En
las revoluciones árabes o intifadas Rusia tuvo un protagonismo de vital
importancia al intervenir en la guerra civil siria a favor del régimen de
Bachar al -Assad. Ya desde la época de la Unión Soviética ambos países firmaron
una alianza estratégica y en un gesto de
amistad revolucionaria Hafez al-Assad les
cedió la base naval de Tartús en el Mediterráneo oriental.
Cuando
el ejército ruso estaba cercado por una contraofensiva del ISIS en Palmira
(Siria) desde el mar Caspio buques de la
marina de guerra lanzaron cuatro misiles (con un alcance de 1.500 kilómetros)
cuyo objetivo era destruir los arsenales, bases de entrenamiento y almacenes de
combustible yihadistas. Porque para el Kremlin la resistencia islámica no eran más
que organizaciones terroristas a las que había que aniquilar. Pero algunos de estos
misiles impactaron por error en territorio iraní, más concretamente en el
pueblo de Ghozghapan en la región de Takab (Provincia de Azerbaiyán occidental)
sin que aparentemente se hayan reportado víctimas o daños materiales. Los
ayatolas, como aliados de los rusos, guardaron cauto silencio negando lo
ocurrido y más bien acusaron a los EEUU
de publicar noticias falsas con la intención de sembrar el pánico. Extraoficialmente se supo que murieron decenas
de pobladores. En todo caso son los daños colaterales tan propio de todas las
guerras y hay que asumirlos con resignación. Así que Allah los tenga en la gloria.
Rusia
intervino urgentemente en Siria en auxilio de su amigo el tirano Bachar al-
Assad que se encontraba entre la espada y la pared cercado por los rebeldes yihadistas
y el ISIS. Desde luego el régimen baazista le debe su supervivencia a Rusia a
Irán y Hezbollah. Las fuerzas armadas rusas se coordinaron con la Coalición Internacional
encabezada por las potencias occidentales y sus esbirros para lanzar sus feroces
ataques. En aras de “la paz y la
seguridad” se dedicaron a bombardear aldeas,
pueblos y ciudades sin importarle para nada la suerte de la población civil
(especialmente bebes, niños, jóvenes o ancianos). ¿Quién documenta las víctimas
de la Coalición Internacional? Más daños colaterales que había que asumir en
nombre del espíritu civilizador.
Pero
quizás el asunto más sucio y demencial
sea el uso de las armas químicas por parte del diabólico gobierno sirio para exterminar la legítima resistencia popular calificada de “sanguinarios terroristas”.
Bachar al-Assad amparado por la comunidad internacional tenía licencia para
matar e incluso se felicitaba por su “heroico proceder”. Como olvidar la
masacre de Guta en el 2013 en los suburbios de Damasco cuando el ejército sirio
disparó misiles cargados con gas sarín que dejó un saldo de 1.700 muertos. Como
los países occidentales protestaron ante tan bárbara acción la ONU obtuvo
permiso del gobierno sirio para investigarla y así pudo comprobar in situ que fue
causada por cohetes tierra-tierra disparados
por las tropas de Bachar al-Assad. Pero como es habitual Siria y Rusia se
lavaron las manos y culparon a la oposición del ataque. Porque en este caso la
guerra informativa logró el propósito de intoxicar y manipular los hechos
reales.
El
ministro de Exteriores ruso Lavrov definió a este “desagradable incidente” como una “operación de falsa bandera” para provocar
que las potencias occidentales intervinieran en la guerra civil de lado de los
rebeldes. Luego, el senado de Estados Unidos autorizó la intervención militar
al comprobar que el ejército sirio cometía crímenes contra la humanidad. En el año 2013 el presidente Obama habían
declarado que el uso de armas químicas era una línea roja que no iba a tolerar
traspasar. Y cuando estaba a punto de intervenir con la VI flota del
Mediterráneo John Kerry mantuvo una reunión de última hora con el
canciller ruso Lavrov en la que este le prometió que Rusia como garante de al-Assad verificaría
la destrucción de todo el arsenal
químico. Lo convenció con el argumento de que “no tiene que haber una solución
militar sino política” La destrucción se llevaría a cabo fuera del territorio
sirio. Aparentemente la operación fue todo un éxito hasta tal punto que Washington
elogió al gobierno sirio por su “extraordinaria cooperación” . Y EE.UU cayó en la trampa pues Siria en complicidad
con Rusia no entregó la totalidad de los arsenales químicos y en secreto escondió una buena parte
de los mismos. El 4 de abril 2017 el ejército
sirio realizó un ataque con gas sarín en Jan Cheijun causando 200 muertos,
posteriormente en 2018 la fuerza aérea
siria lanzó bombas con cloro sobre la ciudad de Saraqib y también en Duma ocasionando
más de 70 muertos. Algo que por supuesto negó el régimen sirio respaldado por sus
aliados Rusia e Irán. Los responsables eran los “yihadistas terroristas” del
ISIS, al Qaeda y al Nusra. Se han
documentado 106 ataques químicos del ejército sirio desde el 2014 hasta el 2018.
