La jaula
mardi 31 décembre 2013
mercredi 25 décembre 2013
Belén de rodillas ante su amo Israel.
Otra humillante y
carcelaria navidad.
El nacimiento de Jesucristo
marca una de las fechas más trascendentales en el calendario de la civilización
occidental. La navidad es una fiesta religiosa que hace parte del arquetipo colectivo que está grabado en
nuestras raíces y tradiciones ancestrales. Desde la más tierna infancia asumimos
inconscientemente esos patrones de comportamiento -adquiridos en la educación o
en el hogar- .
Allá en Colombia se
acostumbra colocar en la sala de la casa el pesebre o el belén con las figuritas de los personajes bíblicos: José,
María, el niño dios, los reyes magos, camellos, burritos y ovejas incluidos. Al lado del mismo se levanta el clásico arbolito lleno de adornos, bombillas,
guirnaldas o bolas de colores. En esa especie de altar celebramos la novena de
aguinaldos en la que se interpretan los clásicos villancicos. El 24 de diciembre es el día supremo, tal vez,
el más importante del año, pues se reúne
toda la familia en la cena de Noche Buena. Justo al terminar la misma los más
beatos se dirigen a la iglesia a oír la Misa
del Gallo. Y al otro día como por arte de magia aparecían los regalos al
pie del pesebre para regocijo de los más pequeños.
Según narra la
biblia José junto a María -que estaba embarazada- viajaron
a lomos de un burro desde Nazaret a Belén
de Judea a cumplir con el edicto del emperador romano Cesar Augusto que obligaba al empadronamiento de la población. Como
llegaron muy tarde a Belén agotados golpearon
las puertas de las casas pidiendo asilo. Pero nadie quiso acogerlos y solo un humilde pastor
se compadeció de ellos brindándoles su establo para que pasaran la noche. Allí
tendida entre la paja y rodeada por una mula y un buey María dio a luz a Jesucristo, el hijo de Dios. Este a grandes rasgos es el mito
fundacional del cristianismo y sobre el cual se ha edificado toda su teología.
No sé bien por qué
motivo me propuse peregrinar hasta al portal de Belén. Quizás fuera para rememorar
mis recuerdos infantiles o descubrir otra dimensión fuera de los circuitos
turísticos. Pero como es lógico en este año 2013 de la era cristiana la
historia ha cambiado radicalmente pues los que antes eran oprimidos por el
imperio romano, ahora son los opresores del pueblo palestino. 2000 años después Israel es el amo y
señor de Tierra Santa.
Con mi mochila al
hombro me dirigí al sector árabe de Jerusalén oriental donde está situado el
check point de Al- Zeitim (al-Tur) que
es una especie de cuadra gigantesca plagada de barrotes de hierro igual a las que
se usan en las ferias de ganado. La diferencia es que aquí no hay ganado sino palestinos. Esta es una de las tantas la puertas de entrada y de salida a Jerusalén
y en la que se erige imponente el muro
del apartheid de nueve metros de
altura construido a base de placas de hormigón. En las garitas de control es
obligatorio enseñar la documentación a
los carceleros o soldados del Tzáhal
Ellos por lo general te miran con
soberbia y te hacen a un lado si no les gusta tu cara. Así que sólo pasan
aquellos palestinos que posean un permiso expedido por las autoridades israelíes. Cuando
me llegó el turno los soldados al darse cuenta que mi pasaporte era colombiano sonrientes
me saludaron con unos “buenos días” en español.
Y es que el gobierno colombiano es el principal aliado de Israel en América
Latina y eso quiera que no cuenta mucho.
Ya del otro lado del muro se localizan los pueblos de Eizariya y Abu Dis en el que se
distingue un desordenado urbanismo fruto de la falta de medios y la pésima planificación urbana.
Me siento un poco incómodo
pues la gente me observa con curiosidad. Seguro se preguntarán ¿a dónde irá este loco o mashnun? - Un
caminante o un vagabundo no tiene ningún
sentido y menos si es en un extranjero que se supone maneja dólares o euros.
Por puro placer salir de excursión a observar la naturaleza es simplemente
una pérdida de tiempo. Con lo fácil que
es pasear sentados en la sala de la casa viendo el mundo a través del Discovery
Channel. Los palestinos tienen otras prioridades más urgentes como, por
ejemplo, la de garantizar su propia supervivencia y la de sus familias. Los
tiempos que corren no están hechos ni para el romanticismo ni para la poesía.
En la guerra de
1967 o la Naksa el ejército israelí
ocupó Cisjordania y comenzó para los palestinos uno de los capítulos más
dramáticos de la historia. Desde esa
fatídica fecha las cosas van de mal en peor. Agobiados por la precaria
situación económica, el desempleo, la falta de oportunidades y la carestía
de la vida han perdido cualquier esperanza en el futuro. Israel continúa el
proceso de colonización, o sea, el robo de sus tierras, la construcción de
asentamientos ilegales y la represión militar. Esta es una realidad muy amarga:
enjaulados por el muro, víctimas del más ruin castigo colectivo y en estado de
sitio permanente. Encima millones de refugiados condenados al destierro más
humillante sin que haya la más mínima esperanza del retorno. No es de extrañar
que hasta los campos de olivos o almendros languidezcan entristecidos. La naturaleza
de alguna u otra manera refleja las penalidades del ser humano.
