El Brigadista Internacional Virgilio Fernández
cumple 100 años.
El presidente mexicano Lázaro Cárdenas desde el mismo momento que
estalló la sublevación fascista de los
generales Mola, Sanjurjo y Franco se puso al lado del gobierno constitucional
de la República. México fue de los pocos países latinoamericanos en brindarle ayuda
militar y económica al gobierno republicano pues la mayoría simpatizaba con el nazismo
o el fascismo italiano. Hasta tal punto llego su solidaridad que México puso a disposición
de los refugiados españoles sus legaciones diplomáticas en Francia. Lázaro Cárdenas
le ofreció asilo al presidente Manuel
Azaña en la legación de Montauban
pues estaba amenazado por el régimen de Vichy. Cuando Azaña murió en
esa ciudad francesa el 3 de noviembre de 1940 fue enterrado con la bandera
mexicana.
México acogió generosamente a los exiliados
republicanos españoles facilitándoles además barcos para su viaje trasatlántico.
La señora Amalia Solórzano Bravo, esposa
del presidente Lázaro Cárdenas, participó activamente en el Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo
Español que “adoptó” a 500 hijos de
republicanos mejor conocidos como los “Niños
de Morelia”. A finales de 1939 y a comienzos de 1940 llegaron a México miles de refugiados entre los que se
destacaban intelectuales y figuras de las artes, las letras y las ciencias que
vinieron a fortalecer el acervo cultural del país. “¡Bienvenidos a México! El
gobierno y el pueblo mexicano les recibe como exponentes de las causas
imperecederas de las libertades del hombre”
Virgilio
Fernández nació exactamente hace 100 años en Larache (Marruecos) -aunque de
familia andaluza (Cabra y Sevilla). Cursó sus
estudios de enfermería en el hospital de la Macarena de Sevilla para más
adelante especializarse en Cádiz como Auxiliar Médico. Cuando su familia se traslada
a Madrid continúa sus estudios de enfermero en el Hospital la Princesa. Era un joven inquieto que formó su conciencia
rebelde gracias a sus lecturas en temas relacionados con la revolución de
Octubre y las conversaciones con el dirigente comunista Checa. Hasta tal punto llegó su compromiso con la causa que él y su
hermano Carlos repartían el periódico de las Juventudes Comunistas por las
calles de la capital.
Virgilio conocía de primera mano el sufrimiento
de ese lumpen marginal que en muchas ocasiones se presentaba en el hospital a
rogar atención médica de caridad. La visión de esa España irredenta y
empobrecida lo marcó para el resto de sus días. Especialmente esa miseria
extrema y eterna a la que estaba condenado el mundo rural y que se traduce en
el grito desgarrador de “¡Tierra y
Libertad!” La dignidad humana pisoteada mientras los burgueses y aristócratas
gozaban de incontables privilegios.
En todo caso en España durante los meses previos el golpe de
estado fascista del 18 de julio de 1936 experimentó
un inusitado periodo de agitación política y social. Algo que tenía un antecedente directo en el “Bienio Negro” donde fueron abolidas
todas las leyes que habían sido tomadas contra la iglesia y los propietarios de
bienes raíces. La ley de Reforma Agraria fue abandonada en la mayor parte de
las regiones. Los terratenientes se jactaban: “¿tenéis hambre? ¡Comeos la República!” . El partido socialista por medio de Largo Caballero llamó a la insurrección
en pos de la victoria de la dictadura del proletariado. “Ya no habrá lucha de
clases porque exterminaremos a la otra clase” Unos hechos que hacían presagiar
el peor de los desenlaces. La revolución de Asturias –que fue reprimida con
saña por el gobierno del radical cedista Alejandro
Lerroux- conduciría más adelante la formación del Frente Popular.
Desde el mismo instante que se produce la sublevación
fascista y, aunque era menor de edad,
Virgilio se presentó como voluntario para atender a los numerosos heridos que
llegaban del cuartel de la Montaña -donde
se habían amotinado los militares rebeldes al mando del general Fanjul. Las tropas fieles al gobierno republicano
utilizando la artillería y aviación tras varios días de encarnizados combates lograron
tomarlo con el sangriento saldo de 600 muertos, un número indeterminado de
heridos y la destrucción total del
edificio.