Rusia, Irán y Hezbollah como aliados del
régimen baazista son los principales culpables
del genocidio y exterminio del pueblo sirio. Las cifras son bien elocuentes: 400.000 muertos, más de 100.000 heridos,
50.000 desaparecidos y miles de presos, torturados o ejecutados aparte de 5 millones de refugiados y una economía completamente
hundida y devastada. Siria es hoy en un
país trasformado en un camposanto donde solo
reina el hambre y la miseria. La NAPO o Fuerza Aérea de Rusia en sus cruentas y diabólicas campañas
sobre territorio sirio se dedicaron durante años a batir y demoler los
objetivos señalados con sus poderosos cazabombarderos Sukhoi Su-24, Su-25,
Su-30 y Su-35 dotados con munición de tipo incendiario, explosivos de
fragmentación y perforantes trazadores, con armamento misilístico de largo y
corto alcance y bombas convencionales de caída libre o guiadas por láser. ¿Quién le iba a reprochar algo a un fiel
aliado en la lucha antiterrorista mundial?
Aunque
la comunidad internacional aplicó sanciones a Bachar al- Assad el dictador sigue
todavía en el poder bajo la tutela de Irán, China y Rusia. Los supervivientes
de este genocidio fueron condenados al destierro en los campamentos de
refugiados instalados en los países vecinos para posteriormente escapar en busca de un futuro mejor
a Europa o a cualquier parte del mundo. La comunidad internacional (EE.UU, Europa) desde
ese entonces fue muy complaciente y le otorgó carta blanca a Rusia para que
hiciera lo que le viniese en gana. La guerra de Ucrania está directamente relacionada
con estos acontecimientos.
La
siguiente fase del expansionismo ruso fue
la invasión en Crimea en 2014 (anexada a la administración de facto de la Federación
Rusa) apoderándose además del estratégico puerto de Sebastopol en el que recala
la flota rusa del Mar Negro. El ataque se justificó con la clásica treta de
resguardar la integridad de la población
de origen ruso.
En
el 2014 mientras las tropas prorrusas y las ucranianas se enfrentaban en la
línea fronteriza del Donbass, inesperadamente sucedió el derribo por parte de
las fuerzas prorrusas del vuelo 17 de Malaysia Airlines con 287 pasajeros (la
mayoría holandeses) Se comprobó que fue
impactado por un misil de un sistema BUK (instalado sobre un camión y capaz de
alcanzar una altitud de 22.000 metros) cuando viajaba sobre espacio aéreo de
Ucrania en la villa de Grabovo, en el
oblast de Donetsk (a 40 kilómetros de la frontera rusa) De inmediato los restos
más comprometedores fueron retirados por los milicianos de la Nueva Rusia entrenados
por el Kremlin. Tenían la orden de
borrar todas las evidencias que los implicaran en el crimen y de paso se
dedicaron a saquear las pertenencias de los pasajeros; el dinero en efectivo y las
tarjetas de crédito. El secretario de
estado Kerry y el ministro de asuntos exteriores Lavrov llegaron a un acuerdo
para facilitar la investigación internacional que no obtuvo un resultado
clarificador por el boicoteo del Ministerio de Defensa ruso que empleó patrañas
y manipulación de las evidencias para desmarcarse del asunto. Los rusos
atribuyeron el “trágico incidente” al impacto de un misil del ejército
ucraniano. Aunque realmente el avión fue derribado por los rebeldes prorrusos que
lo confundieron con un avión ucraniano AN-26. Rusia transfería a sus aliados separatistas armamento
de alta tecnología y sistemas antiaéreos. Al
final los prorrusos entregaron las cajas negras en las que se comprobó que el
avión de Malaysia Airlines fue impactado
por un misil tierra-aire ruso. Por el
contrario, los portavoces de la República Popular de Lugansk (prorruso) informaron
que al Boeing 777 lo atacó un caza de
combate SU-25 de la fuerza aérea ucraniana (detectado por los equipos de
vigilancia rusos) creyendo que se trataba del avión presidencial de Vladimir
Putin. Otras mentes más retorcidas se
inventaron que todo se trataba de un montaje pues los pasajeros habían
fallecido días antes de tomar el vuelo. Así
que los agentes de la CIA los estrellaron
aposta para desacreditar a Rusia. En resumidas cuentas este cruel acto de
terrorismo todavía sigue impune.
En
el año 2014 como consecuencia de la revolución del Maidan que derrocó al
presidente prorruso Yanukovich se instaló en Ucrania un régimen prooccidental, pro-Unión
Europea, pro OTAN y pro capitalista impulsado por los ultranacionalistas
ucranianos. Una revuelta protagonizada por los partidos ultraderechistas de
corte neonazi Svoboda y Pravy Sector ¿junto
a asesores de la CIA? De este modo se iniciaron las tensiones separatistas en
el sudeste de Ucrania apoyadas por Vladimir Putin con la excusa de defender a
la comunidad rusa acosada por el gobierno ucraniano. Las Naciones Unidas, EEUU,
Canadá y la Unión Europea en respeto a la legalidad internacional no aceptaron
la anexión de Crimea amenazando con graves sanciones económicas a funcionarios
y empresas rusas por violar la integridad territorial de
Ucrania. John Kerry nuevamente cayó en
la trampa de Lavrov quien lo convenció para que aceptara la decisión de los
habitantes en un referéndum vinculante. En Crimea el 97% de la población es
rusa. Occidente declinó intervenir ni
enfrentarse a los rusos por temor a desatar una guerra de impredecibles
consecuencias.
