Vamos a contarle un cuento a
estos vergajos para que vayan a votar el domingo. Hay que sembrar el optimismo:
el crecimiento, la abundancia, la bonanza. Nuestra selección se clasificó para
el mundial de fútbol. Seamos optimistas. En esta mediocre comedia los
candidatos con todo el descaro quieren estafarnos con las más aberrantes
patrañas.
En esta mascarada no sabemos
realmente a qué atenernos, los doctores y doctoras en nombre de la democracia nos
prometen bajarnos el cielo a la tierra, y repartir el maná bendito del “crecimiento
económico”. Porque Colombia es un país que está a punto de entrar en el club de
los países más poderosos de la tierra. Hemos caído en manos de los mafiosos, trúhanes
y malandrines, vividores, proxenetas, cacorros, corruptos, expoliadores que hacen
uso de la charlatanería barata para
tramarnos con sus lisuras. Que si vote
por el Doctor fulano de tal, que si vote por la Doctora fulana de tal. Pura
paja, pura carreta.
Eso sí hay que reconocer que son unos
expertos en el arte de la oratoria, muy bien hablados los doctores y doctoras,
con un discurso que envidiarían los académicos de la lengua. Los doctores y
doctoras tan bien presentados con sus vestidos de paño de corte europeo o
americano, tan bien perfumaditos, tan bien peinaditos, seres angelicales que
dan una imagen tan pulcra y de una
categoría moral pluscuamperfecta. ¿Alguien puede dudar de ellos? Sus intachables
currículums vitae así lo atestiguan. Hay que tener fe en estos canallas que
representan los más altos valores civilizatorios.
Dios también vota en esta
liturgia demoníaca. Los altos jerarcas
de la iglesia católica junto a los pastores de las iglesias evangélicas bendicen
las urnas pues por obra y gracia del espíritu santo de allí saldrá elegido el
nuevo patrón de la hacienda. Mejor dicho, será reelegido en segunda vuelta el santísimo
Santos afirman los encuestadores. La voluntad popular emana de la voluntad
divina.
“La fiesta democrática este
domingo será un ejemplo de civismo y urbanidad” con el fin de demostrar que los
colombianos somos ciudadanos maduros y responsables. ¡Con una abstención que rondará el 60% de la
población!
Nuestro deber es legalizar con
nuestros votos a los profesionales de la corrupción, el hurto y la mentira. En
sus manos encomendamos nuestro espíritu.
Benditos sean el Dr. Santos, el Dr.
Zuluaga, el Dr. Peñalosa, la Dr. Marta Lucia Ramírez, benditos sean por siempre
señor. Los padres de la patria se merecen toda nuestra confianza.
Es la hora de hacer la paz. ¡Hagamos
el amor y no la guerra! Que las FARC firmen su acta de defunción y se
integren en la sociedad civil sellando la reconciliación nacional. El Dr.
Santos enarbola la bandera blanca de la
paz, el verdugo, el otrora Ministro de la Guerra en la era uribista,
dice que quiere ser el Gandhi criollo y ganarse el premio Nobel de Paz. Hay que
complacer su ego e inscribir su nombre en letras doradas en los anales dela
historia.
Colombia, Colombia todo por
Colombia, todo por la patria, Colombia primero. Esa es la palabra mágica ¡Colombia! me
sacrificaré por Colombia, juro por diosito lindo defender a mi querida patria y
con la mano en el pecho cantar el himno nacional; juro por diosito lindo y la
biblia santa defender la constitución,
la prostitución de la república, la ley y
el ordenamiento jurídico, la política de Seguridad Democrática instituida por
del Dr. Uribe y el Dr. Santos. Los grandes
patricios, senadores, representantes,
prestigiosos estadistas y parlamentarios,
los doctores y doctoras del Congreso de la república, legueyuelos,
tinterillos, ratas y parásitos que no hacen más que medrar las arcas del estado
y enriquecerse a costa de la ingenuidad de los ciudadanos.
Dr. Oscar Iván Zuloaga, Dr. Álvaro
Uribe Vélez la divina providencia os recompensará y los ángeles celestiales
tocan las trompetas anunciando el advenimiento del reino de Dios en la tierra.
El Dr. Santos se ha teñido el
pelo de rubio para ocultar sus canas. Que vanidoso es el noble patrón que con
tanto desvelo llevan las riendas del país, siempre tan elegante y con esos
gestos comedidos, todo un caballero cachaco poseedor de un impoluto pedigrí aristocrático.
Se nota que tiene la conciencia tranquila, tan seguro de sí mismo que no le
tiembla la mano a la hora de ejecutar los más maquiavélicos planes.
Colombia es un pueblo ignorante y
fácil de manipular. Dadle futbol, telenovelas, aguardiente, ron, vicio y rumba a
la plebe y el asunto está resuelto. Esa es la clave: que se mantengan
entretenidos, hipnotizados, drogados, explotados. La
oligarquía es la oligarquía, el poder es el poder y por algo Dios desde la
creación del mundo así lo dispuso.
Al mal, al mal aprende a respetar: los narcos, de los esmeralderos,
de los paramilitares, los empresarios,
los capos de altos vuelos. Billones y billones de pesos amasan las grandes
fortunas gracias a la mansedumbre de los siervos, los campesinos, los líchigos,
los guaches que doblan la espalda para engrandecer el patrimonio de los padres
de la patria. ¡Palabra de Dios! Te alabamos señor -Doctorcitos estamos desempleados, de dónde
sacamos para la canasta familiar, para pagar la pensión del colegio de los
chinos; el uniforme, la lonchera… No, no, no, los viejos sin jubilación
arrimaos al Cotolengo y otra millonada de muertos de hambre que apenas se
desayunan una agua de panela con calao. Y todos esos billones y billones de
pesos botados a la basura para encumbrar a las estrellas de la campaña
electoral.