Si hubiésemos
venido aquí hace unos cincuenta años nos habríamos encontrado otro panorama:
los campesinos en plena actividad arando la tierra con sus bestias, sembrando
el trigo o la cebada o regando los huertos y sementeras, las recuas de burros cargadas de productos
para venderlos en los mercados de Jerusalén o de Ramala. Todo eso irremediablemente ha desaparecido. Los
colonos judíos en su ambición expansionista no dudan en talar los olivos o árboles frutales, envenenar
los cultivos, quemarlos o echarles sal
con tal de arrebatarles las tierras.
Definitivamente el campo es un sitio hostil y peligroso pues los colonos ultraortodoxos- sin
contemplaciones- desde sus autos o desde los mismos asentamientos disparan sus
armas sobre los palestinos para amedrentarlos.
Los vecinos me saludan
al verme pasar y se les marca en su rostro una sonrisa. Alguien me pregunta que adónde voy y yo le digo que a Belén. -Eso está lejísimos.
Le faltan más de 20 kilómetros. Lo mejor
es que tome uno de esos taxis colectivos
que por 10 por shekels te llevan en menos de media hora, me aconseja. No comprenden que yo lo que
quiero es caminar, peregrinar al estilo Ibn
Battuta, aquel viajero andalusí del
siglo XIV que le dio la vuelta al mundo y que cualquier árabe reconoce pues es
uno de sus héroes míticos. Voy a Belén donde nació Isa al -Masih (Jesucristo) –para los musulmanes simplemente un profeta. Belén es la Meca de mi hajj (peregrinación)
particular. Siempre hay que justificarse religiosamente pues aquí no valen los argumentos ateos o agnósticos. Estamos en
Tierra Santa donde la autoridad de Dios, Yahvé o Allah prevalece infalible.
La ruta discurre
por una geografía de barrancos y cañones
desérticos que se pierden en las estribaciones del Mar Muerto. Voy cruzando pueblos como Asawahera
al- Sharqiya, Jub al Rum, Ubeidiya cuya
arquitectura moderna y vulgar los despoja de cualquier atractivo. Aquí
lo que prima es lo práctico, es decir, lo más barato: ladrillos y cemento, un
techo y cuatro paredes sin que se preocupen por el estilo artístico o la
estética. Las casitas antiguas tradicionales dotadas de
gran belleza apenas se mantienen en pie
medio derruidas, irremediablemente se caen a pedazos abandonadas por sus dueños
que se vieron obligados exiliarse en Jordania tras la Naksa.
El muro del apartheid
jalona toda nuestra andadura y al salir
de las zonas urbanas se transforma en
una cerca eléctrica reforzada con espirales de alambre de púas. Los barrancos áridos y pelados no son más que
sucias escombreras o botaderos de basura. La dejadez y la desidia reinan por doquier
pues de que vale la belleza en medio de tantas tragedias.
En el check point de Jub Al Rum los militares del Tzáhal al verme venir se colocan en posición de ataque. Nerviosos cargan sus armas y sin dejar de
apuntarme –como está escrito en los manuales
antiterroristas: un hombre caminando con una mochila es un elemento altamente sospechoso-
uno de ellos, al parecer de mayor rango,
me hacen señas para que levante las manos y me acerque. Al darse se cuenta que
soy un extranjero y no un árabe se van relajando y cuando le enseño mi pasaporte
colombiano me da una palmada en el hombro y me dice ¡very good Uribe! y de inmediato me ofrecen una coca cola y
galletas. ¿A dónde va usted? - Me interroga -a Belén –le
respondo- (siempre hay que tener una coartada, claro) Ahora me advierte que por medidas de seguridad está prohibido
caminar en la carretera y por lo tanto debo continuar en algún vehículo. Yo insisto
en que vengo de muy lejos y tengo que cumplir
mi promesa de ir a pie hasta el lugar donde nació Jesucristo. Ante mi insistencia
me dan vía libre pero antes debo firmar un papel en el que asumo toda la responsabilidad
de lo que pueda pasarme.
El hecho es crear
miedo y desconfianza para ejercer un mejor control en la zona donde al parecer
existe un kibutz. La carretera que
conduce a Belén ahora se precipita a lo profundo de un wadi. Los autos pasan apresurados y no pueden
detenerse porque también está prohibido. En medio de tanta desolación me vienen
a la memoria las canciones navideñas que hablan de valles floridos, bosques
nevados, ríos cristalinos, camellos, ovejitas o trineos de papá Noel. Imágenes de
un lugar paradisiaco que solo existe en nuestra imaginación. “El camino que
lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió …” todo es un cuento
idealizado, nada más que una fantasía de Walt
Disney. “Pero mira como beben los peces en el rio, pero miran como beben por ver
a Dios nacido…” ni ríos, ni peces apenas
pasa por ahí un riachuelo ponzoñoso o, mejor dicho, una fétida letrina que arrastra cadáveres de latas
y plástico.