Los generales fascistas proclamaron la
cruzada nacional por la salvación de España decididos a exterminar a los “rojos ateos hijos del demonio”. “Orden.
Toda oposición será violentamente reprimida. Aplicando el terror ganaremos la
guerra”
El joven Virgilio fue destinado a los
servicios de sanidad de las milicias populares que partieron al frente de Somosierra (sierra norte de
Madrid). Era imperativo detener las primeras oleadas de las fuerzas franquistas
que pretendían romper el frente de Madrid. No sabemos si en esta era ultra tecnológica
del excesivo confort los jóvenes serían capaces de alistarse como voluntarios y
arriesgar sus vidas por una causa justa. ¿Quién es capaz de asumir tan alto
sacrificio sin mayor recompensa que el martirio?
Virgilio se suma a la Columna Mangada y posteriormente se integra al batallón Dombrowski de la XIII Brigada Internacional - constituida
por voluntarios polacos-la mayoría obreros- que juraron lealtad a la República -Siguiendo
al pie de la letra el ideario comunista que dice que los proletarios no tienen patria. A costa de un gran número de
bajas resistieron con valentía la violenta ofensiva tanto en la sierra
madrileña, la Ciudad Universitaria y el Jarama. La famosa consigna antifascista
del ¡No Pasarán! pronunciada por Dolores Ibárruri, “la pasionaria”, el
día 19 de julio de 1936 en el Ministerio de Gobernación en Madrid, se cumplió
al pie de la letra.
El ejército republicano partía con
desventaja al carecer de una estructura militar convencional, armamento moderno, carros de combate o aviación
mientras que los nacionales contaban con
armas de última generación proporcionados por sus padrinos Hitler y Mussolini. Las
milicias populares la constituían reclutas inexpertos y unos mandos medios y
superiores sin estudios, ni conocimiento en tácticas militares. Capeaba a sus
anchas la indisciplina y la anarquía. Mientras que el ejército Nacional se había
fogueado en la guerra del Protectorado Español
de Marruecos y sus generales africanistas demostraron ser los más
sanguinarios y genocidas. Por ejemplo, sin ningún escrúpulo el ejército español
bombardeó con gas mostaza a la población civil en la guerra del Rif dejando miles de muertos. La fama precedía a
unidades míticas como la Legión, los Regulares (el cuerpo más condecorado del ejército español compuesto
en su mayoría por soldados marroquíes), los tiradores de Sidi Ifni o los mercenarios
del Sahara. Los militares españoles humillados por la derrota del 98 -en la guerra hispano-norteamericana- soñaban
con el renacer del imperio pero no enfrentando sus enemigos naturales-Francia o
Inglaterra- sino contra su propio pueblo.
Tras su bautizo de fuego Virgilio participa
en la batalla de Brunete -donde estuvo a punto de morir ametrallado- Morata de
Tajuña, Guadalajara o Belchite. Una tarde en un improvisado hospital de campaña
en Morata de Tajuña conoce a Ernest
Hemingway que se presentó como corresponsal de guerra de la North American
Newspaper Alliance. El impacto de esos cuerpos desmembrados y malheridos la
recogería en un artículo titulado “la
humanidad no les perdonará” Antifascismo es la defensa de la dignidad
humana, el primer valor en la vida y en la literatura de Hemingway. En la batalla de Guadalajara el Ejército Popular
de la República y las Brigadas Internacionales le infringieron una severa
derrota al Corpo Truppe Volontarie Italiano
enviado por Mussolini para intentar
penetrar por el flanco norte a Madrid. De la victoria no sacaron mayores réditos
pues no pudieron seguir adelante a falta de equipos bélicos. Los fascistas reaccionaron con una masiva
movilización de tropas que les obligó a replegarse cuando su intención era
continuar hacia el País Vasco.
La guerra -que duró tres penosos años- convirtió a España en un gigantesco
campo de batalla donde dirimían sus disputas el fascismo y el comunismo. Lo
cierto es que las democracias burguesas occidentales no iban a consentir que se
instalara un régimen pro soviético o estalinista en España y por eso toleraron
la intervención armada de Hitler y Mussolini en auxilio al ejército nacional.
Se ha acuñado el término de “guerra civil” cuando en realidad se
trató de una sublevación militar contra el orden constitucional que desató una
de las catástrofes más espantosas del siglo XX.