¿Cómo
actúa Rusia? ¿cuáles son sus métodos? ¿y las ambiciones imperiales del putinismo? Después de que el comunismo
demostró ser una ilusión el partido Rusia Unida de Putin ganó por mayoría
absoluta las elecciones en los últimos 20 años. La constitución rusa le garantiza
que podrá estar en el poder hasta el año 2036. El cartel del Kremlin se ha
inventado un sistema concentración de poderes políticos y financieros en un
estado FSB (servicio Federal de Seguridad) dirigido por Putin, ex agente de la KGB nombrado por el borracho Boris Yeltsin como su
sucesor. La mayoría de la población rusa
ha endiosado a este macho dominante al que todos admiran por su agresividad en
la política interna y externa. Putin es
un líder carismático adorado y venerado, el glorioso timonel al que se le rinde
culto como una divinidad. Es tan popular
que su imagen está grabada en la etiqueta de Putinka, un vodka confeccionado
por la compañía estatal Cristall.
Los
sociólogos comparan la política rusa con el estalinismo, el nepotismo en
alianza con los oligarcas y la nostalgia de la Unión Soviética. Se reservan el monopolio total del poder que explota el sentimiento
antioccidental y la ideología de la grandeza nacional de la madre rusia, la
patria de los eslavos. El militarismo ruso se propone recuperar las glorias del
pasado, la rusia histórica, el renacimiento nacional representado por la
bandera tricolor zarista con el escudo imperial del águila bicéfala de oro con
las alas desplegadas que simboliza la unión entre el estado y la iglesia ortodoxa
y que tiene su origen en el antiguo imperio ruso.
El
dictador ruso Putin domina por completo el poder económico; el petróleo y el
gas o el carbón que son instrumentos de
la política exterior para afianzarse como una de las potencias más poderosas del
siglo XXI. El suministro del crudo ruso a la Unión Europea en el 2021 fue de
12.3 millones de toneladas -indispensable para abastecer las refinerías de
Polonia y Alemania- Rusia también es el principal exportador de gas a Europa (el 85%
del total). El gas es la carta que Rusia
utiliza para presionar a los países de
la UE con córtales las fuentes energéticas.
Putin
en sus delirios megalómanos se propuso organizar los juegos olímpicos de
invierno en Sochi y el mundial de fútbol de Rusia 2018. Aunque había cláusulas
que impedían a regímenes autoritarios llevar a cabo estos eventos, en cumplimiento de las sanciones occidentales por
la anexión de Crimea, la guerra de
Georgia o los crímenes de lesa humanidad cometidos en Chechenia o Siria. Los compromisarios el Comité Olímpico Internacional
y la FIFA se dejaron sobornar por el gobierno ruso con altas sumas de dinero
que les ofrecieron para obtener ambos certámenes.
Uno
de los casos más mediáticos fue el atentado perpetrado al ex espía ruso (doble
agente) de Sergei Skripal y su hija envenenados con el agente nervioso Novichok
de origen soviético, mientras paseaban por un centro comercial en Londres. El
gobierno del Reino Unido acusa de intento de asesinato a tres espías al
servicio de la inteligencia militar rusa GRU, condecorados por Putin. Padre e
hija lograron sobrevivir gracias a un tratamiento experimental que les
aplicaron los servicios médicos británicos. Londres señala al régimen de Putin
de cometer los envenenamientos. A lo que Moscú respondió que son una locura
tales acusaciones. Putin en una
conferencia de prensa se refirió al ex espía como “un
traidor a la patria que se merecía un castigo ejemplar”
La
persecución contra los opositores se
ensañó en el 2020 con Alexei Navalny, crítico de Vladimir Putin y envenenado también
con el agente nervioso Novichok. Urgentemente fue trasladado a un hospital
alemán donde le salvaron la vida. Tras cinco meses de recuperación regresó a
Rusia donde inmediatamente lo arrestaron
al no haber cumplido una sentencia por corrupción. En los tribunales es declarado culpable y condenado a 3 años de
prisión. Hay que aplicar los métodos represores,
torturas y ejecuciones extrajudiciales para eliminar cualquier atisbo
desestabilizador.
En
el 2019 estalló el escándalo de doping de los atletas rusos y por el que fueron
excluidos de participar en los juegos
olímpicos. Después de haber manipulado
las muestras de las pruebas antidopaje de sus atletas mediante la implantación
de evidencias falsas y que había eliminado de los archivos que permitían dar a
conocer los casos de dopaje positivo. Este es otro ejemplo de la política
mafiosa y delincuencial de las autoridades rusas. Los deportistas desde vieja
data se vienen dopando con total impunidad y en condescendencia con sus autoridades. Una práctica habitual que ha
tolerado el comité olímpico internacional . Pero lo más perverso es que se ha llegado hasta dopar en los juegos olímpicos
de invierno en Pekín una niña de 15 años con sustancias prohibidas para
aumentar su rendimiento físico. Un crimen soez que ni siquiera va a ser
castigado pues por decisión de los jueces chinos se le ha permitió continuar en
la competencia.
