Históricamente la desaparición forzada se ha
utilizado para eliminar al opositor o enemigo y sembrar el pánico y el terror
entre la población civil como método sistemático de dominación. Cuando el poder
político está en peligro, los militares son los únicos que disponen de medios
suficientes para restablecer el orden y la ley. En este caso la constitución y los
derechos humanos son un obstáculo para la guerra total,
El término “desaparecido” se acuñó en Guatemala
en el año 1966 cuando el gobierno de facto del coronel Peralta Azurdia utilizó
en secreto este despreciable método a través de los escuadrones de la muerte
para librarse de la oposición política de izquierda (intelectuales,
sindicalistas, artistas, escritores, estudiantes, docentes, colaboradores y
simpatizantes). En Guatemala se calcula que durante la primera década de terror
policial más de 45.000 personas fueron víctimas de homicidios políticos y
desapariciones. Luego esta práctica de Terrorismo de Estado, asesorada por los
agentes de la CIA (la “Doctrina de Seguridad Nacional” se inscribe
dentro de la guerra fría gestada tras la Segunda Guerra Mundial) se extendió
por otros países de América Latina como Argentina, Chile, Uruguay Brasil (en la
época de las dictaduras militares)
Durante la guerra fría la CIA no solo
fomentaba golpes de estado sino también la desaparición y asesinato de opositores
izquierdistas. Henry
Kissinger, como jefe del Departamento de Estado, no solo instigó el golpe
fascista contra Salvador Allende en Chile sino que también fue el planificador
de la Operación Cóndor que dejó un saldo fatal de 50.000 personas asesinadas
y 30.000 desaparecidas. Los “Archivos del Terror” descubiertos en
Paraguay detallan minuciosamente el destino de miles de latinoamericanos
secretamente secuestrados, torturados, asesinados o desaparecidos por los
servicios de seguridad de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Para lograr tamaña eficacia fue fundamental la transferencia de información
entre las dictaduras. El sumun del ensañamiento y perversidad lo superó con
creces la DINA pinochetista en Chile con 3000 muertos y 1.500 detenidos-
desaparecidos.
Según los manuales de inteligencia “el
opositor es un ser ajeno y extraño, un loco, un alien o extranjero contra el
que el “ejército salvador” podía recurrir a las más despiadadas formas de
represión para garantizar “la paz y la estabilidad de la patria”. Al secuestrando sea como sea había que
extraerle confesiones acerca de sus cómplices o la célula a la que pertenecía -que
es fundamental para eliminar “el mal de raíz”. La tortura en la
clandestinidad es garantía de impunidad. La clave es apartar en secreto al prisionero o
al insurgente del marco legal que pueda protegerlo. Entonces, así no podrán
contar con abogados ni testigos, no se haría pública su detención y sus
parientes no sabrían donde se encuentran. El secuestro es un arma de destrucción
masiva de enorme poder. Los genocidas llegaron a desaparecer poblaciones enteras u obligarlas
a abandonar sus tierras como sucedió en
Bolivia, Colombia, Perú, Guatemala o el Salvador. En este último país los
grupos paramilitares ORDEN y ANSESAL se esforzaron al máximo por aniquilar a
los subversivos del FMLN y a cualquier opositor que se atreviera a desafiarlos.
Los escuadrones de la muerte (doctrina de contrainsurgencia exportada por
EE.UU) intimidaban a la población civil enviando sufragios o publicando listas
de amenazados de muerte, abandonando cadáveres irreconocibles en los basureros
y a otros que colgaban en los postes a modo de advertencia. Todo era válido con tal de desmovilizar la
resistencia o cualquier atisbo de rebeldía (manual de guerra preventiva)
El ejército argentino, con la anuencia de los EE.
UU, decidió exportar a Centroamérica sus “geniales métodos” de guerra sucia con
la Operación Charlie en el que capacitaron a las fuerzas armadas de
Nicaragua, Honduras, el Salvador y Guatemala. Era esencial combatir con
eficacia a los “delincuentes subversivos terroristas” siguiendo las directrices
del presidente Ronald Reagan, entrenando escuadrones de la muerte y
paramilitares que se encargaran de las torturas, asesinatos y desapariciones
forzadas. No hubo campos de concentración, no hubo partido fascista sino
militarismo, no hubo un fuhrer sino golpistas.
Buena parte del alto mando y las fuerzas
especiales de los ejércitos latinoamericanos fueron instruidos y adiestrados en
la Escuela de las Américas, ubicada en el Canal de Panamá. Esta
diabólica institución se distinguió por su enorme capacidad de entrenar matones,
torturadores y golpistas. Allí se
graduaron los mejores elementos decididos a ejecutar acciones de terrorismo de
estado como la desaparición forzada, la guerra psicológica y tortura (manual KUBARK) la extorsión y
ejecuciones sumarísimas. La inteligencia militar tenía la misión de neutralizar la amenaza del enemigo externo e
interno representado por el comunismo internacional (La Unión Soviética y Cuba).
La radicalización de la derecha se debió al temor de una revolución
izquierdista triunfante. Había que recuperar el orden social concebido como el
mantenimiento del sistema político y económico dominante.
En el 2001 tras el ataque a las Torres Gemelas
en NY el presidente de los EEUU George Bush le declara la guerra al terrorismo
islámico. A los pocos meses el ejército norteamericano inicia la invasión de
Irak y Afganistán sembrando la destrucción y la muerte como venganza a los
atentados del 11S. A medida que avanzaba la campaña militar se detuvieron
arbitrariamente a miles de supuestos “terroristas” -los llamados
prisioneros fantasmas (secuestrados por la CIA) - que fueron enviados a
la base militar de Guantánamo.
El GBI (guerra de baja intensidad) es
fruto de la experiencia norteamericana en Vietnam. Igualmente se inspiraron en la estrategia
diseñada por Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial llamada “balance
del terror” para hacer frente a los ataques de la resistencia. Por cada
soldado alemán muerto tendría que pagar con un número equivalente la comunidad dependiendo
del rango del ajusticiado. Además, se implantaba la idea de la detención de
rehenes y se determinaba la base de un sistema orgánico. Esta orden de Hitler,
ratificada de inmediato por el estado mayor alemán, parece ser el primer
precedente formal e institucionalizado de desaparición forzada -un método muy
sofisticado de terrorismo-. Un nuevo decreto llamado “noche y niebla” “nacht
und nebel” ordenaba el desvanecimiento de esos prisioneros o deportados en
los hornos crematorios de los campos de concentración. Y así con todo detalle expusieron la formula
mediante las cual el estado nazi esperaba llegar a la “solución final del
problema judío”, o sea, el exterminio sistemático de ese “pueblo maldito”. En
el caso de la Guerra Civil española el franquismo utilizó la desaparición
forzada para reprimir y doblegar las zonas republicanas a base del terror y el
escarmiento colectivo. El exterminio sistemático de sus oponentes políticos
aseguraría la paz social. Según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones
Forzadas por el Franquismo se estima que
durante la Guerra Civil Española y la posterior dictadura fueron desaparecidas
más de 140.000 personas. A estas alturas del 2021 todavía los grupos de pesquisidores
y forenses siguen con la tarea de desenterrar los esqueletos de las fosas
comunes desperdigadas por la mayor parte del territorio español.
En la Guerra Cristera (1926 a 1929) que enfrentó
a los fundamentalistas católicos contra los liberales, una de las armas
favoritas para aterrorizar a la población civil fueron los ajusticiamientos y
masacres. Los investigadores aseguran que las victimas de este demencial
enfrentamiento fratricida supera los 250.000 muertos y un número indeterminado
de desaparecidos. En los años sesenta y setentas, en el periodo de las
guerrillas izquierdistas, supuestamente aliadas de la Unión Soviética y Cuba,
el gobierno siguió la estrategia
diseñada por el Pentágono al estilo Plan Cóndor. Aquellos intelectuales, estudiantes,
profesores, sindicalistas y luchadores sociales representaban un peligro
latente y se les acusó de “terroristas
traidores a la patria” Esta es una etapa poco conocida en la historia de México
llamada de la “guerra sucia” que va desde el año 1954 a los años setenta que el
PRI ha ocultado o eliminado de los archivos. La prensa también se hizo cómplice impidiendo
la publicación de noticias que afectaran la estabilidad del régimen.
El código del terror de la desaparición
forzada
lo aplicaron los organismos de
seguridad del estado para combatir la Liga Comunista
23 de septiembre, las guerrillas indígenas de Guerrero, el Partido de los
Pobres o el Movimiento de Liberación Nacional. La juventud mexicana se inclinaba
peligrosamente por el caos y el anarquismo.
Quizás
el punto más álgido haya sido
la matanza de Tlatelolco el 2 de
octubre de 1968 donde se escribió el capítulo más siniestro de la historia
mexicana. El presidente Diaz Ordaz junto con su Secretario de
Gobernación Luis Echeverría fueron los directos responsables de esta
masacre que dejó 78 muertos y 31 desaparecidos. Dicha operación Galeana igualmente contó con
el siniestro asesoramiento de agentes de la CIA que tenían sus oficinas en la
propia DFS. El estado de derecho no
podía tolerar que las “hordas comunistas” destruyeran la democracia y las
raíces culturales y religiosas del país.
Para contrarrestar el levantamiento Zapatista
en Chiapas en el año 1994 surgen los Zetas, cartel conformado por desertores
del ejército mexicano que contó con el beneplácito del gobierno federal. Porque
la única posibilidad de desmovilizar la resistencia guerrillera era organizar
grupos de paramilitares en connivencia con los terratenientes que desplazaran a
los campesinos, les despojaran de las tierras y desaparecieran a sus líderes.
En el 2006 la guerra contra los carteles de
las drogas lanzada por el presidente Calderón generó la ocupación militar de
las regiones y estados con el fin de recuperar la soberanía siguiendo los
mismos dictados de la Seguridad Democrática de Uribe Vélez en Colombia cuyo antecedente
más cercano fue el Estatuto de Seguridad del presidente Turbay Ayala.
México es un país de casi 130.000.000 de
habitantes que mayoritariamente se concentran en el medio urbano. Desde los
años cuarenta del siglo pasado comenzó el éxodo millones campesinos e indígenas
en busca de un mejor futuro en la ciudad redentora. Esta es la mejor demostración del fracaso de en la
revolución mexicana y su infructuosa lucha por el reparto agrario. Al pueblo
empobrecido se le ha condenado al destierro y
el desarraigo En esos eriales o
campos baldíos levantaron sus tugurios donde se refugiaron las castas
desclasadas que se multiplicaron exponencialmente elevado la densidad de
población por kilómetro cuadrado hasta el infinito. Como es el caso de Netzahualcóyotl con 1.200.000
de habitantes o Ecatepec con 1.700.000 habitantes que son los dos municipios más
grandes del estado de México. En el
valle de México viven 27 millones de personas que se hacinan en unas urbes y megalópolis
completamente antinaturales y deshumanizadas producto de la explosión
demográfica. La utopía de las ciudades inclusivas, equitativas y democráticas
donde la principal norma sea el respeto a los derechos humanos es apenas un
concepto teórico irrealizable.
El famosos etnólogo francés Paul Rivet
escribió en los años cincuenta del siglo pasado: “México es ante todo una
tierra indígena cuyo porvenir está condicionado por el éxito o el fracaso de la
incorporación de las poblaciones indígenas a la vida nacional”
¡Última hora! desapareció un joven en el
municipio de Tonalá, ayer desaparecieron cuatro personas en el estado de
Guanajuato, más niños desparecidos en Veracruz, otros en Sinaloa y una y otra vez
se repite la misma historia, aunque con diferentes nombres y en diferentes sitios.
Por Facebook, Instagram o Twitter se
lanzan las alertas Amber con las
respectivas fotos de niños, jóvenes o adultos.
Las madres los reclaman con un desgarrador grito de impotencia: ¡vivos
se los llevaron, vivos los queremos!
México se encuentra azotado por una ola inmisericorde
de terror provocada por los grupos delincuenciales y carteles coludidos muchas
veces con la policía o el ejército. No se sabe muy bien quién secuestra, quién tortura
o quién mata. No hay una razón lógica
¿pero acaso existe una razón lógica?