Los historiadores revisionistas intentan
criminalizar a los defensores de la democracia y de la libertad, a los
que acusan de fraude electoral en la elección de 1936 donde salió ganador el Frente
Popular e igualmente del asesinato del líder del CEDA Calvo Sotelo. El mejor argumento para justificar el alzamiento de
los generales fascistas.
La derrota en la batalla de Teruel y el avance de las tropas nacionales hasta Vinaroz en la ofensiva de Levante (que
dividía a la República en dos zonas)
obligó a la República a jugarse la última carta con una ofensiva de gran
envergadura. El ejército popular no hacía
más que retroceder y perder posiciones por lo que necesitaba un golpe de efecto
para recuperar la iniciativa y levantar la moral de sus soldados. Entonces, en el mes de julio de 1938 los miembros del
Estado Mayor, con el visto bueno del presidente
Negrín, decidieron lanzar la famosa Ofensiva del Ebro. Para tal efecto se constituyó la Agrupación Autónoma del Ebro al mando del teniente coronel Juan Guilloto “Modesto” en la que se movilizaron 100.000 soldados, carros de combate,
artillería y aviación, aparte de los arsenales que recibieron de México, Checoslovaquia
y la URSS. En la batalla intervinieron las mejores unidades de los tres cuerpos
del ejército al mando de Etelvino Vega,
Tagueña y Enrique Lister. En una situación tan comprometida se fijaron el objetivo
de al menos alargar la guerra con la esperanza que las potencias intervinieran
a favor de la República ante el empuje expansionista de la Alemania nazi. Virgilio,
que había alcanzado el grado de teniente,
se encontraba adscrito a los servicios sanitarios de la 35 División
Internacional (batallón Dombrowski) los cuerpos especiales de la República. Su
unidad cruzó el río Ebro -sector de Mequinenza-
en la madrugada del día 25 de julio de 1938 por los pontones construidos por los
ingenieros antes de que la avenida provocada por los nacionales -al abrir las
represas de Tremp y Camarasa- los destruyera por completo.
El ejército republicano en las primeras de
cambio avanzó sin obstáculos ansioso por abrirse paso con dirección a Valencia.
Pero a pesar del esfuerzo sobrehumano el frente se estancó en Gandesa donde tuvieron que cavar
trincheras en la denominada guerra de desgaste. Según confiesa el mismo Virgilio
había jornadas en que les llegaban hasta
1000 heridos que debían atender en las
propias trincheras ante la imposibilidad de evacuarlos a la retaguardia.
Apenas contaban con una ambulancia donada por Suiza que tenía un quirófano
completo y una mesa de operaciones. En circunstancias tan extremas se vieron obligados
a realizar amputaciones y cirugías de urgencia. El Comité de No Intervención auspiciado por Francia, Inglaterra y
EEUU obligó a que se cumpliera la desmovilización de los países extranjeros involucrados
en la contienda -que no fueron acatados en su totalidad por Italia, Alemania y
Portugal- mientras Las Brigadas Internacionales
inician su retirada en septiembre de 1938. Antes de que terminara la ofensiva
del Ebro a los Internacionales los trasladaron a Villafranca del Penedés (Cataluña).
Agotados, sin tropas de refresco y ante la
falta de armamento y munición el día 16
de noviembre de 1938 el estado mayor central del ejército republicano dio la
orden del repliegue definitivo. Ahora solo les quedaba escapar a Cataluña
con el propósito de salvar los restos del naufragio. La República agonizaba y
solo un milagro podría salvarla.
Hasta que
el día 26 de enero de 1939 el ejército franquista sobrepasa las últimas
defensas situadas en el río Llobregat
y entra en Barcelona. Las tropas del
general Yagüe, jefe del cuerpo del ejército
marroquí, marcharon altivas por el paseo de Gràcia y en una vibrante ceremonia izaron la bandera
rojigualda en la plaza de Cataluña.
“España es una unidad de destino en lo
universal” “todos los cesares fueron generales invictos” y por “el imperio
hacia Dios” señalan el rumbo de los nuevos tiempos. ¡Arriba España! ¡Arriba
Franco!
