Se realizó el pasado mes de septiembre en el pabellón del Hombre y su Trabajo del museo de Eretz Israel de Tel Aviv una exposición fotográfica titulada: “Imágenes de la Tierra Santa (Palestina) Gente, Vida y paisajes 1898-1934”
En esta exposición se exhibieron instantáneas de un gran valor
antropológico en las que se revela la belleza y el misticismo del mundo rural de la época. La obra, cuyos autores son miembros del taller de fotográfico de la Colonia Americana de Jerusalén, pertenece en su totalidad al Museo de Historia Judía de Ámsterdam.
La derrota de los ejércitos árabes en la guerra de 1948 no sólo significó el exterminio de sus pobladores, el éxodo, la pérdida de las tierras, sus hogares y medios de sustento económico, sino también el expolio del patrimonio artístico y cultural palestino.
Los invasores israelíes se han dedicado sin ningún escrúpulo a
la rapiña y el saqueo de las obras de arte, los archivos, los fondos
documentales, las bibliotecas, museos, las piezas arqueológicas, es
decir, las señas de identidad y la memoria histórica del pueblo
palestino.
Es
paradójico que gran parte del legado cultural palestino esté en manos
de instituciones tanto públicas como privadas judías (sin contar las
obras adquiridas en las subastas internacionales o por intermedio de los traficantes de objetos de arte) En
los acuerdos de Oslo se determinó que Israel se haría responsable de la
custodia de los vestigios arqueológicos en Cisjordania hasta que se
logrará un acuerdo de paz definitivo.
El museo de Eretz Israel que fue creado en 1953 por el emigrante judío alemán Walter Moses, cuenta con varios pabellones
entre los que cabe destacar los de arqueología, etnografía, folklore,
artesanía judía, arte decorativo, historia e identidad (es común que los
museos de Israel reciban generosas donaciones en efectivo y obras de
arte de los millonarios judíos repartidos por el mundo entero)
La
principal función del museo Eretz Israel es la de enaltecer el
“glorioso pasado” del pueblo hebreo y demostrar el por qué ellos son los
legítimos propietarios de la “tierra prometida”. Los relatos bíblicos o
de la Torá y los restos arqueológicos son los principales
argumentos que esgrimen los estudiosos con el fin de validar la
ocupación de Palestina. “Las excavaciones llevadas a cabo a lo largo y ancho de Israel por los investigadores han desvelado una verdad inobjetable: Dios ha elegido al pueblo judío para gobernar sobre Tierra Santa”. “Por
lo tanto este museo, que atesora la herencia divina de los antepasados,
servirá para mantener eternamente el fervor nacionalista y el amor patrio de las futuras
generaciones”. (se lee en el folleto informativo)
La Colonia Americana de Jerusalén se fundó en el año 1881 por iniciativa de Anna y Horacio Spafford, una pareja oriunda de Chicago en EEUU, que junto a cientos de adeptos constituyeron
una comunidad cristiana utópica guiada por los principios evangélicos
descritos en la biblia. Cuando durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial
se enfrentaron el ejército inglés contra las fuerzas del Imperio Alemán
y el Otomano en la campaña del Sinaí y Palestina, la Colonia Americana
se dedicó a distribuir ayuda humanitaria entre la población civil
afectada por el conflicto.
En 1898 los miembros de la Colonia Americana adquirieron varias cámaras de fotográficas con el fin de documentar la visita a Jerusalén del káiser alemán Guillermo II. A partir de ese momento fueron recopilando en sus archivos miles de fotografías de Oriente Medio que los expertos consideran uno de los mayores tesoros etnográficos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Un amigo palestino
de nombre abu Sultán, refugiado en el campo de Wahadad en Amman, Jordania,
me pidió el favor que fuera hasta Ayn
Karim, su pueblo natal -que tuvo que abandonar en la guerra árabe-israelí de 1948 cuando
tenía apenas dos años de edad- a ver lo qué había sucedido con la casa que
durante generaciones perteneció a su familia. Primorosamente envuelta en un
paño antiguo guardaba la llave de la misma que su padre le entregó antes de
fallecer confiado en que al menos su hijo pudiera recobrarla.
La conmovedora
historia de Abu Sultán representa la tragedia de los millones de refugiados (¿desahuciados?)
palestinos en Jordania, Siria, el Líbano o repartidos por el mundo entero que
no cejan en el empeño de regresar a su amada patria.