Tan espantosa tragedia se convierte también en
un negocio multimillonario que se reparten las mafias del narcotráfico, la
delincuencia organizada. los empresarios, banqueros, políticos y en el
que igualmente están involucradas en distintos niveles las fuerzas de seguridad
del estado. Algo que se comprobó con el procesamiento del ex Secretario de
Seguridad García Luna y la detención en EE. UU del ex Secretario de Defensa el
general Cienfuegos.
Mientras tanto las élites del poder, la
burguesía y oligarcas se blinda en sus cotos o condominios rodeados por grandes
muros y alambradas eléctricas y protegidos por guardias de seguridad y perros
de presa. Son zonas de sinigual belleza con bosques y lagos artificiales y clubes
exclusivos con piscinas, campos de golf o de equitación en donde solo pueden ingresar
aquellos que sean residentes o posean un pase o pasaporte que los identifique
como, trabajador o invitado. Una arcadia feliz muy bien conectada con exclusivos
centros comerciales en los que sobran los lujosos restaurantes, tiendas o
boutiques de las marcas más exclusivas. Muchos piensan desde la tranquilidad de
sus mansiones que lo que ocurra fuera de sus dominios no les incumbe en lo más
mínimo. Lo importante es mantener su estatus y seguir disfrutando de su alto de
nivel de vida. ¿Y el lavado de dinero, la corrupción y el enriquecimiento ilícito?
No hay datos fidedignos, pero son miles de millones de dólares con el que se
han construido verdaderos oasis de la mil y una noches. Una eterna luna de miel
que los embarga de felicidad. Dos realidades totalmente distintas y
distantes que conforman una sociedad clasista y racista. La burguesía se lleva las ganancias y el
pueblo pone los muertos.
Según testigos un comando fuertemente armado vestidos
de negro y encapuchados se llevó a Israel ¿serían delincuentes disfrazados de
policías o de judiciales? Desde hace una semana no se ha vuelto a saber más del
occiso o de la occisa. Se teme lo peor porque no hay ninguna notificación
oficial. El fantasma de Ayotzinapa hace parte ya de la memoria colectiva de los
mexicanos. Esta abominable masacre ocurrida en el año 2014 con la desaparición
de los 43 normalistas cuyos cuerpos fueron reducidos a cenizas o convertidos en
pozole (sopa) al diluirlos en ácido. los estudiantes de Ayotzinapa
desaparecidos en el operativo policial y militar llevado a cabo en Iguala. Después
de seis años de su desaparición todavía no se ha resuelto el caso y sus
familiares siguen planteándose las mismas
preguntas: ¿dónde está mi hijo, ¿dónde está mi hermano, mi padre o mi
madre?
Tal vez la respuesta se encuentre en los dos
tráileres de la muerte en los que introdujeron 365 cadáveres, muchos de ellos
irreconocibles, ante la imposibilidad de almacenarlos en el Instituto Jalisciense
de Ciencias Forenses. 1.600 cadáveres
están todavía hacinados en sus morgues, En la fiscalía hay una podredumbre
escandalosa que privilegia a los delincuentes y castiga a las víctimas. Las
autoridades dicen que tal ola de violencia se debe a una disputa entre el
Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel Nueva Plaza. En el estado de
Jalisco se han producido 15.000 desaparecidos en los últimos 5 años. El 37% de
las actas de defunción en las autopsias dictaminan que fueron aniquilados por
golpes, por asfixia el 24% del total y el 33% restante por arma de fuego o arma
blanca. La tendencia es a torturar, es
decir, a infligir a la víctima el máximo sufrimiento y una prolongada agonía. Este
martirio hace parte del código del terror: descuartizándolos, regándolos con gasolina y prendiéndoles
fuego o disolviéndolos con ácido o sosa caustica o arrojándolos a feroces Pit Bull que los devoran en minutos. Una mortandad a
nivel industrial cuya autoría se le atribuye a expertos carniceros y matarifes
enloquecidos por un cóctel de estupefacientes y alcohol. El secuestro de una
persona o la desaparición forzada es uno de los atentados más execrables que
pueda existir contra los derechos humanos.
Más de la mitad de los migrantes
centroamericanos en su camino a EE. UU terminan siendo víctimas de algún tipo
de trata de personas. En el mismo tren “la bestia” que realiza este recorrido
de sur a norte de México son asaltados por los carteles para atracarlos, secuestrarlos
y reclutarlos en los ejércitos particulares, 270.000 personas son víctimas de
la esclavitud moderna: la trata de
blancas, redes de trasplante de órganos, trabajos forzados en los campos de
cultivo de amapola o marihuana o para trabajar en labores agrícolas en las
haciendas, laboratorios de metanfetamina o fentanilo. El año pasado las mafias
obtuvieron ganancias de hasta 10.000.000 millones de dólares. Los mojados
contratan a los coyotes de los carteles para
que los crucen al otro lado de la raya, aunque en muchas ocasiones caen en la
trampa y son utilizados de mulas para que pasen droga.
En Irapuato (Guanajuato) los colectivos “A Tu Encuentro”
y “Sembrando Comunidad”. encontraron en fosas comunes más de 100 cadáveres
embolsados, un crimen atribuido al Cartel Jalisco Nueva Generación, en Acámbaro
en Guanajuato se descubrió otra fosa común con 78 bolsas con restos humanos, y así
sigue el trágico reporte con más de 70 restos en Salvatierra, que según la
portavoz de “una luz en mi camino” podría rebasar los 100 cuerpos. La
organización Fundej (Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos) advierte que
Jalisco es el estado con mayor número de personas desaparecidas y no localizadas
(9.550) La peruana Lucero Mescco viajaba de paseo a Guadalajara, junto a dos
amigos peruanos y un mexicano, cuando al pasar por Atotonilco fueron detenidos
por la policía municipal acusados de” extorsión”. Después no se supo más de ellos. Ayúdanos a
localizarlos.
Los familiares presurosos entregan en los
juzgados las denuncias correspondientes a la desaparición de sus seres queridos.
Sus abogados les aconsejan dirigirse a las altas instancias a ver si agilizan
el caso, pero son tantos y tan intrincado el papeleo de rigor, que al cabo de
unos días las autoridades suspenden la búsqueda. Los trámites burocráticos son
demasiado lentos y dispendiosos y para quitárselos de encima les contestan el
consabido “vuelva la próxima semana”. El nivel de indignación es mayúsculo y en
respuesta a tantas arbitrariedades se organizan multitudinarias manifestaciones
de protesta con toma de edificios públicos, plantones, bloqueos de carreteras. No
hay impartición de justicia y si niveles altísimos de impunidad y manipulación
de las evidencias. Algo que denuncian continuamente las organizaciones de
derechos humanos, los mecanismos de asistencia internacional, la iglesia
católica, la comisión de la verdad, la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
el de la ACNUDH de la ONU o las comisiones de derechos humanos estatales, las
ONG. También los ambientalistas, líderes indígenas o activistas sociales están
en el punto de mira ya que están en contra los intereses de los terratenientes y
las grandes empresas multinacionales. Este es el caso de Homero Gómez defensor
de la reserva de la Biosfera Mariposa Monarca que desapareció el 13 de enero de
2020. Una semana después su cuerpo se encontró en un pozo para uso agrícola.
Decenas de miles de casos están aún archivados
en los anaqueles pues los jueces no se dan abasto para tramitarlos. Infinidad de
veces los ciudadanos denuncian un delito y no se procesa en el sistema. Carpetazo por falta de elementos o falta de
pruebas. No hay cuerpo del delito y muchas familias por miedo a recibir
represalias o revictimización no se atreven a denunciar el crimen. El 75% de
los desaparecidos en México tienen entre 15 y 30 años; el 74% son hombres y el
26 % son mujeres. En México desde 1964 al 2020 se han contabilizado 177.000 desaparecidos. La Comisión Nacional
de Búsqueda de la SEGOB solo reconocen unos 82.000 desaparecidos.
Los familiares indignados exigen que a los
culpables les caiga todo el peso de la ley y que se pudran por el resto de la
vida en la cárcel. No pueden ocultar sus sentimientos, de rabia, odio y
venganza porque les han destruido física y mentalmente. Pero los sospechosos o
presuntos implicados muchas veces salen libres pues las pruebas presentadas
carecen de consistencia. Algo que es
muy normal en un país con el 95% de impunidad.
Pero como suele suceder la policía comienza a
sospechar que el occiso a lo mejor estuviera metido en algo oscuro o andaría en
malas compañías. Hasta la duda asalta a sus familiares y amigos. Para los
investigadores de la Fiscalía cualquier antecedente penal, cualquier indicio
sospechoso basta para criminalizarlos. Puede ser un ajuste de cuentas, ¿retaliación
entre bandas de narcotraficantes? Cómo
puede ser si era tan estudioso y formal.
Por ejemplo, los estudiantes de
Ayotzinapa supervivientes en la matanza llevada a cabo en el año 2014 y que
fueron detenidos por la policía se les encontró en sus teléfonos celulares
música de narcocorridos y también narco películas. De inmediato las autoridades dedujeron que se
trataban de miembros de algún cartel. Pero este fenómeno es normal entre los
estratos más bajos de la sociedad mexicana. Fácilmente se criminaliza a las víctimas
por su manera de vestir, por los tatuajes los piercing o por la edad si son
jóvenes o porque viven en determinadas colonias marginales. Todos los
detenidos son malos, todos los muertos son malos. Tal vez son retaliaciones
que se producen entre la mafia del narcomenudeo que luchan por su territorio. No
todas las desapariciones están relacionadas con el crimen organizado porque también
están implicados Militares, Policía, Federales, Sedena, Instituto Nacional de
Migración.
He tenido que acompañar a las madres de los
desaparecidos al Instituto de Ciencias Forenses de Guadalajara, un gélido y macabro edificio donde presencie desgarradoras escenas de dolor Si al menos tuvieran una tumba donde llevar a cabo
el duelo como manda la tradición cristiana. Es tal la impotencia que su único consuelo
es que Dios haga justicia. De ahí que haya tantas de misas y cadenas de oración
a ver si se produce un milagro y el hijo, la hija, el padre o el hermano
aparecen o, mejor dicho, resucitan como Lázaro. Hay que aceptar la cruel realidad,
pero los familiares no se resignan: “luchamos con amor por nuestros seres
queridos que nos ha llevado a hacer todo lo que el gobierno no ha hecho por
encontrar a nuestros desaparecidos” Esta es una tragedia capaz de causar
sufrimiento prolongado y alterar la vida de las familias por generaciones y
paralizar a comunidades y sociedades enteras. Un trauma emocional de angustia,
depresión, insomnio que por lo general los psicólogos y siquiatras intentan
anestesiar a base de sedantes, antidepresivos, somníferos o barbitúricos.
Las madres heridas en lo más profundo de su
alma ponen el grito en el cielo pues al hijo o la hija de sus entrañas la han
desaparecido. Sin saber muy bien quiénes
son los culpables y el por qué se los llevaron. Pero, de repente, una mañana cuando iba
caminando por la calle pasó un auto de vidrios polarizados del que se bajaron
varios tipos armados cubiertos con pasamontañas que se lo “levantaron” a la
fuerza. Eso declararon algunos testigos de los hechos ante el ministerio
público. De ahí en adelante se perdió su pista, se esfumó o se lo “tragó la
tierra”. Los familiares presurosos presentan la denuncia ante las
autoridades que maquinalmente redactan el atestado de desaparición. Todavía no
se sabe si su ausencia ha sido voluntaria o forzada así que habrá que dejar
pasar un tiempo prudencial para comprobarlo. A veces no se le puede catalogar como
un secuestro porque nadie ha pedido rescate, no es una desaparición por motivos
políticos porque no es un activista de izquierdas o un defensor de los derechos
humanos, un ecologista o un periodista. Se
visionan también las cámaras de seguridad para comprobar si registraron el “suceso”
o secuestro. Quién sabe si el desaparecido anda “enfiestado” - muchas
adolescentes se van con el novio, otras se quedan embarazadas y prefieren huir
de sus casas por miedo a las represalias. Los jóvenes son así de “locos” -responden
las autoridades. 80% de los delitos no se denuncian porque las víctimas o sus allegados no confían
en el ministerio público. Demasiadas desapariciones se clasificaron con otra
denominación porque el gobierno siempre está tirando a la baja para acomodarlas
a sus intereses y así justificar que están trabajando con eficacia. El mensaje
debe ser positivo para no crear aún más psicosis o la alarma social y no
extender falsos rumores que inquieten a la ciudadanía.