En esos instantes Virgilio se encontraba
de servicio en el hospital de Sant Pau
atendiendo a los heridos provocados por los bombardeos de la aviación italiana.
Cuando se dio cuenta que los fascistas le estaban pisando los talones no le quedó
más remedio -junto a otros dos camaradas- que robar a mano armada una
ambulancia de la Cruz Roja para escapar con dirección a la frontera francesa. El
ejército republicano desmoralizado comenzó la retirada a la que se unió un
éxodo masivo de población civil temerosa
de las represalias. Nada más cruzar la aduana francesa los gendarmes condujeron
a Virgilio y sus compañeros al campo de concentración de Sant Cyprien en el que rodeados de alambres de púas se hacinaban miles
de combatientes republicanos. Al drama del exilio se unía la humillación de ser
tratados como peligrosos criminales constantemente vigilados por guardianes coloniales
marroquíes o senegaleses. Bajo condiciones
extremas; sin comida, sin agua, sufriendo el frío, la lluvia y la mala
alimentación hizo que muchos murieran de hambre
o enfermedades.
El 23 de Agosto de 1939 se firma el Pacto de No Agresión entre Alemania y la URSS
que debemos considerar a todas luces el acta de defunción de la República.
La madre de Virgilio, que se había
refugiado en Francia con sus hermanos Carlos e Inés, pone un anuncio en un
periódico en un intento por localizar a su hijo. Alguien lo lee y le comunica a
Virgilio que lo reclaman y entonces las autoridades del campo de Sant Cyprien le otorgan un permiso especial
para reunirse con su familia. Y es así como desde el puerto de Burdeos abordan un navío americano con
rumbo a New York, para posteriormente hacer una escala la Habana y por último
dirigirse a Veracruz (México) que se convertiría por los azares del destino en
su nueva patria. En un principio deciden trasladarse a Monterrey donde ante la
falta de recursos económicos tiene que ponerse a vender artículos farmacéuticos.
En esa ciudad terminó sus estudios de Medicina en la UNLM y conoce a su mujer la
artista canadiense Gene Byron. Junto
a otros camaradas fundan el Centro Republicano Español de Monterrey donde se reunían
los poetas del exilio Pedro Garfias y León Felipe. Posteriormente a finales de
los años cincuentas fija su residencia en Guanajuato.
Virgilio aparte de su profesión de médico se dedicó a la difusión cultural:
fundador del festival Cervantino de Guanajuato, y organizador en San Miguel Allende de las reuniones
anuales de los excombatientes de la Brigada
Lincoln. Al morir su esposa en 1987 crea
en la hacienda Santa Ana el museo Gene
Byron. Tal era su compromiso político que se presentó como candidato a la presidencia
municipal de Guanajuato por el PRD. En la actualidad es un destacado militante
del partido MORENA.
El propio presidente francés Edouard Daladier el 25 de febrero de 1939 reconoció al régimen fascista del general Franco.
No es de extrañar una actitud tan perversa pues él fue uno de los firmantes el
30 de septiembre de 1938 de los Acuerdos
de Munich en el que los jefes de gobierno de Reino Unido, Francia, Italia y
Alemania dieron carta blanca a la anexión de los Sudetes– abriendo el camino a la invasión de Polonia que
desencadenó el inicio a la Segunda Guerra Mundial. Daladier socialista radical en
esa ocasión tuvo un amable encuentro con el führer como puede observarse en las fotos de la época.
La República Española de antemano estaba
condenada a muerte porque las potencias aliadas prefirieron el nazismo al
comunismo. El 1 de abril finaliza la
guerra de España con el último parte de guerra emitido desde el Cuartel General
de Burgos: “en el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han
alcanzado las tropas Nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha
terminado. Firmado: Generalísimo Franco”.
El triunfo de Franco no hacía más que
constatar la hegemonía fascismo en Europa.
