La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

mardi 29 mars 2011

¿Libertad de expresión o libertad de opresión?


                                  

No hay duda que la finalidad de los medios de comunicación burgueses es someter y dominar a nuestros pueblos. Los canales de televisión, las emisoras de radio o la prensa escrita son los principales cómplices de la dictadura del capitalismo global.

El monopolio informativo es un privilegio exclusivo de la oligarquía que se escuda en el derecho constitucional de libertad de expresión para impunemente manipularnos. Los mejores expertos planifican las estrategias más eficaces con el objetivo de multiplicar los clientes de la sociedad de consumo.

El pueblo latinoamericano es víctima de una alienación atroz y esquizofrénica que intenta borrar sus señas de identidad. El imperialismo no contento con arrebatarnos nuestras tierras, ahora pretende devorarnos el alma.

Los adelantos tecnológicos no han hecho más que agudizar la dependencia. Hasta tal punto que en el lugar más perdido de la selva amazónica se puede captar vía satélite la señal de cualquier cadena de televisión del planeta. Igual que Dios, la televisión está en todas partes cumpliendo su diabólico cometido.

La tan mentada libertad de expresión no es más que libertad de opresión. Por eso los comunicadores alternativos estamos obligados a abrir espacios en la clandestinidad con proyectos revolucionarios que rompan dicha hegemonía y desenmascaren tantas mentiras y falsedades.

                               

El bombardeo publicitario y los mensajes subliminales nos han poseído. La realidad virtual nos crea una adicción incontrolada y precisamos una dosis diaria de telenovelas, reality shows, fútbol o pornografía. De lo contrario nos sentiríamos huérfanos y desconsolados.

En nombre de la libertad de expresión se cometen los mayores abusos. No hay más remedio que tomar medidas radicales y cerrar los medios de comunicación que atenten contra la dignidad humana. Aunque esas decisiones sean tachadas de antidemocráticas hay que aplicarlas si queremos mantener nuestra soberanía y libertad.

La cultura popular se encuentra en franca decadencia pues no es comercial ni se cotiza en bolsa. Nos han trasformado en seres pasivos, fáciles de manipular. Para colmo leemos muy poco y menos escribimos puesto que nos hemos acostumbrado a contemplar imágenes sin ningún criterio. El individualismo es la norma y tenemos más relaciones con las máquinas que con los seres humanos.

                                    

El terrorismo mediático comete todo tipo de fechorías sin que nadie se atreva a plantarle cara. Su finalidad es adoctrinarnos para que seamos los peones más serviles del capitalismo. Para ellos no existen límites, ni ética ni moral. Nos han jibarizado el cerebro reduciéndolo a la mínima expresión. El fascismo del siglo XXI no produce dolor, es muy sutil y en el momento menos pensado nos da la puñalada trapera ¿Ante quién vamos a protestar? ¿Cómo hacerle frente a un enemigo invisible que nos convierte en meros fantoches de sus veleidades ?

Definitivamente la globalización criminal está ganando la partida. Hoy ni siquiera es necesario que desembarquen en nuestras playas los Marines de la Sexta flota pues simplemente nos envenenan a punta de predicadores, películas de Hollywood y dibujos animados de Walt Disney. Nosotros mismos nos hacemos el harakiri.

No podemos resignarnos a nuestra suerte, hay que comprometerse y combatir. Porque de lo contrario castrarán nuestra rebeldía despojándonos de nuestra historia y de nuestra identidad.



Carlos de Urabá 2009.
Investigador de Colombia

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