Antes de la Nakba Ayn Karim era un pueblo de humildes
campesinos ubicado a unos 8 kilómetros de Jerusalén. Hoy se llama Ein Karem y es uno de
los barrios más exclusivos del gran Yerusalaym.
Según las
estadísticas del gobierno Israelí 3 millones de turistas visitan anualmente
Ayn Karim. Este paisaje de ensueño–como lo promocionan las agencias de viajes- pertenece a lo que los hebreos llaman las montañas de Judea, Harei Jehuda, en árabe Jibal al Khalil donde se destaca el gran bosque de Jerusalén y el Kirbart al Hamamah- Mt. Herzl (Museo del Holocausto) Los
excursionistas suelen pasear por las distintas sendas que surcan el parque
natural de Ein Hemed, que tiempo atrás fueron usadas por los pastores
o los campesinos para transportar sus productos a lomos de bestias de carga con
destino a Jerusalén y otros pueblos de
la región ( Ein Sataf, al Qastal, Suba,
Qalunya, Deir Yassin, Lifta, al- Jora, Kirbath al Lawz)
El camino que parte del hospital Hadassah (en el que permaneció internado Ariel Sharon) nos
conduce hasta el precioso Wadi Ahmad
(rio Soreq) donde se distinguen perfectamente las antiguas terrazas de cultivo
plagadas de vides, olivos, higueras, cipreses y almendros. En menos de media hora
llegamos hasta la mezquita de Makam (Umar Ibn Al Khattab) -en la actualidad
cerrada a cal y canto- en cuyos soportales se encuentra la milagrosa fuente de Ayn Maryam o de la virgen María. Por la
plaza central del Al Haraja o la calle
principal del Tareeq Al- Ein es muy
normal cruzarse con los grupos de peregrinos
cristianos que realizan el clásico tour por Tierra Santa. Aunque los judíos
consideran a Jesús (¡rey de los
judíos!) un falso mesías no tienen
ningún reparo en explotar su imagen con tal de sacar las mayores ganancias a su
costa. El Nuevo Testamento relata que la virgen María vino aquí desde Nazareth a visitar su prima
Elisabeth (madre de San Juan Bautista) para confesarle que llevaba en su vientre al “hijo de Dios”.
-este es el guion que repiten de memoria todos los guías de las excursiones- El circuito místico continúa por la iglesia
de la Visitación, el monasterio de San Juan de la Montaña, el monasterio
nuestra señora de Sión y la iglesia rusa ortodoxa de cúpula dorada bulbiforme mejor
conocida como Moscobiyya.
El estilo
arquitectónico de Ein Karem es el típico otomano – recordemos que los turcos
dominaron la región durante cuatro siglos- las casas de diseño cúbico o
rectangular están construidas con piedras de cantería y rematadas con azoteas o
techos ojivales. Es un verdadero milagro
que permanezca en pie pues en la Nakba las
excavadoras sionistas demolieron la inmensa mayoría de las aldeas y pueblos
palestinos.
Pero los
especuladores inmobiliarios, que cuentan con el capital necesario y una gran
influencia política, han planificado construir en este espacio protegido una
urbanización de lujo y varios hoteles de primera categoría. Lo más seguro es
que Ayn Karim corra la misma suerte que los barrios vecinos de Kiryat Hayovel y Kiryat Menahe donde se levantan grandes bloques de apartamentos imprescindibles
para alojar al creciente número de familias ortodoxas y ultraortodoxas (jaredi).
En la guerra árabe-israelí
de 1948 las fuerzas paramilitares sionistas Hagana e Irgun, en
desarrollo del plan D diseñado por Ben Gurión, se posicionaron en las
colinas Khirbet Beit Mazmil y Khirbet al Hamama atacando con
artillería y morteros el poblado. Aprovechando
esa ventaja estratégica lograron expulsar a los defensores del Ejército de Liberación Árabe (formado
por combatientes sirios, iraquíes y egipcios) y a las milicias palestinas. Los 3.500 habitantes (musulmanes y cristianos)
al verse desprotegidos y conocedores ya de la matanza de Deir Yassin, acaecida tan sólo unas semanas atrás, el 18 de julio de 1948 huyeron aterrorizados en
dirección a Jerusalén Este en busca de protección y asilo.