Otro
caso estremecedor fue el asesinato del desertor de los servicios secretos rusos
(KGB) Litvinenko, especialista en el
crimen organizado, a quien que el
gobierno les había ordenado el asesinato del magnate ruso y opositor Boris
Berezovski. Exiliado en Londres acusó a
los servicios secretos rusos de colocar bombas en apartamentos y otros actos terroristas para impulsar
la segunda intervención militar rusa en
Chechenia. Acusó a Vladimir Putin de ordenar el asesinato de la periodista Anna
Politkovskaya. En noviembre del 2006 enfermó repentinamente envenenado con
polonio-210. Su grave estado fue empeorando progresivamente hasta morir semanas
después en el hospital universitario de Londres.
Putin
era un gran amigo de la clase política occidental y siempre fue el invitado de honor en las fiestas y exclusivas
reuniones. Incluso les remitía meretrices a sus colegas como
es el caso de “il cavalieri” Berlusconi, al que le regaló una cama king size
con cortinillas para que practicara el
kamasutra con las furcias más bellas y atractivas (incluidas menores de edad) El
rey emérito Juan Carlos I también es un gran amigo de Putin pues tenía negocios
en la petrolera rusa Lukoil de la que se llevó una jugosa comisión por la compra del 30% de Repsol. Recordemos que
Putin para homenajear al soberano le organizó
una cacería de osos en la región de Vólogda donde se hizo famoso el episodio del
oso Mitrofán
al que emborracharon con vodka para que el monarca pudiera abatirlo sin mayores
contratiempos. Putin condecoró en el
2010 al rey Juan Carlos I con el premio estatal de la Federación Rusa por su “labor
humanitaria”. Los dos jefes de estado lo celebraron con sendos besos en sus
respectivas mejillas.
En
la guerra de los Balcanes los rusos les prestaron ayuda militar y económica a
los serbios (hijos de la madre patria rusa) en su intervención en Croacia,
Bosnia o Kosovo. Y como no fueron
cómplices de los carniceros Milosevic y Karadzic que cometieron espantosos crímenes
contra la humanidad en Srebrenica y Sarajevo. Rusia patrocinó a los grupos de paramilitares y mercenarios como
“Honor Serbio”. En ese entonces la OTAN bombardea Serbia a raíz de la agresión
a los kosovares albaneses. Acontecimiento que se le quedó grabado en la memoria
a Putin y lo inspiró para lanzar este ataque preventivo contra
Ucrania.
Rusia
está decidida a jugar con todas las cartas de la baraja. Y a su favor cuenta
con aliados (ha financiado a la ultraderecha europea) como Le Pen, Abascal, Orban, la Liga de
Salvini, Berlusconi, Donald Trump (un activo de Putin pues lavó dinero de los
oligarcas rusos) , el presidente de Serbia Vucic, el régimen de los ayatolas de Irán, la India,
Bielorrusia, Kazajistán, el chino Xi
Jinping, Kim Jong-un de Corea del Norte, Bachar al-Assad, Bolsonaro, también el
bolivariano Maduro (Moscú tiene dos bases militares en Venezuela), el
presidente argentino Alberto Fernández (que planea que su país sea la puerta de
entrada de Rusia en América Latina y así romper su dependencia con el FMI) el
estado plurinacional de Bolivia con Evo Morales y ahora Arce, que afianza su
relación con Rusia luego de firmar un acuerdo de cooperación militar en el 2016
para emanciparse de la dependencia tecnológica de EEUU, otro amigo incondicional es el presidente cubano Diaz Canel o el nicaragüense
Daniel Ortega. ¡Y si sus camaradas supieran que la Unión Soviética en 1954 y Putin
en el 2002 pidieron la entrada en la OTAN! Aunque sus miembros se la denegaron
por su carácter antidemocrático.
Putin,
el capo del cartel del Kremlin, es como
Pablo Escobar, pero con bombas atómicas, el cabecilla de una banda de oligarcas
mafiosos ligados con el crimen organizado en los cinco continentes.
Tras
la caída del muro de Berlín como respuesta al sistema soviético fracasado y
caduco se abría el camino a la ilusión del materialismo capitalista. Especialmente en la exportación de materias
primas a nivel global. Los burócratas privilegiados tarde o temprano se
adueñaron de las empresas por ellos administradas para convertirlas en
propiedad privada de una elite burguesa.
El
pensador marxista Trotsky escribió que “ante la ausencia de una revolución
socialista mundial triunfante, esa sociedad regresaría al capitalismo” Como se
comprobó cuando la Alemania Oriental traicionó al comunismo y
eligió pasarse al enemigo. Ucrania se niega a integrarse en el ruinoso modelo
económico ruso y en cambio prefiere apostar por un sistema capitalista
proeuropeo y proyanqui.
