El movimiento Gay-Estado Gay, entre los
que se incluyen los militantes denominados LGTBIQ (lesbianas, transexuales,
bisexuales, intersexuales, queer) es una de las más importantes organizaciones a
nivel mundial. Los gays ocupan amplios sectores de la sociedad como la política,
los medios de comunicación, la judicatura, la ciencia, el empresariado, la
banca, la moda, el arte, las letras, el cine, el estamento castrense, el eclesiástico,…etc.
Desde luego que existe un estado Gay mundial,
un lobby gay, un imperio gay que mueve
millones y millones de dólares, millones y millones de euros. Cifras estratosféricas que demuestran su increíble
poderío económico (salvaguardado con hermetismo y privacidad) Porque estamos hablando de una organización con gran
peso específico y de reconocido prestigio. Los lazos de solidaridad y de unión
entre el colectivo son indestructibles.
Muchos piensan que este es un asunto
folclórico, lúdico o festivalero pero nada más alejado de la realidad. Tanto es
así que los gays son capaces de inclinar la balanza en las justas electorales y
es por esto que los grupos políticos consienten todas sus demandas.
Las fiestas más importantes y más multitudinarias
de Europa y los EE.UU, Canadá, Australia son convocadas por el Estado Gay. Hay que
reconocer que los homosexuales les han robado el protagonismo a los
heterosexuales en muchos aspectos de la vida cotidiana. La
parada de Gay de Madrid reúne cada año más
de 1.000.000 de personas, cifras parecidas se manejan en Barcelona, en París,
en Berlín, en los Ángeles, en Londres, en Melbourne, en Tel Aviv, Tokio, Sao Paulo,
Buenos Aires, Bogotá o México. Por lo
tanto tenemos que hablar de una globalización gay, de una mundialización gay.
En todas las ciudades de occidente hay un gueto gay, un barrio gay o sector gay
donde se desenvuelven todas sus actividades culturales y comerciales: tiendas, bibliotecas,
discotecas, bares, peluquerías, boutiques, hoteles, cines, restaurantes,
gimnasios, teatros, etc.
Después de tantos años de represión y
oscurantismo los gays (LGTBIQ) salen del armario y sin ningún pudor, ni
complejos ocupan las posiciones de vanguardia. Les precede la fama, el
estrellato y si antes eran perseguidos, hoy son admirados e incluso
glorificados. Se ha acuñado el lema del orgullo gay como consigna
revolucionaria. Como reyes y amos de la sociedad del espectáculo se les tolera
sin mayores reparos el exhibicionismo y provocación, la irreverencia y transgresión.
Son los mejores best sellers de las
revistas del corazón con millones y millones de ejemplares vendidos, la marca
gay rompe records de audiencia en los programas de telebasura, las marca gay es
garantía de éxito.
Occidente de forma progresiva se ha ido afeminando
como parte de un proceso de normalización promovida directamente por las políticas
educativas e integradoras de los estados. Se aspira a desterrar el machismo para
que haya mayor tolerancia y convivencia o respeto a la diferencia. ¿Sobreprotección
paternalista? hay un cierto complejo de culpa que sumado a la victimización les
otorga carta blanca para hacer y deshacer a su antojo.
Quien critique a los gays puede caer en
desgracia ya que los ampara el aparato judicial; el más mínimo insulto homófobo,
cualquier persecución o agresión por su condición sexual es castigada con multas
o penas de cárcel -en los casos más graves. Porque se aplica a rajatabla la
declaración universal de los derechos humanos, la constitución y el estado de
derecho -que es la esencia de la democracia-. Los gays son ciudadanos de
primera mientras que muchos heterosexuales sufren exclusión y marginación. Si antes
los gays eran despreciados hoy gozan de gran prestigio social -especialmente en
Europa y EE.UU- La bandera arcoíris ondea
triunfante urbi et orbi. Hay una industria gay, una moda gay, una cultura gay, una
música gay, unas instituciones gays, una aristocracia gay, una burocracia gay, una comida gay, ciencia
gay, literatura gay, pornografía gay, páginas webs gays, en fin, un estado Gay
en toda su opulencia y magnitud celestial.
