Llegó a la FIL como todo un sumo pontífice
repartiendo bendiciones a diestra y siniestra. Empezó por confesarse. En todo
caso ya sabíamos que para
convertirse un gran escritor se necesita ser un desalmado. Precisaba carnaza
para lograr la inspiración y entonces se dedicó a realizar épicas campañas por el
Tercer Mundo (que es donde suelen desarrollarse las tragedias) Esas escenas desgarradoras
de torturas, muertes y violaciones le sirvieron para reflexionar acerca de la
condición humana. “Nuestra especie es
violenta por naturaleza, mientras que los animales son más compasivos” Parece
olvidar que los conquistadores españoles con sus perros mastines y sus feroces
perros de caza sembraron el terror en este continente. “Dios es cruel e
implacable y le importa un bledo los miserables y los hambrientos” ¿Quién puede
creer en Dios cuando se impone la ley del más fuerte? “Somos una mierda, somos
pedacitos de carne que se pudre al sol”
Gracias a que tenía miedo a la muerte logró
sobrevivir- “Soy un superviviente de la guerra” ¿Ulises?- comentó
cariacontecido. En las guerras aprendió
la vileza a la que puede llegar el ser humano. En África, en Asia o en el
Latinoamérica los oprimidos seguirán siendo oprimidos pues son víctimas de un
extraño conjuro. (Sin mayores análisis socio-políticos)
Pérez-Reverte es el heredero de esos conquistadores
y aventureros que cruzaron el Atlántico en busca del Dorado. En su alma
resucita la “furia española” de Colón, Hernán Cortés, Alvarado o Pizarro.
Simplemente explota la nostalgia imperial que es el común denominador de su extensa obra
literaria. El descubrimiento de América es un milagro civilizador que redimió
los herejes de la antropofagia y el
salvajismo. “Al final según la historia toda
guerra es inmoral” –Todas menos en las que participan los españoles.
No importa que infinidad de pueblos y
culturas originarias hayan sido exterminados pues son los clásicos “daños
colaterales” consecuencias de toda conquista. “Menos mal que no cayeron en
manos de los racistas ingleses. Porque los españoles nos mezclamos”
El reino de España reconquista las Indias como
parte del plan muy bien diseñado a nivel político, económico y cultural. Y la
FIL es el mejor ejemplo para comprender ese delirio neoimperial con el
desembarco de los tercios o editoriales (Alfaguara,
Planeta, Santillana, Anagrama) y la
legión de los mass media (PRISA, El País). Pérez-Reverte se yergue soberbio con el casco y la armadura empuñando la espada
victoriosa del Cid Campeador: ¡Arriba
España! Su fama le precede y a su paso llueven rosas y claveles.
Bravuconamente pregona el odio al ser humano
y su amor por los perros: “daría mi vida
por mis dos perros” “la única vez que he llorado fue cuando murió entre mis
brazos mi perro” Ni si quiera derramó
una lágrima el día que murió mi padre. Aplausos del respetable que abarrota la
sala de la FIL.
En su libro “Sabotaje” el protagonista Falcó se distingue por ser un tipo
cínico, mentiroso y blasfemo. “Los
canallas son más atractivos que los bondadosos”
“Falco es un verdadero hijo de puta que se
va a Paris a destrozar el Guernica”. Parece que le ha traicionado su
inconsciente pues para él -tras el asesinato de Calvo Sotelo- el gobierno republicano también fue directo
responsable del golpe de estado fascista.
Palabra de Dios, te alabamos señor.
Al reflexionar sobre la cruel realidad
mexicana volvió a insistir que sus mayores
amores son sus dos perros Sherlock y Rumba.
Claro, mientras pueda seguir escribiendo y creando la humanidad entera se puede ir al carajo. El dolor o el sufrimiento ajeno es algo que lo
trae sin cuidado pues su hogar es el centro del mundo. Al fin y al cabo “Me gusta navegar en mis barcos y ser feliz”.
Además le sobra dinero para realizar todos
sus sueños –en compañía de Sherlock y Rumba, por supuesto.
Los devotos que abarrotan la sala lo cubren de elogios y
ciñen sus sienes con una corona de laurel. Y no es para menos pues vende libros
como pan caliente, el best seller por excelencia con millones de libros
vendidos gracias a la maquinaria propagandística de la industria editorial.
Desde el Olimpo contempla a las hormiguitas terrícolas con desprecio, son tan
insignificantes y no se parecen en nada a sus perros. ¿Quién lo puede contradecir?
Cuidado que ante una pregunta capciosa desenfunda su espada justiciera y
arremete con su jaca zaina que vomita fuego.
En su libro “Sabotaje” Falcó es un tipo que mata y que tortura
pero al mismo tiempo es guapo, encantador, simpático y elegante (Algo que nos
revela una psiquis esquizoide) Todas las mujeres quieren acostarse con él. Los
problemas en México le traen sin cuidado pues su prioridad es seguir
alimentando su ego VIP: primero yo, segundo yo, tercero yo.
“Los derechos de los perros hay que
reivindicarlo”. El abandono de los
perros le causa mayor preocupación que los niños pobres que piden limosna en
los semáforos de Guadalajara. Solamente hay que salir de la FIL para encontrárselos
frente a frente. Niños no; animales sí.
Son más afectivos y jamás te traicionan. Su fidelidad es proverbial. “No hay compañía más silenciosa y grata que la
de los perros” – Atronadores aplausos de su manso redil.
Carlos de Urabá 2018
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