Rusia
es un país donde la mitad de los trabajadores son empleados por el estado y sus
empresas. Es una de las mayores burocracias del mundo. Su poder adquisitivo es bastante
precario. Los proletarios cobran sueldos bajísimos y se mantienen gracias a las
ayudas estatales. Así que lo que se
aproxima es una dramática crisis
económica a causa de las sanciones impuestas por occidente.
Rusia
se decanta por el sistema mafioso de
control estatal y monopolios muy parecido al de bandas delincuenciales. Un
capitalismo criminal corporativo y
gansteril en alianza con los oligarcas y que cuenta con un capital
financiero de 800.000 millones de euros.
Para
comprender el porqué de la invasión rusa hay que remontarse al día 21 de
octubre del 2021 cuando en una reunión de los ministros de defensa de la OTAN
en Bruselas la mayoría se mostraron
favorables a la inclusión de Ucrania en la Alianza Atlántica. Rusia advirtió que esta decisión traería
graves consecuencias políticas y militares. Es algo inaceptable pues los
misiles de la OTAN podrían alcanzar a Moscú en 35 minutos.
De
nada valieron los encuentros de buena voluntad, las ostentosas cumbres, las alfombras rojas, las limusinas y los banquetes
de estado con los grandes estadistas para mantener la paz. Porque Putin disparó primero y los sorprendió el
17 de noviembre del 2021 movilizando a 200.000
soldados en la frontera con Ucrania para dizque realizar “maniobras militares” Luego el 21 de febrero
de 2022 al reconocer a las repúblicas separatistas de Donetsk y
Luhansk se inicia la invasión. Se aplicó
la política de hechos consumados aprobada sin dilaciones por los caudillos
militares. El patriarca de la iglesia ortodoxa bendijo a las tropas rusas para
que aplasten a las “fuerzas del mal” ucranianas.
Ucrania
es el granero de Rusia y de Europa - los productos derivados del trigo han
subido un 35%- es el tesoro más preciado. Sus tierras negras producen 5 veces
más que en cualquier parte del mundo. Stalin ya la castigó por sus ansias independentistas y el sabotaje
al Kremlin con una hambruna que causó unos 4 millones de muertos. Sus habitantes desesperados comían perros,
ratas y hasta sus hijos. A este luctuoso episodio históricamente se le conoce
como el holocausto ucraniano (holodomor).
Occidente
se pensaba que la máxima amenaza a su seguridad provenía de parte del terror yihadista y se había blindado para
enfrentar al islamismo radical que anidaba en su propio corazón. Pero se equivocaba pues el imperialismo ruso, heredero de la Unión Soviética, les ha clavado
una puñalada trapera.
Los
países occidentales solo reciben bofetadas de los rusos que les escupen en el
rostro y los dejan en ridículo. El
presidente francés Macron se queja de
que ha sido traicionado y humillado por
Putin tras su encuentro que mantuvo en el Kremlin el pasado 7 de febrero. En un gesto irrespetuoso lo sentaron durante ¡cinco horas! Al enviado especial de UE en una
mesa de 9 metros de largo porque el presidente francés se negó a hacerse la
prueba del coronavirus. Él había asumido la misión de conseguir la
retirada de las tropas rusas de la frontera de Ucrania e impulsar la vía
diplomática. El mensajero de la OTAN proponía agendar un encuentro entre Biden y Putin para
resolver el conflicto “pacíficamente”.
Los
rusos siguiendo el guion de una novela negra cometen atentados de falsa bandera
como el del bombardeo a una escuela en Donetsk supuestamente atribuidos a las
fuerzas armadas ucranianas. Putin argumenta que ha tomado la decisión de
invadir Ucrania atendiendo un llamado de la población prorrusa de los
territorios separatistas amenazados por Kiev (casus belli). Esta es una “operación especial militar” -según el
lenguaje del Kremlin- para defender Donbáss y garantizar la seguridad de Rusia. Al fin y al cabo, Ucrania había pertenecido a
la Unión Soviética y su comportamiento es el de un “país rebelde” cuyo objetivo
es integrarse en Europa y la OTAN.
Este
es el típico ataque preventivo que ha
movilizado 200.000 soldados en una ofensiva nunca vista desde la segunda guerra
mundial. Su misión: imponer la “paz y la
libertad” e iniciar la “desnazificación”
de Ucrania. Un claro desafío a occidente y
socios de la OTAN en su afán de reconstruir el sueño imperial de la
Unión Soviética cuando dominaba buena parte del Este de Europa. Ucrania es la cuna de Rusia y buena parte de
la población es rusa. Ha llegado el momento de restituir la mesiánica Rus de
Kiev. Putin sueña con ser “Vladimir el
Grande” y besar el crucifijo de oro de los patriarcas en la catedral Santa
Sofia de Kiev
la
maquinaria de guerra había que engrasarla pues se estaba oxidando y que mejor
que invadir Ucrania para ponerla a punto. Rusia ya venía anunciado desde hace
décadas que siente amenazada la seguridad nacional. Es la hora de aplicar la táctica nazi del blitzkrieg,
la guerra relámpago de Hitler, para tomar por completo el territorio ucraniano
en el menor tiempo posible para que no haya una larga campaña de desgaste que ensucie
su reputación ante la opinión pública mundial. Además, era el momento preciso
dada la penosa retirada de EE.UU y la OTAN de Afganistán que demostraba su
indiscutible debilidad militar. Se sabía de antemano que Washington no estaba
dispuesto a asumir la costosa y ruinosa defensa de Europa. Se
enarbola el arma geopolítica de los hechos consumados para derrocar el régimen “degenerado
y corrupto” de Zelensky. El Kremlin lo acusa de estar apoyado por “neonazis y
drogadictos” Además, envían un mensaje al
ejército ucraniano para que den un golpe de estado y negocien entre ellos la
paz.