De repente, a la
altura de Wadi al’Arais, aparece un
pastorcillo arreando un redil de ovejas. Seguro busca yerbajos para darles de
comer pero no hay más que un pedregal
estéril donde revolotean los cuervos. Por culpa de la valla electrificada y el
Muro del Apartheid los ecosistemas naturales y humanos han colapsado.
Ahora comienza una
empinada subida en dirección a Beit
Sahour. Al ganar altura contemplamos a la distancia con claridad el
monstruoso asentamiento de Har Homa
– uno de los más grandes de Cisjordania- construido sobre el monte Abu Ghneim -donde un día hubo un bosque de pinares- perteneciente a
los pueblos de Beit Sahour, Um Tubami y Sur Baher. Cuando entramos en el núcleo
urbano de Belén el tráfico se hace cada
vez más denso pues la carretera se ha quedado pequeña y no queda espacio ni
para los peatones. Belén es una ciudad
moderna de unos 30.000 habitantes que se
reparten al 50% entre de árabes cristianos y musulmanes. La mayor parte de los
ingresos económicos proceden del turismo religioso pues aquí se encuentra el
centro de peregrinación cristiano por excelencia. En la Basílica
de la Natividad, situada en la plaza del Manger, se forman largas colas de fieles ansiosos por visitar la Capilla del Pesebre y la Gruta
del Nacimiento. Su máximo anhelo es arrodillarse y besar la estrella de plata que marca el
sitio exacto donde se supone que María
dio a luz a Jesucristo. Además de tomarse una foto para eternizar ese momento
de gloria.
La soberanía de Belén
fue transferida, tras los Acuerdos de
Oslo en el año de 1995 firmados por Rabin
y Arafat, a la ANP. Aunque esa no es más que una victoria
moral pues la ciudad como muchas otras de Cisjordania se
halla cercada desde el año 2002 por el Muro del Apartheid. El 30% de los pobladores
de Belén son refugiados de la Nakba 1948 y muchos de ellos todavía residen en
los campos de Aida, Azza y
Dheisheh. Por la falta de recursos económicos la situación social es
muy deprimente: la tasa de desempleo es del 45% y la pobreza crónica de un 40%. No hay Nochebuena que valga, ni noche de paz
ni noche de amor, ni Reyes Magos ni estrella de Belén que resuelva tantas
injusticias y arbitrariedades.
He desistido de
visitar la Gruta del Nacimiento pues es tal la aglomeración de devotos que prefiero
abstenerme. El turismo religioso se ha
convertido en un tremendo negocio que reporta jugosos beneficios, sobre todo, a
la iglesia católica y a las agencias de
viajes –cuyos propietarios son mayoritariamente judíos-
Es increíble que este
santuario haya sido profanado impunemente por los mercaderes del templo.
La vía de salida a
Jerusalén se llama check point 300 donde desde tempranas horas de la mañana se forman
largas colas de palestinos con permiso de trabajo israelí que ellos denominan de
carácter “humanitario”. La mayor parte
de éstos se dedican al ramo de la construcción o a los servicios varios, sin
que tampoco falten las sirvientas que son muy apreciadas en los hogares judíos.
Es una bendición ganar unos 50 shekels
diarios (11 euros) pues al menos les ofrecen la posibilidad de mantener a sus
familias “dignamente”. En este check point se repite el mismo escenario del Al-Zeitim: una
jaula de largos y estrechos pasillos nos conduce hasta esa gran cuadra de barrotes de hierro donde la
gente se amontona cual ganado a la espera de cumplimentar los trámites aduaneros (suelen tardar más de
una hora) Cuando suena un pitido y el semáforo se pone en verde entonces
podemos ingresar a través de los
torniquetes a las garitas blindadas -no sin antes pasar las pertenencias por el
scanner- donde tenemos que enseñar la documentación en regla. Presento mi pasaporte a los guardianes que, en
esta ocasión son un par de atractivas muchachas. Lo ojean un poco y una de ellas levanta la
mano y hace girar el pulgar hacia arriba en un claro gesto de aprobación. Se
escucha por un parlante una voz sensual que dice “Welcome” y sin mayores sobresaltos ingreso nuevamente en la “tierra
prometida”.
Carlos de Urabá
2013
Amman-Jordania
jeudi 19 décembre 2013
Tomando el té con el Imam Jomeini.
Llegar en avión a
Teherán es un espectáculo realmente maravilloso. En el horizonte
se recortan los picos nevados de la cordillera de Alborz donde sobresale la esplendorosa cumbre del Damavand tímidamente quemada por los
rayos del sol. En sus faldas se extiende
la capital de Irán inabarcable e infinita. Este paisaje idílico es tan sólo un mero
espejismo pues al poner los pies en tierra el hechizo se desvanece y comienzas
a comprender el porqué esta megalópolis de 15 millones de habitantes tiene la
fama de ser una de las más ruidosas y contaminadas del mundo.
