Termina la feria del libro con un “record
en ventas”, según sus organizadores.
Mientras el día miércoles pasado se
contabilizaron diez muertos en el área metropolitana de Guadalajara en
distintos casos relacionados con la delincuencia común y el narcotráfico, la
FIL (Feria Internacional del Libro) desarrollaba sin novedad sus actividades.
El contraste es tremendo entre ese mundo
exterior tan hostil y sanguinario en el que se desenvuelve la vida cotidiana en
una ciudad de 8 millones de habitantes. La FIL es una especie de arcadia feliz donde un grupo
minoritario de elegidos dictan cátedra a punta de conferencias magistrales. Parece
que estuviéramos más en Europa o EEUU porque aquí los protagonistas son mayoritariamente
carapálidas encorbatados y bien perfumaditos.
¿Qué
sería de nosotros sin la tutela y liderazgo de esta aristocracia de las artes y
las letras?
Estamos en un gran supermercado donde la
industria editorial (acuden 800 autores y 20.000 profesionales del libro) lanzan
sus ofertas y rebajas como si fuéramos clientes que compran pepinos o tomates: lleve
dos libros por uno, el best seller de moda a mitad de precio o las promociones
de la última novela de fulanito o de menganito.
La
lectura es un arcaísmo que no representa ningún atractivo para el pueblo
llano. Los invisibles, los sin voz, ni voto
jamás se gastarán doscientos y trescientos pesos en comprar un libro cuando la
prioridad es comer o dar de comer a una familia, además de todos los gastos que
supone mantenerla. Tortillas, sí;
libros, no; frijoles, sí poesía, no. Hay que elegir entre alimentar el
cerebro o el estómago que da más el placer.
En México el nivel educacional o
intelectual se mide según el color de piel; a mayor blancura, mayor inteligencia.
Del seno de las dinastías hereditarias y clanes familiares salen los líderes y
caudillos llamados a ocupar los puestos de mayor relevancia en el plano
político, cultural, económico o eclesiástico.
Ante la creciente ola de inseguridad es
preferible atrincherarse en el bunker de la FIL donde al menos uno está resguardado
por policías y militares. Es el colmo que hasta en la cultura se declare el estado de sitio.
Para que en la FIL todo funcione a la
perfección es necesario que un ejército de barrenderos, limpiadores,
cargadores, camareros o cocineros cumpla a rajatabla con su cometido. Se nota
que las castas coloniales de siervos y lacayos aún siguen vigentes.
Sin lugar a dudas la cultura es un privilegio
de las clases dominantes. En México la
educación es un lujo, y está privatizada. Por el contrario, la educación pública
se hunde ante la falta de presupuestos estatales. Que importa. La FIL, sin ningún
escrúpulo, se ha gastado millones de pesos en atender a cuerpo de rey a las
huestes de literatos, escritores y poetas llegados de los cinco continentes
pues se les considera “patrimonio de la humanidad”.
En un país esclavo de la televisión y a los
medios audiovisuales, teléfonos celulares, o los artilugios cibernéticos su
único destino es el analfabetismo
funcional. La alienación tecnológica es tan devastadora y la realidad
virtual tan adictiva que la palabra escrita en papel agoniza ante el demoledor
avance de Internet, Twitter, Facebook, WhatsApp, Instagram etc. Se twittean ideas o pensamientos con una jeringonza
incomprensible donde se revela el nuevo lenguaje del futuro. El hashtags, el trendig topic es lo más leído y lo que
mayor influencia crea entre la opinión pública. Se prevé un futuro nefasto
para el mundo de los libros ya que en la última década infinidad de editoriales
han desaparecido pues no hay capital que las sostenga. La excepción quizás sean
los libros cristianos de autorrealización y autoayuda que son los de mayor
demanda.
Entre las clases sociales más bajas la
cultura representa algo abstracto y sin valor. Es decir, un capricho reservado
a las élites pequeño burguesas. El trabajador vulgar y corriente, el lumpen
proletariado, después de una dura
jornada de trabajo lo que desea es evadirse de ese entorno tan opresivo al que
lo somete la rutina diaria. Su vocación no es la de leer libros o estudiar pues
nunca ha adquirido tales hábitos. Es preferible dedicarse a la bohemia, gozar, beber,
consumir drogas o sentarse frente al televisor contemplando partidos de fútbol,
telenovelas o películas de acción, violencia o pornografía. Sobran los garitos,
antros y cantinas, faltan bibliotecas, escuelas y universidades.
Se da la paradoja que entre los patrocinadores
de la FIL se destacan cervecerías y licoreras (Stella Artois, Tequila Herradura) o sea, que los vicios fomentan las virtudes. También se distinguen por su
espíritu “altruista y filantrópico” empresas tales como Coca Cola, hotel Hilton, el País, PRISA o Bancomext.