En
España Unidas Podemos por su antiamericanismo y rechazo a la OTAN coincide con los postulados de Putin. Porque desde
que triunfó la revolución del Maidan y echaron al dictador prorruso Yanukovich,
Ucrania se ha convertido un moderno laboratorio del fascismo internacional. El
exsecretario de Podemos y exvicepresidente del gobierno español Pablo Iglesias (en
concordancia con las tesis del grupo de Puebla) dice que “Rusia defiende su
seguridad” “es lógico que Rusia no
quiera bases norteamericanas cerca de sus fronteras” “alguien le tiene
que decir al presidente (Pedro Sánchez) el gran error que representaría que
España se comprometiera con entusiasmo en acciones militares contra Rusia” Bildu, IU y los Anticapitalistas se niegan a
condenar la invasión rusa en el Parlamento Europeo.
Algunos
ingenuos creen que Putin sigue siendo comunista y que es un abanderado de la
izquierda mundial. El partido ultraderecha VOX hace unas semanas se ha reunido en Madrid con los líderes de la ultraderecha europea
(financiados por Putin) VOX admira el
ultranacionalismo ruso que es el mejor ejemplo
a seguir para cimentar el ideario de la España una, grande y libre. “Ucrania es
para Rusia lo que representa Cataluña para España”
Los
aliados occidentales indignados ponen el grito en el cielo porque los han
traicionado y los han humillado. ¡Se ha violado
el derecho internacional! Pero ellos mismos crearon el monstruo y durante
décadas consintieron sus veleidades y caprichos belicistas. Y encima la mafia rusa se ha infiltrado a
nivel planetario coludida con los gobiernos y la delincuencia organizada. Definitivamente nos gobierna el imperio de la
mentira, la corrupción, el latrocinio y la simulación. Se dan la mano Dios y el
diablo. Hasta el hijo de Biden tenía o
tiene grandes intereses económicos en
Ucrania con la empresa privada Burisma
que maneja gas y petróleo.
Gazprom el gigante de los hidrocarburos ruso patrocina la UEFA y la petrolera
británica BP participa con el 20% en la
súper empresa de crudo Rosneft. Putin es
el propietario de una casa de veraneo en Biarritz, país vascofrancés, que es el
refugio preferido de buena parte de los grandes oligarcas rusos.
¿Qué
hacer ante tamaña agresión perpetrada por el ejército ruso? Que si el bloqueo
de las cuentas de magnates rusos, el congelar los activos y limitar el acceso a los mercados comerciales
europeos, paralizar sus exportaciones o importaciones, bloquear las
transacciones monetarias internacionales, la cancelación del gasoducto Nord
Stream 2 (el mayor negocio de la transición energética ecosostenible promovido
por Alemania) O sea, condenar a la ruina
a Rusia y convertirla en un paria internacional. Hay que tomar drásticas
medidas disuasorias que obliguen a Putin a claudicar. Pero como se ha
demostrado con los casos de Cuba, Venezuela, Irán o Siria los que verdaderamente
sufren las consecuencias es la población civil. Las sanciones que le impongan a
Rusia, China la compensa. Porque quieren tumbar al dólar e imponer el oro como
valor refugio. Los ciudadanos rusos adoctrinados
en el amor patriótico resistirán a muerte las restricciones y el bloqueo.
Quienes protesten contra la ocupación de Ucrania serán considerados traidores y
lo más probable es que les pase lo mismo que a las disidentes de Pussy Riot
condenadas al extrañamiento en Siberia.
Occidente
saca a relucir su lado más caritativo y altruista, el cristianismo solidario al
estilo madre Teresa de Calcuta se encargará de enviar ayuda humanitaria,
medicinas y de primeros auxilios ambulancias,
sudarios y ataúdes. La Cruz Roja y la
ONU levantarán los clásicos campamentos para atender a los miles de refugiados
que escapan a los países vecinos y que luego buscaran asilo en los países más
prósperos de la Europa del ¡Refugees Welcome! Se calcula que en los próximos 6
meses se podría incrementar el desplazamiento forzado hasta los 3 millones de personas.
Para
el club de mercaderes y burócratas de Bruselas lo más sencillo es firmar un documento
de sanciones con el Banco Central o la Comisión
Europea, que mandar soldados e intervenir militarmente. Esta es la prueba
definitiva de la cobardía de occidente para hacerle frente a la agresión rusa. Ninguno de los 27 países de la UE quiere
involucrarse en la guerra. ¿Quizás
prefieren atacar a Rusia desde las trincheras de Twitter y Facebook?
