar el pastel de mil hojas relleno de frambuesa que me queda de gloria ¡ah! y el helado de vainilla, su postre favorito. A ver si lo vuelvo a capturar por el estómago. Ni siquiera me da las gracias. Vaya, come como un gorrino, eructa y nada, se va directo al estudio a enchufarse en su bendito ordenador. -Mari, tengo que teclear la nómina del personal. No perdona ni la siesta. Parece un adolescente con sus mentiras y jueguitos. Se nota que está enamorado: pone esa carita de ángel, deja los ojos en blanco y suspira, se ríe solo y hace como si desojara una margarita.

El diablo se le ha metido al cuerpo, lo ha poseído esa porquería de ordenador con sus lucecitas de colores, poseído por esa maldita máquina que lo tiene enviciado peor que un drogadicto. Con razón que hay tanto divorcio en España. Si no es el fútbol, es el internet el que los vuelve majaras y claro como la comida la tiene calentita llega del trabajo y ¡pum! ni buenas noches -Mari que voy a teclear el inventario. Que nadie me moleste. Siempre repite lo mismo. Una qué pensaría si se ausentara. Que está con otra, claro. Pero él no sale de casa y lo único que le interesa es navegar en el Internet. Y yo muerta de rabia me tengo que tragar ese sapo porque nosotras estamos hechas para sufrir. Y es que él lo dice tan serio que hasta me lo creo. ¡Qué tonta!

Desde que nos casamos mi Paco siempre ha sido un marido ejemplar, cariñoso y buen amante. Lo desconozco. El año pasado se produjó la catásfrofe. Aprendió con mi hijo todos los secretos de la informática, las malas artes del chateo, el bajarse los vídeos y la música, lo del correo electrónico e igual que Colón tambien descubrió un nuevo mundo: los portales del vicio y la pornografía, por supuesto. Y el muy imbécil cayó como un corderito en la trampa. Si él es de un pueblo de la Mancha el muy jodido, hijo de una familia de cabreros que apenas hizo estudios primarios y mira por donde ahora no va de Quijote sino de don Juan Tenorio.

Yo ya no sé que hacer, me voy a tener que conseguir un consolador también para capear el temporal. Me siento un mueble viejo. Así de gorda con las tetas como pasas y hasta me comienzan a salir las primeras canas. A lo mejor necesito una reencauchada para volverlo a conquistar.

Pero como si fuera poco mis dos hijos están en las mismas. la Pepi y el Juanillo, si por aquí llueve por allá no escampa, es la moda y ¿qué van a pedir unos jovencitos de 13 y 15 años ? pues un ordenador y unos teléfonos móviles o de lo contrario se desata la tercera guerra mundial. Con el ejemplo que les da su padre, crudo lo tenemos. -Mamá que mi hermano no me deja chatear, - mamá que mi hermana lleva cuatro horas en el ordenador.

Todos los días la misma pataleta. No hay orden ni disciplina y ante tales berrinches no hay otra que ceder porque, sinó, te ponen la cabeza como un bombo. Y venga a chatear con sus amiguitos virtuales o a pasar sus peliculitas, a jugar en la play station o mandar mensajes por el móvil. Estoy hecha un atado de nervios. Hasta tuvimos que comprar otro ordenador para que ellos no se metieran con el padre porque se tiraron los platos por la cabeza y la gresca por poco acaba en el hospital. Y ahora se la pasan dale que te pego al cacharrito hasta bien entrada la madrugada. Esto es la peste, horas y horas allí hipnotizados mientras yo hago punto y pongo los programas de chismorreo en la tele para mantenerme un poco distraída. ¡Qué aburrimiento! seguro que tiene más marcha una viejecita del hogar del pensionista.

