¿Ciudadanos o lacayos? El procés
catalán nos ha llevado a interrogarnos y cuestionarnos sobre nuestra identidad política.
¿Elegimos nosotros o quién elige por nosotros? como lo demuestra el referéndum
Constitucional del miércoles 6 de diciembre de 1978 cuando bajo la presión de
los militares franquistas se impusieron las tesis más conservadoras y
reaccionarias. A las buenas o las malas los ciudadanos tuvieron que aceptar
esta estafa democrática bendecida por todos los partidos políticos desde la
derecha o la izquierda. Dichas fuerzas dieron por válido el resultado que ante
la situación de emergencia reinante no cabía otra alternativa que acatar. Así se
legitima la restauración monárquica cumpliendo el deseo del generalísimo Franco
que en su glorioso discurso de Navidad del 30 de diciembre del año 1969
sentenció: “en España está todo atado y
bien atado” (después de la designación a título de rey de Juan Carlos de Borbón)
La unidad de España es un dogma
de fe incuestionable y quien ose ponerlo en duda pagará con creces su osadía
ante los tribunales de justicia. Como es el caso de los sediciosos independentistas
catalanes que actualmente se encuentran en prisión o en el exilio por ir en
contra de las normas constitucionales. El
gobierno catalán republicano no reconoce el marco jurídico español pues la verdadera
soberanía la ejerce el pueblo que es el que los ha elegido.
Para llegar a este camino sin
retorno se han realizado dos referéndums- para el reino de España “ilegales”-;
uno el día 9 de noviembre del 2014 con el resultado de 1.861. 000 votos a favor
de que Cataluña sea un estado independiente, y el otro el día 1 de octubre del
2017 con el resultado de 2.044.000 votos a favor de que Cataluña sea una
república. Por lo tanto al contar con mayoría parlamentaria los
independentistas decidieron el día 27 de octubre someter a votación en el
Parlament el instaurar una República
Catalana. Tras un duro debate el resultado final fue de 70 votos a favor, 10 en
contra y dos abstenciones. Una extraordinaria decisión que provocó el júbilo de
miles de manifestantes que emocionados celebraron en las calles tan histórico
acontecimiento.
Esta declaración unilateral de
independencia refleja la voluntad
mayoritaria del pueblo catalán por emanciparse de la monarquía medieval. Si
existe una mayoría neo franquista que gobierna en España (encabezada por el Partido Popular y sus socios PSOE-Ciudadanos)
los catalanes no iban a ser menos.
El movimiento nacional popular
catalán pretende cambiar el sistema y dotarse de una constitución propia para iniciar
una nueva era. Lo que quiere decir, construir un estado moderno, una república
independiente libre y soberana enmarcada en el entorno geográfico europeo. En
esta justa reivindicación también hay que resaltar el aspecto económico pues el
propósito es recaudar sus impuestos y dotarse de una hacienda propia. Que la
riqueza se quede en Cataluña y no sea
esquilmada por el centralismo madrileño. La ruptura con la monarquía feudal ha
sido el punto de inflexión que ha desencadenado una represión policial y
judicial sin precedentes. A los “peligrosos golpistas” (como les califican los
monárquicos constitucionalistas) a los sediciosos y rebeldes les debe caer encima
todo el peso de la ley.
Todo este cataclismo político ha
surgido a raíz del boicot del PP al Estatuto de Autonomía en el año 2006, sumado a la crisis económica y al desprecio sistemático
que han sufrido la sociedad catalana a sus aspiraciones de autodeterminación.
En todo caso la memoria histórica nos revela poderosos argumentos como el de la
guerra de secesión de 1714 que anuló sus fueros o el golpe de estado fascista
del 36 contra el gobierno legítimo de la república. Siendo la herida más
profunda la toma de Cataluña por las tropas nazi franquistas en 1939, que causó
el genocidio sistemático; el encarcelamiento, la represión, torturas, las
condenas a muerte, masacres y el exilio. ¿Quién puede olvidar el fusilamiento
del presidente de la Generalitat Lluís Companys?
