A pesar del triunfo de la ultraderecha
uribista en la primera vuelta de las elecciones colombianas Gustavo Petro
(Colombia Humana) se proyecta como el
favorito para ser investido presidente.
Enfrentando la manipulación mediática más brutal y a pesar
de todos los obstáculos y amenazas de fraude el candidato Gustavo Petro pasará
con toda probabilidad a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales colombianas.
16 años de frente nacional Uribe-Santos
ha dejado el país sumido en la más profunda crisis institucional a causa de la corrupción, el latrocinio, el clientelismo y
la impunidad. El caso Odebrecht es
el mejor ejemplo de cómo se han vendido al mejor postor los burócratas y
funcionarios de alto rango cometiendo una imperdonable traición a la patria.
Históricamente en todas las elecciones
en Colombia siempre ha rondado el fantasma del fraude, la compra de votos, la inscripción
irregular de cedulas y demás chanchullos. Se ha mezclado votos y balas como el mejor método para amedrentar a la
población para que elijan a quien ordenen los patrones.
La campaña electoral como de costumbre
se ha convertido en una verdadera guerra sucia pues los candidatos se lanzan acusaciones
a diestro y siniestro para intentar descreditar al contrincante. Especialmente la derecha conservadora temerosa
de perder sus eternos privilegios utiliza los métodos más virulentos y depravados.
Jamás en la historia de Colombia ha existido un auténtico gobierno de
izquierdas. Y estamos muy cerca de hacer realidad este sueño casi utópico.
El sillón presidencial siempre lo ha ocupado un representante de la oligarquía,
de la aristocracia o de los terratenientes (la flor y nata feudal) Y eso si bajo
la bendición y amparo de las FF.AA o los carteles de narcotraficantes y paramilitares
La publicidad y la propaganda que
se transmite a través de los medios de comunicación de masas (radio, prensa y
televisión) o las redes sociales (el 85%
de los colombianos están inscritos en Facebook) es fundamental para inclinar la
preferencia de voto por uno u otro candidato. Parece que solo esa perpetua
alienación es la que asegura el éxito o el fracaso. Por lo tanto se invierten presupuestos
astronómicos regularmente patrocinados por el narcotráfico, empresariado o multinacionales interesadas en las concesiones
que les pudieran otorgar el partido ganador.
Quizás la mayor presión sobre los electores se
produce en los pueblos menores de 50.000 habitantes donde por el control social
es más fácil realizar sobornos y
chantajes. Todo se arregla contentando al populacho con algunos sucios billetitos, ropa, almuerzos, trago y fiestones.
No podemos olvidar que quien
maneja la logística electoral es la Registraduría
Nacional, un organismo descentralizado cuyo director es Juan Carlos Galindo (nombrado por el
presidente Santos y que años atrás fue acusado de pasar el censo electoral a
los promotores del referéndum reeleccionista de Uribe Vélez) La Registraduría
Nacional es la responsable de controlar el censo, la inscripción de las cédulas,
y posteriormente la contabilización de los votos (vía manual e informática)
¿Quién se puede confiar en un sistema mafioso
que siempre ha favorecido a los partidos de la oligarquía feudal? El derecho a elegir y a ser elegido libremente
en Colombia no existe
Así que la sombra del fraude
siempre estará rondando los resultados a pesar de los cientos de observadores internacionales
invitados para verificar la legalidad de la contienda. Aparte que muchos hackers y piratas han
amenazado atacar las páginas webs de la Registraduría para que la votación no
se salgan del guion prestablecido. “Si la chusma comunista va punteando en el
escrutinio por el bien de la patria hay que actuar en consecuencia”. Las
computadoras son muy caprichosas porque, por supuesto, obedecen a la voluntad de inescrupulosos
funcionarios prestos a beneficiar los carteles de los partidos tradicionales. Petro
ha advertido que si se consuma el fraude el pueblo en su defecto saldrá a la
calle a defender la democracia.
El candidato del Movimiento Progresistas (Colombia Humana)
Gustavo Petro -según todas las encuestas-
se sitúa en un segundo lugar con el 24% de intención de voto. Mientras el
Centro Democrático de Duque sin lugar a dudas ganará la primera vuelta con más
o menos un 40% de los sufragios. Y
lo peor de todo es que será un voto de confianza a favor de Uribe que es su
verdadero mentor.