Al terminar la II Guerra Mundial los
republicanos españoles que habían engrosado las filas de la resistencia
francesa en la lucha contra el nazismo esperaban a cambio que los aliados apoyaran
sus planes de derrocar al régimen franquista. El Partido Comunista organizó en
octubre de 1944 con unos 7.000 voluntarios de la AGE (Agrupación de
Guerrilleros Españoles) la Operación
Reconquista de España que comenzaría con la invasión del valle de Arán. Al mando estaba el coronel López Tovar cuyo cometido era el de instalar un gobierno
provisional en Viella y alentar la
insurrección popular que derribara al caudillo. Pero ante la superioridad del ejército
Nacional movilizado para hacerles frente se vieron obligados -por orden de Santiago Carrillo- a regresar al otro
lado de la frontera. Franco aprovechó la derrota de la invasión roja para
erigirse en el “adalid de la libertad”
En febrero del 1945 se reúne la Conferencia de Yalta con la presencia de
Stalin, Roosevelt y Churchill, líderes de los países ganadores de la Segunda Guerra
mundial. La geopolítica del mundo cambia
por completo pues a partir de entonces comienza la guerra fría entre el comunismo y el capitalismo. Un hecho que
convierte a Franco en una ficha imprescindible para los aliados por su feroz
anticomunismo.
Cada día que pasa van quedando menos de la
vieja guardia de los republicanos españoles. Por lo tanto tendremos que resignarnos
a admirar su legado póstumo en los archivos, bibliotecas, hemerotecas o filmotecas
Nos embarga la nostalgia de lo que
pudo ser y no fue. La herencia del bando
Nacional es esta España monárquica y burguesa contraria a los principios
republicanos de igualdad y fraternidad. El jefe de estado se elige en el lecho
nupcial, es decir, producto de las relaciones sexuales entre sus majestades los
reyes. “Las urnas son los óvulos y los
votos los espermatozoides” “Nuestro único
rey es el pueblo español”
La revolución española proletaria y campesina que pretendía demoler
las estructuras feudales y forjar una sociedad más justa y libre, cayó derrotada
por el nazi-franquismo. La mal llamada
transición política no es más que la restauración borbónica- como lo dispusiera
en su testamento el caudillo- tutelada por los militares que incluso intentaron
dar un golpe de estado el 23 de febrero
de 1981. -“Que hace el rey Juan Carlos I con su guerrera de capitán general
plagada de medallas cuando jamás ha ganado una batalla” “Los borbones siempre han
sido unos perdedores” “Nuestro único rey
es el pueblo español”- tercia rabioso el centenario brigadista.
Virgilio reside desde hace décadas en Marfil, un pueblecito pintoresco situado
en las colinas de Guanajuato, donde construyó su casa al estilo andaluz como reminiscencia
de su tierra natal. A pesar del derrumbe del bloque socialista siempre ha
mantenido intactos sus principios ideológicos ligados con el comunismo
libertario. Desde México contempla el panorama político español -vía Internet- anonadado
y perplejo al constatar el auge de la extrema derecha. “siempre ha estado allí
pero ahora parece que se han caído todas las máscaras”
Mientras tanto México padece uno los momentos más críticos de
la historia por la espiral de violencia causada por los carteles de la droga,
la delincuencia común. Aparte la corrupción sistémica hace imposible cualquier
a corto plazo. Ante tamaño desafío Virgilio ha decidido apoyar
incondicionalmente al nuevo presidente López
Obrador del partido Morena. Parece mentira que en el ocaso de su vida tenga
que experimentar una “guerra civil” que
ha dejado ya más de 200.000 muertos en los últimos 12 años. Aunque permanece postrado en una silla de ruedas y conectado a un
respirador artificial saca fuerzas de flaqueza levanta el puño en alto y grita:
¡Viva la República! -“En España debe resucitar el espíritu del No Pasarán” Y es que
nada menos y nada más está a punto de cumplir un siglo de vida. Él junto a su
compañero Josep Almudéver, son los
dos únicos brigadistas vivos. No puede creer que haya llegado a esta edad tan longeva
“es un milagro rojo” Con su voz entrecortada,
y que apenas se escucha por culpa del respirador artificial, dotado de una
memoria prodigiosa capaz de recordar hasta el más nimio detalle va relatado uno
a uno los capítulos más relevantes de la guerra de España. Su salud está muy delicada
pero a pesar de las adversidades
permanece lucido y optimista: “todavía
tengo que asistir la proclamación de la Tercera República” -y una vez más
se nos revela como un símbolo
perpetuo de resistencia.
Los representantes políticos de los diferentes partidos, sean de izquierda
o de derecha, se negaron a hacer una ruptura con el régimen franquista Presionados
por ese poder en la sombra que siempre ha ejercido la iglesia, los militares,
banqueros y empresarios, aceptaron la restauración
monárquica.
