“Solo siendo buenos, podemos ser felices”
Suena el toque de diana a las cinco de la
madrugada y el mejor soldado de la patria se pone en pie listo para iniciar la
batalla diaria. Pero este no es un
soldado cualquiera, es nada menos y nada más que el Comandante Supremo de las
Fuerzas Armadas Mexicanas que ha decidido colocarse en primera línea de fuego.
Porque para sacar adelante este país de casi 130.000.000 millones de habitantes
-el más grande de lengua hispana- sumido en una profunda crisis institucional es
necesario realizar un esfuerzo sobrehumano.
Tras haber cumplido cien días de gobierno su gestión alcanza una favorabilidad del
74% -según las estimaciones de las encuestadoras. Un auténtico hito jamás conocido
en la historia más reciente de México. Su política se basa en la transparencia y la honradez
porque no puede decepcionar a un pueblo que
le ha otorgado 30.000.000 de votos en
las últimas elecciones. Confiesa que
odia el poder, que no va a utilizar su cargo para enriquecerse. Su primera
medida fue bajarse el sueldo a 108.000 pesos (una reducción del 60%) Gracias a
esta loable actitud desenmascaró a muchos funcionarios que ganaban hasta ¡600.000
pesos mensuales! y que ahora se verán obligados por ley a no superar a los del
presidente.
AMLO sabe que tiene que hacer frente a unos
desafíos solo comparables con los míticos doce
trabajos de Hércules. Se trata de enmendar décadas de políticas
neoliberales impuestas por las élites oligárquicas que han rematado al país al
mejor postor.
A López Obrador le robaron dos veces las
elecciones presidenciales las mafias del poder reaccionario encabezadas por el PRI
y del PAN y a pesar de todo en el año 2018 alcanzó la más alta
magistratura. Encabezando las listas de MORENA,
un acrónimo que se relaciona con la virgen morenita de Guadalupe, sinónimo de
fe y la esperanza. AMLO viene a limpiar el país de podredumbre, corrupción, latrocinio, clientelismo
y desfalcos. ¿Cómo ha podido caer tan bajo una de las potencia más pujantes de
Latinoamérica? Este es un enigma difícil
de resolver porque nuestra capacidad de análisis tiene sus límites.
Pero, ¿Es posible demoler unas estructuras
del poder acostumbradas a esquilmar los recursos del estado? Las multinacionales
ejercen un monopolio desleal, el sector financiero se rige por la usura, la
producción de hidrocarburos es incapaz de abastecer la demanda interna, la generación
de energía eléctrica es deficitaria, el abandono del campo lo conduce a la
ruina. El capitalismo zopilote no ha dejado ni los huesos. Parece que estuviéramos
avocados a rezar para que se produzca un milagro.
AMLO se empeña a combatir el sistema
neoliberal que promovió y patrocinó el
robo, la corrupción, guachicoleo, las privatizaciones o el enriquecimiento ilícito.
Y todo bajo una apariencia de legalidad que les confería ese teatro de la simulación
urdido por unos políticos traidores dispuestos a perpetuarse en el poder. Desde
luego que se necesita urgentemente un cambio ético y moral porque según sus propias
palabras: “solo siendo buenos, podemos
ser felices”
Pocos presidentes se han dignado poner los
pies en la tierra y reconocer tan desgarradora realidad. Su discurso es pausado, sereno, como si se
tratara de un sabio benefactor que da consejo a sus hijos desvalidos. AMLO transmite
afecto y ternura; para nada se agita, ni pierde la serenidad ¿podríamos considerarlo un populista?
Lo cierto es que no actúa con demagogia porque se ciñe a los parámetros de un
intelectual de izquierdas con más de 40 años de servicio activo. Al menos es un
hombre decente después de soportar sexenios de hampones y malandrines.
AMLO se dirige a los periodistas conminándolos
a convertirse en jueces que fiscalicen su gobierno
¿Qué otro presidente se
presta a este fusilamiento público que se transmite diariamente en vivo y en directo
por radio y televisión? ¿No le sería más cómodo parapetarse en el Palacio
Nacional y delegar estas funciones en un portavoz?
Entonces, como si se tratara de un
profesor de escuela señala a aquellos corresponsales de medios de comunicación
que a mano alzada piden el turno para cuestionarlo. Los periodistas acreditados
lanzan un indiscriminado bombardeo de preguntas sobre diferentes temas de
actualidad: el orden público, la corrupción, el caso Odebrecht, los feminicidios, las tensas relaciones con EEUU,
las amenazas Donald Trump de cerrar
la frontera si México no detiene a las migrantes centroamericanos, la
movilización del ejército americano a la frontera sur, la construcción del
muro. Incontables amenazas y agresiones que es imposible pasar por alto. AMLO
repite que “le brindará asilo y protección a los migrantes porque son nuestros
hermanos”. El presidente se define a sí
mismo como un defensor a ultranza de los derechos humanos y por eso jamás dará la orden para reprimir a su pueblo.