Dirigirse al centro de Teherán en autobús (o en cualquier medio de
transporte) es una desquiciada aventura que pone a prueba nuestra capacidad de
aguante. El tráfico infernal y los interminables atascos dejarán un inolvidable
recuerdo en nuestra memoria. Tras casi hora y media de viaje el chofer anuncia
la parada de la plaza del Imam Jomeini y los pasajeros salen apresurados a
cumplir con su rutina diaria. A esta hora de la mañana la
gente desayuna en los bares y los cafés y yo por pura inercia me siento en una
terraza a beber el tradicional té persa. De improviso tuve la extraña sensación
de que alguien me observaba. Entonces, levanté la mirada y vi un gigantesco retrato del imam Jomeini
pintado en la pared de un edificio. Allí estaba el Ayatollah de luengas barbas
blancas envuelto en una túnica negra y tocado con su típico turbante. Nadie
puede escaparse a esa aguda mirada que
te intimida y advierte que debemos seguir el camino recto y
alejarnos de las tentaciones mundanas. Bueno, habrá que acostumbrarse a su presencia
porque su imágen se repite sin cesar por todos los pueblos y ciudades del país.
A pesar de que han
pasado 24 años de su muerte o ascención a los cielos Jomeini es una figura
inmortal venerada con pasión por sus incondicionales. Un tributo póstumo que
comparte con Ali Kjamenei, su mano
derecha y actual líder supremo de Irán y Shia
Marja (descendiente directo de
Ali) y sus hijos más predilectos, es
decir, los miles de mártires caídos en la guerra contra Irak cuyas fotografías primorosamente
decoradas con girnaldas adornan las calles y avenidas acaparando por completo
el espacio público. En Irán, igual a lo que sucediera en la revolución mexicana
con Orozco, Siqueiros o Diego Rivera, los artístas plásticos se han
comprometido en sublimar el espíritu de la eterna yihad.
Bebo a largos sorbos
mi te y el imam Jomeini continúa allí
escrutándome impacible. En todo caso él ya se transformó en luz divina y
nosotros los mortales tenemos otras preocupaciones más pueriles. La revolución islámica
cumplió su cometido y ahora los iraníes se encuentran inmersos en un difícil trance
por culpa del bloqueo económico impuesto por los países occidentales a causa
del programa atómico.
En la últimas
décadas del siglo XX existió un hombre
virtuoso que contó con el beneplacito de
Allah para cambiar el rumbo de la historia, no sólo del Medio Oriente, sino del
mundo entero. Ese hombre sabio estaba de antemano predestinado a ocupar el liderazgo espiritual
de su pueblo, ese hombre austero y
alejado de las tentaciones de la carne no es otro que Seyed Ruholá Musavi Jomeini que, según su árbol genealógico, era
descendiente directo del profeta Mohamed
por la línea chiita de Fátima y Ali, los primeros mártires.
Su padre, que también
había sido Ayatollah igual que su abuelo, murió
asesinado cuando él apenas tenía 5 meses de edad. -Un trágico hecho que lo
marcó para el resto de sus días (la obsesión del martirio) Jomeini desde temprana edad recibió una educación de sayyid
y a los siete años ya recitaba el Corán de memoria, a los doce años es enviado por
sus preceptores a Isfahan a estudiar
ciencias islámicas, a los 16 a la madrasa de Arak y a los 18 años se
traslada a la ciudad santa de Qom para
perfeccionar materias tales como teología,
la filosofía, jurisprudencia, la moral y el sufismo. Alcanzó tal grado de
conocimiento que fue nombrado de Ijtihad,
el elegido capaz de interpretar las sagradas escrituras, el auténtico talabah (buscador) cualidades que lo condujeron
poco a poco a ocupar el puesto de hodjatoleslam,
un alto jerarca del clero chiita y, posteriormente, Ayatollah o señal de Allah. Este poeta místico dotado de una extraordinaria
oratoria y un carisma avasallador obnubilaba a las masas con un lenguaje franco
y sencillo.
En el año 1963 el Ayatollah
Jomeini pronunció en Qom un
enfervorizado discurso ante sus devotos en el que acusó al Sha de ser la
encarnación del xaitan (demonio).
Los clérigos indignados por el proceso
de laicidad y la expropiación de sus tierras exigieron la inmediata abdicación
del soberano. En las principales ciudades del país se convocaron protestas que
la policía reprimió brutalmente. Jomeini es detenido y encarcelado bajo el cargo
de incitar a la rebelión. A partir de ese momento se convierte en el máximo opositor a la monarquía y cabecilla del
movimiento de resistencia clandestino en Irán. Los enfrentamientos lejos de
disminuir se recrudecieron y al Sha no le quedó más remedio que liberar al
Ayatollah para apaciguar los ánimos. Pero el servicio secreto Savak le seguía los pasos y ante la posibilidad que sufriera un
atentado tuvo que exiliarse en la ciudad santa chiita de Najaf (Irak) donde reposan los restos de Ali, -el primero de los doce imanes herederos espirituales del
profeta. Desde allí continúa con sus ataques contra la monarquía blasfema y
corrupta de los Pahlevi. Sus discursos se transmitían por todas las mezquitas del
país gracias a la encomiable labor de sus adeptos cimentando poco a poco las
bases de la revolución islámica.