Por último en 1955 España ingresa en la
ONU legalizando así el criminal el régimen franquista. Los exiliados
republicanos en México ingenuamente pensaban que Franco tenía los días contados
y que pronto regresarían a su patria. Luego,
en 1959 la visita de Eisenhower a Madrid
pone fin a su aislamiento internacional refrendado con la instalación de las
bases yanquis de Zaragoza, Torrejón, Morón y Rota. Desde el advenimiento de la
democracia borbónica el nacionalismo español ha cedido soberanía al integrarse
en la OTAN y al CEE que son las instituciones más representativas del mundo
libre capitalista. El reino de España ineluctablemente asume el despreciable
papel de peón del imperialismo norteamericano.
Mi primer encuentro con el exilio español lo
tuve en el año de 1992 cuando atendiendo una invitación del PT (Partido del
Trabajo) visité Monterrey (México). Allí me reuní con los activistas que venían
desarrollando un programa de integración social en los barrios más pobres de la
ciudad invadida por migrantes campesinos. Un dirigente del PT me llevó hasta el
domicilio del republicano español don Alfredo Gracia Vicente.
Don Alfredo fue el menor de trece hijos
nacido en el seno de una familia de humildes campesinos de Castell
de Cabra en Teruel. Desde muy temprana edad se dedicó a las labores de pastoreo. Era un niño muy inquieto al que le
gustaban los libros y por este motivo a los catorce años se marchó a Barcelona
a estudiar la escuela primaria junto con su hermana. La única salida para redimirse de la ignorancia y la pobreza. Gracias
a su espíritu de superación logró sacar el título de profesor de magisterio. Dominaba
perfectamente el catalán que adopto como su segunda lengua. Nadie podía creer
que el hijo de un gañan hubiera conseguido alcanzar tan altas metas. Al producirse el golpe de estado del 18 de
julio de1936 inmediatamente se enrola en el servicio de alfabetización las
milicias populares del bando republicano. En
esa época casi el 70% de la población española era analfabeta.
Participó en la batalla de Teruel y en la
del Ebro aunque sin empuñar las armas porque se dedicaba a las labores
educativas con los soldados. En todo caso siempre estaba listo para hacer
guardia, cavar trincheras o transportar
municiones. Colaboró estrechamente con el
poeta Miguel Hernández y editó numerosos
folletos educativos como el “Burro ilustrado”.
De los tres mil milicianos que contaba su brigada al final tan solo sobrevivieron
30. Siempre se avergonzó de este hecho que lo hacía sentir un cobarde. Tras la derrota del ejército republicano como tantos otros miles de españoles se dirigen
hacia la frontera francesa donde al
cruzarla es detenido y trasladado al campo de concentración de Saint Cyprien. En ese infierno apenas
estuvo un par de semanas pues sus familiares vinieron a reclamarlo para
conducirlo hasta el puerto de Le Havre desde donde embarca con destino a New York, luego a la Habana y
por último el puerto Veracruz. El gobierno mexicano le concede asilo político
y comienza su largo exilio en “el plus ultra legendario de la libertad”-
según sus propias palabras. Este
humanista y maestro de escuela se integró perfectamente en una sociedad que le
abrió los brazos como si se tratara de un hijo prodigo. En principio residió en
el puerto de Tampico para posteriormente trasladarse a Monterrey donde se dedicó
a la labor educativa, promoción de la lectura y de las artes plásticas en una
ciudad industrial donde la cultura estaba relegada a un segundo plano. Fue profesor
emérito en la Facultad de Ciencias de la Comunicación FCC impartiendo la
materia de Apreciación de Estética. También abrió una sucursal de la librería
de Cosmos y una sala de exposiciones
que era el punto de encuentro de la intelectualidad regiomontana. Por allí pasaron Luis Buñuel o Max Aub y los
poetas Pedro Garfias y León Felipe. Gracias
a ese vínculo de unión entre la España republicana y los intelectuales
mexicanos se inicia un renacimiento cultural sin precedentes que perdura hasta
nuestros días. En esos años también conoce al brigadista Virgilio Fernández del
Real con quien organiza la dirección del Partido Comunista Español en México.