Me entró tanta rabia que cometí el error de contárselo a mi madre. Fue el apocalipsis. La vieja puso el grito en el cielo. -Paco, el paquillo, el hijo de manolo, no, no lo puedo creer si él es incapaz de matar una mosca . -Qué por internet se comunica con las furcias y las ve haciendo el striptease por la pantalla y todo eso ¡huy que pecado más grande!. ¡Esto es peor que Sodoma y Gomorra! Cómo está el mundo por culpa del libertinaje. Pero si nosotros que somos de pueblo ni televisión teníamos y nos conformábamos con rezar el rosario y santas pascuas. No me extraña que sucedan estas cosas. El progreso ha llevado a la ruina este país. España ya no es ni sombra de lo que era. Una cana al aire hasta se perdona, pero esto ya es el colmo, enamorado de las jovencitas del internet, y pagando de su bolsillo tales caprichitos porque éso no le sale gratis y seguro lo están desplumando. Y quién sabe cuántas damiselas tendrá de amiguitas. ¡Todas esas prostitutas metidas en tu casa y tú sin enterarte, mi mari...! Tienes que separarte de ese pervertido. Dale un ultimatum: dile que eres tú o el ordenador o si no te marchas a la casa de tu madre. Ya verás como se acojona el muy bandido.- Y me puso entre la espada y la pared. Tengo que sacar fuerzas de flaqueza, ser valiente y enfrentarme a mi Paco. Que todo sea por su bien y el de nuestro matrimonio.

Esa tarde al regresar a casa me armé de valor, abrí la puerta como uno de esos vaqueros del oeste cuando van a retar a duelo al malo de la película. Allí estaba mi Paco sentado en el sofá de la sala tomándose una cerveza frente al televisor. Con voz firme y decidida desenfundé un -Paco tengo que hablar contigo. Pero él fue más rápido; se puso de pie y me disparó un certero -Mari cómo es que llegas tan tarde. No me estarás engañando con otro, ¿no? Últimamente te veo muy rara. Déjate de historias y házme un cocidito madrileño de los tuyos que tengo más hambre que el perro de un ciego. Ala, ala, dale caña que después me voy al ordenador a terminar el balance anual de la empresa que si no mi jefe me hecha la bronca.

Carlos de Urabá 2009
Investigador de Colombia.



Los Mártires del Bronx


                                  
  Cuando en la fría madrugada bogotana regresaba a mi casa, de repente, en la esquina de la calle 69 con la avenida Caracas, fui detenido por un hombre cubierto con plásticos, era un reciclador que empujaba una carreta donde yacía una mujer cubierta con papel periódico. Desesperado el hombre me suplicó lloroso que le ayudara porque su compañera estaba a punto de dar a luz. La mujer se retorcía por el dolor de las contracciones tirada encima de unos trozos de cartón y de chatarra sin que nadie se compadeciera de su drama. Necesitaban encontrar con urgencia un hospital para el alumbramiento. Pero ya habían sido rechazados en dos hospitales privados, pues para ser admitidos debían demostrar solvencia económica. Y es que millones de colombianos no tienen posibilidad de acceder al sistema de salud o una EPS aunque sea un derecho constitucional la atención de emergencia. Ellos pertenecen al estrato cero de una sociedad clacista que clasifica al ser humano en castas y ha levantado muros infranqueables que dividen la ciudad en zonas de pobreza y de riqueza.

A estas horas por las calles de la ciudad apenas si pasan carros y los pocos que cruzan por razones de seguridad no se detienen. Además, ¿a quién le va a importar lo que le pase a dos infelices “desechables”? -que es como les llaman despectivamente a estos vagabundos- Así que resignados nos aprestamos a atender el parto en la carreta. La mujer seguía pujando y desesperada se mordía los labios del sufrimiento, se le deformó la cara por el esfuerzo y medio ahogada pegó un chillido y dio a luz. Su compañero tomó al recién nacido entre sus brazos y con una navaja cortó el cordón umbilical y le hizo un nudo como si se estuviera amarrando los zapatos. Por fortuna el parto fue normal porque de lo contrario no sé lo que hubiera pasado. El bebé después de unos minutos inmóvil se puso a berrear. Era un llanto amargo que anticipaba el cruel destino que le aguardaba.


