La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

samedi 15 février 2014

El Apartheid criollo (América Latina). De Nelson Mandela a Evo Morales.

En este artículo hago un paralelismo sobre el apartheid Sudafricano y el apartheid criollo en Latinoamérica. El uno basado en leyes constitucionales, y el otro legislado por la hipocresía. Últimamente en Bolivia han surgido movimientos independentistas en las provincias supuestamente más “puras” y desarrolladas en contra de la otra Bolivia indígena y serrana. ¿Cómo ellos se van a juntar con esa chusma que democráticamente los ha vencido? No es más que un mito que desean imponer los mestizos o aquellos blanquiñosos que pretenden separarse de los “macacos” o la “indiada”. La lucha de clases también es una lucha de razas.
 
Para nadie es un secreto ni nos debe sorprender el que exista solapadamente un sentimiento racista en nuestra sociedad latinoamericana. Si hacemos un análisis histórico esta afirmación se puede demostrar, aunque muchos la nieguen aduciendo que en la constitución está escrito que todos somos iguales sin importar el color de la piel, la raza, credo o religión. Mírese desde donde se mire el racismo es algo injustificable pero ¿cuál es el origen de este sistema de discriminación racial?
 
Con la conquista y colonización de América la corona española se encargó de organizar la nueva sociedad creando instituciones especializadas en la explotación de las riquezas como la encomienda, la mita o el resguardo. Las leyes de Indias expedidas por la monarquía eran muy estrictas con el origen racial de sus funcionarios que debían demostrar que no estaban manchados con sangre mora, judía, indígena o negra. Y si así eran tratados los funcionarios reales ya podemos imaginar lo que pasaba con los sometidos. Con respecto a los vasallos estos debían jurar fidelidad a su majestad el rey de España como representante en la tierra del todopoderoso Dios blanco.
 
En el continente se implantó un sistema de apartheid llamado la encomienda. La encomienda era una institución fundada por los españoles en América y Filipinas, directamente otorgado por el monarca a favor de un súbdito español (encomendero) con el objeto de que éste percibiera los tributos o los trabajos que los indígenas debían pagar a la monarquía. A cambio el encomendero cuidaría del "bienestar" tanto en lo espiritual como en lo terrenal de los indígenas asegurando su mantenimiento y protección, así como su adoctrinamiento cristiano, católico y apostólico.
 
La Encomienda se convirtió en una especie de "batustán"(reservas de mano de obra negra al servicio del estado racista sudafricano) que agrupaba a los indígenas que al ser considerados menores de edad, necesitaban de la tutela del encomendero. En el siglo XVII cuando se hizo evidente la catástrofe demográfica como consecuencia del genocidio de los naturales se ordenó crear el resguardo para protegerlos y salvarlos de su virtual desaparición. En esa “reserva india” se le otorgó una cierta autonomía para que desarrollaran sus labores y rindieran el tributo a la corona. Igual cometido cumplió la mita donde el indígena y el negro fueron explotados en las minas. Algo que coincide con el métodos del apartheid sudafricano pues la minería representa su principal rubro económico.
 
Más tarde con la independencia de la América hispana este sistema esclavista no desapareció, sino muy por el contrario los criollos libertadores asumieron el papel de encomenderos. El indígena y el negro  siguieron sometidos al nuevo orden institucional. Aunque las constituciones de las nuevas repúblicas inspiradas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre rezaban lo contrario prometiendo libertad, igualdad y fraternidad.
 
Las nuevas repúblicas fomentaron la inmigración extranjera ofreciendo dinero y tierras a los colonos que estuvieran interesados en establecerse en las regiones más despobladas y agrestes. De este modo empezaron a llegar a fines del siglo XIX y a principios del XX una gran oleada de inmigrantes europeos para iniciar la segunda conquista de América. Con estos planes se pretendía una especie de limpieza étnica en la que la población indígena fuera lentamente exterminada, pues eran un obstáculo para el progreso del país. Se tenía que forjar una nueva y raza de pioneros que cimentara el desarrollo capitalista a imitación de las potencias mundiales. Algo que se demostró en las campañas militares de la Patagonia argentina y el sur de Chile donde prácticamente eliminaron a casi todos los nativos.
 
No hay duda que existe un paralelismo entre la historia del apartheid Sudafricano y la segregación racial que sufren nuestros pueblos porque prevalecen los mismos principios que aplica cualquier imperio colonial. El apartheid es una doctrina oficial diseñada por la minoría blanca por mantenerse en el poder. En el año de 1948, el Partido Nacional tras su victoria electoral introdujo como programa gubernamental de la República Sudafricana el apartheid basado en la segregación racial legitimando la supremacía blanca. La piedra angular del apartheid es el sistema de clasificación de razas introducido por ley en 1950 sobre registro de la población, que divide a sus habitantes en categorías raciales rígidas. Los derechos que corresponden a cada individuo se determinan no por sus méritos y calificaciones personales, sino por su clasificación racial.
 