La dinastía de los Pahlevi fue
fundada por el coronel de los Cosacos Reza Kahn quien en el año 1921 derroca al
emperador Ajmad Sah Kayar. Reza Khan se propone demoler las estructuras
medievales y sacar a la sociedad iraní del subdesarrollo. En la Segunda Guerra
Mundial por demostrar sus simpatías hacia el Tercer Reich, las tropas anglo-soviéticas del frente oriental, invadieron
el país para proteger la refinería de la Anglo- Persian Oil Company en Abadán. (vital
para el suministro de combustible a los aliados) Tras la caída y deportación a
Sudáfrica, asume el trono su hijo el príncipe heredero Sha Reza Pahlevi. De
inmediato se compromete a defender los intereses geoestratégicos de EE.UU y
Gran Bretaña, sobre todo, en lo referente a los recursos petrolíferos y la persecución
anti-comunista. El Sha deseaba que Irán se convirtiera en una
monarquía laica al estilo europeo aplicando la misma fórmula de Ataturk en Turquía. Obsesionado con sacar
el país del atraso atávico implantó la llamada « revolución blanca »
con el afán de modernizar el país. En el fondo estaba decidido a minar el poder
de las instituciones religiosas que eran un obstáculo para llevar a cabo sus
planes.
El Sha se reveló
como una personalidad narcisista amante del lujo y la opulencia, un ser
pretencioso que con todo el descaro se autocoronó como rey de reyes y sucesor
de Ciro el Grande. Sus delirios megalomaníacos lo llevaron a conmemorar
por todo lo alto -en Persépolis en 1971-
los 2500 años del imperio Persa. En su
honor organizó una pomposa ceremonia que rayaba con la obscenidad; millones y
millones dólares despilfarrados para satisfacer sus estrafalarios caprichos
mientras la mayoría de su pueblo permanecía sumido en la pobreza y el
abandono. Una ofensa de tal magnitud fue
aprovechada por los clérigos chiitas para socavar aún más su legitimidad.
El 6 de marzo de
1975 el Sha y Sadam Hussein se reúnen en
Argel para firmar el histórico acuerdo fronterizo de Chat al Arab. El Sha
preocupado con la presencia del imam Jomeini en Nayaf -donde sus discursos no hacen más que desestabilizar su reino- le ruega a Hussein que lo expulse de Irak. En
1978 el gobierno iraquí le deniega a
Jomeini el derecho de asilo y ante el grave peligro que corre su vida -su hijo
Mustafá había sido envenenado por los agentes de la Savak- decide exiliarse en Francia (Neauphle le-
Château, en la afueras de Paris)
Mientras en Teherán
sus seguidores (clases medias y pobres) se echan a las calles reclamando su
regreso. Las masas enloquecidas vociferaban « ¡muerte
al Sha aliado de occidente e Israel !
¡Allah akbar ! ¡Jomeini, te daremos nuestra sangre!– por todo el país se
desarrollaron gigantescas protestas cuyo clímax se alcanzó en el llamado « Viernes Negro » cuando el ejército
masacra a cientos de manifestantes. Las imágenes de los revolucionarios que se
untaban las manos con la sangre de los caídos dieron la vuelta al mundo.
Ya era demasiado
tarde, todo estaba perdido para el sha Reza Phalevi y su familia, que unos
meses después tuvieron que huir rumbo a los EE.UU a bordo de dos aviones en los
que cargaron un fabuloso botín de
dólares, oro y piedras preciosas.
El día 1 de febrero
de 1979 Jomeini regresa a su patria tras 14 años de exilio y 6
millones de personas le dan la bienvenida al ruhollah, el aliento divino, el alma
de Allah, al adalid de la teología de la liberación que venía a hacer justicia.
Las masas presas de un súbito ataque de histeria colectiva desatan el cataclismo mesiánico.
Consolidado el
triunfo de la revolución islámica se instaura un régimen teocrático
fundamentado en la sharia. El Parlamento
Islámico de Majlis y el Consejo de Mulás (shura) y el Consejo de Guardianes asumen
el poder legislativo, ejecutivo y judicial. Una de las prioridades es imponer
un nuevo orden moral, ético y piadoso de acuerdo a las exigencias del Corán. La autoridad del Imam Jomeini procede de Allah y él será quien ejerza la tutela o el velayat-el faqih sobre su pueblo.
La « democracia espiritual » es
la única capaz de restablecer la dignidad y el amor propio en el ser humano. Aunque
exista la figura del presidente de la república la última palabra siempre la
tendrá el Líder Supremo.
Se crean los cuerpos
de seguridad: el Pasdaran «los guardianes de la revolución» y los
Basij o milicia de voluntarios
islámicos que empiezan la persecución de todos aquellos cómplices de la dictadura
del Sha. Con celeridad van capturando los
miembros del Savak o la policía secreta, militares, políticos para conducirlos ante
los tribunales islámicos que sin vacilación los condenan a la pena capital. El
imam Jomeini en nombre del Consejo de Mulás ordena extirpar de raíz los vicios
de la sociedad occidental: la pornografía, el alcohol, la droga, la prostitución
o el juego, que habían sumido a Irán en la Edad
de las Tinieblas. Las turbas enardecidas al grito de ¡marg bar liberalizm! se dedicaron a incendiar los teatros, cines, discotecas,
bares, es decir, los antros del pecado y el
degeneramiento.
