Es el pronóstico de los más avezados
analistas del White Power
Suena muy duro decirlo pero envejeceremos
con la dinastía Trump. En otras palabras el niño que nazca hoy llegará a la
adolescencia bajo su hégira.
Ya lo dijo Donald a los periodistas en la
última rueda de prensa del pasado miércoles día 11 de enero: “tendremos ¡8 años! por delante para seguir
conversando” y no fue un lapsus como muchos se pensaban sino que lo
traicionó subconsciente. Trump en estos instantes tras haber alcanzado la más
alta cumbre en su carrera tiene que colmar aún más su egocentrismo y
megalomanía. Y nada mejor que con otro mandato para rematar la faena. Él no se va a conformar a cuatro años y con toda
seguridad se lanzará a la reelección siguiendo la senda trazada por Reagan,
Clinton, Bush y Obama.
Trump ha llegado para quedarse. Todo
empresario hace sus planes a corto, mediano y largo plazo. Y desde luego que el nuevo presidente es muy
ambicioso y todo apunta a que se presentará a la reelección en el 2021. Un
segundo período para hacer América todavía más grande y más poderosa. Porque él
no va a ser menos que Obama (hijo de un inmigrante africano) que estuvo 8 años
en la Casa Blanca. En cuanto tome posesión del cargo podremos afirmar sin temor
a equivocarnos que se inicia la próxima campaña presidencial. Ya veremos cómo
se presenta el panorama pero si consigue ganarse la confianza de la clase media
el Partido Republicano no le va a dar la espalda. El reto es multiplicar exponencialmente el
número de votantes aplicando una política socio-económica neoliberal que favorezca a los white o anglos (sin olvidar a
muchos no anglos que increíblemente le votaron). No puede decepcionar a su electorado
que le confiere un alto índice de popularidad. Debe tener mucho cuidado pues ya
sabemos que del amor al odio solo hay un paso.
La clave es devolverles la confianza a aquellos sectores de la población
americana que han visto mermado considerablemente su poder adquisitivo. Donald
y su equipo aplicarán una severa política
Neoliberal como la única solución posible a los problemas socio-económicos que
afligen al imperio. Estimular el consumismo capitalista es uno de los desafíos
más urgentes. No es posible que los
inmigrantes latinos, afros, asiáticos o árabes compitan de tú a tú con los dueños y señores de la nación más
grande del mundo. Porque Donald con
certeza va a desempeñar el papel de empresario-presidente colmando de
bendiciones a los ciudadanos con un eterno Black Friday que los embuche de
ofertas y rebajas.
“América para los Americanos” (blancos,
arios o anglos) como pregonaba la doctrina Monroe. Para lograrlo se ha rodeado
de los asesores y consejeros más radicales de la derecha y la ultraderecha, el
sionismo, las sectas evangélicas y los halcones militaristas. Su misión es garantizar el éxito de una
empresa llamada EE.UU y a fe que está dispuesto a cumplir con su glorioso
objetivo.
El 20 de enero Trump será coronado como el
emperador del mundo. O mejor dicho, el
gran faraón de una novísima dinastía egipcia. Tras pasar ocho años en la Casa Blanca (que resignados damos por hecho) con toda
probabilidad (Dios white mediante) le cederá el cetro a su hijo Donald Trump
Jr. Acuérdense de lo que pasó con papá
Bush y su hijito George. Según los planes que han trazado sus asesores con
precisión matemática Donald Jr. se postulará a la campaña presidencial del 2024
(ya dan por hecho que ganará las primarias por el Partido Republicano) El
primogénito de 38 años que se graduó en la universidad de Pensilvania y cuya
fortuna se estima en unos 150.000.000 de dólares, está decidido a demostrar que
es capaz de superar con creces a su padre. Aunque estas profecías suenen muy
descabelladas no podemos desestimarlas pues a lo largo de la historia de la
humanidad se han producido hechos más inexplicables e incomprensibles. El mundo
va a sufrir tales cambios que tenemos que prepararnos para lo peor.
Por el momento Donald Jr. -que desempeñó
un gran protagonismo en la campaña presidencial de su padre- se responsabilizará
del buen funcionamiento de sus empresas. No obstante tendrá voz y voto en la
toma de decisiones del equipo de gobierno. Porque la táctica es irlo fogueando
en las más altas esferas de la política norteamericana donde tendrá que
enfrentarse a cara a cara con la oposición Demócrata y la implacable opinión
pública -tanto Americana como mundial- Una dura prueba en la que deberá
demostrar todo su talento y valía. Por
delante le quedan varios años para adquirir la experiencia necesaria que le
permita presentarse como candidato del Partido Republicano (o de uno nuevo que
ellos inventen) a las elecciones del año 2025. Si obtiene la victoria para nada
va a conformarse con cuatro años en el poder pues él no va a ser menos que
Clinton, Bush, Obama y su padre.