Los familiares de los desaparecidos ante la
inacción de los organismos estatales o federales se han organizado por su
propia cuenta en asociaciones y colectivos de búsqueda. Increíblemente han de
asumir el papel de policías, detectives o forenses para intentar hacer justicia
por su propia mano. Incluso se movilizan por los distintos estados de la república
y se dedican a pegar carteles en las calles o van repartiendo volantes con sus
rostros por las estaciones de autobuses, en el metro. Van procurando
información a ver si por casualidad alguien los ha visto o les dan alguna pista
de su paradero. Buscamos a Jazmín, buscamos a Alondra, buscamos a Irma, a Edith
018006703600, buscamos a Wendy que desapareció el día 9 de enero mientras
conducía su camioneta en un viaje de Nayarit a Guadalajara. Aliándose a la
tecnología será en el ciberespacio, en Facebook, Twitter, Telegram o Instagram donde también
se libre la batalla por localizarlos. Pero pocos se acuerdan ni reclama por las víctimas de la limpieza social
aquellos indigentes, drogadictos o enfermos mentales que vagan por las calles y
a los que la “mano negra” asesina para vender sus cuerpos en las clínicas universitarias o para “embellecer”
la ciudad.
Es difícil soportar tanta incertidumbre pues
las familias desoladas esperan el regreso de sus seres queridos o al menos
tener alguna noticia que les devuelva la esperanza de encontrarlos vivos. Pero
pasan los días, las semanas, los meses y los años y no hay respuestas positivas,
solo cartas y comunicados en que las autoridades afirman que hacen lo imposible
por resolver el caso. Serenidad, paciencia, que se traduce en silencio y
olvido. ¡Ni perdonamos ni olvidamos! En México no se sabe el por qué desaparece
la gente, no hay motivos aparentes ni siquiera piden un rescate. Así que no
queda otra que orar, a encender velas a los santos y vírgenes en las iglesias y
catedrales a ver si se obra un milagro. Porque ¡si estas en nuestra memoria, no
estás muerto!
En diciembre de 2019 en Ocotlán (Jalisco) desaparecieron
los 4 hermanos Camarena y en el que está
implicada la policía municipal. El comité de la CED de la ONU emitió un llamado
urgente al gobierno mexicano para que responda por las omisiones en la carpeta
de investigación. La Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas ha reclamado
que se detenga a los agentes implicados en su desaparición. La Subprocuraduría
Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de Jalisco no ha dado
respuesta alguna. Los policías aún no han sido detenidos. Hasta la Fiscalía General
de la República esta infiltrada por grupos corruptos y mafiosos.
Quizás algunos buenos samaritanos desde el
anonimato se atrevan a entregarles pistas que los lleven a localizar los restos
de sus seres queridos ¿dónde enterraron los cuerpos de su hijo, su hija o de su
esposo? ¿O talvez los quemaron o los convirtieron en pozole (sopa)? Pero el
tiempo pasa y no hay ninguna respuesta positiva. Así que lo único que les queda
es seguir indagando su paradero. Por
ejemplo, las mujeres rastreadoras del colectivo “Sabuesos Guerreras A.C” cuando
estas reciben informaciones de la existencia de fosas clandestinas inmediatamente
se dirigen al lugar que les señalaron a ver si hallan a sus “tesoros perdidos”.
Tras identificar el terreno anormal con sus palas, rastrillos y asadas
comienzan a remover la tierra esperanzadas en descubrir algún indicio de sus
seres queridos: huesos, esqueletos o
calaveras “Los huesos son buenos testigos, a pesar de que hablan bajo no
mienten y nunca olvidan” Entonces si se confirma que el hallazgo es positivo llaman a la Fiscalía General del Estado, la Comisión
Nacional y Estatal de Búsqueda de Desaparecidos y los servicios médico forenses
para que se hagan cargo del levantamiento de los cadáveres. Encontrar el cuerpo de la víctima es la única
posibilidad de aliviar el pesar de sus familiares. Del 2018 al 2020 han sido rescatados
más de 1.700 cuerpos en fosas clandestinas.
Las familias desesperadas mueven cielo y
tierra en la fiscalía, en los servicios forenses o en los hospitales para saber
¿dónde están, ¿qué les pasó? pero todo es infructuoso y el occiso se convierte
en un mero número de expediente. Por ahora no son más que fantasmas que vagan
sin rumbo fijo por el limbo ¡Habrase visto mayor humillación! tener que andar buscando a sus seres queridos
entre trozos de carne humana, revolcando cadáveres en alto grado de
descomposición, esqueletos o huesos quebrados. Y lo peor es ese olor nauseabundo
que retuerce las tripas. Y tras las exhumaciones a clasificar las osamentas: una
pierna, un brazo, o la cabeza que se intentan unir a ver si coinciden con la
anatomía de su hijo, su hija, de su padre, de su hermano o hermana. Mientras en las morgues los forenses, en una
tarea más propia del Dr. Frankenstein, intentan recomponer unos cuerpos
irreconocibles para entregárselo a sus familiares. Lo cierto es que es imposible
identificarlos sin una prueba de ADN. En el Banco de Datos Genéticos se recogen
las muestras de sangre de sus padres para ver si coincide con las del occiso.
Luego se les comunicarán a sus deudos si el test ha sido positivo o negativo ¿Cómo
se ha llegado a tan absurda carnicería? un holocausto que solamente se puede
producir en un país en guerra, pero difícil de comprender en tiempos de “paz”.
De improviso una mujer exclama ¡esta osamenta es la de mi hijo! Por fin lo
hemos encontrado. ¿Pero esto acaso es
una buena noticia? Pues, aunque parezca increíble sí, porque ya se ha terminado
tanto sufrimiento e incertidumbre y ahora ya puede realizar el velorio y los
rituales del enterramiento cristiano. Por lo menos tienen una tumba donde
llorarlo. Sin ningún pudor muchas veces se entregan a los familiares los
ataúdes sellados asegurando que dentro están los restos de sus seres queridos.
Como nadie se confía en la palabra de los funcionarios los abren a martillazos
¡¡¡Pero si esta cabeza no es la de mi hija!!! Lo más denigrante es observar esos
cuerpos martirizados bajo atroces signos de tortura; unos mutilados otros degollados o decapitados. Muertes a nivel industrial que cada día
aumentan imparables y que no tienen ningún viso de remitir.
Esto va más allá de una pesadilla: los
embolsados, los enmaletados, encobijados los descuartizados. “México entero es una fosa común, un inmenso
e inconmensurable camposanto y por donde quiera que vayas vas a caminar sobre
los cuerpos de miles de desaparecidos” Margarita
López madre de Yahaira secuestrada en el 2011 a la que torturaron y violaron
durante diez días para después decapitarla y enterrar sus restos en la sierra
de Oaxaca.
“Soy Karla, me secuestraron en Acapulco
(Guerrero) ayúdame a volver a casa. Si sabes algo de mí, avísale a mi madre que
está desesperada”. Entre 2018 al 2020 han desaparecido 3.650 mujeres (niñas y adolescentes)
y quizás su destino no sea otro que la explotación sexual y la pornografía
infantil. O desgraciadamente las violaron y para desaparecer toda huella del
delito las mataron enterrándolas en cualquier fosa común.
Históricamente la desaparición forzada se ha
utilizado para eliminar al opositor o enemigo y sembrar el pánico y el terror
entre la población civil como método sistemático de dominación. Cuando el poder
político está en peligro, los militares son los únicos que disponen de medios
suficientes para restablecer el orden y la ley. En este caso la constitución y los
derechos humanos son un obstáculo para la guerra total,
El término “desaparecido” se acuñó en Guatemala
en el año 1966 cuando el gobierno de facto del coronel Peralta Azurdia utilizó
en secreto este despreciable método a través de los escuadrones de la muerte
para librarse de la oposición política de izquierda (intelectuales,
sindicalistas, artistas, escritores, estudiantes, docentes, colaboradores y
simpatizantes). En Guatemala se calcula que durante la primera década de terror
policial más de 45.000 personas fueron víctimas de homicidios políticos y
desapariciones. Luego esta práctica de Terrorismo de Estado, asesorada por los
agentes de la CIA (la “Doctrina de Seguridad Nacional” se inscribe
dentro de la guerra fría gestada tras la Segunda Guerra Mundial) se extendió
por otros países de América Latina como Argentina, Chile, Uruguay Brasil (en la
época de las dictaduras militares)
Durante la guerra fría la CIA no solo
fomentaba golpes de estado sino también la desaparición y asesinato de opositores
izquierdistas. Henry
Kissinger, como jefe del Departamento de Estado, no solo instigó el golpe
fascista contra Salvador Allende en Chile sino que también fue el planificador
de la Operación Cóndor que dejó un saldo fatal de 50.000 personas asesinadas
y 30.000 desaparecidas. Los “Archivos del Terror” descubiertos en
Paraguay detallan minuciosamente el destino de miles de latinoamericanos
secretamente secuestrados, torturados, asesinados o desaparecidos por los
servicios de seguridad de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Para lograr tamaña eficacia fue fundamental la transferencia de información
entre las dictaduras. El sumun del ensañamiento y perversidad lo superó con
creces la DINA pinochetista en Chile con 3000 muertos y 1.500 detenidos-
desaparecidos.
Según los manuales de inteligencia “el
opositor es un ser ajeno y extraño, un loco, un alien o extranjero contra el
que el “ejército salvador” podía recurrir a las más despiadadas formas de
represión para garantizar “la paz y la estabilidad de la patria”. Al secuestrando sea como sea había que
extraerle confesiones acerca de sus cómplices o la célula a la que pertenecía -que
es fundamental para eliminar “el mal de raíz”. La tortura en la
clandestinidad es garantía de impunidad. La clave es apartar en secreto al prisionero o
al insurgente del marco legal que pueda protegerlo. Entonces, así no podrán
contar con abogados ni testigos, no se haría pública su detención y sus
parientes no sabrían donde se encuentran. El secuestro es un arma de destrucción
masiva de enorme poder. Los genocidas llegaron a desaparecer poblaciones enteras u obligarlas
a abandonar sus tierras como sucedió en
Bolivia, Colombia, Perú, Guatemala o el Salvador. En este último país los
grupos paramilitares ORDEN y ANSESAL se esforzaron al máximo por aniquilar a
los subversivos del FMLN y a cualquier opositor que se atreviera a desafiarlos.
Los escuadrones de la muerte (doctrina de contrainsurgencia exportada por
EE.UU) intimidaban a la población civil enviando sufragios o publicando listas
de amenazados de muerte, abandonando cadáveres irreconocibles en los basureros
y a otros que colgaban en los postes a modo de advertencia. Todo era válido con tal de desmovilizar la
resistencia o cualquier atisbo de rebeldía (manual de guerra preventiva)
El ejército argentino, con la anuencia de los EE.
UU, decidió exportar a Centroamérica sus “geniales métodos” de guerra sucia con
la Operación Charlie en el que capacitaron a las fuerzas armadas de
Nicaragua, Honduras, el Salvador y Guatemala. Era esencial combatir con
eficacia a los “delincuentes subversivos terroristas” siguiendo las directrices
del presidente Ronald Reagan, entrenando escuadrones de la muerte y
paramilitares que se encargaran de las torturas, asesinatos y desapariciones
forzadas. No hubo campos de concentración, no hubo partido fascista sino
militarismo, no hubo un fuhrer sino golpistas.
En los años sesentas surgió el concepto de el “enemigo
interno” teorizado con maestría en los manuales de contrainsurgencia. En
aplicación de la Doctrina Nixon las escuelas militares norteamericanas fueron el
centro de formación y adoctrinamiento de
los oficiales y militares de alto rango de América Latina. Estos serían los
encargados de garantizar la prevalencia del imperialismo norteamericano. “The
Emerging structure of Peace” sacando una lección de la Guerra del Vietnam y
preparando a EEUU para su dominación a nivel global.
Buena parte del alto mando y las fuerzas
especiales de los ejércitos latinoamericanos fueron instruidos y adiestrados en
la Escuela de las Américas, ubicada en el Canal de Panamá. Esta
diabólica institución se distinguió por su enorme capacidad de entrenar matones,
torturadores y golpistas. Allí se
graduaron los mejores elementos decididos a ejecutar acciones de terrorismo de
estado como la desaparición forzada, la guerra psicológica y tortura (manual KUBARK) la extorsión y
ejecuciones sumarísimas. La inteligencia militar tenía la misión de neutralizar la amenaza del enemigo externo e
interno representado por el comunismo internacional (La Unión Soviética y Cuba).