Fueron los propios
dirigentes árabes quienes les prometieron que pronto regresarían a sus hogares,
que se estaba preparando un contraataque para recuperar el territorio perdido y “echar a los judíos al mar”. Pero, como se demostró posteriormente, tan
sólo se trataba de una burda mentira pues la
humillante derrota ya se había consumado. Egipto, Líbano, Jordania y
Siria, firmaron, cada uno por su cuenta,
los correspondientes armisticios de alto
el fuego (Rodas 1949) con el naciente estado de Israel.
Los refugiados palestinos
y sus descendientes exigen desde hace décadas que se cumpla lo estipulado en la
resolución 194 del ONU de 1948, la
declaración de los Derechos Humanos y la Cuarta Convención de Ginebra que
defiende el derecho al retorno de los
refugiados. Lo cierto es que eso no es nada más que letra muerta, papel
mojado que sólo sirve para elevarles la moral. Israel, como potencia vencedora,
hace caso omiso a sus reclamaciones y sostiene que: “quienes
reclaman el estatus de refugiados, cuyo número está en constante crecimiento (principalmente
los descendientes de los refugiados originales) y adquieran la residencia en
Israel crearía una mayoría árabe palestina en un país democrático, lo que acabaría con la existencia de un
estado judío”
El gobierno de
Israel desde un principio aplicó en esta zona una política de limpieza étnica y judaización. La “ley del Retorno” – firmada por Ben
Gurion- fomentaba la emigración masiva de judíos de la diáspora y prohibía el
regreso de los palestinos. Ayn Karim se repobló con judíos originarios de Rumania y Marruecos y el Yemen. A los árabes
palestinos les confiscaron las propiedades y tuvieron que exiliarse en los campos de refugiados en Amman, Jordania.
-más tarde con la promulgación de la Ley de Ausentes se legalizó el robo de
sus tierras- Mientras que las familias cristianas
palestinas fueron deportadas al pueblo de Iqrit
cerca de Acre, en la frontera con el Líbano.
En 1949 Rachel Yanait, esposa del segundo
presidente de Israel Yitzhak Ben Zvi, visita el pueblo abandonado y al contemplar tan sublime paisaje -que ella
describe en sus memorias como un valle
florido con sus preciosas andenerías, manantiales, acequias, monasterios e iglesias- decide establecer un
orfanato y una escuela de agricultura. Desde ese instante los rabinos especialistas en el Talmud y
la Torá comenzaron a reescribir la
historia con la intención de borrar el pasado musulmán. Ellos rebautizaron el pueblo como Ein Karem, una ancestral
villa judía conocida en las sagradas escrituras con el nombre de Beit
Hakarem o Haccerem que significa “La fuente del viñedo”. Esta naturaleza mítica sirvió de
inspiración al célebre Cantar de los
Cantares, el poema del triunfo del amor escrito por el rey Salomón.
De aquí es Zacarías sacerdote del templo y
descendiente de la casa de Aarón y la tribu de Levi y su esposa Elisabeth,
la madre de Juan, (mejor conocido por los
cristianos como el Bautista, y los judíos por Yochanan) prima de Maryam,
la madre de Ieshu (Jesús). La comunidad judía ha erigido siete sinagogas (la
Tikvanteinu es la principal) con la clara intención de advertirnos que
pisamos territorio sagrado del gran Eretz Israel.
Ayn Karim es la
joya más preciada por las agencias inmobiliarias, hasta el punto que no se cansan
de promocionar sus maravillas a través de la prensa israelí o en Internet. ¿No
sería increíble poseer una villa o finca de recreo en la tierra prometida? “Tu
familia se merece respirar el aire puro lejos del tráfico y el ruido de la gran
ciudad”
Vivir en paz y
tranquilidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. Y además esos
elegidos deben demostrar una extraordinaria solvencia económica. Por ejemplo, la
inmobiliaria Lily Lewit Jerusalén Real
State ofrece casas palestinas a 10.000.000 de shekels, es decir, 2.700.000 dólares; la inmobiliaria Yeshmakom: bella casa árabe con
jardines: -1.600.000 dólares o, si lo
quiere alquilar: 2.200 dólares mensuales; la inmobiliaria Century 21 vende una paradisíaca villa por 2.500.000 dólares; la
inmobiliaria Corrinne Davar: Charming
domed arab house -1.600.000 dólares.