Definitivamente son vidas paralelas que por arte de magia confluyen en un idéntico
camino.
Estuve disfrutando durante varias semanas
de su amable compañía y hospitalidad, y, sobre todo, de sus charlas que me
revelaron por vez primera las historias del inmenso sacrificio que supuso para
los milicianos de la República Española empuñar las armas en defensa de la
democracia y la libertad.
En sus conversaciones siempre tenía en
mente a su pueblo natal y la importancia de proteger la cultura popular como
parte intrínseca de la identidad. Este
era uno de los principales propósitos del gobierno republicano que se vio
truncado con el alzamiento nacional. Alfredo
Gracia Vicente muere en el año de 1996 dejando una honda huella en Monterrey
tanto es así que la biblioteca de la Universidad Autónoma de Nuevo León lleva su
nombre.
Pasaron los años hasta que en el año de
2018 asistí a la conmemoración de los 80
años de la batalla de Caspe. El ayuntamiento de dicha localidad aragonesa organizó
una serie de actos de homenaje a aquellos combatientes antifascistas que sacrificaron
sus vidas en nombre de la libertad. Allí en medio de ese paisaje árido y
estepario se encontraba el único superviviente de ese sinigual combate el brigadista
don Virgilio Fernández del Real que venía en una silla de ruedas empujada por
su esposa Estela Cordero. En esta
ceremonia institucional el presidente de la comunidad de Aragón el señor Javier Lambán inauguró un monumento
dedicado a las Brigadas Internacionales. “Llegaron
voluntariamente desde tierras extrañas a ofrendar sus vidas y eso los enaltece”
Ese día inesperadamente comenzaron a bajar las temperaturas y hacer un frío
tremendo, no obstante Virgilio no se amedrentó ante las inclemencias del tiempo
y a pesar de sus 99 años se mantuvo impertérrito y en guardia como si estuviera
rememorando lo sucedido hace 80 años en ese paraje- Lamentablemente por la noche fue trasladado a
un hospital de Alcañiz aquejado de
una grave dolencia respiratoria- Todos
esperaban un fatal desenlace pero una vez más le ganó otra batalla a la muerte.
La
batalla de Caspe
se desarrolló en el marco de la ofensiva del ejército nacional sobre Aragón en
el que movilizaron las fuerzas de choque del cuerpo del ejército marroquí o
regulares, la división de Aragón, de Navarra, la de los Pirineos, la Littorio, la 23 de marzo y las Flechas Negras
italianas que pretendían abrirse camino hacia Lérida.
Caspe era la sede del autoproclamado Consejo de Aragón -mayoritariamente
anarquista- que ejercía su poder sobre la mitad oriental del bajo Ebro aragonés. El general Vicente Rojo concentró la 45
división y las XI XII XIV XV de las Brigadas Internacionales pero a pesar de la
heroica resistencia fueron incapaces de contener la violenta ofensiva fascista.
Caspe
se rindió el día 17 de marzo de 1938 mientras las tropas republicanas
retiraban con dirección a Mequinenza, Fayón y Gandesa. En la finca la Rosaleda se
instaló el cuartel general de Yagüe
y el estado mayor del ejército marroquí que meses después intervendrían en la
batalla del Ebro.
No estamos hablado del pasado con
nostalgia o romanticismo porque es necesario reivindicar la memoria histórica hoy
más cuestionada que nunca por la derecha monárquica (PP, Cs, Vox) que pregonan el olvido en aras de la reconciliación
– Al cumplirse los 80 años del estallido de la conflagración bélica –según los
herederos del antiguo régimen- es mejor pasar la página para no exacerbar los ánimos.
Los crímenes de lesa humanidad cometidos por el franquismo, los fusilamientos,
las torturas, las fosas comunes, los desaparecidos, encarcelados o exiliados hacen
parte de los “daños colaterales típicos de todas las guerras”.
Son las siete de la mañana y como es tradicional
en México llegan a la casa de Virgilio un grupo de mariachis a cantarle las mañanitas.
Su patria de adopción le rinde su merecido homenaje a un hijo ilustre que supo
valientemente enfrentar a pecho descubierto al monstruo del fascismo.
Le deseamos larga vida al decano de los
Brigadistas Internacionales.
Carlos de Urabá 2018