La radicalización de la derecha se debió al temor de una revolución
izquierdista triunfante. Había que recuperar el orden social concebido como el
mantenimiento del sistema político y económico dominante.
En el 2001 tras el ataque a las Torres Gemelas
en NY el presidente de los EEUU George Bush le declara la guerra al terrorismo
islámico. A los pocos meses el ejército norteamericano inicia la invasión de
Irak y Afganistán sembrando la destrucción y la muerte como venganza a los
atentados del 11S. A medida que avanzaba la campaña militar se detuvieron
arbitrariamente a miles de supuestos “terroristas” -los llamados
prisioneros fantasmas (secuestrados por la CIA) - que fueron enviados a
la base militar de Guantánamo.
El GBI (guerra de baja intensidad) es
fruto de la experiencia norteamericana en Vietnam. Igualmente se inspiraron en la estrategia
diseñada por Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial llamada “balance
del terror” para hacer frente a los ataques de la resistencia. Por cada
soldado alemán muerto tendría que pagar con un número equivalente la comunidad dependiendo
del rango del ajusticiado. Además, se implantaba la idea de la detención de
rehenes y se determinaba la base de un sistema orgánico. Esta orden de Hitler,
ratificada de inmediato por el estado mayor alemán, parece ser el primer
precedente formal e institucionalizado de desaparición forzada -un método muy
sofisticado de terrorismo-. Un nuevo decreto llamado “noche y niebla” “nacht
und nebel” ordenaba el desvanecimiento de esos prisioneros o deportados en
los hornos crematorios de los campos de concentración. Y así con todo detalle expusieron la formula
mediante las cual el estado nazi esperaba llegar a la “solución final del
problema judío”, o sea, el exterminio sistemático de ese “pueblo maldito”. En
el caso de la Guerra Civil española el franquismo utilizó la desaparición
forzada para reprimir y doblegar las zonas republicanas a base del terror y el
escarmiento colectivo. El exterminio sistemático de sus oponentes políticos
aseguraría la paz social. Según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones
Forzadas por el Franquismo se estima que
durante la Guerra Civil Española y la posterior dictadura fueron desaparecidas
más de 140.000 personas. A estas alturas del 2021 todavía los grupos de pesquisidores
y forenses siguen con la tarea de desenterrar los esqueletos de las fosas
comunes desperdigadas por la mayor parte del territorio español.
En la Guerra Cristera (1926 a 1929) que enfrentó
a los fundamentalistas católicos contra los liberales, una de las armas
favoritas para aterrorizar a la población civil fueron los ajusticiamientos y
masacres. Los investigadores aseguran que las victimas de este demencial
enfrentamiento fratricida supera los 250.000 muertos y un número indeterminado
de desaparecidos. En los años sesenta y setentas, en el periodo de las
guerrillas izquierdistas, supuestamente aliadas de la Unión Soviética y Cuba,
el gobierno siguió la estrategia
diseñada por el Pentágono al estilo Plan Cóndor. Aquellos intelectuales, estudiantes,
profesores, sindicalistas y luchadores sociales representaban un peligro
latente y se les acusó de “terroristas
traidores a la patria” Esta es una etapa poco conocida en la historia de México
llamada de la “guerra sucia” que va desde el año 1954 a los años setenta que el
PRI ha ocultado o eliminado de los archivos. La prensa también se hizo cómplice impidiendo
la publicación de noticias que afectaran la estabilidad del régimen.
El código del terror de la desaparición
forzada
lo aplicaron los organismos de
seguridad del estado para combatir la Liga Comunista
23 de septiembre, las guerrillas indígenas de Guerrero, el Partido de los
Pobres o el Movimiento de Liberación Nacional. La juventud mexicana se inclinaba
peligrosamente por el caos y el anarquismo.
Quizás
el punto más álgido haya sido
la matanza de Tlatelolco el 2 de
octubre de 1968 donde se escribió el capítulo más siniestro de la historia
mexicana. El presidente Diaz Ordaz junto con su Secretario de
Gobernación Luis Echeverría fueron los directos responsables de esta
masacre que dejó 78 muertos y 31 desaparecidos. Dicha operación Galeana igualmente contó con
el siniestro asesoramiento de agentes de la CIA que tenían sus oficinas en la
propia DFS. El estado de derecho no
podía tolerar que las “hordas comunistas” destruyeran la democracia y las
raíces culturales y religiosas del país.
Para contrarrestar el levantamiento Zapatista
en Chiapas en el año 1994 surgen los Zetas, cartel conformado por desertores
del ejército mexicano que contó con el beneplácito del gobierno federal. Porque
la única posibilidad de desmovilizar la resistencia guerrillera era organizar
grupos de paramilitares en connivencia con los terratenientes que desplazaran a
los campesinos, les despojaran de las tierras y desaparecieran a sus líderes.
En el 2006 la guerra contra los carteles de
las drogas lanzada por el presidente Calderón generó la ocupación militar de
las regiones y estados con el fin de recuperar la soberanía siguiendo los
mismos dictados de la Seguridad Democrática de Uribe Vélez en Colombia cuyo antecedente
más cercano fue el Estatuto de Seguridad del presidente Turbay Ayala.
México es un país de casi 130.000.000 de
habitantes que mayoritariamente se concentran en el medio urbano. Desde los
años cuarenta del siglo pasado comenzó el éxodo millones campesinos e indígenas
en busca de un mejor futuro en la ciudad redentora. Esta es la mejor demostración del fracaso de en la
revolución mexicana y su infructuosa lucha por el reparto agrario. Al pueblo
empobrecido se le ha condenado al destierro y
el desarraigo En esos eriales o
campos baldíos levantaron sus tugurios donde se refugiaron las castas
desclasadas que se multiplicaron exponencialmente elevado la densidad de
población por kilómetro cuadrado hasta el infinito. Como es el caso de Netzahualcóyotl con 1.200.000
de habitantes o Ecatepec con 1.700.000 habitantes que son los dos municipios más
grandes del estado de México. En el
valle de México viven 27 millones de personas que se hacinan en unas urbes y megalópolis
completamente antinaturales y deshumanizadas producto de la explosión
demográfica. La utopía de las ciudades inclusivas, equitativas y democráticas
donde la principal norma sea el respeto a los derechos humanos es apenas un
concepto teórico irrealizable.
El famosos etnólogo francés Paul Rivet
escribió en los años cincuenta del siglo pasado: “México es ante todo una
tierra indígena cuyo porvenir está condicionado por el éxito o el fracaso de la
incorporación de las poblaciones indígenas a la vida nacional”
¡Última hora! desapareció un joven en el
municipio de Tonalá, ayer desaparecieron cuatro personas en el estado de
Guanajuato, más niños desparecidos en Veracruz, otros en Sinaloa y una y otra vez
se repite la misma historia, aunque con diferentes nombres y en diferentes sitios.
Por Facebook, Instagram o Twitter se
lanzan las alertas Amber con las
respectivas fotos de niños, jóvenes o adultos.
Las madres los reclaman con un desgarrador grito de impotencia: ¡vivos
se los llevaron, vivos los queremos!
México se encuentra azotado por una ola inmisericorde
de terror provocada por los grupos delincuenciales y carteles coludidos muchas
veces con la policía o el ejército. No se sabe muy bien quién secuestra, quién tortura
o quién mata. No hay una razón lógica
¿pero acaso existe una razón lógica?
Tan espantosa tragedia se convierte también en
un negocio multimillonario que se reparten las mafias del narcotráfico, la
delincuencia organizada. los empresarios, banqueros, políticos y en el
que igualmente están involucradas en distintos niveles las fuerzas de seguridad
del estado. Algo que se comprobó con el procesamiento del ex Secretario de
Seguridad García Luna y la detención en EE. UU del ex Secretario de Defensa el
general Cienfuegos.
Mientras tanto las élites del poder, la
burguesía y oligarcas se blinda en sus cotos o condominios rodeados por grandes
muros y alambradas eléctricas y protegidos por guardias de seguridad y perros
de presa. Son zonas de sinigual belleza con bosques y lagos artificiales y clubes
exclusivos con piscinas, campos de golf o de equitación en donde solo pueden ingresar
aquellos que sean residentes o posean un pase o pasaporte que los identifique
como, trabajador o invitado. Una arcadia feliz muy bien conectada con exclusivos
centros comerciales en los que sobran los lujosos restaurantes, tiendas o
boutiques de las marcas más exclusivas. Muchos piensan desde la tranquilidad de
sus mansiones que lo que ocurra fuera de sus dominios no les incumbe en lo más
mínimo. Lo importante es mantener su estatus y seguir disfrutando de su alto de
nivel de vida. ¿Y el lavado de dinero, la corrupción y el enriquecimiento ilícito?
No hay datos fidedignos, pero son miles de millones de dólares con el que se
han construido verdaderos oasis de la mil y una noches. Una eterna luna de miel
que los embarga de felicidad. Dos realidades totalmente distintas y
distantes que conforman una sociedad clasista y racista. La burguesía se lleva las ganancias y el
pueblo pone los muertos.
Según testigos un comando fuertemente armado vestidos
de negro y encapuchados se llevó a Israel ¿serían delincuentes disfrazados de
policías o de judiciales? Desde hace una semana no se ha vuelto a saber más del
occiso o de la occisa. Se teme lo peor porque no hay ninguna notificación
oficial. El fantasma de Ayotzinapa hace parte ya de la memoria colectiva de los
mexicanos. Esta abominable masacre ocurrida en el año 2014 con la desaparición
de los 43 normalistas cuyos cuerpos fueron reducidos a cenizas o convertidos en
pozole (sopa) al diluirlos en ácido. los estudiantes de Ayotzinapa
desaparecidos en el operativo policial y militar llevado a cabo en Iguala. Después
de seis años de su desaparición todavía no se ha resuelto el caso y sus
familiares siguen planteándose las mismas
preguntas: ¿dónde está mi hijo, ¿dónde está mi hermano, mi padre o mi
madre?
Tal vez la respuesta se encuentre en los dos
tráileres de la muerte en los que introdujeron 365 cadáveres, muchos de ellos
irreconocibles, ante la imposibilidad de almacenarlos en el Instituto Jalisciense
de Ciencias Forenses. 1.600 cadáveres
están todavía hacinados en sus morgues, En la fiscalía hay una podredumbre
escandalosa que privilegia a los delincuentes y castiga a las víctimas. Las
autoridades dicen que tal ola de violencia se debe a una disputa entre el
Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel Nueva Plaza. En el estado de
Jalisco se han producido 15.000 desaparecidos en los últimos 5 años. El 37% de
las actas de defunción en las autopsias dictaminan que fueron aniquilados por
golpes, por asfixia el 24% del total y el 33% restante por arma de fuego o arma
blanca. La tendencia es a torturar, es
decir, a infligir a la víctima el máximo sufrimiento y una prolongada agonía. Este
martirio hace parte del código del terror: descuartizándolos, regándolos con gasolina y prendiéndoles
fuego o disolviéndolos con ácido o sosa caustica o arrojándolos a feroces Pit Bull que los devoran en minutos. Una mortandad a
nivel industrial cuya autoría se le atribuye a expertos carniceros y matarifes
enloquecidos por un cóctel de estupefacientes y alcohol. El secuestro de una
persona o la desaparición forzada es uno de los atentados más execrables que
pueda existir contra los derechos humanos.
Más de la mitad de los migrantes
centroamericanos en su camino a EE. UU terminan siendo víctimas de algún tipo
de trata de personas. En el mismo tren “la bestia” que realiza este recorrido
de sur a norte de México son asaltados por los carteles para atracarlos, secuestrarlos
y reclutarlos en los ejércitos particulares, 270.000 personas son víctimas de
la esclavitud moderna: la trata de
blancas, redes de trasplante de órganos, trabajos forzados en los campos de
cultivo de amapola o marihuana o para trabajar en labores agrícolas en las
haciendas, laboratorios de metanfetamina o fentanilo. El año pasado las mafias
obtuvieron ganancias de hasta 10.000.000 millones de dólares. Los mojados
contratan a los coyotes de los carteles para
que los crucen al otro lado de la raya, aunque en muchas ocasiones caen en la
trampa y son utilizados de mulas para que pasen droga.