Entre las nuevas variantes que han surgido
por generación espontánea hay que resaltar los llamados metrosexuales urbanos
(pioneros de una nueva sexualidad masculina) Individuos exitosos, excesivamente
hedonistas (porque en occidente –como en la antigua Grecia-el culto al cuerpo
es el primer mandamiento) y vanidosos. Modelos a imitar por una juventud ávida
de mitos vivientes. Su identidad sexual
es incierta o dudosa, ¿bisexualidad, tal vez? Definitivamente el homo sapiens
evoluciona hacia una dimensión desconocida. Las mujeres exigen hombres menos
bruscos, más tiernos y cariñosos (¿Más ambiguos?) Si antes en España se hablaba del macho
ibérico hoy el paradigma es el gay ibérico. España es uno de los países
europeos que mayores cambios ha sufrido al respecto en estos últimos 40 años. Estamos
en otros tiempos, en otro siglo. Sería imposible imaginar lo que hubiera pasado
en el nacional-catolicismo franquista si los hombres se casasen con otros
hombres o el que las mujeres se casasen con otras mujeres. Porque no solo son
los gays sino también el lesbianismo el que se ha normalizado a nivel
institucional. Con toda naturalidad existen
niños con dos mamas y niños con dos papas o niños con un papa o una
mama, y además individuos que no quieren parejas ya que profesan más amor por un perro o un gato. ¿Se legalizarán las
uniones entre animales y seres humanos? A muchas mascotas ya se les dejan
herencias y jubilaciones de oro. Es necesario sumar al macho y la hembra
el género homosexual, bisexual, lésbico, transexual, intersexuales, queer,
hermafrodita, y quien sabe cuántas cosas más. Además el sistema judicial se ha
tenido que acomodar a esta demoledora realidad decretando nuevas leyes que
justifiquen al derecho matrimonial, herencias, sucesiones, maternidad, patria
potestad, etc.
En Colombia a pesar de ser una sociedad ciento
por ciento machista los escándalos de homosexualidad han penetrado hasta las
mismísimas fuerzas armadas -como es el conocido caso de la “comunidad del anillo”-
Altos mandos de la policía y el ejército presionaba a sus subalternos para mantener
relaciones sexuales no consentidas. Por no hablar de la presidencia de la república
donde a pesar del secretismo y la hipocresía se nos desvelan sorpresas que nos
dejan patidifusos.
Hoy no hay imposibles para la ingeniería
genética y las nuevas técnicas de reproducción asistida. Se puede elegir el
sexo del niño o si se quieren mellizos o trillizos. Hay un variado menú de
posibilidades infinitas, igualmente bancos de semen para obtener los mejores
donantes; la manipulación de los óvulos, la fecundación in vitro -capaces de
programar las características físicas e intelectuales (superdotados)- Lo ideal
es obtener los ejemplares más guapos, los más fuertes, los más inteligentes
como lo habían previsto en su momento los científicos nazis con sus planes de
eugenesia.
Ya no hace falta un padre o una madre, ya no hace falta que la madre
esté gestando 9 meses a su bebé con la incomodidad que ello supone pues de todo
este proceso se encargan los llamados “vientres de alquiler”. La moda imperante
son los hijos obtenidos mediante gestación subrogada (Embriones seleccionados
para ser trasferidos a un útero de una mujer diferente que va gestarlo y
parirlo y luego venderlo a su “legítimos padres”) Sin duda que en el futuro van
a cambiar las leyes de la reproducción
humana. ¿Quizás estemos asistiendo a la creación de una raza superior -no
heterosexual- con mayores atributos y mejores aptitudes?
Las leyes de la genética afirman que las
mujeres poseen el cromosoma XX y los hombres el XY. Pero esto es algo relativo, no es una ciencia exacta pues existen múltiples
variables que determinan la inclinación sexual como son el medio ambiente, la sociedad,
la familia o la estructura cerebral. Ya no se puede de hablar de macho y hembra
sino que hay que añadir nuevos géneros: homosexual, bisexual, lésbico,
transgéneros, hermafrodita, queer, homoparentales femeninas, padres solteros –sin pareja- Habrá que definir una nueva sexualidad y
nuevas maneras de amarse. Porque como lo dijo Jesucristo en su célebre frase: “Amaos
los unos a los otros como yo os he amado” el amor es universal.