En el imperio español la sociedad se configuró en un estricto sistema de clases sociales, un sistema racista que por ley estaba instituido. No sólo había diferencias de tipo económico, sino también de una profunda discriminación practicada por los blancos de origen español en contra de indígenas y negros y mestizos. La clasificación de los estratos sociales o castas la efectuaron los jesuitas quienes describieron con lujo de detalles los distintos cruces surgidos y las características del individuo resultante (como si se tratara de un análisis de un entomólogo) El abolengo o el pedigrí la determinaba la hidalguía (hijos de algo) y la blancura de la piel. Como lo demostraron más tarde las leyes de la evolución darwiniana, el más fuerte se impone sobre el más débil.
 
De todos es conocido el odio racial hacia el indio o el negro pues representan las clases más rastreras de la sociedad y que están condenadas a ocupar los trabajos más pesados y menos remunerados de la misma. Su destino era el obraje, la encomienda, la mita, el resguardo, si hablamos de la colonia, y tras la independencia, la hacienda, el huasipungo o la reserva india. La perversión de los negreros llegó hasta el punto de crear prejuicios y enemistades entre las razas oprimidas para dividirlas y enfrentarlas. Con esta táctica se compraban los traidores a su pueblo o “cipayos” a los que se les premiaba nombrándolos capataces o mayorales. De esta manera se hizo realidad el dicho que dice " que no hay cuña que más apriete que la del mismo palo".
 
La conquista de la América hispana la hicieron los hombres, que más por necesidad fisiológica que por amor, se unieron a las aborígenes y más tarde a las negras. El mestizaje se da mayoritariamente por línea paterna. Esta relación muchas veces fue fruto de la violación o de la coacción amparándose en su autoridad como conquistadores. El resultado de esta unión es el llamado mestizo o "bastardo". Este jamás fue reconocido pues su concepción se hizo bajo efectos del pecado mortal. Un mestizaje tan traumático deja graves consecuencias en el inconsciente colectivo de los colonizados. Son hijos carentes del afecto del padre y sin ningún derecho de herencia y patrimonio.
 
El complejo de superioridad hispano es un mito. La raza española como tal es también el resultado de un mestizaje con los distintos pueblos que se asentaron en la península ibérica. No podemos pasar por alto que Los Reyes Católicos en el siglo XVI llevaron a cabo una persecución contra a los judíos, árabes y gitanos por sus diferencias raciales y religiosas.Historia que se repetirá en el siglo XX con el nazismo. El castellano vencedor proclama la superioridad racial como la proclamaron los nazis con la raza aria Se decretó la expulsión de esos pueblos malditos declarándoles la guerra y obligándolos a renegar de sus creencias y abrazar la nueva fe o de lo contrario la Inquisición o Ku Klux Klan empleando las artes del terror y tortura se encargaría de ajusticiarlos. Proceso que continuaría luego en América.
 
La riqueza que dejó el mestizaje en nuestros pueblos es algo que se proclama a los cuatro vientos. De este modo el presidente argentino Yrigoyen, fiel representante del poder criollo, instituyó el día de la raza en el año 1917 para enaltecer el legado de los descubridores y conquistadores porque nos “entregaron amorosamente su nobleza civilizadora” Pertenecemos a una mezcla que desgraciadamente nadie reconoce con orgullo si se habla del indio o del negro. Casi todo el mundo lleva un apellido español o europeo que le donaron sus padrinos de bautismo para matricularlos en el cristianismo. Lo que más nos llena de satisfacción es sabernos descendientes de los vencedores pues es humillante aceptar que por nuestras venas corre sangre de esclavos o de salvajes. La verdad es que la herencia indígena es mayoritaria en la genética de nuestros pueblos aunque se les llamen erróneamente "mestizos", que no es más que una táctica artera para que olvidemos nuestro verdadero origen. Lo más cómodo es sentirse parte de la de esos estados ficticios que fundaron los padres de la patria y diluidos entre la masa anónima nos integremos en la sociedad occidental. Que es lo que acontece en países donde los indígenas son mayoritarios como es el caso de Perú, Bolivia, Guatemala, México o Ecuador
 
Lo que debería ser una mezcla que nos enalteciera se convierte en una carga, en un sino trágico pues nadie está a gusto con su origen. La autoestima queda por los suelos ya que muchos sueñan con ser gringos rubios de ojos azules. De ahí que haya surgido esa proliferación de nombres como John, Julie, Samantha o Jefferson para afirmarse en positivo. Ese complejo de inferioridad nos va a llenar de angustias y contradicciones. El conflicto de nuestra sociedad es un conflicto racial, de identidad y de odio a si mismos. El patrón civilizador lo impone el criollo con su forma de ser, el lenguaje, el vestido, la comida o el lenguaje.
 
