Los hechiceros y chamanes con mucha anticipación profetizaron
lo que sucedería la madrugada del 12 de octubre de 1492. Los presagios no podían
ser peores: el alarido de una mujer en medio de la noche, las madres gestantes que
parieron monstruos, un terremoto que sacudió la faz de la tierra, la alineación
de los planetas que anunciaba la venida de Quetzalcóatl o el Dios blanco y
barbado. Ya están aquí los sanguinarios
caníbales que devorarán a nuestra estirpe. En el preciso momento en que el pendón de Castilla
y Aragón, la bandera de guerra Reichskriegsflagge, se hundió sobre
las blanquísimas arenas de la isla de Guanahani se desató una de las
tragedias mas espeluznantes en la historia de la humanidad.
A los Reyes Católicos, que hallaron en la religión la bandera
de unidad y nacionalidad, les cabe el inmenso honor de ser los pioneros del
nazismo moderno. El 12 de octubre de
1492 los piratas españoles al mando del almirante de la kriegsmarine Cristóbal
Colón desembarcaron en las Antillas dando comienzo a la era de las sepulturas. En el 1939 los nazis lanzan una gran ofensiva contra
Checoeslovaquia y Polonia al grito de “Deutschland Erwachen” (despierta
Alemania) que provocaría el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La Wehrmacht
aplicó la táctica de la guerra relámpago o blitzkrieg para arrasar a
sangre y fuego a sus enemigos. Igual aconteció
en el Nuevo Mundo cuando los conquistadores españoles al grito de ¡Santiago
y cierra España! cortaban a diestra y siniestra las cabezas de los
indigenas enarbolando la Hakenkreuz esvástica. Sin compasión alguna soltaban
las jaurías de perros rabiosos que devoraban a los herejes al son del “Alles fuer
Deutschland” o “todo por la patria”.
Porque conquista sin terror no es conquista. Ambos imperios
cargan sobre sus espaldas millones y millones de cadáveres. "donde un
español no llega con la mano, llega con la punta de su espada" “Blut und
ehre" (sangre y honor)
Con inusitada fiereza el general español Valeriano Weyler
para doblegar la resistencia de los mambises cubanos independentistas ordenó
confinar a miles de pobladores en campos de concentración condenándolos a morir
de hambre y de sed. El ángel
exterminador cumplió su promesa de convertir la isla en un camposanto. Genocidio
que se repetiría décadas más tarde en Auschwitz, en Treblinka, Mauthausen,
Buchenwald donde las razas malditas fueron sistemáticamente ejecutados en los hornos
crematorios o las hogueras de la Santa Inquisición del dominico Josep Mengele Torquemada.
Sus majestades los Reyes Católicos piadosamente no dudaron en
aplicar los Estatutos de la Pureza de
Sangre o leyes racistas para
expulsar a los herejes musulmanes y judíos de sus dominios. Este es el antecedente más remoto de las Leyes Raciales de Núremberg 1935 que sublimaba el concepto de eugenesia
imprescindible para comprender el por qué el supremacismo ario debía dominar el
universo.
Aquellos que embarcaban a las Indias tenía que pasar un
meticuloso examen de pureza de sangre. Solo
se aceptaban cristianos viejos que demostraran su rancio abolengo por cuatro
generaciones. En el Nuevo Mundo se instituyó un sistema de apartheid o
encomiendas y resguardos en los que se recluían a los gentiles para explotarlos
sin piedad y pagaran el diezmo y los tributos necesarios para llenar a rebosar las
cajas de caudales del rey de España y el Vaticano. Arbeit Macht
Frei (el trabajo os hará libres) Porque había que engrandecer el imperio
con el quinto real: oro, plata, piedras preciosas, perlas. Condenados de
por vida al trabajo forzado en las reservas indias de Otavalo, Silvia,
Chincheros, Chuquisaca, Zapopan, Tlaquepaque, etc., hermanados en la desgracia
con los guetos nazis de Varsovia, de Grodno, de Lodz, de Cracovia, de Biala Podiaska o Minsk.
