Euforia entre las filas
españolistas tras las elecciones al parlamento catalán del 27 de septiembre.
Los resultados de las
elecciones del pasado 27 de septiembre nos deja algunas reflexiones importantes
que no podemos obviar. En primer lugar la increíble subida del partido pro españolista
Ciudadanos -que ha obtenido 25 diputados (733.290 votos)- lo coloca como uno de
los ganadores de la contienda. Y esto ha sido gracias a la gran movilización de
la derecha españolista que se ve reflejada en la alta participación (77%)- Los
partidos independentistas catalanes no han podido contrarrestar el gran empuje
en pueblos y ciudades donde la alta emigración de castellanos, extremeños, andaluces,
o murcianos es mayoritaria.
El trabajador o el obrero
catalán es en su inmensa mayoría
castellano parlante y se siente español. La élite es catalanoparlante y en otro
tiempo les llamaba charnegos, aunque hoy los denominan españolistas.
El que un día se
conociera como el cinturón rojo de Barcelona (porque allí había un gran
porcentaje de votantes de PSC o del Partido Comunista, PSUC, ICV-EUiA) ha
cambiado radicalmente al color naranja que identifica a Ciudadanos. En esa zona
industrial donde se asentó la emigración española en el pasado siglo veinte
existe una densidad de población fundamental para la consecución de escaños
claves en el Parlament. En pueblos como Hospitalet de Llobregat, Terrasa, San
Adriá del Besós, Santa Coloma de Gramanet ciudadanos ha ocupado las posiciones
de vanguardia. Por otro lado la opción de Podemos junto a ICV-EUiA-Equo ha
fracasado pues tan sólo ofrecían el derecho a decidir a un electorado que se
decidió entre el catalanismo o el españolismo sin fórmulas intermedias.
Si hay charnegos
conversos al nacionalismo catalán, es decir, los hijos de esos inmigrantes que
se expresan en correcto catalán y defienden una tierra en la que carecen de raíces
étnicas o genéticas, también existe la otra cara que es el charnego españolista
que defiende su cultura e identidad, la unidad de España y la monarquía. La
polarización política es un hecho y por eso tenemos que hablar de una Cataluña
dividida entre catalanistas y españolistas. Ver vídeo: https://youtu.be/mq-jNY6-Vbc
Desde luego que este
domingo 27 de septiembre se ha producido en las urnas una especie de revolución
de los charnegos españolistas. Ante una campaña política demoledora por parte
de la opción independentista catalana a favor del sí la derecha se ha
movilizado contundentemente en un intento por neutralizarla. La ofensiva mediática
lanzada desde Madrid por parte del PP y la Casa Real la ha sabido aprovechar
Ciudadanos que se ha colocado como la segunda
fuerza política en Cataluña.
Votar español para un
charnego es motivo de orgullo pues siempre ha sido despreciado por la sociedad
Catalana étnicamente nativa. Esta es una especie de venganza que se han cobrado
en las urnas con la firme intención de hacer valer sus derechos en un entorno
donde no se pueden expresar sus sentimientos patrios. El charnego “power” no sólo
defiende a España sino también a la institución monárquica a la que admira y
diviniza. Al fin y al cabo para ellos la monarquía es el símbolo de la unidad y
de la estabilidad. Por eso uno de sus símbolos es una bandera en forma de
corazón donde se mezclan la bandera roja y gualda, la señera y la bandera de la
Unión Europea.
Por otro lado el catalán republicano,
anarquista, antisistema e independentista de la CUP (en la que también se puede
encontrar gran número de charnegos- en este caso revolucionarios-) igualmente ha
tenido un éxito rotundo pues ha pasado de 3 a 10 escaños en el parlamento. Esa
opción unida a Junts por el Sí suma la mayoría absoluta de los partidos
soberanistas aunque los separan rivalidades ideológicas casi irreconciliables
que permiten prever que será difícil que se pongan de acuerdo para alcanzar un
pacto de gobierno. Quizás la única posibilidad para salir de este embrollo sea
repetir nuevamente las elecciones. Algo que daría aún más alas al nacionalismo
español y a sus votantes que buscarían multiplicar aún más sus espectaculares
resultados.
Carlos de Urabá 2015.
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