Aunque el candidato de J.M Santos Vargas Lleras -CR (Mejor Vargas Lleras)
también se ha metido en la lucha y le viene pisando los talones a Petro y ya veremos si no hay una sorpresa de última
hora.
Gustavo Petro ha tenido que
luchar contra viento y marea para
defender su candidatura por la Colombia
Humana; una Colombia ecológica, honrada, sin corrupción y sin violencia. La
Colombia de la ciudadanía en
contraposición a la de las élites. Su éxito se basa en explotar la ola de rabia
e indignación que ha levantado los casos de latrocinio y corrupción sin
precedentes que permean todos los estamentos
de la sociedad.
Sus enemigos lo acusan de guerrillero,
de narcoterrorista, de compinche del castro-chavismo, le acusan de malversación
de caudales públicos durante su mandato como alcalde de Bogotá y rematan que su
campaña está financiada por Cuba y Venezuela. La ultraderecha colombiana lo
califica de “terrorista vestido de civil”
pues en su época como guerrillero del
M19 empuñó las armas para destruir el estado colombiano.
El candidato del Centro Democrático Iván Duque
representa la reedición de la funesta política
de seguridad democrática que consiste
en matar, destruir y exterminar. A él lo
han escogido sus secuaces para que sea la cara amable del paramilitarismo y la
corrupción. Como buen neoliberal apuesta por el mercado libre, por la
explotación desaforada de los recursos naturales no renovables y la
privatización de las empresas públicas. Su lema: Legalidad, emprendimiento y equidad. Porque la economía colombiana se mueve en torno a la trilogía: cocaína,
petróleo, y carbón. Todas las regalías que se recogen es un dinero que fomenta la dictadura de
corrupción. Duque defiende una política
represora para eliminar la delincuencia, aumentar el pie de fuerza policial y
militar, más cárceles y más mano fuerte. Es decir, crimen y castigo. No existe ningún
proyecto de prevención o reinserción social de un problema que se origina en
unos focos bien precisos de miseria y marginación.
Si gana asegura que revisará o derogará los acuerdos de paz con las FARC ya que
ellos fueron los ganadores del plebiscito del 2016. “en la paz hay concesiones
que generan impunidad” “la JEP debe
ser eliminada” Los guerrilleros de las FARC tienen que someterse y cumplir las
condenas por los crímenes cometidos. Hay que prohibirles ejercer cualquier
cargo de representación política, que
ningún criminal de lesa humanidad ocupe un sillón en el congreso de la
República.
Petro mientras era senador del Polo Democrático desarrolló la
importante labor de desenmascarar al monstruo del paramilitarismo y su infiltración en las instituciones -acuñando el término de “parapolítica” –cuya
cabeza visible es el expresidente Álvaro
Uribe. Igualmente denunció el aberrante caso de los falsos positivos o
ejecuciones extrajudiciales que practicaban los mandos de las FF.AA. Por su
compromiso por desentrañar el terrorismo de estado, la infiltración de los
carteles de cocaína en la cúpula del poder, los sobornos de las multinacionales
a los altos funcionarios gubernamentales tiene que tomar estrictas medidas de seguridad
pues se encuentra amenazado de muerte por la ultraderecha narco paramilitar. Actualmente vive con su familia en una casa localizada en
el Centro de Altos Estudios de la
Policía.
Como candidato del PDA en las
elecciones presidenciales del 2010 -que ganó J.M Santos- obtuvo el cuarto
puesto con 1.300.300 votos.
Luego en el 2010 se retira del PDA tras el escándalo de corrupción de
los hermanos Iván y Samuel Moreno Rojas.
Y es entonces cuando funda el Movimiento
Progresistas con el que alcanzó la alcaldía de Bogotá en el año 2011. En el
2013 es destituido como alcalde e inhabilitado por 15 años para ejercer
cualquier cargo público por el procurador
Ordoñez bajo la acusación de haber puesto en riesgo la salud del los
bogotanos con la implementación de un esquema obsoleto de recolección de
basuras. Más adelante fue restituido en el cargo por el propio presidente Juan
Manuel Santos
Petro le dio un voto de confianza
a Juan Manuel Santos para la segunda
vuelta de las elecciones presidenciales en el 2014 en las que se impuso al candidato del Centro Democrático
Oscar
Iván Zuloaga.