Los nuevos inquilinos
de Aym Karim son burgueses de profesiones liberales para los que la naturaleza
no es más que un mero decorado. Ya nadie se dedica a las faenas del campo y
las raíces de la cultura popular se han extinguido
por completo. Tal y como lo denuncian los versos del poeta palestino Darwich: “el olivar era en otro tiempo
verde/y el cielo/ un bosque azul, amor mío/ ¿quién lo ha cambiado esta noche?”
La principal preocupación de los colonos es la seguridad y no escatiman esfuerzos en levantar muros y vallas para proteger sus propiedades. Por todas partes cuelgan
carteles de propiedad privada y perros bravos- la bandera sionista ondea
altiva en el quicio de las ventanas, en las azoteas, en los portales. Sin que tampoco
falten los clásicos símbolos de la estrella de
David, candelabros (menorah) o
cuernos (shofar).
En este sinigual
oasis han buscado refugio reputados artistas, pintores, poetas, escritores, y, como no, los
millonarios judíos europeos o americanos. Los que deseen disfrutar de las
mejores ofertas de ocio y tiempo libre
tienen una cita en: la brasserie Ein Karem, el restaurante Karma, especializado
en la comida internacional o las recetas de la dieta kosher, el bohemio café Inbal con sus conciertos de jazz
o piano clásico, el café romántico Pundak Ein Karem, el Sweet Ein Karem famoso
por sus helados y chocolates. También cuentan a su disposición tiendas de artesanía
y galerías de arte donde adquirir regalos o algún que otro souvenir. Aquellos
que prefieran pasar unos días de descanso gozarán de una inolvidable estadía en
el Alegra hotel SPA (antiguo palacio otomano)
-cuya suite presidencial cuesta 400
dólares la noche-, el Rosary Sister Guest House, el Kesem Hadafna o una mansión
rural en el Shirat Habria.
Para que todo
funcione con orden y eficacia existe un gran número de trabajadores inmigrantes,
es decir, mano de obra barata lista a
ocupar los oficios más sacrificados. Dado el alto índice de desempleo sobran albañiles
palestinos, sirvientas de filipinas, niñeras tailandesas, jardineros de Moldavia o Bulgaria o basureros de Sudán del sur.
Que gran contraste
con lo que sucede al otra orilla del río Jordán, allá en el campo de refugiados de Wahadad, en Amman, donde miles de familias palestinas malviven hacinadas
en un gueto infame. Expulsados
violentamente de sus tierras, tirados en medio de una llanura desértica y pedregosa; sin un árbol, sin jardines floridos, sin un río,
con excepción de las letrinas. Dependientes por completo de los organismos de
ayuda humanitaria como la Media Luna Roja o la UNRWA .
65 años condenados
al abandono y el olvido. Encima, la
monarquía Hachemita les acusa de desestabilizar el país y subvertir el orden
establecido. El ejército jordano traicionó a sus propios hermanos masacrándolos
en el “Septiembre Negro” cumpliendo
las órdenes de Israel. Víctimas de una persecución implacable se resisten a
claudicar en una de las más admirables
epopeyas de la dignidad humana.
Según la
descripción que me hizo Abu Sultán de su casa no me fue difícil localizarla.
Precisamente está ubicada frente a la iglesia ortodoxa rusa y a la vera del
camino que conduce al hospital Hadassah. La finca tiene unos 500 metros
cuadrados con terrazas de cultivo y un precioso jardín. Los colonos judíos que
la ocupan la han cercado por completo con
una verja de hierro. En el portal, a
modo de bienvenida, cuelga un cartel de “perros
bravos” en hebreo. Tres autos de
marca permanecen aparcados en el garaje. Rápidamente tomé un par de fotos para
entregárselas a Abu Sultán tal y como lo había prometido. Pero cuando volví al
Wahadad a visitarlo no fui capaz de mostrarle la cruda realidad. Se me cayó el
alma al suelo y preferí decirle que todo estaba muy cambiado y no pude
encontrarla. Es mejor que guarde para siempre en su memoria la imagen idílica de
su amada patria antes de someterlo a tan aberrante humillación.
Ese día el Dios blanco todopoderoso
con su espada de acero desgarró el vientre de la Pachamama, la madre tierra en permanente juventud.