Según me contaron ellos venían del Bronx, una especie de comuna de indigentes donde comercian el papel, el vidrio, el plástico, el cartón, el alambre o la chatarra que recogen por las calles. A los recicladores no les queda otra que peregrinar sin descanso por la ciudad, son la última tribu nómada que como aves carroñeras revuelven y clasifican la basura en busca del sustento diario. Cualquiera los puede ver por ahí empujando sus carretas, zorras, carros de balineras o simplemente a pie con un costal a cuestas. Esto es algo normal en Colombia donde las clases más humildes tienen muy pocas oportunidades de superar ese estado de postración. De antemano el veredicto los condena por antisociales y su vida vale menos que la de uno de esos perros de pedigrí que los burgueses miman hasta el punto de adoptarlos como uno más de la familia.

Por arte de magia tal y como aparecieron los recicladores se esfumaron en medio de la bruma de la madrugada. En todo caso el estrecho sendero por el que transitan se va cerrando cada día más pues la policía o los grupos de limpieza social los tienen bajo la mira y ni se sabe cuántos ya han desaparecido sin dejar rastro. Mientras regresaba a mi casa no se me podía quitar de la mente el episodio vivido con esos dos personajes del Bronx. ¡El Bronx! seguro que fue bautizado así en honor a ese barrio de New York con fama de ser un guetto violento habitado por negros e inmigrantes latinoamericanos.


Al otro día lleno de curiosidad me dirigí a visitar el Bronx bogotano, ese sector prohibido situado en el barrio los Mártires, en el centro de la ciudad. Evidentemente este no es un lugar turístico y cualquier persona no se va arriesgar a pasar por una zona tan sucia y peligrosa. Al ingresar en sus dominios ya se nota un ambiente enrarecido cargado por un tufo inmundo a ratonera. De inmediato, hacen su aparición los “desechables” o los “ñeros”, gentes greñudas y malencaradas que harapientas deambulan arrastrando sus pesados sacos de fique o plástico donde cargan sus escasas pertenencias.

Los jardines del parque de los Mártires parecen más un campo de batalla que un lugar de esparcimiento pues por el piso se ven regados un sinfín de escombros humanos. Se les nota exhaustos por el peso de la mala vida, sus rostros embadurnados de hollín y mugre no expresan sino desolación, sus cuerpos castigados por la intemperie buscan un rincón donde guarecerse igual que un toro herido de muerte se recuesta en el burladero esperando la estocada del matador. Siguiendo un camino bien trazado por esos cadáveres insepultos se llega por fin al Bronx donde una pintada nos advierte que “Cristo nos ama”. Sobra decir que hay que tener muchas agallas para estar merodeando por esos lares y a uno se le revuelven las tripas al contemplar esas escenas tan dantescas de seres del inframundo degradados hasta límites inimaginables. La procesión de espectros no cesa y con una mueca de amargura vagan sin rumbo fijo; mientras en la acera del frente varios cuerpos momificados en bolsas de basura yacen tiesos como fiambres. En el colmo de la desfachatez una pareja hace el amor retozando en el chiquero sin importarle mi presencia, otros en medio de la traba a carcajada limpia se tira de las mechas, otros gruñe y otros ladran enfurecidos, y los más viciosos preparan la dosis de bazuco o heroína, mientras más allá unos “jíbaros” aspiran frascos de pegante Bóxer en un postrer intento por elevarse a los cielos.


Pero a nadie le debe extrañar que una urbe tan caótica como Bogota encarne tanta perdición y tanto degeneramiento. La pobreza no disminuye sino muy por el contrario se dispara. La crítica situación económica, los desterrados que huyen de la violencia en el campo o la falta de empleo hace que mucha gente en su desesperación se desquicie. Quien fracasa es un candidato más a caer en las garras de la marginalidad. Incluso las galladas de niños o gamines, que ya se creían extintas, vuelven a campear a sus anchas por las calles y avenidas. Ni siquiera los niños se escapan de esta maldición y embrutecidos inhalan el maldito pegante que los conduce al país de las maravillas.