Un hecho importante es la formación de las nacionalidades: hay que convencer al pueblo a las buenas o a las malas que tiene que asumir su condición de colombianos, peruanos, bolivianos o mexicanos y olvidar sus raíces ancestrales. Esta es una invención artificial que exalta el fervor nacionalista con base a himnos nacionales, banderas, desfiles militares, partidos de fútbol o guerras fratricidas. Ahora ya no somos ni blancos ni negros ni indios ni mestizos. Anulada la diversidad Gracias a Dios pertenecemos a una patria donde todos cabemos y reina la igualdad (eso dicen las constituciones) Es prioritario que la educación vaya forjando la identidad con una lengua (español –inglés) y con una historia común (cristiana-occidental) A esto contribuye con eficacia la tecnología y la dictadura de la globalización económica.
 
Este gran drama de sentirse preso en el cuerpo de un indio o negro y tener que actuar como un criollo o blanco lleva al campesino abandonar la vida rural y emigrar a las ciudades. No queda otra que imitar al amo y tal vez algún día ser como él. Pero con el paso del tiempo toma conciencia de lo que verdaderamente es: nada más que un extranjero en su propia tierra.
 
El surgimiento del apartheid en Sudáfrica debe entenderse como un mecanismo de política de estado para dar respuesta a los problemas de falta de fuerza de trabajo negra, que ponía en riesgo la tasa de ganancias capitalista. El elemento central del apartheid es el desarrollo separado entre blancos y negros. Ello se plasma en el ámbito geográfico en la separación del estado blanco y varios territorios ocupados por la población nativa denominados "batustanes". Lo más notable de esta división es la desigual distribución, ya que los blancos se han apropiado de los territorios con recursos naturales más ricos, mientras a la población negra les fue otorgada las áreas más pobres y menos desarrolladas.
Los serranos invaden Lima, los indios se toman Quito, los collas del altiplano emigran a la Paz. Nos invaden los indios de mierda, los "longos", los "cholos" mal olientes, es el comentario de un criollo y hasta de los mismos mestizos ante la creciente migración del campo a la ciudad que se da en los últimos cuarenta años. Los invasores se han establecidos en "pueblos jóvenes", "villas miserias", "tugurios" o en "favelas" excluidos del resto de la población, aislados por muros y vallas, controlados por la fuerza pública. La pobreza debe esconderse aunque eso sí hay que aprovechar la mano de obra. Esos parias representan la fuerza de trabajo que por bajos salarios surten las industrias, la construcción, el ejército o el servicio doméstico. Y además generan una plusvalía que es la fuente de riqueza del capitalismo moderno. En estos primeros años del siglo XXI se está consolidando otra fase pues los emigrantes ya instalados en el gueto de las grandes urbes, fortalecen aún más el dominio de la sociedad de consumo.
 
En el año de 1912 se funda el Congreso Nacional Africano con líderes como Oliver Tambo, Nelson Mandela y las iglesias sudafricanas a la cabeza de Desmond Tutú con el objetivo de cambiar el rumbo de la historia. Pero la represión no se hizo esperar. En el año de 1960, en Shapeville, al suroeste de Johannesburgo, la policía abrió fuego contra una manifestación que protestaba por la ley de pases a la zona blanca. Fue una de las peores matanzas de civiles perpetradas en el país. Hubo 69 muertos y casi 400 heridos. La manifestación formaba parte de una campaña de desobediencia civil que pretendía obligar al gobierno a cambiar las leyes racistas. Se declaró el estado de emergencia en toda Sudáfrica y el gobierno ilegalizó a las organizaciones políticas negras. Nelson Mandela es encarcelado y condenado a perpetuidad por acciones "terroristas".
 
En América Latina desde tiempos inmemoriales la resistencia indígena negra y popular ha demostrado su rebeldía pasiva o activa con el propósito de emanciparse, con el propósito que sean respetados los derechos de las grandes mayorías socavadas por la minoría blanca o criolla. En los últimos decenios asistimos a un renacer de la luchas populares en el continente como se destaca en la insurrección de Chiapas, en México, las tomas de tierra de los indígenas colombianos, el levantamiento de los indígenas ecuatorianos o el bloqueo de las carreteras en Bolivia que provocó la caída de sus respectivos gobiernos. Todo esto desemboca en la elección por primera vez en la historia del continente americano, como sucedió con Nelson Mandela después de ser liberado tras los acuerdos del 13 de noviembre de 1993, de "una persona, un voto", del indígena Evo Morales como presidente de Bolivia después de 514 años de Apartheid y segregación racial.
 
Carlos de Urabá
Investigador de Colombia.2008
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