Con la bendición del Dios Blanco que se alimenta de oro, platay piedras preciosas comenzó la conquista,
destrucción y muerte del nuevo mundo. El cautiverio de los aborígenes
confinados a las reservas indias;las mitas, los resguardos, las encomiendas donde
debían producir el ciento por ciento para gloria del imperio español y del Dios
blanco todopoderoso. Gracias a la inmensa misericordia de los clérigos y
frailes los bárbaros herejes recibieron el sacramento del bautismo y fueron
salvos de las llamas delinfierno. Los gentiles a la fuerza aprendieron el nuevo
credo de los cristianos: trabaja,
produce, recoge, levanta, arrastra,
muévete, sírveme, persígnate en nombre del Dios Blanco y el emperador de
España.
Los colonizadores “abrieron el camino a la civilización
justiciera” borrando para siempre su historia, su lengua,sus nombres, sus vestidos, sus comidas, sus dioses,
los sueños, la magia. La indescriptible belleza de ese mundo sobrenatural quedó reducida a cenizas en las
hogueras inquisitoriales. Nadie podía contradecir los designios del Dios blanco
todopoderoso y a sangre y fuego se consumó el genocidio.
Se instituyó una sociedad de castas donde la raza blanca
ocupó el lugar privilegiado a la diestra
del Dios blanco todopoderoso. De ahí para abajo se situaron los estratos más
despreciables: los mestizos, indios, cholos (cuyo origen es el cruce de un
perro chandoso con uno fino) mulatos, zambos, los negros bozales o salvajes, congos,
mandingas, carabalíes, lucumíes, balantas, y todos los cruces habidos y por
haber: tercerón, cuarterón ochavón, púchela o pardo, coyote, jíbaro, lobo,
chino, tente en el aire, saltatrás, o sea,
la escoria humana emparentada con las
bestias de carga.
Los indígenas o lacayos del rey
de España y el Dios blanco se vieron obligados a respetar la jerarquía y postrarse de rodillas ante su merced, vuecencia, mi amo, mi señor, únicosrepresentantesdelpoder político y religioso.
El español o chapetón o gachupín,
el amo o el gamonal, el obispo, el fraile ejercieron el concubinato
polígamo, el derecho a pernada, el amancebamiento y la barraganía. Los
machos hambrientos de placer tenían que desfogar sus instintos básicos. El producto
de esta unión ilegítima con las razas inferiores es el llamado bastardo. El bastardo es un ser indeseable que nunca contó con el afecto
paterno y que tuvo que consolarse en el regazo de las mancilladas madres
(“la llorona”). Hijos de la bastarda América
procreados sin amor, bastardos no reconocidos
fruto del pecado, el rapto y el secuestro.
El resultado de este mestizaje es un hibrido
de características esquizoides víctima de un terrible trauma afectivo. Son
hijos huérfanos y abandonados de sangre impura lo que les provoca un terrible complejo
de inferioridad y una baja autoestima. Una huella indeleble que perdura en el inconsciente
colectivo de nuestro pueblo.
De ahí que el mestizo, el zambo,
el indio, el negro y todas sus combinaciones manifieste un incontenible deseo por blanquearse (¿humanizarse?), travestirse; cambiándose los nombres y
los apellidos, ávidos por imitar el canon de la belleza blanca, el mito de la bellezablanca y aclararse la piel con
pomadas milagrosas, alisarse el pelo, teñírselo de rubio- si son negras- colocarse lentillas azules, renegar de su
origen porque no son dignos de entrar en el paraíso (blanco).
¿Cómo borrar ese maldito estigma que llevan marcado en su piel a fierro
candente? El blanqueamiento de la sociedad es el supremo ideal pues adquiriendo
una nueva identidad podrían ser redimidos del retraso y la ignorancia.
Ese desprecio por nuestras raíces
ancestrales proviene de un conflicto racial que subyace en los genes, en el ADN,
en los cromosomas y espermatozoidesy
que también se traduce en el rencor, la
rebeldía y la lucha de clases.La Pachamama ha sido violentamente poseída por el diablo blanco, los colonizadores
blancos, el Dios blanco, la virgen blanquísima y el Jesucristo también blanco y
de ojos azules.
En la época de la colonia los derechos
que le correspondían a cada persona estaban
ligados a la clasificación racial étnica. A los españoles o europeos
blancos, católicos y apostólicos gachupines o chapetones se les otorgaba el
derecho exclusivo a la educación, los cargos administrativos, la milicia, el
sacerdocio, mientras a las razas inferiores que carecían del rancio abolengo ocupaban los oficios más
rastreros y despreciables.