En Irapuato (Guanajuato) los colectivos “A Tu Encuentro”
y “Sembrando Comunidad”. encontraron en fosas comunes más de 100 cadáveres
embolsados, un crimen atribuido al Cartel Jalisco Nueva Generación, en Acámbaro
en Guanajuato se descubrió otra fosa común con 78 bolsas con restos humanos, y así
sigue el trágico reporte con más de 70 restos en Salvatierra, que según la
portavoz de “una luz en mi camino” podría rebasar los 100 cuerpos. La
organización Fundej (Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos) advierte que
Jalisco es el estado con mayor número de personas desaparecidas y no localizadas
(9.550) La peruana Lucero Mescco viajaba de paseo a Guadalajara, junto a dos
amigos peruanos y un mexicano, cuando al pasar por Atotonilco fueron detenidos
por la policía municipal acusados de” extorsión”. Después no se supo más de ellos. Ayúdanos a
localizarlos.
Los familiares presurosos entregan en los
juzgados las denuncias correspondientes a la desaparición de sus seres queridos.
Sus abogados les aconsejan dirigirse a las altas instancias a ver si agilizan
el caso, pero son tantos y tan intrincado el papeleo de rigor, que al cabo de
unos días las autoridades suspenden la búsqueda. Los trámites burocráticos son
demasiado lentos y dispendiosos y para quitárselos de encima les contestan el
consabido “vuelva la próxima semana”. El nivel de indignación es mayúsculo y en
respuesta a tantas arbitrariedades se organizan multitudinarias manifestaciones
de protesta con toma de edificios públicos, plantones, bloqueos de carreteras. No
hay impartición de justicia y si niveles altísimos de impunidad y manipulación
de las evidencias. Algo que denuncian continuamente las organizaciones de
derechos humanos, los mecanismos de asistencia internacional, la iglesia
católica, la comisión de la verdad, la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
el de la ACNUDH de la ONU o las comisiones de derechos humanos estatales, las
ONG. También los ambientalistas, líderes indígenas o activistas sociales están
en el punto de mira ya que están en contra los intereses de los terratenientes y
las grandes empresas multinacionales. Este es el caso de Homero Gómez defensor
de la reserva de la Biosfera Mariposa Monarca que desapareció el 13 de enero de
2020. Una semana después su cuerpo se encontró en un pozo para uso agrícola.
Decenas de miles de casos están aún archivados
en los anaqueles pues los jueces no se dan abasto para tramitarlos. Infinidad de
veces los ciudadanos denuncian un delito y no se procesa en el sistema. Carpetazo por falta de elementos o falta de
pruebas. No hay cuerpo del delito y muchas familias por miedo a recibir
represalias o revictimización no se atreven a denunciar el crimen. El 75% de
los desaparecidos en México tienen entre 15 y 30 años; el 74% son hombres y el
26 % son mujeres. En México desde 1964 al 2020 se han contabilizado 177.000 desaparecidos. La Comisión Nacional
de Búsqueda de la SEGOB solo reconocen unos 82.000 desaparecidos.
Los familiares indignados exigen que a los
culpables les caiga todo el peso de la ley y que se pudran por el resto de la
vida en la cárcel. No pueden ocultar sus sentimientos, de rabia, odio y
venganza porque les han destruido física y mentalmente. Pero los sospechosos o
presuntos implicados muchas veces salen libres pues las pruebas presentadas
carecen de consistencia. Algo que es
muy normal en un país con el 95% de impunidad.
Pero como suele suceder la policía comienza a
sospechar que el occiso a lo mejor estuviera metido en algo oscuro o andaría en
malas compañías. Hasta la duda asalta a sus familiares y amigos. Para los
investigadores de la Fiscalía cualquier antecedente penal, cualquier indicio
sospechoso basta para criminalizarlos. Puede ser un ajuste de cuentas, ¿retaliación
entre bandas de narcotraficantes? Cómo
puede ser si era tan estudioso y formal.
Por ejemplo, los estudiantes de
Ayotzinapa supervivientes en la matanza llevada a cabo en el año 2014 y que
fueron detenidos por la policía se les encontró en sus teléfonos celulares
música de narcocorridos y también narco películas. De inmediato las autoridades dedujeron que se
trataban de miembros de algún cartel. Pero este fenómeno es normal entre los
estratos más bajos de la sociedad mexicana. Fácilmente se criminaliza a las víctimas
por su manera de vestir, por los tatuajes los piercing o por la edad si son
jóvenes o porque viven en determinadas colonias marginales. Todos los
detenidos son malos, todos los muertos son malos. Tal vez son retaliaciones
que se producen entre la mafia del narcomenudeo que luchan por su territorio. No
todas las desapariciones están relacionadas con el crimen organizado porque también
están implicados Militares, Policía, Federales, Sedena, Instituto Nacional de
Migración.
He tenido que acompañar a las madres de los
desaparecidos al Instituto de Ciencias Forenses de Guadalajara, un gélido y macabro edificio donde presencie desgarradoras escenas de dolor Si al menos tuvieran una tumba donde llevar a cabo
el duelo como manda la tradición cristiana. Es tal la impotencia que su único consuelo
es que Dios haga justicia. De ahí que haya tantas de misas y cadenas de oración
a ver si se produce un milagro y el hijo, la hija, el padre o el hermano
aparecen o, mejor dicho, resucitan como Lázaro. Hay que aceptar la cruel realidad,
pero los familiares no se resignan: “luchamos con amor por nuestros seres
queridos que nos ha llevado a hacer todo lo que el gobierno no ha hecho por
encontrar a nuestros desaparecidos” Esta es una tragedia capaz de causar
sufrimiento prolongado y alterar la vida de las familias por generaciones y
paralizar a comunidades y sociedades enteras. Un trauma emocional de angustia,
depresión, insomnio que por lo general los psicólogos y siquiatras intentan
anestesiar a base de sedantes, antidepresivos, somníferos o barbitúricos.
Las madres heridas en lo más profundo de su
alma ponen el grito en el cielo pues al hijo o la hija de sus entrañas la han
desaparecido. Sin saber muy bien quiénes
son los culpables y el por qué se los llevaron. Pero, de repente, una mañana cuando iba
caminando por la calle pasó un auto de vidrios polarizados del que se bajaron
varios tipos armados cubiertos con pasamontañas que se lo “levantaron” a la
fuerza. Eso declararon algunos testigos de los hechos ante el ministerio
público. De ahí en adelante se perdió su pista, se esfumó o se lo “tragó la
tierra”. Los familiares presurosos presentan la denuncia ante las
autoridades que maquinalmente redactan el atestado de desaparición. Todavía no
se sabe si su ausencia ha sido voluntaria o forzada así que habrá que dejar
pasar un tiempo prudencial para comprobarlo. A veces no se le puede catalogar como
un secuestro porque nadie ha pedido rescate, no es una desaparición por motivos
políticos porque no es un activista de izquierdas o un defensor de los derechos
humanos, un ecologista o un periodista. Se
visionan también las cámaras de seguridad para comprobar si registraron el “suceso”
o secuestro. Quién sabe si el desaparecido anda “enfiestado” - muchas
adolescentes se van con el novio, otras se quedan embarazadas y prefieren huir
de sus casas por miedo a las represalias. Los jóvenes son así de “locos” -responden
las autoridades. 80% de los delitos no se denuncian porque las víctimas o sus allegados no confían
en el ministerio público. Demasiadas desapariciones se clasificaron con otra
denominación porque el gobierno siempre está tirando a la baja para acomodarlas
a sus intereses y así justificar que están trabajando con eficacia. El mensaje
debe ser positivo para no crear aún más psicosis o la alarma social y no
extender falsos rumores que inquieten a la ciudadanía.
Los familiares de los desaparecidos ante la
inacción de los organismos estatales o federales se han organizado por su
propia cuenta en asociaciones y colectivos de búsqueda. Increíblemente han de
asumir el papel de policías, detectives o forenses para intentar hacer justicia
por su propia mano. Incluso se movilizan por los distintos estados de la república
y se dedican a pegar carteles en las calles o van repartiendo volantes con sus
rostros por las estaciones de autobuses, en el metro. Van procurando
información a ver si por casualidad alguien los ha visto o les dan alguna pista
de su paradero. Buscamos a Jazmín, buscamos a Alondra, buscamos a Irma, a Edith
018006703600, buscamos a Wendy que desapareció el día 9 de enero mientras
conducía su camioneta en un viaje de Nayarit a Guadalajara. Aliándose a la
tecnología será en el ciberespacio, en Facebook, Twitter, Telegram o Instagram donde también
se libre la batalla por localizarlos. Pero pocos se acuerdan ni reclama por las víctimas de la limpieza social
aquellos indigentes, drogadictos o enfermos mentales que vagan por las calles y
a los que la “mano negra” asesina para vender sus cuerpos en las clínicas universitarias o para “embellecer”
la ciudad.
Es difícil soportar tanta incertidumbre pues
las familias desoladas esperan el regreso de sus seres queridos o al menos
tener alguna noticia que les devuelva la esperanza de encontrarlos vivos. Pero
pasan los días, las semanas, los meses y los años y no hay respuestas positivas,
solo cartas y comunicados en que las autoridades afirman que hacen lo imposible
por resolver el caso. Serenidad, paciencia, que se traduce en silencio y
olvido. ¡Ni perdonamos ni olvidamos! En México no se sabe el por qué desaparece
la gente, no hay motivos aparentes ni siquiera piden un rescate. Así que no
queda otra que orar, a encender velas a los santos y vírgenes en las iglesias y
catedrales a ver si se obra un milagro. Porque ¡si estas en nuestra memoria, no
estás muerto!
En diciembre de 2019 en Ocotlán (Jalisco) desaparecieron
los 4 hermanos Camarena y en el que está
implicada la policía municipal. El comité de la CED de la ONU emitió un llamado
urgente al gobierno mexicano para que responda por las omisiones en la carpeta
de investigación. La Fiscalía Especial de Personas Desaparecidas ha reclamado
que se detenga a los agentes implicados en su desaparición. La Subprocuraduría
Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de Jalisco no ha dado
respuesta alguna. Los policías aún no han sido detenidos. Hasta la Fiscalía General
de la República esta infiltrada por grupos corruptos y mafiosos.
Quizás algunos buenos samaritanos desde el
anonimato se atrevan a entregarles pistas que los lleven a localizar los restos
de sus seres queridos ¿dónde enterraron los cuerpos de su hijo, su hija o de su
esposo? ¿O talvez los quemaron o los convirtieron en pozole (sopa)? Pero el
tiempo pasa y no hay ninguna respuesta positiva. Así que lo único que les queda
es seguir indagando su paradero. Por
ejemplo, las mujeres rastreadoras del colectivo “Sabuesos Guerreras A.C” cuando
estas reciben informaciones de la existencia de fosas clandestinas inmediatamente
se dirigen al lugar que les señalaron a ver si hallan a sus “tesoros perdidos”.
Tras identificar el terreno anormal con sus palas, rastrillos y asadas
comienzan a remover la tierra esperanzadas en descubrir algún indicio de sus
seres queridos: huesos, esqueletos o
calaveras “Los huesos son buenos testigos, a pesar de que hablan bajo no
mienten y nunca olvidan” Entonces si se confirma que el hallazgo es positivo llaman a la Fiscalía General del Estado, la Comisión
Nacional y Estatal de Búsqueda de Desaparecidos y los servicios médico forenses
para que se hagan cargo del levantamiento de los cadáveres. Encontrar el cuerpo de la víctima es la única
posibilidad de aliviar el pesar de sus familiares. Del 2018 al 2020 han sido rescatados
más de 1.700 cuerpos en fosas clandestinas.