Cataluña durante la dictadura franquista
(posguerra) se convirtió en un polo de desarrollo tecnológico e industrial de
primer orden. De ahí la gran demanda de mano de obra de las regiones más depauperadas
de España. El régimen del dictador patrocinó
el desplazamiento de miles de
Inmigrantes que llegaron en busca de trabajo a la próspera Cataluña. De alguna manera había que darle salida a un conflicto que amenazaba con desestabilizar
la “paz social”. En los extrarradios de Barcelona se asentaron los desplazados
de esa España profunda y miserable; gentes iletradas y de bajo nivel cultural
desesperadas por conquistar un mejor futuro. Con el correr de los años sus
descendientes han ido conformando la actual cantera electoral de los partidos constitucionalistas
pro monárquicos: PP, PSOE, Ciudadanos.
El reino de España cuenta con los
medios necesarios para criminalizar el proceso de liberación catalán. Además el
aparato represivo bajo sus órdenes tiene en sus filas miles de guardias civiles,
policías o agentes secretos listos a consumar
el golpe de estado. La campaña de guerra sucia transmitida a través de los mass media españolistas ha surtido el
efecto deseado reviviendo ese espíritu patriótico que recuerda el lema franquista
de la Una, Grande y Libre. Los partidos políticos constitucionales, con la anuencia del franquismo borbónico, califican a los súbditos catalanes de antipatriótas, traidores e insolidarios.
Es necesario escarmentar penalmente
a los “golpistas”, humillarlos y condenarlos a una oscura mazmorra inquisitorial
para que paguen por sus crímenes. El
Presidente Puigdemont, según la fiscalía, debe responder ante los tribunales
por los gravísimos delitos de sedición, rebeldía y malversación de fondos públicos.
(Que puede alcanzar penas que van de 15 a 25 años de prisión) – la Justicia
siempre juega a favor del supuesto estado de derecho que defiende los intereses
del gobierno y de la Casa Real. Por el momento 9 ex Consejeros del Gobierno
de la Generalitat se encuentran en prisión, y el
Presidente Puigdemont y otros 3 Consejeros bajo vigilancia de la justicia belga
(que estudia extraditarlo a España tras una orden europea de detención firmada
por la juez Lamela de la Audiencia Nacional)
El gobierno monárquico y neo franquista ante la
proclamación la República Catalana de inmediato aplicó el artículo 155 de la Constitución
suspendiendo la autonomía catalana. Un auténtico golpe de estado sin
precedentes pues el gobierno del PP tan solo cuenta con el 9% de representación
política en Cataluña. De esta manera la vicepresidenta del reino Español Soraya
Sáenz de Santamaría desde Madrid asume el poder absoluto sobre la
administración de dicha comunidad autónoma. Mariano Rajoy ha decidido por su
cuenta convocar elecciones para el día 21 de diciembre del 2017 con la ilusión que
todo vuelva a la normalidad. El bloque monárquico constitucionalista cree que ha
desarticulado el movimiento independentista catalán y que ahora los van a vencer en las
urnas. Pero las proyecciones y las encuestas
electorales pronostican lo contrario. Los
defensores de la República obtendrán la mayoría de los votos en unas elecciones
que de antemano ellos las consideran plebiscitarias o constituyentes.
"Dando
la espalda a la voluntad de millones de catalanes e ignorando la violencia
policial del 1 de octubre, creemos que el rey ha dado el visto bueno explícito
a la ola de represión de las instituciones españolas contra Cataluña,
incluyendo el encarcelamiento de líderes
cívicos y del gobierno legítimamente elegido por los votantes catalanes"
Se violan los derechos humanos, se encarcelan a los líderes por sus ideas políticas
y se persiguen los derechos fundamentales del pueblo catalán. "El fascismo español,
ayudado por el nazismo, fusiló al president Lluís Companys. No lo vamos a olvidar jamás. Hoy, en 2017,
este fascismo, con impunidad total, participa en las manifestaciones convocadas
por el partido del Gobierno de España”-declaró el presidente en el exilio de la
República Catalana Puigdemont en Bruselas.
Carlos de Urabá 2017
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