La estructura familiar va a quedarse
obsoleta sin el protagonismo de la clásica familia nuclear, la familia nuclear
simple, la monoparental -a causa del divorcio o separación- o muerte del
conyugue. El patriarcado judeo-cristianismo: padre, madre e hijos o sin hijos, tíos,
abuelos, etc ha entrado en decadencia. El padre o el patriarca tiene muy mala
imagen porque se le relaciona al machismo agresor y opresor.
Hoy las operaciones de cambio de sexo
hacen milagros, también las intervenciones de cirugía estética obran
maravillas. Porque aquí de lo que se trata es de supera al original femenino. Todo
es legal y está justificado por psicólogos e incluso costeado en muchos países
por la seguridad social. Los transexuales plantean una lucha a muerte por
configurar es propia identidad y bienestar físico y mental al sentirse
prisioneros de un cuerpo el cual no les pertenece. Antes directamente eran
enviados a centros de reeducación o tratados como seres anormales en los manicomios.
La iglesia católica históricamente ha
condenado el horrible pecado de la sodomía (relacionado con los gays) o el del lesbianismo y otras “aberraciones” o
“degeneraciones” -según su criterio. Les acusan de ser pecadores y viciosos,
hijos demoníacos de Sodoma y Gomorra. ¿Cuántos se habrán consumido en las
hogueras de la inquisición? A estas alturas del siglo XXI la ética y la moral
cristiana ha perdido la autoridad pues los creyentes y devotos-por culpa de la
ciencia y la tecnología- se han vuelto ateos y paganos. Ya nadie tiene miedo a Dios, ya nadie se arrodilla en los
altares a pedir perdón y arrepentirse. Muy
por el contrario lo que predomina es la blasfemia que abre el camino al
libertinaje, el desenfreno y la concupiscencia.
El lobby gay ordena, toma decisiones,
ponen y quitan las fichas que les apetecen o estorban. Los gays ocupan la más
alta cima de la pirámide social. Especialmente la burguesía urbana que hace
gala de un alto nivel adquisitivo, y que ha forjado unas envidiables relaciones
sociales. El gay postmoderno y esclavo de la tecnología digital se caracteriza
por un exacerbado narcisismo, amantes de los lujos y el sibaritismo, copan las
portadas de las revistas, los periódicos, Internet, el cine o la televisión.
Son estrellas rutilantes que les precede la fama, el glamour. Muchos son artistas;
actores y actrices, cantantes, pintores, literatos. Pero esos si para mantener su vertiginoso tren de vida necesitan
una buena cuenta corriente que les permita complacer todos sus caprichos:
trajes finos, joyas, cosméticos, operaciones de cirugía plástica, viajes,
restaurantes, mansiones, hoteles cinco estrellas, clubes exclusivos. Ellos son
los que marcan un estilo, una moda, una tendencia, una aplicación de IPod, un
film o un selfie para colgarlos Instagram, el hamstang o el trending topic en Twitter, los que cuentan con
mayores seguidores en Facebook; un peinado sensual, una colonia Eau de Gaga, unos
zapatos de tacón Christian Louboutin, unas gafas de sol Rippers. Los medios de comunicación se rinden a sus
pies y para ellos los micrófonos están abiertos las 24 horas del día, las cámaras
de televisión los 365 días del año. Para emitir su propaganda y publicidad no
existe la censura pues están protegidos por las leyes de la libertad de
expresión. Los mensajes subliminales bombardean nuestro inconsciente colectivo anunciando
el advenimiento del Estado gay en la tierra. Sus principios se van imponiendo sin que se produzca ningún tipo de resistencia (que sería
vista como una reacción homófoba o fascista) Lo paradójico del caso es que hoy
los perseguidos son los heterosexuales.
Se nos plantean nuevos desafíos, una nueva lucha de clases en este caso
entre los gays pobres e invisibilizados (muchos
de los cuales tienen que ejercer la prostitución como único medio de
supervivencia) y los gays ricos, triunfadores y exitosos. Si hubo una revolución
gay que se movilizó por sus derechos hoy lo que domina es una contrarrevolución
gay, una casta gay reaccionaria, una oligarquía gay capitalista y aristocrática
aliada de los poderes fácticos
Carlos de Urabá 2017