Se estructuró un régimen de apartheid donde una minoría blanca tutelaba a los indios, a los negros, a los mestizos y todos sus derivados pues se
les consideraban menores de edad, seres inferiores sin uso de razón e incapaces
de gobernarse a si mismos.
En el imperio español la limpieza de sangre era un mecanismo de
discriminación legal. Los individuos que iban a ocupar cargos públicostenían que certificar ante la Real Audiencia que no estaban manchados
ni con una sola gota de sangre india, negra, gitana, mora o judía. Se examinaban
fondo sus antecedentes, su árbol genealógico (por tres generaciones) sus
apellidos, su procedencia, sus padres, sus ancestros. Sólo se admitían blancos químicamente puros, es decir, de sangre
azul, cristianos viejos, nobles, aristócratas e hidalgos de pedigrí y apellidos rimbombantes
que se jactaban de haber mantenido impoluta la honra y el honor de la familia.
Si existía alguna duda al
respecto el Tribunal de la Santa Inquisición
era el encargado de emitir la sentencia definitiva. En el caso de encontrase
algún rastro de impureza en el individuo este tendría que cargar el sanbenito “para que siempre halla memoria de la
infamia de los herejes y su descendencia”. Los indios, los negros, mulatos,
zambos o cholos conversos aunque hubieran jurado fidelidad al rey de España y demostraran
su infinito amor por el Dios blanco siempre fueron vistos como sospechosos de prácticas heréticas o paganas.
Durante la colonia y también tras
la independencia, se desarrollaron oficialmente planes de limpieza étnica yexterminio de las razas inferiores pues
eran consideradas un obstáculo para el
progreso y el buen gobierno. Tanto es así que las nuevas constituciones republicanasconsideraban un ciudadano libre a todo aquel
que sabía leer y escribir y no ejercía
labores manuales propias de indios, negros, mulatos o zambos.Nuestros mitos fundacionales se estructuraron
sobre bases racistas con una clara tendencia a la eugenesia.
“El Dios blanco le otorgó al blanco la autoridad y la sabiduría,la civilización es blanca como el purísimo
manto de la virgen María, la racionalidad y la bondad son blancas mientras que
los indios, mestizos, negros y zambos y
sus derivados representan la maldad y la
barbarie. “Razas degeneradas y holgazanas propensas al vicio y la borrachera que
necesitaban ser domadas a punta de latigazos”
El blanqueamiento genético y
cultural sólo ha servido para perpetuar
las desigualdades en una sociedad ya de por si injusta y excluyente. Los
criterios raciales blancos son los que prevalecen por encima de la diversidad y
el mestizaje. Estas taras se han reproducido con mayor énfasis en este siglo XX donde los medios de comunicación
alienantes trasmiten esa imagen
subliminal del blanqueamiento como fórmula del éxito.
Nuestra identidad se ha construido en base al racismocondenado a las grandes mayorías a ser extranjeros
en su propia tierra, hijos ilegítimos de la bastarda América empobrecidos y
subdesarrollados.
Los españolistas, los
chapetones, los gachupines, los cipayos y toda esa caterva de
nacional-catolicistas y opusdeista que existen en España y Latinoamérica se
disponen a celebrar un año más el 12 de Octubre o el “descubrimiento” de
América, según ellos el día más glorioso en la historia de la humanidad. La
monarquía española ha instituido esta fecha como la Fiesta Nacional por
antonomasia. (Aunque no ha podido desbancar a las corridas de toros, por
supuesto) En las recepciones oficiales el Rey y sus cortesanos, el gobierno del
Zapatero remendón y sus lobos disfrazados con piel de oveja, de la mano de los
aznaristas de cloaca y pandereta, los doctores, los patriarcas más respetables,
desde la duquesa de Alba y los grandes de España cantarán loas a la memoria del
descubridor. Vestidos para la ocasión por Emilio Gucci y Agatha Ruiz de la
Prada se hartarán canapés y de vinos incunables a la salud de los millones de
indígenas asesinados, torturados y desaparecidos.