El candidato de la ultraderecha
Duque repite una y otra vez que “Petro va
a convertir a Colombia en una nueva Venezuela”. “Si llega al poder
comenzará la expropiación de tierras, propiedades o de empresas privadas igual a lo
que hizo Chávez en Venezuela” “Es la miseria del socialismo del siglo XXI” Sembrar
miedo es el mejor método para neutralizarlo. Pero él responde que si sale
elegido no va a expropiar sino comprar
la tierra de los terratenientes y oligarcas para entregárselas a los campesinos.
Empezando por poner impuestos a los grandes capitales que apenas contribuyen a
la solidaridad social. No habrá colectivización de la economía sino que se
inclina por el capitalismo humano. El
amor social, la solidaridad social, la
opción preferencial por los excluidos y los pobres. Estatizar la economía,
democratizarla para enfrentar ese neoliberalismo criminal imperante. Porque
existe un país clandestino abrumado por el desempleo y el trabajo informal. Por eso hay que decretar una justa y
equitativa redistribución de las riquezas en uno de los países más desiguales
del mundo. La solución para reactivar la economía productiva es un regreso
al campo promoviendo la agroindustria y la biotecnología que es el alma de la
soberanía alimentaria. Invertir el dinero público principalmente en salud y educación y no para engrandecer
el poderío de las fuerzas armadas. Se declara católico, animalista, feminista, anti
patriarcal y defensor de los LGTB. Ideológicamente mantiene grandes
discrepancias con las FARC porque el M19
no era comunista o marxista–leninista sino de tendencia más bien socialdemócrata y bolivariana. Confirma
que no
aceptará adhesiones del partido político de las FARC. El gobierno colombiano responsabiliza a
las FARC de todos los males que ha sufrido el país en los últimos 50 años. Y este
discurso multiplicado hasta la enésima potencia es un estigma casi imposible de borrar.
Aunque fue torturado por las FFAA
durante su militancia en el M 19 reconoce que hoy los ha perdonado, admira y respeta.
Petro sabe que si quiere captar la mayor cantidad de votos posibles por
estrategia electoral debe ser abierto y conciliador. Se le podría definir como un reformista burgués con ínfulas de
revolucionario. Pero nombrar la palabra revolución
en Colombia es un tabú pues se relaciona con revolución bolivariana e igualmente
al marxismo, el comunismo o el socialismo. En una campaña a la presidencia tan
polarizada ha preferido decantarse por el pragmatismo obviando el debate ideológico
en un intento por superar el conflicto entre izquierda y derecha. Algo de lo
que no se han referido los candidatos en profundidad es el asunto de la impagable
deuda externa y la feroz dependencia al FMI.
En su programa se recalca que es
necesario hacer urgentemente una reconversión
energética para abandonar la dependencia total de los combustibles fósiles.
La Colombia verde del futuro precisa de energías renovables y limpias (hídrica,
solar y eólica) pues estamos entrando en la tercera revolución industrial. Detener
el calentamiento global será una de las prioridades de su mandato. Porque
no se puede caer en el error de Venezuela que ha sido basar su economía en la mono
exportación de hidrocarburos y renunciar a la agroindustria. Por el contrario
los candidatos Duque y Vargas Lleras se inclinan por redoblar la explotación de
los recursos naturales no renovables como el petróleo y el carbón que son
actualmente la columna vertebral de las exportaciones colombianas y que en el último
año han incrementado el PIB en un 2,6%. Duque para contrarrestar el discurso
ecologista de Petro se ha inventado el sofisma de: “Producir conservando, conservar produciendo”
Colombia desde hace décadas estás
en emergencia ambiental y su biodiversidad (una de las más ricas del planeta)
corre serio riesgo sino se toman las medidas oportunas. La brutal contaminación
de los recursos hídricos, los cultivos
de coca, los derrames de petróleo, la minería ilegal, la deforestación, la
desertificación conducen el país al apocalipsis. (Una de las señales es la
actual catástrofe de Hidroituango)
No estamos hablando de que Petro
vaya a provocar un terremoto en las estructuras del estado. Eso es improbable
porque los propios empresarios e inversionistas boicotearían su gobierno como
sucede actualmente en Venezuela. Tampoco puede hacer un discurso radical antimperialista
y se limita a denunciar que Colombia es un apéndice de los EE.UU. Tal y como lo
recogió la Corte Constitucional en el 2010
dice que renunciará al tratado militar que ha permitido la instalación
de las 7 bases militares yanquis. Pero eso no es nada más que un supuesto pues
ya veremos si es capaz de enfrentarse cara a cara con Donald Trump. Al presidente de los EE.UU les exigirá desnarcotizar la agenda y renegociar
el Tratado de Libre Comercio.