Por ejemplo, en Guadalajara el periódico más
vendido es el “Metro” que capta sus
lectores a base de titulares morbosos y amarillistas “Ríos de Sangre” “Hallan docena
tétrica” “colgados en el puente” Sus
portadas y contraportadas se ilustran con fotos macabras y de bellas modelos semidesnudas.
La clave del éxito es explotar a destajo el morbo y la pornografía.
En la FIL los escritores, poetas, artistas
haciendo gala de una consumada oratoria nos ilustran con temas relacionados con
la sociología, política, antropología, literatura, física, teología, gramática,
matemáticas, etc. Los asistentes que abarrotan los auditorios escuchan embelesados
los gloriosos discursos que desglosan la trama de sus obras cumbres. No hay nada que discutir, ni mucho menos
criticar o contradecir, porque los propios organizadores restringen el uso de
la palabra temerosos de que les hagan preguntas capciosas que los pongan contra
las cuerdas.
Radio
Jalisco
emite un flash de última hora: Matan a
tiros en Tlaquepaque. Alrededor de las
11:30 de la mañana, se alertó de una
agresión a balazos en contra de tres personas en la colonia Las Juntas de San
Pedro de Tlaquepaque. De acuerdo a los testimonios recabados por los oficiales,
poco antes llegaron sujetos a bordo de una camioneta blanca tras lo que
comenzaron a dispararles y escapar posteriormente. Entre tanto en la FIL los poetas subliman de la belleza de las
magnolias y el perfume embriagador de las azucenas.
Escritores, funcionarios y burócratas
vestidos con finos trajes de paño y haciendo gala de modales exquisitos se
dirigen al restaurante del hotel Hilton donde les espera un suculento y merecido
banquete.
Ellos
pertenecen a esa aristocracia a nómina de la mafia editorial (monopolizada por
grupos españoles)
que gracias a un eficaz aparato propagandístico, se hacen acreedores de los más
preciados galardones y premios literarios.
Las bandas organizadas con su poderoso armamento
de todos los calibres mantiene en vilo a la ciudadanía. La novela negra no es
ficción sino que hace parte de la más cruda realidad: secuestros, extorsiones,
torturas y asesinatos son el pan de cada día. 10 millones de dólares ofrecen de
recompensa EEUU por la cabeza del líder de Cartel
de Jalisco Nueva Generación, alias don Mencho.
¿Pistolas
o libros? ¿Kalashnikov o bibliotecas? Ingenuamente se piensa que la
pacificación del país pasa por la cultura y la educación aunque los
presupuestos para cumplir dicho objetivo sean muy escasos. Erradicar las
infinitas carencias sociales en un país de 130 millones de habitantes donde
campean a sus anchas la corrupción y el latrocinio es una titánica misión casi imposible
de materializar.
Lo más práctico para salir del estercolero
es empuñar un revólver o una ametralladora, es decir, afiliarse al crimen organizado
o un cartel narco ¿la bolsa o la vida? Cómo enfrentar desigualdades sociales tan abismales:
hambre, exclusión, el desempleo, falta de vivienda, seguridad social, el racismo
o la ignorancia. Problemáticas enquistadas desde hace generaciones que no hacen más que
generar odio, rencor y venganza. En México
el salario mínimo es de 88 pesos diarios (4 euros) una suma indignante que
entierra cualquier esperanza en el futuro. Por no hablar de los pobres de
solemnidad que ni siquiera salen en las estadísticas.
Y una vez más los titulares de prensa nos
estremecen: Agreden policías federales
en Tonalá; muere uno. Testimonios relatan que los agresores sorprendieron a
los elementos y los atacaron a balazos para después huir.
Las políticas que han aplicado los últimos
gobiernos para pacificar el país han sido más punitivas que preventivas: más soldados,
más militares, más policías, más cárceles, más morgues y cementerios. Mano dura,
sin implementar un plan de paz efectivo que detenga está diabólica espiral de
violencia.
El premio Nobel de literatura el turco Orhan Pamuk en la conferencia de
apertura confesó “cuando mi hija Ruya y yo vamos a bañarnos al mar soy el
hombre más feliz del mundo”. A la mañana siguiente todos los diarios nacionales
resaltaron sus declaraciones en primera plana porque México necesita mensajes
optimistas.
Siendo las dos de la madrugada del pasado
jueves se encontró un cadáver frente a la FIL. Al parecer un carro fantasma
atropelló a un motociclista que quedó destripado en el asfalto sin que nadie se
atreviera a auxiliarlo. A menos de una cuadra de allí, en el Hotel Hilton, a esa misma hora dormían
plácidamente los invitados especiales a la feria que jamás supieron nada de
este infausto suceso. Como molestar con
los asuntos terrenales a quienes habitan
en el parnaso escribiendo las obras maestras que un día alumbrarán el camino de
la humanidad.
Carlos de Urabá 2018
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