La madrastra patria
gobernada por el omnipresente y omnipotente monarca don Juan Carlos de Bribón y
Bribón, heredero del caudillo Francisco Franco, zángano mayor del reino y
padrino de grupo KIO, junto a su concubina a la reina momia Sofía, y su
cachorro el bobalicón Felipe el cornudo acompañado por su anoréxica
alteza real Doña Letizia Urraca futura reina de las Españas, más todos
los infantes e infantas, ninfas del harén y su prole de parásitos, Blanca
Nieves y los siete enanitos y una millonada de acólitos y súbditos de pacotilla
que obnubilados aplaudirán a sus majestades al grito de ¡vivan las caenas!
Y al instante levantarán la diestra de Dios padre entonando el cara al sol
con la camisa nueva. La sinigual enseña roja y gualda ondeará triunfante a
los cuatro vientos mientras los poetas palaciegos recitarán poemas épicos en honor
al Almirante de la mar océana.
¡Arriba España! ¡Viva
España! ¡Viva el Rey! ¡Gloria eterna a don Cristóbal! En el Tedeum solemne de
acción de gracias concelebrado por el Presidente de la Conferencia Episcopal,
cardenal Rouco “Torquemada” Varela, encomendará a la España, la una, la
grande y la libre bajo la protección de san José María Escribá de Balaguer.
Por la avenida del
Generalísimo desfilarán los tercios de Flandes, la armada invencible, la legión
y la puta de la cabra la madre que la parió plagada de mercenarios
latinoamericanos que en una parada apoteósica demostrarán el renacer del Imperio
hacia Dios. A la misma hora, a las cinco de la tarde. Eran las cinco de
la tarde. Lo demás era muerte y sólo muerte -en la otra orilla del
Atlántico los gobiernos cómplices no se cansarán de lanzar alabanzas al
descubridor y su magnánima gesta, no se cansarán de ceñir con coronas de laurel
las sienes de su estatua triunfal que adorna cada una de las avenidas más
importantes de nuestras capitales. Es el día de la raza, ¿de la raza blanca?
Quizás o el día de la hispanidad como lo bautizó el rancio falangismo Joseantoniano.
“El descubrimiento
es el hecho más sublime después de la venida de nuestro salvador Jesucristo.
Para ser justos han existido algunos excesos pero en todo caso hay más luces
que sombras”- apuntan los intelectuales más críticos. “El encuentro de dos
mundos” eufemismo con el que los progres socialistas quisieron lavarse las
manos en Sevilla 92. La exposición universal que sirvió para que la España de
los catetos y paniaguados festejara su entrada en el Rockefeller World Club.
500 años de expolio merecen toda la pompa y la megalomanía. Nadie debe sorprenderse
que dos sicarios como Felipe González “mister X” y Alfonso Guerra, “el sevi”,
magnates de la corrupción y cabecillas del grupo terrorista GAL organizaran el
burdel del V Centenario. Ellos han sido los máximos aduladores del negrero y
alter ego del führer. Los dos tipejos saciaron sus delirios de grandeza y junto
a su camarilla se endosaron jugosas comisiones de la Expo, el Ave y las
olimpiadas de Barcelona. Sino que se lo pregunten a sus testaferros de la Rosa,
los Albertos y Mario Conde. Hasta Roldán y los siete pares se forraron con los
desfalcos en la Guardia Civil, sin nombrar las travesuras del verdugo mayor del
reino el general Rodríguez Galindo que con el ministro del Interior, el marqués
de Barrionuevo, Vera y demás falangistas perfeccionaron los sanguinarios
métodos de la Gestapo.
¿Acaso el pirata de
don Cristóbal no pretendía ser virrey del Nuevo Mundo y quedarse con el diez
por ciento de las ganancias del botín, más una buen pellizco por el comercio de
esclavos? - está escrito en las capitulaciones de Santa Fe que firmó con los
Reyes Nacionalcatólicos. Era tan ostensible el trato despótico del
cartel familiar de los Colón y su avaricia tan cruel e inhumana que hasta sus
propios compinches los mandaron engrillados a España para que el consejo de
Indias castigara sus fechorías.