La Asamblea de Expertos compuesta por
juristas y clérigos ortodoxos decreta la separación obligatoria de los sexos a partir
de los 7 años, el uso por parte de todas las mujeres del chuddar (vestido largo) y
el makhné (pañuelo que cubre la
cabeza) como señal de sumisión al
poder partriarcal. « Mujer, el negro de tu chador es más importante que el
rojo de mi sangre » la Policía Moral y los grupos antivicio se
encargarían de velar por el estricto cumplimiento de la ley. Las mujeres que no
respeten dichas ordenanzas serán
castigadas con una multa de 80 latigazos.
El día 29 de marzo
de 1979 se aprueba mediante referéndum el
nacimiento de la primera república islámica de la historia moderna acabando con
2500 años de imperio. El día 1 de abril de 1979 es oficialmente proclamada
en una solemne ceremonia y el 3 de diciembre de 1979 Jomeini asume de manera
vitalicia el cargo de Guía Espiritual y Líder Supremo,- para muchos el duodécimo imam
que esperaban desde hace siglos.
Entre la vida social,
política o económica y la religiosa no existe
ninguna diferencia, la unidad es lo primordial tal y como lo pregonan los
dogmas coránicos. Así que todos aquellos
sectores laicos e izquierdistas tudeh
o los liberales, que desde un principio se sumaron a la revolución, debían
someterse a la autoridad del Ayatollah y el Consejo de Clérigos o de lo
contrario serían perseguidos y encarcelados. No se iba a tolerar la más mínima disidencia y
para demostrarlo se iniciaron las ejecuciones sumarísimas. (ahorcamientos)
El 4 de noviembre de
1979 cientos estudiantes chiitas asaltan la embajada de Estados Unidos en Teherán y toman como rehenes a sus
diplomáticos. La rabia contenida
durante siglos aflora con inusitada virulencia. Ha llegado la hora de la
venganza contra el imperialismo yanqui, el máximo enemigo del islam. Nadie se olvida
lo sucedido en el año 1951 cuando la CIA
y el M16 (operación Ajax) derribaron
mediante un golpe de estado al primer ministro Mosaddeq (opositor a la dictadura totalitaria de Reza Khan) directo responsable de la nacionalización del petróleo y
la expropiación de la compañía BP (British Petroleum) Jomeini adoctrinaba a sus pupilos con el «¡marg bar Amrika! » (¡muerte a
América!) -que desde entonces se convirtió en el grito de guerra- bendiciendo
esa heroica acción antimperialista. Los estudiantes a cambio de la liberación
de los rehenes, exigían la extradición del Sha y el reintegro de los cientos de
millones de dólares usurpados por la familia real.
El 22 de septiermbre
de 1980 el régimen baazista laico iraquí de Sadam Hussein, que ambicionaba anexionarse el Chat el Arab en el Juzestán rico en petróleo, invade Irán. Hussein
ataca por sorpresa pues cree que no le
sería dificil vencer a un ejército iraní debilitado tras la caída del Sha. 13
siglos de odios entre árabes y persas desatan la conflagración bélica.
El ayatollah Jomeini
enfurecido lanza un llamado a la yihad ¡ningún
ejército podrá derrotarnos! ¡Allah está con nosotros! Nos convertiremos en mártires igual que el imam Hussein en la batalla de Kerbala ¡guerra, guerra hasta la victoria !
Irak contaba con el
respaldo incondicional de EEUU, Inglaterra Francia, la Unión Soviética y los países
del Golfo Pérsico que lo proveían de armamento y perterechos. La
revolución islámica representaba un peligro para occidente y había que
aplastarla a sangre y fuego. Como se
comprobó posteriormente EEUU, Alemania y
Francia, en contra de los tratados internacionales, suministraron ingentes
cantidades de armas químicas y biológicas a Sadam Hussein que éste utilizó sin ningún
escrúpulo en el campo de batalla y en el genocidio del pueblo Kurdo. Crímenes
de lesa humanidad que fueron debidamente
« legalizados » por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El imam Jomeini
odenó la movilización de todos los ciudadanos para salvar a a Irán de las
garras de los herejes sunitas. Nadie quedaba excluido pues hasta los niños y
ancianos se vieron obligados a empuñar los fusiles AK 47 y marchar a primera línea
de combate. El más famoso de los batallones era el de los basiji mostazafa o niños mártires que se abrían paso entre los campos de minas con
un retrato del imam Jomeini cosido en el pecho y las llaves del paraíso
amarradas al cuello. La guerra se alargó
por ocho años dejando un trágico balance de más de un millón de muertos, miles de heridos, las
infrestrucrturas colapsadas y ambos países arruinados por completo.
La guerra Irán- Iraq
finalizó sin un claro vencedor y con las fronteras tal y como se encontraban al
inicio de la contienda. La revolución islámica logró sobrevivir aunque a costa
de sacrificar toda una generación en nombre de la yihad.