“primero el diálogo, el entendimiento y la comprensión” Pero Donald Trump en su último
tuit felicita al gobierno mexicano porque por fin comienza a expulsar a miles
de migrantes ilegales.
México en gran medida es un país
dependiente de la economía norteamericana. ¿Una colonia, quizás? EEUU le
proporciona el 75 % de la gasolina que consume e igualmente un buen porcentaje
del gas natural. La renegociación del TLC lo dejado en inferioridad de
condiciones y en un corto espacio de tiempo se verá las consecuencias. Donald Trump chantajea al gobierno
mexicano para que cumpla sus órdenes o aplicará mano dura no solo con los
migrantes sino también con sus propios connacionales que residen legal o
ilegalmente en EEUU. Todos sabemos que las remesas que envían los trabajadores
mexicanos a sus familias son las que mantienen la paz social (en el 2018
trasfirieron 33.480 millones de dólares) Trump quiere cargarlas con más impuestos
para así financiar el muro. AMLO prefiere mantenerse al margen y no entrar en provocaciones
siguiendo su filosofía de paz y amor al mejor estilo hippie de los años sesentas
y setentas.
Hoy la máxima preocupación del gobierno
mexicano es garantizar la seguridad de sus ciudadanos que padecen desde hace
décadas una ola violencia sin precedentes. ¿La Guardia Nacional de reciente
creación será capaz de neutralizar la imparable ofensiva de la delincuencia
organizada y los carteles de la droga? “que se acaben ya de una vez por todas tantos
muertos, asesinatos, extorsiones y secuestros”
Por tal motivo AMLO decidió presentarse la
semana pasada en el Colegio del Aire de
la Base Aérea Militar de Zapopan en Guadalajara junto al Secretario de la Defensa,
el Secretario de la Marina, y el gobernador de Jalisco para entregar el parte
de las operaciones que se desarrollan
dentro de la nueva estrategia de seguridad. Si se comparan los primeros meses de este año con los del
2018 al menos hay una ligera mejoría. “estamos
en el buen camino pero nos va a costar un tiempo revertir las cifras de
homicidios y desaparecidos” –declara con un gesto de preocupación. “le
exigimos a los antisociales que cambien, que reflexionen y se desmovilicen. Si
lo hacen, seremos generosos ayudándolos en la readaptación social y su
incorporación al seno de la patria” -añade con un cierto aire de paternalismo. “Primero
en materia preventiva hay que atender
las causas de la delincuencia porque las anteriores administraciones condenaron
a estos sectores marginales al olvido” “Los mexicanos tenemos que portarnos bien” “Más
educación y cultura, más escuelas y universidades” Los jóvenes no pueden
caer en las garras de la delincuencia, hay
que darles alternativas para que se dediquen a estudiar y se olviden del
alcohol o las drogas. “Que cambien, que sean buenos. Vamos a ofrecer becas para
que no tengan que tomar el mal camino”
En las conferencias de prensa AMLO se ha empeñado en
desarrollar una incansable labor pedagógica para explicar a la ciudadanía todos
los pormenores de sus planes de gobierno. “la
Cuarta Transformación pretende eliminar los abusivos privilegios de la
clase oligárquica”. Por eso no se cansa de denunciar cómo llevaban a cabo los
gobiernos neoliberales los más descarados actos de latrocinio, corruptelas y
desfalcos. Desde los presidentes pasando por los secretarios, altos
funcionarios y gobernadores gozaban de generosas prebendas y lujos más propios
de marajás: mansiones, limusinas,
aviones particulares o helicópteros. Para contrarrestar tales desvaríos ha
decretado un plan de austeridad o de “pobreza franciscana” en un intento por revitalizar
las exhaustas arcas públicas.
“Si
en México se acaba la corrupción, se acaba la impunidad que ha profundizado las
desigualdades”.
Es la hora de recuperar los valores éticos y morales y sacar adelante un país
con 50.000.000 de habitantes
acuciados por la pobreza extrema. Mediante esta revolucionaria propuesta Morena
se alzó con el triunfo en las elecciones.
El humanismo es el rasgo más característico de su pensamiento y por eso
una de sus obsesiones es la de reivindicar la memoria histórica de los pueblos
indígenas victimas del racismo y la exclusión social. “La carta que dirigida al
rey de España para que pida perdón por los abusos de la conquista es una oferta
de reconciliación y amistad”.
AMLO parece un sumo sacerdote o chamán que
levantando los brazos al cielo implora a los dioses que lo ayuden a exorcizar los espíritus malignos que
asolan su patria. El presidente ha
prometido que en el plazo de un sexenio sacará a México de ese oscuro pozo sin
fondo. Si así lo hiciere compartirá la gloria eterna junto a Juárez y Cárdenas.
Carlos de Urabá 2019
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