Las familias desesperadas mueven cielo y
tierra en la fiscalía, en los servicios forenses o en los hospitales para saber
¿dónde están, ¿qué les pasó? pero todo es infructuoso y el occiso se convierte
en un mero número de expediente. Por ahora no son más que fantasmas que vagan
sin rumbo fijo por el limbo ¡Habrase visto mayor humillación! tener que andar buscando a sus seres queridos
entre trozos de carne humana, revolcando cadáveres en alto grado de
descomposición, esqueletos o huesos quebrados. Y lo peor es ese olor nauseabundo
que retuerce las tripas. Y tras las exhumaciones a clasificar las osamentas: una
pierna, un brazo, o la cabeza que se intentan unir a ver si coinciden con la
anatomía de su hijo, su hija, de su padre, de su hermano o hermana. Mientras en las morgues los forenses, en una
tarea más propia del Dr. Frankenstein, intentan recomponer unos cuerpos
irreconocibles para entregárselo a sus familiares. Lo cierto es que es imposible
identificarlos sin una prueba de ADN. En el Banco de Datos Genéticos se recogen
las muestras de sangre de sus padres para ver si coincide con las del occiso.
Luego se les comunicarán a sus deudos si el test ha sido positivo o negativo ¿Cómo
se ha llegado a tan absurda carnicería? un holocausto que solamente se puede
producir en un país en guerra, pero difícil de comprender en tiempos de “paz”.
De improviso una mujer exclama ¡esta osamenta es la de mi hijo! Por fin lo
hemos encontrado. ¿Pero esto acaso es
una buena noticia? Pues, aunque parezca increíble sí, porque ya se ha terminado
tanto sufrimiento e incertidumbre y ahora ya puede realizar el velorio y los
rituales del enterramiento cristiano. Por lo menos tienen una tumba donde
llorarlo. Sin ningún pudor muchas veces se entregan a los familiares los
ataúdes sellados asegurando que dentro están los restos de sus seres queridos.
Como nadie se confía en la palabra de los funcionarios los abren a martillazos
¡¡¡Pero si esta cabeza no es la de mi hija!!! Lo más denigrante es observar esos
cuerpos martirizados bajo atroces signos de tortura; unos mutilados otros degollados o decapitados. Muertes a nivel industrial que cada día
aumentan imparables y que no tienen ningún viso de remitir.
Esto va más allá de una pesadilla: los
embolsados, los enmaletados, encobijados los descuartizados. “México entero es una fosa común, un inmenso
e inconmensurable camposanto y por donde quiera que vayas vas a caminar sobre
los cuerpos de miles de desaparecidos” Margarita
López madre de Yahaira secuestrada en el 2011 a la que torturaron y violaron
durante diez días para después decapitarla y enterrar sus restos en la sierra
de Oaxaca.
“Soy Karla, me secuestraron en Acapulco
(Guerrero) ayúdame a volver a casa. Si sabes algo de mí, avísale a mi madre que
está desesperada”. Entre 2018 al 2020 han desaparecido 3.650 mujeres (niñas y adolescentes)
y quizás su destino no sea otro que la explotación sexual y la pornografía
infantil. O desgraciadamente las violaron y para desaparecer toda huella del
delito las mataron enterrándolas en cualquier fosa común.
Otro joven al que “levantaron” (eufemismo de
secuestrar) otra joven que salió de su casa y ya no regresó, todos abducidos de
repente por una fuerza sobrenatural que los volatilizó pues no se ha vuelto a
saber más de ellos. Sus familiares y amigos angustiados comienzan las
averiguaciones; rastrean las pistas de sus teléfonos celulares, las grabaciones
de las cámaras de video vigilancia también hacen llamados para que se presente
algún testigo ¿sería cosa de los carteles o de las bandas delincuenciales? ¿estaba
amenazado? ¿alguna venganza? ¿no pagó el
derecho a piso? ¿Extorsiones o secuestros? En ocasiones los secuestradores les
remiten a sus familiares cartas con dedos y orejas amputadas exigiendo el pago
del rescate “a la mayor brevedad” o si no que se atengan a las consecuencias.
Tantas mujeres y adolescentes desaparecidas
¿estarían relacionadas con la trata de blancas? no se sabe nada, todo queda en
meras suposiciones o especulaciones. Se piensa a veces que se fueron por su
propia voluntad, ¿se habrá ido con el novio? ¿estaba embarazada y se largó para
no decírselo a sus padres?
Durante décadas se ha elegido la ofensiva
policial o militar como la única solución para combatir a la delincuencia. Una estrategia
que solo ha generado más violencia y más muertes tal y como se demostró en el
sexenio del presidente Calderón.
Parece que es más rentable mantener esta
guerra de baja intensidad que beneficia a los carteles, los traficantes de
armas y sus cómplices de “cuello blanco”
Los ciudadanos exigen mano dura y tolerancia
cero; aumentar el pie de fuerza y duplicar el presupuesto en seguridad. Porque hay
que pacificar el país y si no se cumplen las expectativas tendrán todo el
derecho a armarse para defender su vida y sus bienes. Pero la espiral de
violencia no cesa y al parecer es más rentable mantener esta guerra de baja
intensidad que beneficia a los carteles y al propio aparato militar, político, policial
y a los traficantes de armas. La ecuación es muy sencilla entre más tráfico
de drogas en Estados Unidos, más violencia en México.
Al asumir su mandato en el 2018 el presidente López
Obrador afirmó que cambiaría la estrategia represiva por la filosofía
humanista de “besos y abrazos y nada de balazos” Es decir, la política
de la no violencia, del diálogo y el respeto a los derechos humanos. Además, en
campaña prometió desmilitarizar el país: “que las tropas vuelvan a los cuarteles”
Pero ante el avance descontrolado de la delincuencia organizada y los carteles no
le quedó más remedio que crear la Guardia Nacional con 100.000 efectivos. El gobierno para salvar la 4T (Cuarta Transformación)
ha preferido fundar una “república militar centralista”. Para
pacificar el país hay que movilizar más policías, más federales más militares
en permanente patrullaje en las calles, que se construyan más cárceles y las
penas. La reinserción social es un fracaso pues los delincuentes tras cumplir
sus penas salen en libertad y vuelven a reincidir.
En un intento por adoctrinar a los ciudadanos para
que no se desvíen del camino recto la Secretaria de Educación Pública de México
ha reeditado la Cartilla Moral de Alfonso Reyes con una tirada de 8.500.000
ejemplares. “Hay que forjar un futuro más prometedor”. El partido de gobierno insiste en que la
inseguridad se acaba con programas educacionales o culturales y la entrega de ayudas
económicas a los más pobres. Tal vez esta sea la receta ideal para forjar un
ser humano nuevo y equilibrado “por fortuna el malo por naturaleza es educable
en muchos casos y, por decirlo así, aprende a ser bueno. La decadencia que
hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y
la falta de oportunidades de empleo y sus satisfactores básicos, como por la
pérdida de valores culturales, morales y espirituales”. “La paz y tranquilidad
son fruto de la justicia”
El estado asistencialista intenta paliar
dichas deficiencias estructurales entregando dádivas o limosnas como las becas
de Jóvenes Escribiendo el Futuro NINIS, con una ayuda para formarse en empresas
de 3.748 pesos mensuales, para estudiantes de 4.800 pesos bimestrales, las
Becas Benito Juárez dotadas con 1.600 pesos bimestrales. El proletariado tendrá
que conformarse con cobrar el salario mínimo (123 pesos diarios o 6 dólares)
para garantizar su supervivencia. La Secretaria de Desarrollo Social manifiesta
que el factor económico es fundamental para explicar el alza de los grupos
delincuenciales. La sociedad capitalista neoliberal los condena a la eterna
marginalidad. Pero lo cierto es que los
ricos delinquen más a los pobres porque tienen en sus manos las llaves del
poder político y económico.
La delincuencia organizada y los carteles recluta
jóvenes desempleados ofreciéndoles un “oficio” bien remunerado en empresas de
seguridad que no es más que un señuelo para enrolarlos en las filas de sus
ejércitos particulares.
El Colectivo de Buscadoras de Guanajuato
denunció que existe un plan de reclutamiento forzado de menores de edad por
parte de los carteles.
Por ejemplo, los “halcones” de los carteles ganan
8.000 pesos mensuales y si comienzan a matar gente se eleva a 15.000 pesos. Los
sicarios del Mencho ganan 20.000 pesos al mes y 500.000 pesos si sus riesgos
son extremos. A los más avezados se les premia con casas, ranchos, mujeres o
autos de lujo. ¿Qué se puede engendrar en esos ambientes sórdidos donde faltan escuelas y bibliotecas y sobran
antros y discotecas o prostíbulos? Hay otras vías más prácticas de ganarse la
vida: consigue una moto y un revolver y has valer tu ley. Entre más
tiempo de ocio, más tiempo para cavilar
el próximo golpe. La propaganda los deslumbra con mil y una ofertas que difícilmente
pueden adquirir si en los bolsillos apenas tienen unas sucias moneditas.
La inseguridad es de tal magnitud que en el
momento menos pensado en cualquier carretera hombres encapuchados que portan
armas largas colocan un retén clandestino y entonces te hacen bajar del carro e
interrogan: ¿a dónde van? A veces simplemente le exigen a los automovilistas pagar
una suma de dinero o peaje por pasar de largo; pero en otras ocasiones los “levantan”
o secuestran. Los “retenidos” se trasladan
con los ojos vendados a una casa de seguridad donde se les confina en un
calabozo o mazmorra. Han entrado en otra dimensión donde los utilizarán de
juguetes para sus rituales satánicos. Son culpables de no se sabe qué y por eso
deben ser escarmentados.
Y para mayor crueldad y sin mayores
prolegómenos les anuncian que serán
sacrificados a la santa muerte, la dama blanca. En medio de una orgía de drogas
y alcohol, el ritual se iniciará con una sesión de torturas a base de golpes,
escupitajos, apaleamientos o quemaduras con cigarros. Las clásicas prácticas
sadomasoquistas de rigor porque si Jesucristo sufrió lo indecible en la cruz ahora
los capturados van a experimentar en carne propia este viacrucis. Esto fue lo
que aconteció hace unos meses en Chapala cuando un operativo de la Fiscalía Especializada
en Personas Desaparecidas permitió localizar a ocho personas, seis hombres y
dos mujeres, que se encontraban privadas de la libertad en una finca o casa de seguridad
donde se encontraron distintos tipos de armas de alto poder y una flotilla de narco
camionetas. Según declararon los liberados al día siguiente los iban a asesinar
para posteriormente enterrarlos en una fosa que ellos mismos habían abierto. Definitivamente
estamos construyendo historias siniestras que bien podría servir de inspiración
para los autores de la novela negra.
En la sociedad mexicana está muy arraigado el
culto a la muerte. El pueblo se ha
apropiado del inframundo: la santa muerte o la niña blanca, las catrinas son
las reinas del Mictlán y señoras de los muertos. Matar o torturar se ha
convertido es un escalofriante pasatiempo que se graba en los teléfonos
celulares para luego publicar sus hazañas en las redes sociales. Un aberrante
exhibicionismo que alimenta los más salvajes instintos sadomasoquistas. El
narco le rinde culto a las deidades satánicas para ser poderosos e inmortales y
que se desvíen las balas de sus contrincantes: “Ángel de la guarda cuida mis
pasos y vuélvelos ciegos para que no puedan dispararme” Justo las 3:33 de la
madrugada es la hora que eligen los devotos como la “hora del diablo “el
momento de mayor intensidad del mal”. Lucifer entonces exige sangre fresca. Así
ocurrió en el barrio bravo de Tepito donde la policía encontró un narco altar dedicado
a la santa muerte con restos humanos, cráneos, huesos y esqueletos. Tampoco
faltan las escenas más depravadas de canibalismo que solo puede surgir de mentes
enfermizas de psicópatas, hienas, zopilotes que han perdido su condición humana.
Se ejecuta una persona y se descuartiza como
si se tratara de ganado que se desuella en el matadero. No hay ningún atisbo de compasión y se les
tortura hasta que supliquen la muerte. En México hay una gran atracción por
la necrofilia, el amor por el Tánatos se origina desde tiempos inmemoriales
como lo demuestra el descubrimiento arqueológico más reciente en el Templo
Mayor de ciudad de México y que simboliza una declaración de poder y principios
bélicos en honor a Huitzilopochtli, la mayor deidad azteca.