A nadie le gusta meter el dedo en la yaga, destapar las alcantarillas y entrar en el purgatorio. Preferimos voltear la cabeza y hacernos los de la vista gorda ante estas descarnadas visiones de ultratumba. Pero, ¿a alguien le interesa que unos cuantos miles de infelices caigan como moscas? Vivimos en un mundo individualista que le importa un bledo la suerte de esa escoria social que además representa un peligro para el orden y el progreso. ¿Serán difuntos cubiertos con mortajas los que se retuercen y alargan las manos pidiendo una limosna o son tal vez náufragos que suplican que les echen un salvavidas para ganar la otra orilla? ¿Quién sabe? Pero lo cierto es que su grito de auxilio nadie lo escucha pues por acá hasta Dios es sordomudo. Hambreados se disputan con los gozques la comida que se tira a la basura, un hueso, un pedazo de carne o un mendrugo tieso es el manjar más apetecido. Despreciables “pirobos” que todas las noches se entierran a si mismos en ataúdes de cartón y aguardan que la parca maldita se los lleve de una vez por todas para gozar del merecido descanso eterno. Lo más insólito es que hasta en el Cementerio Central los muertos tienen una existencia más digna y viven rodeados de bosques y jardines floridos.


Y otra vez la brisa trae ese olor hediondo a leonera y una vez más me tapo la nariz para evitar las náuseas Y como si fuera poco revolcándose entre los excrementos aparece un íncubo, una cucaracha humana que gatea revoltosa olfateando los desperdicios; saca la lengua y lame un masacote de arroz agusanado. Es increíble pero se podría afirmar que estos seres sufren una metamorfosis y las manos se le vuelven garras, las narices picos de rapaces y las bocas fauces de roedores.

Este sector ha sido bautizado popularmente como el Bronx y es el heredero de la calle del Cartucho en donde desde hacía décadas se refugiaban los habitantes de la calle hasta que la policía, por ordenes del Alcalde Peñalosa, los expulsó como quien manda fumigar chinches o exterminar ratas. Aunque por justicia ya desde la época colonial una cédula real les otorgó el derecho a asilo a los menesterosos y vagabundos. Al demolerse en 1999 el Cartucho, con el fin de embellecer el centro histórico, se quedaron huérfanos y se fueron desperdigando por otras zonas de la ciudad para alarma de la ciudadanía. Los más rudos ocuparon unas cuadras más abajo las inmediaciones de la iglesia del Voto Nacional, en el barrio de los Mártires, y fundaron el Bronx.

El vivir en la calle en Bogotá es un verdadero heroísmo pues como toda ciudad gigantesca es muy poco acogedora y nada solidaria. Esta ciudad sepulta bajo su gigantesca lápida de asfalto y hormigón a todos aquellos que se declaran en rebeldía. Miles de indigentes malviven en las madrigueras y socavones, en los tubos de desagüe o en las aguas negras de la metrópoli, son hordas que resisten debajo de los puentes o levantan sus cambuches en los lotes baldíos. Cualquiera juzgaría a estas personas, entre las que se cuentan hasta mujeres con sus bebés y ancianos indefensos, como inadaptadas, viciosos drogadictos, locos o rateros que se merecen este castigo, pensaran que no existe ninguna salida pues ellos han elegido libremente su destino y es inútil intentar salvarlos. Pero se equivocan porque el sistema capitalista es el directo responsable de esta situación ya que no admite debilidades y el que no entra en su juego es obligado a lanzarse al abismo.


Claro, no son unos triunfadores, carecen de una tarjeta de crédito, no trabajan ni obedecen las órdenes de un patrón, no aportan nada a la sociedad ni pagan impuestos, ni alquiler, ni recibos de la luz, agua o teléfono, no tienen obligaciones familiares y se dedican a la bohemia. Y lo peor de todo no consumen y al capitalismo lo que le interesa es que hayan buenos consumidores para multiplicar sus ganancias. Sin sueldo ni oficio conocido ¿qué futuro les espera? Estos zánganos son una carga para la sociedad y tal vez su única utilidad sea cuando ya muertos regalen sus cadáveres a la morgue para que los destripen los estudiantes en las prácticas de anatomía.