Pero eso si religiosamente
rezamos el rosario y cumplimos con los mandamientos de la ley de Dios. Amén.
Doctores graduados en la mentira,
la corrupción y el desfalco: Dr. Oscar Iván Zuluaga, Dr. Felipe Arias, Dr. Bernardo
Hoyos, Dra. María del Pilar Hurtado, Dr. Obdulio Gaviria, Dra. Marta Lucía
Ramírez, el procurador el Dr. Ordoñez, el fiscal el Dr. Montealegre, Dr.
Francisco Santos, el Dr. Vargas Lleras, los más astutos criminales e ingeniosos
doctores al servicio del terrorismo de estado. Doctor Álvaro Uribe Vélez; juego
sucio, trampas, espías, escuchas, sobornos, chantaje los testigos falsos,
boleteo, fraude, corrupción y el tiro de gracia en la sien, Doctor Juan Manuel Santos, armamentismo, siete
bases norteamericanas, Washington, Tel Aviv, la CIA, el FBI, el Mosad, La DEA…
Menos mal que contamos con Las Fuerzas
Armadas y su gloriosa misión de garantizar la soberanía patria, perros sabuesos
del poder establecido, en defensa de las instituciones, los ciudadanos y sus
bienes, sobre todo, de la propiedad privada, y el patrimonio de los ricachones.
¡Aprendan, pendejos, esa es la democracia!
¿Quién va a hacer, entonces, el trabajo sucio,
pues?
De repente nos despertamos,
abrimos el periódico y no podemos salir de nuestro asombro. Es algo inaudito lo
que sucede en nuestro país. Ahora resulta
que el doctor Petro, alcalde de Bogotá, del Sector Progresista y antiguo
guerrillero del M19, no ha dudado en forjar alianzas con la ultraderecha. Sin
sonrojarse ahora dice que su nuevo mejor amigo -al igual que un día lo declarara el finado
comandante Hugo Chávez- es el santísimo presidente Santos, ¡su más encarnizado
detractor! ¿Qué habrá pasado? ¿Les habrán dado burundanga? No, esto sí que es
jugar a la ruleta rusa, el suicidio de lo poco que nos quedaba de dignidad
humana.
Todo sea por el amor y por la paz
de Colombia. Claro, así se justifican estos caraduras. ¿La guerra o la paz? To be or not to be that’s
the question. Ese es el dilema ¿balas o palomas? pues nos jugamos el futuro de las nuevas
generaciones. Nada menos y nada más que el
Ministro de la Guerra de la era del Dr. Uribe, el siniestro matarife impulsor
de la política de Seguridad Democrática, el Dr. Juan Manuel Santos es el
encargado de enarbolar la bandera blanca de la paz. El santísimo Dr. Juan Manuel Santos va a
ganarse un puesto a la diestra del Sagrado Corazón de Jesús, del Divino Niño y en
olor a santidad será elevado a los altares. San Santos el patrón de los desamparados.
Manada traidores, peones del
imperialismo norteamericano, vende patrias del TLC y demás mamadas capitalistas
que nos tienen en la olla
Mientras tanto nadie se acuerda
de las miles de víctimas de la violencia, de la violación de los derechos
humanos, las ejecuciones extrajudiciales, del terrorismo de estado, las fosas
comunes, del desplazamiento forzado, cadáveres, esqueletos que también hacen
campaña por una Colombia en paz. Paz en sus tumbas. Dales señor el descanso
eterno. Y brille para ellos la luz
perpetua.
Este domingo como Dios manda la
fanática e irracional población emitirá su veredicto, el redil de mansas
ovejitas acarreados por los patrones de
las distintas facciones políticas irán a cumplir con el deber cívico. Menos mal que los padres de la patria cuentan
con un amplio presupuesto para chantajear a sus cachorritos. Como está la
situación cualquiera es capaz de prostituirse por unas mugrosas moneditas o por
un almuerzo ejecutivo. Veinte mil
pesitos, cincuenta mil pesitos ¿quién da más? No por gusto están en juego billones y billones de pesos que se lleva el
caballo ganador. Eso sí que es realismo
mágico convertir el voto que se deposita
en la urna en el verbo hecho carne.
Seamos realistas votemos en blanco, por favor, conjuremos a esos
demoníacos politiqueros con el fuego purificador de nuestra insolencia. Insumisión
y boicot total a eso malparidos que lo
único que desean es vampirizarnos.
Dizque todos debemos participar
en la fiesta democrática y elegir a los vividores, a los ases de la
politiquería barata: liberales, los conservadores, los godos, rojos, cachiporros, pájaros, chulavitas, paracos, traquetos, pirobos, jíbaros al
servicio del hampa, el paramilitarismo, del narcotráfico, el contrabando, el
lavado de activos y el enriquecimiento ilícito.
Da grima ver por las veredas a los
campesinos medio desnudos, descalzos y hambreados o en las ciudades donde millonadas
sobreviven en los tugurios-madrigueras; mano de obra barata rematada al mejor postor.
Otras tantas millonadas de “moscas” en el rebusque, el reciclaje de basuras;
sin seguridad social, sin salud, ni educación. ¡Por caridad una limosnita! patrón, doctorcito, doctorcita,
libertad y orden; orden para los piones y libertad para que estos hijueputas que
no hacen más que enyucarnos.
Carlos de Urabá 2014
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