Especialmente en esas zonas aisladas de las
colonias de los extrarradios en el momento menos pensado -ya sea de día o de
noche- el ángel exterminador sale de cacería en busca de las víctimas
propiciatorias. Como si se tratara de un toque de queda los pobladores se atrincheran
en sus hogares pues saben de antemano que lucifer con su guadaña a traición les
va a asestar su zarpazo siniestro. Y
sálvese quien pueda. Los capos del CJNG declaran altaneros: “Aquí no entra
nadie, aquí mandamos nosotros” Es el decreto inapelable para “socializar el
miedo”. A lo lejos se escucha el
ulular de las sirenas de las patrullas policiales, los perros ladran
defendiendo su territorio mientras los vecinos se santiguan rogándole a la
virgencita de Guadalupe que los ampare y los favorezca. Parte de la estrategia de los carteles es
sembrar el terror para dominar sus zonas de influencia. Las fieras depredadoras
atracan, asaltan y asesinan a sangre fría sin que les tiemble el pulso. “La
noche es nuestra” que nadie se mueva y se queden en sus casas ejerciendo un
control social sin precedentes.
Los niños de las colonias más miserables ya no
son niños pues precozmente se hacen mayores. Millones de niños y jóvenes no están
escolarizados o se ausentan de la escuela por falta de incentivos o se ven obligados
a trabajar para ayudar al mantenimiento de sus hogares;
pertenecen a familias desestructuradas, con padres
desempleados o alcohólicos o son huérfanos a cargo de un tutor y encima sufren
violencia doméstica. Casi 3 millones
de estudiantes han desertado de los centros educativos a causa de la pandemia del coronavirus. Por eso buscan en las calles el afecto y
protección de la manada o de la pandilla.
Ellos son los candidatos perfectos para
engrosar las filas de las maras o bandas delincuenciales. Poco a poco se van
formando los futuros sicarios o sicarias -porque en los bajos fondos también
hay igualdad de género- Por supuesto que el relevo generacional está asegurado
pues en estas lides se fallece a muy temprana edad. México es el quinto país
con mayor población juvenil en el mundo.
75.000 menores de edad están integrados en los
carteles que es la única salida para escapar de la pobreza pues por medios
legales es casi imposible salir del pozo sin fondo. Sueñan con emular a famosos
capos como el Chapo Guzmán, Caro Quintero, el Mencho, el Mayo Zambada. Porque “progresar es delinquir”
Bajo la supervisión de eméritos maestros- aprenden
con destreza a manejar los famosos “cuernos de chivo” AK 47, las Barrett. 50,
las RPG 27, las Browning M2. Con las armas en la mano adquieren un poder
extraordinario que los eleva al rango de vengadores. Y para inculcarles lazos de obediencia a sus
cachorros se les induce a la drogadicción y al alcoholismo. Entonces como por arte de magia se transforman en guerreros
invencibles, o psicópatas ahítos de sangre. En vez de apretar el botón de una
consola PlayStation, aprietan el gatillo de una AK47 provocando una masacre. Se
mata y se remata al ritmo del reguetón marcado por los plomazos. El homicidio
es la principal estrategia de las bandas delincuenciales para ganar territorio.
Los sociólogos y
psicólogos intentan infructuosamente dilucidar las razones de tanta maldad y
perversidad. El medio urbano
opresivo desencadena enfermedades mentales: psicosis, esquizofrenia, paranoias,
trastorno de la personalidad. Empujados por al alcoholismo o esclavos de las
adicciones no tienen nada que perder. ¿Qué clase de individuo es capaz de
violar una niña, asesinarla y como si
fuera un objeto desechable tirar sus restos al basurero? Es decir, matar por
matar sin ninguna razón, nomás que por puro pasatiempo.
Los reclutas
según sus aptitudes y buena puntería van escalando posiciones en la pirámide
jerárquica de la organización; de sicario o sicaria pasan a operador financiero,
de ahí a narco junior, después de
acuerdo a sus “buenas notas” ascienden a jefes de plaza y los más guapos quizás un día ejerzan de grandes
capos o patrones. Las pandillas o maras tienen su propio territorio con
fronteras bien delimitadas y que deben ser respetadas. El narcomenudeo es un negocio muy floreciente
pues los consumidores en México están en alza. Las adicciones a la marihuana,
inhalables, cocaína, crack, pastillas de diseño o heroína se han incrementado un 300% en los últimos años. Ahora a los carteles tanto les favorece el consumo interno de estupefacientes como la
exportación a los mercados de EE.UU Europa o Asia. La crisis del coronavirus ha desatado una
fiebre por las drogas sintéticas pues el aislamiento, la soledad y la depresión
hay que atenuarlos de alguna manera.
La prensa amarillista utiliza la crónica negra
como reclamo para que sus ventas aumenten imparables. Hace unas semanas los
rotativos publicaron en primera página la foto de una carretilla que transportaba un costal en cuyo interior
iban los restos de dos niños indígenas Mazahuas que fueron descuartizados por
la Anti Unión al sospechar que pertenecían a una banda de narcomenudeo de la
Unión Tepito. La audiencia pide a gritos más morbo, más sangre, más torturas y
asesinatos. A través del cine, de la televisión, de las redes sociales, las
series streaming, hacer la apología de la violencia, el crimen. Que si el “Patrón
del Mal”, la “Reina del Sur”, “Sobreviviendo a Escobar”, el “Señor de los
Cielos”, “el Desconocido”, “Enemigo Íntimo”, “Ascenso y caída del Chapo”. La misma sociedad tolera, alienta y fomenta el
estilo de vida narco, bailan y cantan narcocorridos o se entretienen con las
narco series televisivas.
Los noticieros reportan las últimas noticias
que no pueden ser más fatídicas: ¡atención! 9 muertos en una hora en
Guadalajara, masacre en Guanajuato deja 12 muertos, el día 29 de agosto del
2020 fueron secuestrados por encapuchados dos jóvenes Karla y Christopher en un
bar en Azcapotzalco. No se tienen
indicios de que estuvieran cometiendo algún ilícito dentro del bar donde
llegaron hombres armados disparando a los clientes y los “levantaron” para no
saberse más de ellos. Descubren fosas clandestinas en el municipio del Salto
(Guadalajara) donde se encontraron 130 cuerpos embolsados (la más grande de la
historia del estado).
No deja de sorprendernos los numerosos casos de
desaparición forzada que todos los días se denuncian en México (según las
estadísticas son unos 15 diarios y de los cuales el 75% tiene entre 15 y 30
años) Desde tempranas horas comienzan a emitirse las Alertas Amber
(búsqueda urgente) de aquellas personas que no han vuelto a sus casas o no han
sido localizadas ¿Cuántos feminicidios se han producido hoy? ¿cuántos
embolsados se encontraron hoy? ¿Cuántos secuestros? Y no solo hoy porque la lista es muy larga y
se remite a años anteriores o varias décadas atrás. Hemos llegado a un punto
de no retorno donde la banalidad del mal rige por completo nuestra existencia. El
narco se metió en muestra vida cotidiana y nos hemos rendido ante su poderío. La
ciudadanía se ha hecho insensible y ha perdido completamente la capacidad de
abismarse. Las muertes se han normalizado y hasta hacen parte ya de las tradiciones
y costumbres. Algo que nos conduce inevitablemente a la decadencia más absoluta.
El colectivo “A Tu Encuentro” de Guanajuato comunica
que: “seguimos buscando el torso de la compañera Fátima, la pierna de Juan
Carlos. Pues hoy, lamentablemente, solo nos entregan el cráneo del hijo de doña
Celia. Pero falta todo el cuerpo, esos quieren decir, que la búsqueda no ha
terminado pues le tienen que dar cristiana sepultura al cuerpo entero”
¿Qué nos deparará el futuro con un 55% de la
población empobrecida y unas minorías de oligarcas y terratenientes tan
indiferentes a este proceso crónico-degenerativo de muerte y terror? Solo queda
resignarnos a la autodestrucción.
Carlos de Urabá 2021
Otro joven al que “levantaron” (eufemismo de
secuestrar) otra joven que salió de su casa y ya no regresó, todos abducidos de
repente por una fuerza sobrenatural que los volatilizó pues no se ha vuelto a
saber más de ellos. Sus familiares y amigos angustiados comienzan las
averiguaciones; rastrean las pistas de sus teléfonos celulares, las grabaciones
de las cámaras de video vigilancia también hacen llamados para que se presente
algún testigo ¿sería cosa de los carteles o de las bandas delincuenciales? ¿estaba
amenazado? ¿alguna venganza? ¿no pagó el
derecho a piso? ¿Extorsiones o secuestros? En ocasiones los secuestradores les
remiten a sus familiares cartas con dedos y orejas amputadas exigiendo el pago
del rescate “a la mayor brevedad” o si no que se atengan a las consecuencias.
Tantas mujeres y adolescentes desaparecidas
¿estarían relacionadas con la trata de blancas? no se sabe nada, todo queda en
meras suposiciones o especulaciones. Se piensa a veces que se fueron por su
propia voluntad, ¿se habrá ido con el novio? ¿estaba embarazada y se largó para
no decírselo a sus padres?
Durante décadas se ha elegido la ofensiva
policial o militar como la única solución para combatir a la delincuencia. Una estrategia
que solo ha generado más violencia y más muertes tal y como se demostró en el
sexenio del presidente Calderón.
Parece que es más rentable mantener esta
guerra de baja intensidad que beneficia a los carteles, los traficantes de
armas y sus cómplices de “cuello blanco”
Los ciudadanos exigen mano dura y tolerancia
cero; aumentar el pie de fuerza y duplicar el presupuesto en seguridad. Porque hay
que pacificar el país y si no se cumplen las expectativas tendrán todo el
derecho a armarse para defender su vida y sus bienes. Pero la espiral de
violencia no cesa y al parecer es más rentable mantener esta guerra de baja
intensidad que beneficia a los carteles y al propio aparato militar, político, policial
y a los traficantes de armas. La ecuación es muy sencilla entre más tráfico
de drogas en Estados Unidos, más violencia en México.
Al asumir su mandato en el 2018 el presidente López
Obrador afirmó que cambiaría la estrategia represiva por la filosofía
humanista de “besos y abrazos y nada de balazos” Es decir, la política
de la no violencia, del diálogo y el respeto a los derechos humanos. Además, en
campaña prometió desmilitarizar el país: “que las tropas vuelvan a los cuarteles”
Pero ante el avance descontrolado de la delincuencia organizada y los carteles no
le quedó más remedio que crear la Guardia Nacional con 100.000 efectivos. El gobierno para salvar la 4T (Cuarta Transformación)
ha preferido fundar una “república militar centralista”. Para
pacificar el país hay que movilizar más policías, más federales más militares
en permanente patrullaje en las calles, que se construyan más cárceles y las
penas. La reinserción social es un fracaso pues los delincuentes tras cumplir
sus penas salen en libertad y vuelven a reincidir.
En un intento por adoctrinar a los ciudadanos para
que no se desvíen del camino recto la Secretaria de Educación Pública de México
ha reeditado la Cartilla Moral de Alfonso Reyes con una tirada de 8.500.000
ejemplares. “Hay que forjar un futuro más prometedor”. El partido de gobierno insiste en que la
inseguridad se acaba con programas educacionales o culturales y la entrega de ayudas
económicas a los más pobres. Tal vez esta sea la receta ideal para forjar un
ser humano nuevo y equilibrado “por fortuna el malo por naturaleza es educable
en muchos casos y, por decirlo así, aprende a ser bueno. La decadencia que
hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y
la falta de oportunidades de empleo y sus satisfactores básicos, como por la
pérdida de valores culturales, morales y espirituales”. “La paz y tranquilidad
son fruto de la justicia”
El estado asistencialista intenta paliar
dichas deficiencias estructurales entregando dádivas o limosnas como las becas
de Jóvenes Escribiendo el Futuro NINIS, con una ayuda para formarse en empresas
de 3.748 pesos mensuales, para estudiantes de 4.800 pesos bimestrales, las
Becas Benito Juárez dotadas con 1.600 pesos bimestrales. El proletariado tendrá
que conformarse con cobrar el salario mínimo (123 pesos diarios o 6 dólares)
para garantizar su supervivencia. La Secretaria de Desarrollo Social manifiesta
que el factor económico es fundamental para explicar el alza de los grupos
delincuenciales. La sociedad capitalista neoliberal los condena a la eterna
marginalidad. Pero lo cierto es que los
ricos delinquen más a los pobres porque tienen en sus manos las llaves del
poder político y económico.
La delincuencia organizada y los carteles recluta
jóvenes desempleados ofreciéndoles un “oficio” bien remunerado en empresas de
seguridad que no es más que un señuelo para enrolarlos en las filas de sus
ejércitos particulares.