El día 3 de junio de 1989 fallece el imam Jomeini y su entierro se convierte en una de las más apoteósicas
manifestaciones de dolor jamás conocidas. Se calcula que casi 10.000.000 de personas
acompañaron al líder supremo hasta la última morada. Durante el cortejo fúnebre
se produjeron escenas de dolor desgarradoras:
llantos, alaridos, golpes en el pecho, flagelaciones, que reflejaba el drama de
sus hijos huérfanos del padre del reino espiritual. Los Pasdaran, ante el descontrol y el caos
reinante, tuvieron que disparar al aire sus armas para dispersar la marea
humana que quería tocar al Mahdi o
redentor, arrancarle una reliquia o besar su mortaja.
El cuerpo de Jomeini hoy reposa en un descomunal
mausoleo que se construye en las afueras de Teherán al que diariamente acuden
miles de peregrinos a orar en su tumba. Justo al lado del mismo se encuentra el
cementerio de Behesth -e Zahra
dedicado a los mártires de la guerra Irán-Iraq. En una de las plazoletas hay
una fuente mística que durante las festividades de la Ashura se tiñe de color rojo para asemejar los chorros de sangre
derramada por los combatientes. En el mes de Muharram también se organiza el « concurso
de plañideras » y la elección de la «madre de los mártires» Jomeini en su testamento nombró como su
sucesor al hodjatoleslam Ali Kjamenei
quien desde entonces es el responsable de mantener intáctos los principios de
la revolución islámica. Además de cumplir la sagrada promesa de liberar a Palestina
de las garras del sionismo y reconquistar
la ciudad santa de Al Quds
(Jerusalén)
La revolución
islámica iraní transformó por completo el panorama geopolítico del Medio
Oriente. Con el fracaso de la opción
militar laica del panarabismo los grupos fundamentalistas, tanto chiitas como sunitas,
comienzan a radicalizar su discurso. En esa época en la que el mundo era
dominado por las dos grandes superpotencias: la Unión Soviética y Estados
Unidos -enfrentadas en la «guerra fría»-
de repente, surge una alternativa de carácter religioso antimperialista.
El imam Jomeini se erige en su
representante y convoca a todos los musulmanes de la Umma a sumarse a la yihad contra los cruzados occidentales. « EEUU es un Satán, Inglaterra peor que EEUU
y Unión Soviética peor que los dos ». Cuando en 1982 Israel invade el
Líbano sin dudarlo un instante Irán sale en defensa de sus hermanos chiitas patrocinando
la creación del Partido de Dios o Hezbolah,
la resistencia armada en el combate contra el sionismo.
Los medios de
comunicación occidentales se han empeñado demonizar la revolución Islámica y
desprestigiarla a como dé lugar. El presidente George Bush en un discurso ante
el congreso en 2002 no dudó en incluir a Irán en el « Eje
del Mal » junto a Irak, Corea del Norte, Siria, Cuba y Libia. « El
régimen de los Ayatollahs fomenta al
terrorismo internacional y su única finalidad es la aniquilación del estado de
Israel. Este país es la principal amenaza
para la paz mundial »
El gobierno iraní
sabe que la única manera de romper la hegemonía militar que ejercen Estados
Unidos e Israel en Oriente Medio es adquiriendo la bomba atómica. Además
también debe neutralizar a sus enemigos sunitas, los países del golfo pérsico y
Arabia Saudita, que lo tienen en el punto de mira.
Durante su polémico
período presidencial Ahmadineyad (2005
2013) -amparado por los clérigos más conservadores- llevó a cabo una política
de plena confrontación con occidente. Su discurso incendiario negaba el
holocausto, amenazaba con borrar del mapa al estado de Israel y defendía la legalidad del programa nuclear iraní.
Con su apoyo a Hezbollah y Hamas y a Bachar Al Assad en la
guerra Siria quedó aislado por completo « Irán con su religión del terror
no hace más que desestabilizar Oriente Medio y por lo tanto debe ser castigado hasta que no rectifique su camino. El mundo
libre tiene que combatir este flagelo» (palabras
de Shimon Peres en la ONU)
Por eso no es de
extrañar que en las pasadas elecciones el clérigo reformista Hasán Rouhaní haya conseguido la victoria.
Su promesa de negociar con las potencias la paralización del programa nuclear -El 24 de noviembre se firmó en Ginebra un
principio de acuerdo- devuelve las
esperanzas a una ciudadanía completamente hundida por la crisis económica. Las
sanciones internacionales y el bloqueo han provocado el encarecimiento de
los productos básicos, una inflación del 42%, la subida del dólar a 30.000 rial, la quiebra bancaria, cierre de
industrias y de empresas, la paralización de las exportaciones de petróleo que
representa el 80% del PIB (la produccion ha caído de 6 millones de barriles a
1.3 millones diarios), y hasta el mercado de las alfombras se desploma. La recesión
y desempleo han disparado los índices de
pobreza y marginalidad hasta
cotas jamás imaginadas. Factores que generan delincuencia, robos, prostitución,
tráfico de estupefacientes, corrupción. Delitos que el gobierno intenta atajar
con medidas represivas o punitivas; la ley
del Talión « ojo por ojo,
diente por diente » Con razón las ejecuciones
públicas en la plaza Madani -donde
cuelgan a los reos en lo alto de las grúas hidráulicas- se han multiplicado en
los últimos meses.