Por supuesto, que pocos ciudadanos conocen el Bronx bogotano porque nada se les ha perdido por allí donde el lumpen más despreciable se consume a las puertas del infierno. En estas circunstancias la droga es algo imprescindible y es obligatoria una buena sobredosis con el fin de aguantar tan penosa existencia. Lo lamentable es que sus principales enemigos son ellos mismos, son ratas emponzoñadas que se devoran a mordiscos. Buscan un culpable sobre quien desahogarse y ese puede ser su compañero o amigo. Drogados o alcoholizados brota el odio en el fondo de sus almas y sin mediar palabra desenfundan navajas, machetes o pistolas y se enzarzan en duelos que a veces terminan en verdaderas orgías de sangre


Todos lo proclaman: Jesucristo es la única esperanza, y no pierden la fe en que un milagro los redima. Sin vacilar creen que Cristo volverá pronto para sacarlos de esa cloaca inmunda. Lo cierto es que los muertos ya no resucitan con un “levántate y anda” ni la madre Teresa de Calcuta se hace presente por aquí a reconfortar a los moribundos. Apenas de vez en cuando algunos religiosos compadecidos con su suerte les prometen el perdón de sus pecados si abandonan esa vida de perdición. Pero de que sirve arrepentirse si con pañitos de agua tibia nada se resuelve.

Entonces, es muy fácil comprender el porqué se genera tanta delincuencia en la ciudad. No sólo el aire o los ríos están contaminados, sino que sus propios habitantes también se pudren en los basureros. La delincuencia es una venganza social, una respuesta ante las injusticias contra las masas empobrecidas que en su desesperación no les queda otra que recurrir a la violencia como legítimo medio de supervivencia. Desde luego que esta es una declaración de guerra contra una sociedad egoísta y vanidosa que con saña los excluye y desprecia. La lucha de clases persiste aunque para el gobierno la única solución viable es la policial, se cree que la represión es el método más práctico para bajar los índices de criminalidad. Porque con los forajidos no hay que tener compasión, hay que domarlos en las cárceles, hay que castigarlos para que aprendan a respetar las leyes o si no enterrarlos vivos en cualquier fosa común. Esta última es la fórmula favorita de muchos ciudadanos que prefieren aplicar la solución final al estilo nazi.

La miseria como no también despierta el sentimiento de caridad y los buenos cristianos tiran sus migajas o les dejan caer unas moneditas para intentar calmar el hambre de las fieras. He visto a las damas de la beneficencia, siempre tan pulcras y bien presentadas, repartir caramelitos de menta entre los apestados en un afán por lavar sus conciencias. ¿es la caridad cristiana la verdadera solución? Esta actitud hipócrita no hace más que acrecentar la tragedia. La mayor perversión es sacar provecho de esta desgracia y utilizar a los pobres para justificar los presupuestos de las ongs y las iglesias. No existe una solución integral que detenga esta agonía, que ataque de raíz las estructuras que permiten este holocausto social. No olvidemos que uno de los preceptos cristianos afirma que “el dolor es bueno a los ojos de Dios” Y sinceramente, aquí se cumple. En todo caso, ¿no es mejor criar lacras sociales que educar mentes lúcidas y contestatarias? Lo que realmente interesa es que el número de alcohólicos y drogadictos aumente; alienados y destruidos no son más que carne de cañón que no representa un peligro para la estabilidad del sistema.


El Bronx es uno de los más grandes supermercados de drogas de la capital, aquí se almacena y se distribuye la coca, la heroína, el bazuco o la marihuana. Además, se comercia con el producto de los robos y atracos, se ofrece la mercancía a precios de ganga y por eso tantos clientes lo visitan. Este es el mejor refugio para los traficantes de armas, para los sicarios, los extorsionistas o hampones que se esconden protegidos por los paramilitares que son los verdaderos amos del gueto.

Cae la noche y es mejor retirarnos. No se sabe lo que pueda pasar. La ciudadanía vive alarmada con la inseguridad, y no es para menos. Pero es el precio que hay que pagar ante tanta indiferencia. Por eso es difícil entender como Bogotá que dizque se proclama una ciudad defensora de los derechos humanos, que se proclama capital de la cultura puede consentir tamaña afrenta contra sus hijos más desvalidos. No es posible callar y ser cómplices, tenemos que denunciar este hecho tan denigrante que no debería ser tolerado por una sociedad que se jacta de ser “democrática y civilizada”.

Carlos de Urabá 2007
Investigador de Colombia.