Cuando estaba en la
escuela lo que más me gustaba era la clase de historia que impartía el padre
Pío. El curita incondicional admirador de don Cristóbal y los valientes
marineros de la Pinta, la Niña y la Santa María, las tres calaveras,
escenificaba en vivo y en directo los episodios más brillantes de tan magna
gesta. Y nosotros por vacilarlo le decíamos: Padre, ¡Santa María que
Pinta la de esa Niña! por una muchacha muy buena a la que todos le
tirábamos los tejos. “El Almirante clavó la cruz en la playa de la isla de
Guananí y de rodillas agradeció al supremo hacedor el haberlos librado de los
peligros del mar de los Sargazos” -Vaya pendejadas en las que perdíamos el
tiempo.
Los carcas, los
momios, la pituquería, los criollitos les entra tremendo orgasmo al relatar sus
viajecitos y aventuras; como saqueaba, como mataban, como fundaban pueblos y
ciudades en nombre de Dios y el Rey. Un holocausto imperdonable bendecido hasta
por el Reichstag de San Benedetto Ratzinger XVI y sus secuaces.
Lo cierto es que el
nuestro es un continente sin nombre, un triste NN despojado de sus raíces y su
memoria. Los extraterrestres llegados de Europa trazaron las fronteras con
alambre de púas y muros de Berlín colocando en la entrada del latifundio
letreros de “Propiedad privada. Perros Bravos” Para colmo lo bautizaron
con el nombre de América en homenaje a Américo Vespucio, un usurero, un mafioso
italiano al servicio de la Cosa Nostra. Y Colombia qué les parece la
genial idea de los padres de la patria para eternizar la memoria del
descubridor. ¡Habrase visto mayor estupidez! es como si los judíos le pusieran
a la tierra prometida Adolfland. Se nota que somos masoquistas y amamos
a los amos y nos gusta que nos flagelen y nos humillen. Pero eso pasa porque
nos tienen amaestrados con una historia que hiede a chamusquina. En esos
mamotretos no hay más que mentiras y falsedades escritas por cuatro tinterillos
de pacotilla. Sin contar con la Ilíada y la Odisea de los conquistadores
Pizarro, Cortés, Núñez de Balboa, Jiménez de Quesada y compañía. Aquellos
monstruos que se alimentaban de sangre y de oro también han sido encumbrados al
Olimpo. A los nativos ni agua, sólo se merecen el desprecio pues no son más que
bestias salvajes, macacos evomoralistas y chavistas paganos.
Cinco siglos después,
el gangoso del rey de España, nostálgico de aquel imperio donde jamás se
ponía el sol, pronunciará un soberano discurso lleno de retórica y salmos
responsoriales, ensalzará a los héroes y mártires de la evangelización,
portadores del civilizador que rescató del limbo a los infieles. Frases dignas
de ser grabadas en letras de oro en los anales de la historia.
Sin dudarlo el imperio
contraataca y ha iniciado la segunda conquista de América. Una vez más vuelven
a timarnos con sus espejitos y sus cuentas de vidrio los adelantados del grupo
Prisa, Endesa, Telefónica, Agromán, Ferrovial, Unión Fenosa, Argentaria, Repsol
que nos vampirizan sin medida ni clemencia.
A quién se le puede
ocurrir el celebrar que nuestros ancestros hayan sido quemados en las hogueras
del Ku Klux Klan, a quién se le ocurre comulgar en nombre de ese dios blanco
que los condenó al patíbulo. Ese exterminio que asoló el cielo y la tierra aún
no se detiene.
Sin remedio se
marchitan los bosques y las selvas, los ríos envenenados desfallecen, la tierra
estéril no da frutos, las tribus y naciones disecadas en los museos , donde
ellos creían que estaba el paraíso hoy no queda más que una sucia favela. Aquel
continente joven y fecundo prematuramente envejecido, se extingue. El
capitalismo ha terminado la tarea inconclusa del Almirante saqueando sus
riquezas y esclavizando a los nativos en los negros socavones.
Ya me lo decía mi
abuelita que no me sulfurara, que con esas rabietas no iba a sacar sino una
úlcera. De veras que a mí no me gusta ser rencoroso pero lo que no puedo
soportar es la desfachatez, la prepotencia españolista y la falta de humildad.
Porque además ellos nunca han perdido perdón por tamaño ultraje. De ahí que no
podemos ser tolerantes y tenemos que plantarle cara a esos fantoches que siguen
echándole leña al fuego. Hay que enterrar de una vez por todas esos mitos
impuestos por los vencedores. Por lo tanto este doce de octubre una vez más
gritaré con toda la rabia de mi alma: ¡que les den por el Colón!