El asunto es muy delicado porque tiene
que moderarse si quiere que los poderes fácticos respeten las reglas del juego democrático. Su
principal objetivo es el combate de la corrupción y la exclusión social. Que se
acabe totalmente la guerra, y la
violencia, que se firme la paz con el ELN y se inicie un desarme integral en Colombia. Además
tendrá que afrontar la emergencia
migratoria procedente de Venezuela que amenaza con desestabilizar el país.
La justicia social es la
reproducción de la solidaridad social, es decir, la política del amor, construir
paz, compromiso vital para asentar la
democracia en Colombia. Colombia ha
llegado a un punto de no retorno, no tiene más oportunidades, se ha agotado la
paciencia de una ciudadanía que en un alto porcentaje se halla por debajo de los
umbrales de pobreza. La nueva violencia no tiene ideología, sus mandos no son
colombianos sino los carteles mexicanos que se han apoderado de la costa
pacífica y que poco a poco van ganando terreno en el interior del país. La
guerra ahora es entre EE.UU y los carteles mexicanos.
Estamos en el país del
postconflicto bélico y no se puede regresar a esa era de genocidio y terror promovida por Uribe Vélez
y Juan Manuel santos (premio Nobel de la Paz).
El Centro Democrático dispara su
artillería pesada contra el candidato Petro
recalcando su pertenencia como guerrillero del M19 -los que tomaron el Palacio
de Justicia- aliados de Pablo Escobar en la década de los ochenta. “El
guerrillero Petro es un peligro para Colombia, es amigo de los narcotraficantes
de las FARC, además se le considera un ardoroso simpatizante del comandante de
la revolución bolivariana Hugo Chávez -quien
en su día lo nombró su asesor-“. El pasado no perdona”-Álvaro Uribe Vélez.
Desgraciadamente la detención del
líder guerrillero Jesús Santrich va
a ser decisiva en la definición de la primera y segunda vuelta electoral pues
la derecha lo aprovechará para demostrar el fracaso de los acuerdos de paz. El
comandante Jesús Santrich ha caído en una trampa (o en un montaje) tendida por
agentes de la DEA que se hicieron
pasar como supuestos enviados del cartel de Sinaloa para negociar la
compra de un cargamento de 10 toneladas de cocaína. Y lo más grave del caso es que
Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, fungía también de
intermediario con la mafia mexicana. Marlon Marín por temor a servir de cabeza
de turco se acoge al programa de testigos protegidos y se compromete ante las
autoridades judiciales de EE.UU a declarar contra Santrich e incluso hasta con
su propio tío Iván Marqués.
El caso del líder guerrillero de
las FARC Jesús Santrich va a favorecer indudablemente al candidato del Centro
Democrático. Duque exige la inmediata extradición
de Santrich. Algo que dinamitaría los
acuerdos de paz con las FARC. Otro acontecimiento que también influirá en las elecciones
es el triunfo de Nicolás Maduro en
Venezuela. El ex guerrillero Petro en la
presidencia de Colombia sería visto como un aliado del socialismo del siglo XXI.
Venezuela no puede ser un ejemplo para Colombia puesto que la crisis
socioeconómica que actualmente padece lo tiene al borde de la bancarrota.
Cunde el pánico entre las filas uribista y hasta el mismísimo ex vicepresidente Francisco Santos se ha atrevido a decir
que si Petro pasa a la segunda vuelta va a ser muy difícil ganarle
(legalmente)”
Carlos de Urabá 2018