“Donald Trump Jr. for president” es la
consigna lanzada por algunos fanáticos que ya lo proclaman como el nuevo
J.F Kennedy. Es un buen orador,
atractivo y simpático. ¿Qué más se puede
pedir? El muchacho tiene carisma y arrojo que son los ingredientes básicos para que crezca su popularidad en el show del circo
mediático (TV, Internet, Twitter, WhatsApp, Televisiones, radios, revistas,
prensa escrita, cine) En todo caso el
príncipe heredero tiene 8 años por delante para foguearse en busca de la nominación
que lo conducirá inevitablemente a la Casa Blanca. Los votos de los
compromisarios ya los tiene comprometidos gracias a la lámpara maravillosa que
maneja su padre.
Donald Trump Jr. está casado con Vanesa
Kay Haydon -de origen danés y judío (el lobby sionista está de plácemes) –
Desde luego que esta es la lápida del proceso de paz entre israelíes y
palestinos. La pareja tiene cinco hijos: Chloe, Kai, Donald III, Tristán,
y Spencer (que cumplen al pie de la letra esa imagen dulce y tierna de niños
Walt Disney)
Donald Trump se ha ganado la fama de
buscapleitos y de camorrista; un provocador profesional dedicado a pronunciar
discursos sucios y despreciables. A pesar de toda la antipatía que despierta lo más seguro es que cuando visite oficialmente
los países del Tercer Mundo (Asia, Oriente Medio, América Latina o África) será recibido con todos los honores por las
autoridades. Lo agasajarán con flores, sonrisas, venias, y genuflexiones. Le rendirán un sentido
homenaje a tan sinigual estadista imponiéndole medallas y los más distinguidos
galardones. ¡welcome emperador del mundo! ¡Welcome, todopoderoso Donald Trump!
Todos te amamos. Hay que tratarlo con un respeto extremo pues de lo contrario es capaz de dejar el
país en la bancarrota. Por arte de magia
se olvidarán de todas esas afrentas que ha proferido durante su campaña
dirigidas contra las razas inferiores (plaga de terroristas y delincuentes) Es
la hora de la diplomacia y los gestos de buena voluntad hacia el presidente de
la primera potencia mundial. -Lo que usted mande mi amo.
La dinastía Trump la conforman tres
hermanos: Freddy, que murió de alcoholismo, Robert, Elizabeth y Maryanne, 5 hijos -fruto de las relaciones con sus tres esposas: Ivana, Marla Maples y
Melania- el primogénito es Donald Trump
Jr. vicepresidente ejecutivo de la organización Trump y su sucesor, Ivanka
Trump (el arma secreta) vicepresidenta ejecutiva de Desarrollo y Adquisiciones
de la Organización Trump. También, como si fuera poco, modelo, empresaria y
actriz (es una de sus consejeras más cercanas) casada con el judío ortodoxo
Jared Kushner (recientemente nombrado por Trump asesor especial de la Casa
Blanca- (¡en asuntos del Oriente Medio!)
Obligada por los preceptos de la Torá, Ivanka
tuvo que convertirse al judaísmo. Tienen tres hijos: Arabella, Theodore y Joseph.
Sigue en la lista Eric Trump, co-director ejecutivo de la organización Trump y
casado con Lara Yunaska. Eric es un apasionado del mundo de la construcción y
le encanta diseñar edificios altos y portentosos. A parte de ser el dueño de
Trump Winery -que es el viñedo más extenso de Virginia, su otra hija es Tiffany
Trump, modelo y cantante de moda y que por su excéntrico comportamiento es
considerada un poco la oveja negra de la familia. Y por último el niño Barron
-hijo que tuvo con la sex symbol, escort VIP y nueva primera dama Melanija
Knavs- (mejor conocida como Melania Trump) Barron adora las corbatas y jugar al
golf como su padre. No nos debe causar ninguna sorpresa que de mayor quiera ser
también presidente de los Estados Unidos. ¿Quizás allá por el año 2050?
La dinastía Trump será la verdadera
protagonista de estos ocho años de gobierno. ¿Ocho años? Perdón, hay que
sumarle los otros 8 años de Donald Jr. Así que tenemos que aplicar la fórmula
4X4= 16. Seguramente que tales previsiones a muchos les va a provocar un ataque
de nervios o una crisis de angustia existencial pero no queda más remedio que resignarnos
ante la cruel realidad.
Carlos de Urabá 2017
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