Los historiadores españoles revisionistas están empeñados en
magnificar la leyenda rosa de la conquista de América. Porque como decía el
ministro de la propagada Goebbels “una mentira repetida mil veces se
convierte en una verdad” y así como por arte de magia transformaron ese pavoroso
holocausto en una heroica epopeya a la que cínicamente llamaron “encuentro
de dos mundos”. En nombre de la paz y el amor triunfó la
banalidad del mal. Hispanidad es belicismo, exterminio y asimilación. Porque la
historia de la humanidad siempre ha sido un continuo sometimiento de los más
poderosos sobre los más débiles. Esa conquista civilizadora y evangelizadora como
la española se inspiró en míticos guerreros como Alejandro Magno o Julio Cesar que
dieron luz a un mundo que se encontraba sumido en las tinieblas.
Los cronistas a sueldo de la corona española desesperadamente
intentan blanquear la leyenda negra. Dedicados a tiempo completo a falsificar y
manipular los archivos donde reposan documentos irrefutables que hablan de la
magnitud del holocausto. Hechos narrados con pasmoso realismo por fray
Bartolomé de las Casas en su “brevísima relación de la destrucción de
indias” Claro, España fue un “imperio humanitario y espiritual” que se
preocupó por salvar las almas de los salvajes idolatras dedicados a cultos
satánicos. ¿civilización o barbarie? Como olvidar las carnicerías más atroces
cometidas por la caballería española que es la mejor reminiscencia de la Panzerdivision
“blut und bloden” (sangre y tierra) del Tercer Reich.
Algo parecido sucedió con los filósofos y pesadores nazis: Heidegger
calificó el Nacional Socialismo como “una fuerza revolucionaria que los
conducía a los orígenes de la verdadera identidad”, para el pensador Jünger
“era necesario fundar un estado mundial que devuelva al ser humano su vínculo
con la tierra” “El fuhrer encarnaba la
moralidad, la ética, un ser providencial que le devolvió el
orgullo al pueblo alemán humillado tras la derrota en la I Guerra
Mundial, Carl Schmitt: “no es en
las leyes sino en la voluntad de la comunidad donde hay que buscar la
legitimidad del estado” “La misión espiritual del pueblo alemán se simboliza en
el nazismo”
Los ideólogos del nazi-franquismo crearon el fulgurante lema
de “imperio hacia Dios” que definía
perfectamente los principios fundamentales del Nacional Catolicismo en
concordancia con el Gott mit uns (Dios está con nosotros) del Nacional Socialismo hitleriano.
En el año de 1925 el ejército colonial español de Marruecos
bombardea con napalm a la población civil del Rif con el fin de exterminar los
focos de resistencia indígena que por su conducta “traidora” merecían un
ejemplar escarmiento. Siguiendo la misma política criminal los conquistadores en
América que satánicamente causaron una guerra bacteriológica con virus
procedentes de Europa diezmando a las poblaciones nativas.
Solamente una monarquía absoluta como la española podía
dominar el mundo. Sueño que compartía Adolf Hitler pues así lo dejó
reflejado en su libro “Mein Kampf” “Mi Lucha” manu militari redentora
del Tercer Reich.
Los Reyes Católicos deben considerarse los padres putativos
del fuhrer
En el cuadro de honor de los conquistadores
españoles tenemos que resaltar a Rommel Cortes, Adolf Eichmann Pizarro, Reinhard
Heydrich Alvarado, jefe de Waffen SS brutales
asesinos de la guardia pretoriana del fuhrer, Eduard Roschmann
Almagro (el carnicero de Riga y de los Mapuches) Rudolf Hess Cabeza de
Vaca, Himmler Lope de Aguirre, Göring de Bastidas, el singular
matarife Friedrich Jeckeln Jiménez de Quesada, Oscar Dirlewanger de Benalcázar,
famoso por el satánico accionar de los escuadrones de la muerte Einsatzgruppen
de las SS nazis.
El papa de Roma Alejandro VI bendijo los crímenes cometidos
en el Nuevo Mundo por los españoles y los portugueses como igualmente los hizo 400
años después Pio XII con el nazismo genocida.
Quizás dentro de 500 años seguramente se celebren las gestas
hitlerianas del mítico III Reich con grandes exposiciones universales y fabulosos
eventos multitudinarios. Si sucedió así en su día con los “500 años del
descubrimiento de América” todo es posible en un mundo de amnésicos y
desmemoriados.
Carlos de Urabá 2019