Por
otro lado y siguiendo los esquemas de la guerra hibrida (primera guerra hibrida
real) se multiplican los ciberataques rusos provocando una debacle informática
que agudiza cada vez más el caos y la desinformación cuyo fin es dividir a la
sociedad ucraniana y a occidente. Ya veremos quién gana la batalla
propagandística en las redes sociales. La ciberguerra se ha puesto en
marcha y podría tener graves
repercusiones mundiales: borran datos bancarios, anulan lo cajeros automáticos,
infectan con malware o penetran las
redes militares, de seguridad nacional y los organismos gubernamentales. Los
piratas informáticos rusos vinculados con los servicios secretos están especializados
en los métodos más eficaces de hackeo y desconectar
todas las cuentas de los servidores occidentales.
Pero
esta violenta tempestad muy pronto puede disiparse cuando Europa, EE.UU y la comunidad internacional hagan un
llamado al diálogo con Rusia para preservar la paz y la seguridad mundial. Entonces, quizás veamos a Putin y Biden, el jefe del G7 y la OTAN, estrecharse
las manos para legalizar la ocupación y borrón y cuenta nueva. Mansos y sumisos los líderes occidentales rogarán
para que Rusia tan solo se contente con
invadir Ucrania y no rebase las fronteras europeas.
El
grupo de naciones más poderosas militar y económicamente del planeta se
muestran impotentes ante el desafío del imperialismo ruso. Indignados prometen ayuda económica de emergencia y el
envió de armas y municiones para Ucrania. Ya están pensando en el plan de
reconstrucción de un país devastado por los bombardeos y los encarnizados
combates. Ucrania ha sido abandonada tanto
por Europa como por los EEUU pues si se involucran en el conflicto podría desencadenarse
una Tercera Guerra Mundial.
Rusia
como era de prever ejerció su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la
ONU en una resolución que les instaba a detener la invasión y retirarse de Ucrania. La seguridad de
Ucrania jamás la va a asumir la OTAN. La
caída del muro de Berlín y el
desmembramiento de la Unión Soviética (la mayor catástrofe del siglo XX, según
Putin) trajo como consecuencia una dramática derrota que ahora intentan superar
para convertirse nuevamente en imperio.
Rusia
es la dictadura de extrema derecha más grande el mundo. Sus principios fundamentales se resumen en el
ultranacionalismo y el expansionismo en su geopolítica de dominación. Rusia
advirtió que si alguna potencia se atreve a interponerse en sus planes la
respuesta sería devastadora. Los
políticos europeos parecen reinas de belleza condenando la violencia y pidiendo
la paz en el mundo, para luego reunirse a comer canapés y preparar el anteproyecto de una ley para
llegar a un acuerdo que conduzca a una agenda para estudiar propuestas de
sanciones. La Unión Europea obtiene altas comisiones negociando con el Kremlin las materias primas estratégicas : el
gas, el petróleo, el carbón, el aluminio, el cobalto, el cobre, el níquel,
paladio, platino, el oro, el titanio, el acero o las tierras raras.
En
un momento en que empezaba la recuperación económica tras la pandemia del
coronavirus, Rusia siembra el caos y desestabilización en occidente. Los líderes
del mundo entero hacen sentidas declaraciones de condena a la invasión: “que
apostemos a la diplomacia” “estamos profundamente preocupados” “ es una la
agresión injustificada que nos duele en el alma” “estamos conmovidos” “nuestros
sentimientos de solidaridad están con Ucrania” El Secretario General de la ONU Guterres medio
lloroso le exigía a Putin: “En el nombre
de la humanidad, pare la guerra”. Pero los obuses no paran de caer sobre las
principales ciudades ucranianas. La prensa rusa censura cualquier imagen o film
que muestre cadáveres, no solo de sus soldados sino también de la población
civil, especialmente niños y ancianos.
Menos
mal que el Papa de Roma se encuentra orando en la Capilla Sixtina para que
Putin recapacite y haga un examen de
conciencia ante Dios: “Ucrania es un
pueblo que sufre y merece paz” palabras
vacías que ni siquiera sirven de consuelo en las ceremonias fúnebres. La
sociedad occidental pequeñoburguesa no reacciona pues está embrujada por la
realidad virtual y las alucinaciones del ciberespacio, distraídos en los
debates sobre el feminismo, el cambio de sexo, el lenguaje inclusivo, los
derechos LGTB o el maltrato animal. Ahora cuando los jinetes del apocalipsis
hacen sonar sus trompetas despiertan de la ensoñación rasgándose las vestiduras.
La ciudadanía hedonista y acomodada se
niega a asumir el más mínimo sacrificio. Ha bastado con que el matón misógino y racista
de Putin les haya propinado tremenda bofetada en el hocico para dejarlos tendidos
sobre la lona. No es el mundo color de rosa de los likes y selfies el que impera sino la fuerza bruta y el salvajismo.
¿Qué podemos esperar de la civilización occidental que apostaba por el diálogo
soltando palomitas de la paz? ¿Quién va a asumir el fracaso y la derrota? Boris
Jonhson ha dicho que “lo de Ucrania va a ser peor que la Segunda Guerra Mundial”.