El Colectivo de Buscadoras de Guanajuato
denunció que existe un plan de reclutamiento forzado de menores de edad por
parte de los carteles.
Por ejemplo, los “halcones” de los carteles ganan
8.000 pesos mensuales y si comienzan a matar gente se eleva a 15.000 pesos. Los
sicarios del Mencho ganan 20.000 pesos al mes y 500.000 pesos si sus riesgos
son extremos. A los más avezados se les premia con casas, ranchos, mujeres o
autos de lujo. ¿Qué se puede engendrar en esos ambientes sórdidos donde faltan escuelas y bibliotecas y sobran
antros y discotecas o prostíbulos? Hay otras vías más prácticas de ganarse la
vida: consigue una moto y un revolver y has valer tu ley. Entre más
tiempo de ocio, más tiempo para cavilar
el próximo golpe. La propaganda los deslumbra con mil y una ofertas que difícilmente
pueden adquirir si en los bolsillos apenas tienen unas sucias moneditas.
La inseguridad es de tal magnitud que en el
momento menos pensado en cualquier carretera hombres encapuchados que portan
armas largas colocan un retén clandestino y entonces te hacen bajar del carro e
interrogan: ¿a dónde van? A veces simplemente le exigen a los automovilistas pagar
una suma de dinero o peaje por pasar de largo; pero en otras ocasiones los “levantan”
o secuestran. Los “retenidos” se trasladan
con los ojos vendados a una casa de seguridad donde se les confina en un
calabozo o mazmorra. Han entrado en otra dimensión donde los utilizarán de
juguetes para sus rituales satánicos. Son culpables de no se sabe qué y por eso
deben ser escarmentados.
Y para mayor crueldad y sin mayores
prolegómenos les anuncian que serán
sacrificados a la santa muerte, la dama blanca. En medio de una orgía de drogas
y alcohol, el ritual se iniciará con una sesión de torturas a base de golpes,
escupitajos, apaleamientos o quemaduras con cigarros. Las clásicas prácticas
sadomasoquistas de rigor porque si Jesucristo sufrió lo indecible en la cruz ahora
los capturados van a experimentar en carne propia este viacrucis. Esto fue lo
que aconteció hace unos meses en Chapala cuando un operativo de la Fiscalía Especializada
en Personas Desaparecidas permitió localizar a ocho personas, seis hombres y
dos mujeres, que se encontraban privadas de la libertad en una finca o casa de seguridad
donde se encontraron distintos tipos de armas de alto poder y una flotilla de narco
camionetas. Según declararon los liberados al día siguiente los iban a asesinar
para posteriormente enterrarlos en una fosa que ellos mismos habían abierto. Definitivamente
estamos construyendo historias siniestras que bien podría servir de inspiración
para los autores de la novela negra.
En la sociedad mexicana está muy arraigado el
culto a la muerte. El pueblo se ha
apropiado del inframundo: la santa muerte o la niña blanca, las catrinas son
las reinas del Mictlán y señoras de los muertos. Matar o torturar se ha
convertido es un escalofriante pasatiempo que se graba en los teléfonos
celulares para luego publicar sus hazañas en las redes sociales. Un aberrante
exhibicionismo que alimenta los más salvajes instintos sadomasoquistas. El
narco le rinde culto a las deidades satánicas para ser poderosos e inmortales y
que se desvíen las balas de sus contrincantes: “Ángel de la guarda cuida mis
pasos y vuélvelos ciegos para que no puedan dispararme” Justo las 3:33 de la
madrugada es la hora que eligen los devotos como la “hora del diablo “el
momento de mayor intensidad del mal”. Lucifer entonces exige sangre fresca. Así
ocurrió en el barrio bravo de Tepito donde la policía encontró un narco altar dedicado
a la santa muerte con restos humanos, cráneos, huesos y esqueletos. Tampoco
faltan las escenas más depravadas de canibalismo que solo puede surgir de mentes
enfermizas de psicópatas, hienas, zopilotes que han perdido su condición humana.
Se ejecuta una persona y se descuartiza como
si se tratara de ganado que se desuella en el matadero. No hay ningún atisbo de compasión y se les
tortura hasta que supliquen la muerte. En México hay una gran atracción por
la necrofilia, el amor por el Tánatos se origina desde tiempos inmemoriales
como lo demuestra el descubrimiento arqueológico más reciente en el Templo
Mayor de ciudad de México y que simboliza una declaración de poder y principios
bélicos en honor a Huitzilopochtli, la mayor deidad azteca.
Especialmente en esas zonas aisladas de las
colonias de los extrarradios en el momento menos pensado -ya sea de día o de
noche- el ángel exterminador sale de cacería en busca de las víctimas
propiciatorias. Como si se tratara de un toque de queda los pobladores se atrincheran
en sus hogares pues saben de antemano que lucifer con su guadaña a traición les
va a asestar su zarpazo siniestro. Y
sálvese quien pueda. Los capos del CJNG declaran altaneros: “Aquí no entra
nadie, aquí mandamos nosotros” Es el decreto inapelable para “socializar el
miedo”. A lo lejos se escucha el
ulular de las sirenas de las patrullas policiales, los perros ladran
defendiendo su territorio mientras los vecinos se santiguan rogándole a la
virgencita de Guadalupe que los ampare y los favorezca. Parte de la estrategia de los carteles es
sembrar el terror para dominar sus zonas de influencia. Las fieras depredadoras
atracan, asaltan y asesinan a sangre fría sin que les tiemble el pulso. “La
noche es nuestra” que nadie se mueva y se queden en sus casas ejerciendo un
control social sin precedentes.
Los niños de las colonias más miserables ya no
son niños pues precozmente se hacen mayores. Millones de niños y jóvenes no están
escolarizados o se ausentan de la escuela por falta de incentivos o se ven obligados
a trabajar para ayudar al mantenimiento de sus hogares;
pertenecen a familias desestructuradas, con padres
desempleados o alcohólicos o son huérfanos a cargo de un tutor y encima sufren
violencia doméstica. Casi 3 millones
de estudiantes han desertado de los centros educativos a causa de la pandemia del coronavirus. Por eso buscan en las calles el afecto y
protección de la manada o de la pandilla.
Ellos son los candidatos perfectos para
engrosar las filas de las maras o bandas delincuenciales. Poco a poco se van
formando los futuros sicarios o sicarias -porque en los bajos fondos también
hay igualdad de género- Por supuesto que el relevo generacional está asegurado
pues en estas lides se fallece a muy temprana edad. México es el quinto país
con mayor población juvenil en el mundo.
75.000 menores de edad están integrados en los
carteles que es la única salida para escapar de la pobreza pues por medios
legales es casi imposible salir del pozo sin fondo. Sueñan con emular a famosos
capos como el Chapo Guzmán, Caro Quintero, el Mencho, el Mayo Zambada. Porque “progresar es delinquir”
Bajo la supervisión de eméritos maestros- aprenden
con destreza a manejar los famosos “cuernos de chivo” AK 47, las Barrett. 50,
las RPG 27, las Browning M2. Con las armas en la mano adquieren un poder
extraordinario que los eleva al rango de vengadores. Y para inculcarles lazos de obediencia a sus
cachorros se les induce a la drogadicción y al alcoholismo. Entonces como por arte de magia se transforman en guerreros
invencibles, o psicópatas ahítos de sangre. En vez de apretar el botón de una
consola PlayStation, aprietan el gatillo de una AK47 provocando una masacre. Se
mata y se remata al ritmo del reguetón marcado por los plomazos. El homicidio
es la principal estrategia de las bandas delincuenciales para ganar territorio.
Los sociólogos y
psicólogos intentan infructuosamente dilucidar las razones de tanta maldad y
perversidad. El medio urbano
opresivo desencadena enfermedades mentales: psicosis, esquizofrenia, paranoias,
trastorno de la personalidad. Empujados por al alcoholismo o esclavos de las
adicciones no tienen nada que perder. ¿Qué clase de individuo es capaz de
violar una niña, asesinarla y como si
fuera un objeto desechable tirar sus restos al basurero? Es decir, matar por
matar sin ninguna razón, nomás que por puro pasatiempo.
Los reclutas
según sus aptitudes y buena puntería van escalando posiciones en la pirámide
jerárquica de la organización; de sicario o sicaria pasan a operador financiero,
de ahí a narco junior, después de
acuerdo a sus “buenas notas” ascienden a jefes de plaza y los más guapos quizás un día ejerzan de grandes
capos o patrones. Las pandillas o maras tienen su propio territorio con
fronteras bien delimitadas y que deben ser respetadas. El narcomenudeo es un negocio muy floreciente
pues los consumidores en México están en alza. Las adicciones a la marihuana,
inhalables, cocaína, crack, pastillas de diseño o heroína se han incrementado un 300% en los últimos años. Ahora a los carteles tanto les favorece el consumo interno de estupefacientes como la
exportación a los mercados de EE.UU Europa o Asia. La crisis del coronavirus ha desatado una
fiebre por las drogas sintéticas pues el aislamiento, la soledad y la depresión
hay que atenuarlos de alguna manera.
La prensa amarillista utiliza la crónica negra
como reclamo para que sus ventas aumenten imparables. Hace unas semanas los
rotativos publicaron en primera página la foto de una carretilla que transportaba un costal en cuyo interior
iban los restos de dos niños indígenas Mazahuas que fueron descuartizados por
la Anti Unión al sospechar que pertenecían a una banda de narcomenudeo de la
Unión Tepito. La audiencia pide a gritos más morbo, más sangre, más torturas y
asesinatos. A través del cine, de la televisión, de las redes sociales, las
series streaming, hacer la apología de la violencia, el crimen. Que si el “Patrón
del Mal”, la “Reina del Sur”, “Sobreviviendo a Escobar”, el “Señor de los
Cielos”, “el Desconocido”, “Enemigo Íntimo”, “Ascenso y caída del Chapo”. La misma sociedad tolera, alienta y fomenta el
estilo de vida narco, bailan y cantan narcocorridos o se entretienen con las
narco series televisivas.
Los noticieros reportan las últimas noticias
que no pueden ser más fatídicas: ¡atención! 9 muertos en una hora en
Guadalajara, masacre en Guanajuato deja 12 muertos, el día 29 de agosto del
2020 fueron secuestrados por encapuchados dos jóvenes Karla y Christopher en un
bar en Azcapotzalco. No se tienen
indicios de que estuvieran cometiendo algún ilícito dentro del bar donde
llegaron hombres armados disparando a los clientes y los “levantaron” para no
saberse más de ellos. Descubren fosas clandestinas en el municipio del Salto
(Guadalajara) donde se encontraron 130 cuerpos embolsados (la más grande de la
historia del estado).
No deja de sorprendernos los numerosos casos de
desaparición forzada que todos los días se denuncian en México (según las
estadísticas son unos 15 diarios y de los cuales el 75% tiene entre 15 y 30
años) Desde tempranas horas comienzan a emitirse las Alertas Amber
(búsqueda urgente) de aquellas personas que no han vuelto a sus casas o no han
sido localizadas ¿Cuántos feminicidios se han producido hoy? ¿cuántos
embolsados se encontraron hoy? ¿Cuántos secuestros? Y no solo hoy porque la lista es muy larga y
se remite a años anteriores o varias décadas atrás. Hemos llegado a un punto
de no retorno donde la banalidad del mal rige por completo nuestra existencia. El
narco se metió en muestra vida cotidiana y nos hemos rendido ante su poderío. La
ciudadanía se ha hecho insensible y ha perdido completamente la capacidad de
abismarse. Las muertes se han normalizado y hasta hacen parte ya de las tradiciones
y costumbres. Algo que nos conduce inevitablemente a la decadencia más absoluta.
El colectivo “A Tu Encuentro” de Guanajuato comunica
que: “seguimos buscando el torso de la compañera Fátima, la pierna de Juan
Carlos. Pues hoy, lamentablemente, solo nos entregan el cráneo del hijo de doña
Celia. Pero falta todo el cuerpo, esos quieren decir, que la búsqueda no ha
terminado pues le tienen que dar cristiana sepultura al cuerpo entero”
¿Qué nos deparará el futuro con un 55% de la
población empobrecida y unas minorías de oligarcas y terratenientes tan
indiferentes a este proceso crónico-degenerativo de muerte y terror? Solo queda
resignarnos a la autodestrucción.
Carlos de Urabá 2021