Estamos en los
albores de un cambio generacional. La juventud iraní, que representa más de la
mitad de los 76.000.000 de habitantes, y que tiene menos de 30 años, exige más
libertad y más democracia. Es la hora de un cambio de rumbo que se traduzca en hechos
concretos y no en alucinaciones metafísicas. Vivimos bajo la influencia de un mundo globalizado de la que es difícil
escaparse: el Internet, los teléfonos móviles, los computadores, la
televisión satelital son instrumentos al servicio de la alienación materialista
que invade las conciencias. El
capitalismo pagano se ha infiltrado en todos los ámbitos, ya sea en la
educación, la moda, el cine, la música, los libros o el arte. La gente quiere ser protagonista de su
historia; hablar, participar, opinar, criticar, hacerse entender en inglés, en
francés o en alemán, quitarse de encima el lastre de los tabúes sexuales y romper las barreras del aislamiento y la
censura. Occidente los deslumbra con sus espejismos tecnológicos en el que la realidad virtual les confiere al menos un espacio de libertad.
Estamos presenciando un choque entre lo
sacro y lo profano, entre los dogmas de fe y la laicidad.
Contradecir la autoridad
del Consejo de Clérigos o la del Guía Supremo es una ofensa imperdonable. Ellos
son los portavoces de la voluntad de Allah y su papel es el de mantener el buen
funcionamiento de la «democracia espiritual » Ahora más que nunca los
mecanismos de censura y represión son imprescindibles para prevenir cualquier
brote de rebeldía. Por este motivo los líderes reformistas Musavi, Karrubi y Rahnavard se hallan bajo arresto domiciliario. Según
Amnistía Internacional se cuentan
por miles el número de disidentes encarcelados entre los que cabe destacar
intelectuales, artístas, abogados, periodistas, estudiantes, cineastas y
homosexuales. La violación de los derechos humanos, las torturas y coacciones
son una práctica habitual de los organismos de seguridad. Algo que se ha venido
denunciando repetidamente en los foros internacionales.
Pero quizás el fenómeno
sociológico más significativo sea la actitud contestaria de las mujeres.
Secularmente excluídas por el poder
patriarcal que las ha relegado al papel
de amas de casa y criadoras de los hijos, reclaman una mayor igualdad. Como
en todos los países islámicos la revolución
femenina es una asunto pendiente y que tendrá un gran repercusión en un futuro
no muy lejano. La mujeres han adquirido, sobre todo en el ámbito urbano, un alto
grado de educación y son capaces de competir profesionalmente con los hombres.
Aunque los prejuicios religiosos no les brindan los mismos derechos ellas de la
manera mas sutil y silenciosa insisten en cambiarlos. La mujer sigue siendo el
objeto del deseo, la tentación y el pecado -El adulterio se castiga con la
lapidación- y su comportamiento debe ser casto y pulcro pues ellas encarnan el honor de la
familia.
Sólo hay que
observarlas caminando por las calles y, aunque lleven puesto su chuddar, les gusta exhibirse y lucir
atractivas. El cuidado del físico es primordial de ahí que el boom de las
operaciones de cirugía estética –especialmente las rinoplastias- se encuentra
en pleno apogeo. En el fondo son hedonistas, les gusta ir a la peluquería, maquillarse e imitar los modelos de belleza
occidentales. La mejor manera de medir esa actitud
contestataria es que el velo makhné
ya no lo llevan ceñido al pelo, sino que se va cayendo de forma irreverente sobre
sus hombros. Por eso los guardianes de la moral con un bastón en la mano no se
cansan de reprender a aquellas insolentes que transpasan la línea roja
En el pasado los
persas fueron uno de los imperios más poderosos de la tierra, una civilización matriz con 7000 años de
tradición oral y 4000 años de tradición escrita, cuna de las religiones monoteístas y poseedores
de una cultura extremadamente refinada, además de excepcionales artístas
amantes de la música y la poesía. Ellos están orgullosos de ser iraníes y del protagonismo histórico que les ha encomendado
el destino. A pesar de haber sido conquistados por los árabes en el año 636-
que impusieron la religión islámica- siempre conservaron en secreto las creencias zoroástricas
de la adoración del fuego sagrado y el culto a los muertos.
Es viernes y Teherán
se despierta demasiado tarde porque es día
de asueto o el salat yuma. Una
tregua merecida para aliviar el estress diario. Desde temprano los más piadosos
se dirigen a las mezquitas a cumplir con sus obligaciones espirituales; y
los más profanos, al contrario, prefieren escaparse del entorno opresivo de la
gran ciudad y marcharse a las montañas. Una peregrinación al pico nevado del Damavand, donde un día
habitara Zaratrustra. En medio de se paisaje boscoso y salvaje no hay reglas ni
imposiciones sino aire puro y libertad. La naturaleza es el sitio perfecto para
reunirse con los amigos, conversar, soñar y hasta enamorarse. Ya lo decían el
gran poeta persa Omar Khayyam: « Si
en el cielo hay huríes y vino, como dice el Mulá/ nuestro premio en lo alto
será beber y amar… »
Teherán-Irán.
mercredi 4 décembre 2013
samedi 30 novembre 2013
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