Ese mensaje de pánico no hace más que agudizar la guerra psicológica.
Ya
se lanzan los primeros llamados al cese el fuego (que no es más que la
estrategia rusa para dividir Europa) y una vez lograda la rendición
incondicional entraremos en la fase de negociaciones -igual a lo ocurrido con
los acuerdos de Minsk-. A 100 años de la fundación de la Unión Soviética Moscú
exigirá que Ucrania permanezca neutral y desmilitarizada imponiendo un gobierno
pro ruso. Que acepte la perdida de Crimea y el Dombass como parte de las
condiciones previas. Debe respetarse su esfera de influencia porque
así lo han decidido las cabezas nucleares. Esta es la revancha de la Guerra
Fría en la que salió derrotada la Unión Soviética. Es la hora que se retire la
OTAN del territorio de las antiguas repúblicas soviéticas que pertenecían al
pacto de Varsovia. Ya no tiene ninguna validez el acuerdo de Postdam de 1945 y vuelve
a levantarse el telón de acero. China
culpa a EE.UU de fomentar las tensiones entre Rusia y Ucrania.
Los
mediadores de buena voluntad de la UE y EE.UU y Reino Unido dirán que han
salvado al mundo de una conflagración de consecuencias impredecibles. Llamarán
paz a lo que es una auténtica cobardía. A
partir de ese momento se instalará un nuevo orden mundial dominado por Rusia y
China (el dragón euroasiático). O sea, el eje Moscú-Pekín. Lo cierto es que ahora
repuntará el crecimiento la industria armamentística, aumentará el gasto en
defensa, el rearme y la militarización a nivel mundial. Las empresas de
armamento de EE.UU se han disparado un 15% a un 25% en la bolsa de New York.
No
sabemos si el asedio se va a alargar por semanas o meses pues ya se comienza a
hablar del “sitio de Kiev” y la heroica resistencia de sus habitantes. En 1941
Kiev ya fue atacada por los nazis que lograron vencer al ejército rojo en su
ofensiva contra la Unión Soviética. Si Ucrania
mantiene el pulso y se enquista una
guerra de desgaste Rusia saldría muy maltrecha como le ocurrió en Afganistán.
En
el teatro de operaciones de Ucrania no van a tardar en intervenir los
mercenarios y bandas paramilitares cabezas rapadas pronazis o cabezas rapadas procomunistas
como es el caso las Brigadas
Internacionales del Dombass separatistas prorrusos, es decir, estamos hablando
de a una cruzada o una “yihad” en apoyo tanto
a Ucrania como a Rusia. Se enfrentarán
neofascistas a las facciones chechenas que elevarán aún mas el grado de
violencia y de terror. Existe una quinta
columna rusa dentro de Ucrania ligada a los servicios de espionaje y los mercenarios pagados por Moscú
como los paramilitares titushki. Se
pueden inventar agresión de la OTAN y hacer un perverso montaje para avivar aún
más la conflagración. Los hijos de la
patria ucraniana en el exterior se aprestan a sumarse a las filas de la resistencia para combatir al
invasor; también el batallón Azov, la legión extranjera ucraniana, el batallón neonazi
ruso Wagner. En este caso se batirán en franca lid cruzados cristianos,
cruzados ultraortodoxos, yihadistas chechenos, y hasta al Qaeda. Igual que
en la
guerra civil en Siria los cementerios se quedarán pequeños para
enterrar a los mártires caídos.
Putin
contraataca y pone en alerta a las “fuerzas de disuasión estratégicas”
(nucleares) por las acciones inamistosas tomadas contra Rusia por occidente en
el ámbito económico y comercial. Quieren prohibir el dólar y el euro a los
bancos rusos, la UE congelará la mitad de las reservas del Banco Central ruso. Medidas
que pretenden desmoralizar a los ciudadanos rusos que ya empiezan a hacer
largas colas para adquirir los productos de primera necesidad. Si llegara a
peligrar la existencia del estado se atacaría con misiles nucleares los centros
neurálgicos europeos, pero antes se aplicaría el embargo de hidrocarburos para
ablandar el enemigo. Están jugando nunca mejor dicho a la ruleta rusa. “Europa
es un monstruo que amenaza a Rusia, Europa es una bestia a la que hay que
destripar”
Y
otra vez Macron insiste en el diálogo con Putin que ante sus ruegos se ha
comprometido a parar los ataques a civiles en Ucrania. Pero a los cinco minutos
un comunicado de última hora de las agencias de noticias confirma que se ha
producido un bombardeo ruso con lanzacohetes Grad en la ciudad ucraniana de
Jarkov que ha dejado decenas de muertos y cientos de heridos. Ucrania pide la
integración inmediata en la UE. Si no se detiene esta criminal ofensiva el
desastre humanitario será descomunal. ¿esta guerra la parará el embargo económico? Mientras
la población civil sufre la brutalidad de los bombardeos aéreos y los combates terrestres
y presas del pánico huyen a los países vecinos. Hay que prepararse para lo peor porque Rusia jamás
aceptará una derrota.
Carlos
de Urabá 2022