Solo faltaron los mariachis para amenizar
este romántico encuentro entre los antiguos enemigos y hoy más que amigos.
Santos ha sufrido una increíble
transformación o metamorfosis que nos deja atónitos pues en unos cuantos años ha
pasado de ser el sanguinario de Ministro de la Guerra de Uribe, responsable de cruentos
bombardeos, la invasión en Sucumbíos, Ecuador, en la que se atacó con
misiles el campamento de Raúl Reyes, el responsable de los falsos positivos y las
ejecuciones extrajudiciales, la instalación de ocho bases norteamericanas y quien
forjó alianzas con el estado sionista de Israel que lo asesoraron en la guerra
sucia y el terrorismo de estado, por arte de magia se ha convertido en el
premio Nobel de la Paz. Se acostó como
Goebbels y amaneció de Gandhi. Un lavado de imagen impresionante y genial
que le permite erigirse en un estadista de talla mundial. ¡la palabra del
premio Nobel de la Paz va a misa!
No sabemos con qué hechizos ha
conseguido que se olviden todos los crímenes que cometió durante su periodo de Ministro
de la Guerra y después como presidente de Colombia en dos ocasiones. Señoras y señores, nuestra estrella invitada es
Juan Manuel Santos ¡Aplausos! Y se le sube el ego a este cachaco narcisista
levanta sus brazos y estrecha sus manos en un benévolo gesto de soberano. Su nombre
será grabado en letras de oro en los anales de la historia, los niños
colombianos estudiarán en sus libros sus hazañas, se erigirán estatuas de
bronce para alabar y bendecir al apóstol de la paz. Se eternizará en la memoria la efeméride del 26
de septiembre del 2016. Ese día en Cartagena
el comandante supremo de las FARC firma los Acuerdos de Paz que indirectamente le
otorgaron el premio Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos. Con este acto se acabaron
dizque 52 años de guerra que dejó 220 000 muertos y 6 millones de desplazados.
A partir de La entrega de las armas
de esos 15.000 combatientes las FFAA proclaman la victoria sobre los
“narcoterroristas” ¡El comunismo ha sido derrotado! ¡vivía el Sagrado Corazón
de Jesús! Porque inteligentemente se ha utilizado el eufemismo de “proceso de
paz” para no hablar de rendición y no herir susceptibilidades de sus rivales. Es
el teatro del disimulo del cual son muy expertos los colombianos. No hubo zona
de despeje en Pradera (Valle) que era una de las condiciones previas
exigidas por la guerrilla. Pero ante los certeros golpes que le propinaron las
FFAA tuvieron que claudicar. Más que
un acuerdo de paz suena a una capitulación.
La principal tesis de ambos
líderes es que la guerra en Colombia ha finalizado. Una falacia o un
espejismo deliberadamente fabricado pues la desgarradora realidad lo desmiente.
Pero que es esta frivolidad, en Colombia la lucha continua y no es en las curules
del Congreso sino en los campos y las ciudades.
El conflicto social en Colombia
es muy descarnado y nos da una tremenda bofetada.
Incluso Timochenko, el honorable
presidente de la Fuerza Alternativa del Común, tuvo la osadía de decir que la
deserción de sus antiguos camaradas no significaba nada, “no tienen ninguna
importancia lo de las disidencias. Es algo que han exagerado” “son una anécdota
insignificante ¿quién se acuerda de ellos? Ya nadie les hace caso”. Iván Márquez, Santrich, Romaña, Hernán Darío Velázquez
“el Paisa” y otros distinguidos guerrilleros hoy expulsados del partido de las
FARC “no representan nada porque la paz no tiene marcha atrás”. ¡se ha olvidado de sus compañeros de lucha! ¡Que
ingratitud! Timochenko y sus camaradas, ahora pacifistas como Santos, se han
asimilado al establishment, cambiaron el uniforme de camuflaje por el traje de
paño y zapatitos de cafiche italiano. Ya
ocupan sus curules en el senado o en la cámara de representantes del Congreso
de la República donde cobran 32.000.000 de pesos mensuales (10.000
dólares) y esta navidad un jugoso aguinaldo, El sistema neoliberal los va
domando y asumen su papel de burócratas aburguesados que gozan de incontables
privilegios. Por ejemplo, suite presidencial en el hotel Hilton de Guadalajara,
opíparos banquetes y compras en tiendas de lujo, además de tour a Tequila o visita
al rancho de Vicente Fernández. ¡Que rica es la paz! Por fin ya pueden respiran
tranquilos y llevar una vida normal en familia con su esposa e hijos y no estar
escondiéndose por las montañas o selvas esquivando los bombazos de la fuerza
aérea.
Colombia hoy sufre un estallido
social sin precedentes con paros multitudinarios y barullentas caceroladas. Este
gobierno y sus antecesores se han dedicado a la corrupción, el latrocinio, hacen
parte de unas mafias que se reparten las prebendas mientras los más
desfavorecidos tienen que enfrentar a un sistema que vampiriza, explota y
empobrece. El capitalismo depredador nos ha conducido a este callejón sin
salida. Nos han estafado, nos sentimos estafados y tenemos que decir basta ya a
siglos y siglos de mentiras y falsedades. Y mientras los ex insurgentes de las
FARC sentados en la misma mesa con la oligarquía dedicándose a deleitar los más
variados platillos de la gastronomía internacional.
Tanto Santos como Timochenko se
entregaron sus respectivas arras o regalos nupciales; el del ex presidente
colombiano fue un libro titulado “en un mismo barco”, mientras el “jubilado”
comandante guerrillero le brindó una rosa de plata símbolo del partido político
de las FARC. La charla moderada por la periodista mexicana Carmen Aristegui
fue distendida y muy amistosa -parecía que estuvieran tomando el té de las
cinco de la tarde. La audiencia se deleitaba con las anécdotas y recuerdos del
largo proceso de paz y especialmente como pudieron sobrellevar tantos obstáculos.
