Sólo hay que ver con que
gusto se flagelan los capirotes en las procesiones de Semana Santa. Van por las calles arrastrando cadenas mientras
recitan sus letanías en honor al santísimo. ¡qué apasionante! cualquiera juraría
que el dolor se transforma en placer. Desde luego que el pueblo andaluz es masoquista. No importa que
les roben, que los humillen, que les mientan o que los pisoteen este domingo derechito
se irán a votar por la mafia del PSOE para premiarlo por todas las bellaquerías
cometidas.
Andalucía tiene la fama
de ser el bastión del nacionalismo español. No hay más que observar lo altivos y orgullosos que se ponen
los súbditos cuando se iza la bandera roja y gualda. Estamos en la tierra donde
se defiende las tradiciones más vernáculas empezando por la monarquía borbónica.
A mandar mí amo, a la orden de vuecencia o su eminencia; con genuflexión incluida
por su alta investidura. Rodilla en tierra ante la jerarquía, ante los
caballeros de alcurnia, los prestigiosos
doctores, obispos, generalísimos, letrados, los reyes, los príncipes, los
grandes de España, vírgenes, nazarenos, picaros o trúhanes.
Sin ningún pudor la corte
de cleptómanos del PSOE que durante 35 años ha esquilmado millones y millones de euros a las arcas
públicas proclama la victoria. Que si las recalificaciones, las comisiones, el fraude de los cursos de formación, el escándalo de los
ERE no son más que virtudes por las que hay que felicitarlos. Y este
domingo los masoquistas les renovarán la confianza para que les sigan clavando
la espuela en sus castigadas carnes.
Con el índice de paro más
alto de Europa la única esperanza es
ponerle velitas a los santos y vírgenes a ver si nos hacen el milagrito.
¿Quizás apostando al cupón de los ciegos o a la lotería primitiva salgamos de
pobres? Por lo pronto habrá que conformarse a que nos firmen las peonadas,
pillar un contrato basura, seguir cobrando el subsidio de desempleo o hacer religiosamente las colas de Cáritas. La
única salida es el exilio, partir al extranjero en busca de un trabajo digno porque
ya está bien de vivir en la casa de tus padres y rogarle al abuelito te dé una
propina para ir tirando.
Mientras tanto la Andalucía
proletaria, obrera, jornalera, la Andalucía de los pescadores y campesinos está
completamente condenada a la marginalidad y el olvido. Su razón de ser es el
asistencialismo y a sentarse frente al televisor a ver los partidos de fútbol o
los reality shows. La brutal alienación
es parte inherente de la sociedad del bienestar.
Aunque los apaleen y
mancillen a los masoquistas no les temblará el pulso a la hora de ir a votar
por sus verdugos. Andalucía es el mejor símbolo de la España folclórica, el
paraíso de los millones de turistas que llegan cada año a disfrutar del patrimonio de la humanidad: Hoteles,
playas, campos de golf, whiskerías, verbenas, virgen del Rocío o ferias de
Sevilla ¡qué viva la patria de los camareros
y mucamas! Ese es el papel que nos ha reservado el imperio
capitalista europeo y a comer y callar.
Por Dios, la patria y el
rey, la derecha representada las PP-PSOE con toda solemnidad se apresta a
firmar la santa alianza que les asegure mantener incólumes sus privilegios. El
bipartidismo debe afianzarse por el bien de la democracia y el orden
constitucional.
El pueblo víctima de un diabólico
vudú todavía creen en sus vanas promesas de redención eterna: millones de
empleos, subida de salarios y pensiones, las prestaciones sociales, sanidad,
educación. Sólo hay que ver a los mansos corderitos como beben felices el
veneno que les echa sus amos.
“Me gusta a mi emborracharme, emborracharme de
vino y de libertad…”
Carlos de Urabá 2015
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