Santos confesó que quizás lo que más le había dolido fue dar la orden de ejecutar
al jefe de las FARC Alfonso Cano -abatido en el 2011 por las FFAA en Suárez
(Cauca) cuando ya se había entregado. Una noticia que anunció en televisión con
una sádica sonrisa el propio Nobel de la Paz. Las FARC no se retiraron de la
mesa de negociación a pesar de este artero homicidio a sangre fría porque “son
los daños colaterales que suceden en todas guerras”
En el patio de butacas se distinguían
el excomandante Julián Gallo, alias Carlos Antonio Lozada y el senador Iván
Cepeda del Polo Democrático; mientras que Santos estaba acompañado por su esposa
la prestante primera dama María Clemencia Rodríguez y otros distinguidos
miembros de la realeza colombiana.
¿Cómo convertir a Santos en un
Santo? esta es una operación alucinante de la que hemos sido testigos y a
fe que ha salido muy exitosa. El delfín de Uribe quien se peleará con su
preceptor y guía espiritual para dedicarse a la “Batalla por la Paz” -que es el
titulo de su libro y el cual promociona junto con Timochenko (¡quien también
los firma!) No olvidemos que tanto la guerrilla como el gobierno santista perdió
el plebiscito que ganó el uribismo más radical contrario a los acuerdos de paz
porque -según ellos- era entregarle el país a la “narcoguerrilla chavista”.
Los dos líderes reconocieron que Hugo
Chávez jugó un papel clave en estas negociaciones de paz. Hasta el punto
que a pesar de los brutales ataques del comandante de la revolución bolivariana
contra la oligarquía cachaca santanderista, Santos por obra y gracia del
espíritu santo se volvió su “nuevo mejor amigo”
En las últimas semanas Colombia vive
un estallido social sin precedentes. Desde luego que el pueblo por encima de
partidos políticos es el que más ordena. El presidente ultraderechista y
uribista Duque se encuentra entre la espada y la pared. Ya está bien de
tantas mentiras e injusticias que se ha venido sembrando desde la conquista,
colonización, la independencia y en los regímenes oligárquicos republicanos.
Colombia carece de una democracia efectiva y creíble. Por eso se reclama una
Constituyente. Que se acabe de una vez por todas la impunidad, la corruptela y
el latrocinio institucionalizado, la narcopolítica institucionalizada, el imperialismo
norteamericano institucionalizado, el expolio de los recursos naturales institucionalizado
que condena a Colombia a la absoluta dependencia y la ruina. Además, que se terminen los privilegios de
clase al estilo de los señores feudales, que de una vez se termine la violencia
que ejerce el ejército, la policía, los agentes secretos, CIA, DEA, los
paramilitares y parapolíticos. Como lo demuestra la infinidad de asesinatos de líderes
sociales, de dirigentes de las comunidades indígenas, de ex guerrilleros de las
FARC o cualquiera que se atreva a defender los derechos humanos. Por lo tanto, sigue
capeando a sus anchas el terror y el sicariato.
Santos dijo que era legitimo el
paro porque el pueblo tiene todo el derecho a reclamar salud, vivienda,
educación y que se extinga la corrupción. Pero acaso durante el gobierno de
este hipócrita no aumentó la corruptela, el clientelismo, las comisiones y más
desfalcos y latrocinio ¿Santos que hizo para neutralizar la corrupción? Si es
que él mismo está acusado de financiar su campaña con dineros sucios de Odebrecht.
Y ahora vienen a poner cara de tierno abuelito que se conmueve con su nietecita.
Timochenko lo secunda confesando que el también se desvela por su hijito recién
nacido. ¡Hay que entregarle un país en paz a las futuras generaciones! -sentenciaron
ambos líderes. ¡Estamos comprometidos en la batalla por la paz!
¡Pero si caminamos sobre un
camposanto plagado de fosas comunes! Que lo resuelvan los Tribunales de la JEP.
Timochenko afirmó que las
protestas que se desarrollan en Colombia no hacen más que cumplir los anhelos por
los que habían combatido durante décadas las FARC. Ahora no pueden acusar a la sociedad
civil de terroristas porque ya las FARC han desaparecido como movimiento
guerrillero. De repente, Carmen Aristegui lanzó una pregunta envenenada sobre si
el narcotráfico financió a la guerrilla a lo que Timochenko respondió indignado
que ellos jamás han sido narcotraficantes, que tan solo cobraban impuestos a
los carteles. Pero el caso Santrich lo contradice. Sus camaradas fueron infiltrados
por agentes de la DEA y la CIA que haciéndose pasar por intermediarios del
cartel de Sinaloa les tendieron una trampa. Lo que demuestra que tenían
relaciones, conocimiento de las rutas y los suministradores del alcaloide.
Resulta que Santos, que junto a
Uribe que implementó el plan Colombia, el plan Patriota, en el combate
del narcotráfico y la guerrilla, el patrocinador de las fumigaciones de
glifosato para erradicar los cultivos ilícitos de coca o marihuana ahora se
muestra favorable a la legalización de las drogas. “Se acabaría tanta
delincuencia organizada y carteles. “El estado tienen que entrarle al negocio
que deja millonarias regalías” -así pensaba también Churchill -remarcó impávido.
Esta es una de las múltiples citas que ha sacado de la revista Selecciones
de Readers Digest que es su principal fuente de estudio y formación ideológica.
Carlos de Urabá 2019