La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

mercredi 15 janvier 2014

Argentina llora la goleada boliviana.

El pasado miércoles la selección boliviana de fútbol goleó a Argentina por 6 a 1. Detrás de este resultado se esconde la lucha de todo un pueblo por recobrar su dignidad y autoestima.

Cuando el pasado jueves 2 de abril amaneció en Buenos Aires parecía que los porteños estaban de luto, cariacontecidos se les notaba cabizbajos y meditabundos. ¿Qué habrá pasado? Claro, el futbol es algo inherente al alma de los argentinos, y sino recordemos, como lo utilizó el general Videla el mundial del 78 para lavar la mala imagen de la dictadura militar. De alguna manera había que elevarle el ánimo al pueblo y salir campeones. Para los argentinos el fútbol es una religión, por eso Maradona es el hijo de Dios o tal vez es Dios. Incluso sus fieles han fundado la iglesia maradoniana. Los titulares de la prensa son reveladores de la tragedia nacional. “la selección sufrió una paliza histórica” “miércoles negro” ”un golpe histórico: Bolivia goleo a Argentina por 6 a 1 en la altura”

Está bien perder contra Brasil, Francia o incluso contra Ecuador o Colombia. Pero ante Bolivia , no, eso sí que es una humillación muy brutal. La capital federal tiene unos 800. 000 inmigrantes bolivianos que son tratados a veces con desprecio y otras con indiferencia. Ahora a los bolitas se les ve crecidos por las calles, así de chiquititos, morenos, tan poquita cosa pero a partir de la goleada caminan pisando fuerte y sonríen vengativos. Es el justo escarmiento. A los porteños es como si les hubieran pegado una patada en los huevos. "Seis goles... uuuh. Nos violaron,che"  los comentarios en las calles son esclarecedores y la rabia al ver a los bolitas sacando pecho, una provocación. El presidente Evo Morales presente en las tribunas del Estadio Hernando Siles, como buen aficionado al fútbol estaba loco de la dicha. “papá, ganamos en la altura con mucha altura
 
El fútbol es un buen indicador de cómo se mueve la sociología de nuestros países, según los resultados la moral puede subir al máximo o también caer en picado en la depresión más espantosa. Siempre han existido rencillas y venganzas pendientes que se han resuelto en un estadio. Como fue el caso de la guerra del futbol entre Salvador y Honduras en el año 1969. Ni se digan los clásicos entre Chile y Perú, rivales a muerte por viejos litigios territoriales o de Ecuador y Perú por la misma causa.
 
Pero nadie se esperaba que el partido por las eliminatorias del mundial de Suráfrica entre Bolivia y Argentina acabara de esa manera: una goleada del equipo altiplánico de 6 goles a 1. ¿Cómo interpretar este resultado fuera de los ámbitos deportivos? El que no sepa cuales son los roces y piques entre ambos países no puede comprender tales acontecimientos. Siempre ha existido un complejo de superioridad del porteño que ha menospreciado al boliviano o bolita, el macaco, el colla o el cholo como se les conoce popularmente. Todos estos sobrenombres traducen calificativos racistas dirigidos a "seres inferiores que no merecen ser considerados homo sapiens"-dicen. Mejor dicho, son “indígenas de los Andes tristes y ensimismados que huelen a guanaco, venden ajises y tienen cara de pandereta”. Los famosos cabecitas negras, "esclavos e ignorantes que no valen un mango, che"
 
Lo cierto es que los argentinos tratan a los bolivianos de la manera más ruin. Parece como si necesitaran un chivo expiatorio sobre el que descargar sus frustraciones. En el gran Buenos Aires y en la Capital Federal existen miles de inmigrantes procedentes de Bolivia, el Perú o Paraguay, la mayoría de ascendencia indígena y que ocupan los puestos más sacrificados en el mercado laboral
"Bolita sos un pelotudo, che" -con esa manera tan pretenciosa el porteño se dirige a los pibitos. Es tal el odio que hasta en la provincia de Jujuy, en pleno Collasuyo el insulto más rastrero es llamarle al rival “bolita”, algunos dicen que prefieren que les digan hijo de puta antes que lo comparen con un indio de mierda. Lo más triste es que son hermanos de sangre. Racialmente son los mismos lo único que los diferencia es la bandera, el himno nacional y una maldita raya trazada en el suelo que le llaman frontera. A unos les gusta el mate de coca y a otros la yerba mate. Al que le guste el te de coca es un bolita; el que se cebe un mate es un argentino con todas las de la ley.
 
Entonces, en un partido de fútbol el pueblo de alguna u otra manera sabe que en la cancha tambien se juega el honor y el orgullo patrio.Y esto fue los que ocurrió el día miércoles en horas de la tarde cuando el equipo boliviano arrasó a la selección Argentina dirigida por Maradona en la Paz. Los bolivianos siempre habian recibido las goleadas, acostumbrados a la derrota nunca pensaron en realizar tal hazaña. Una posibilidad entre un millón. Los argentinos siempre han sido los triunfadores, campeones del mundo, los más guapos, los más atractivos, marrulleros y atorrantes. No parecen jugadores de fútbol sino modelos exquisitos cuyo ego llega hasta las nubes. Unos ídolos tan engreidos que te miran de los pies a la cabeza como si fueras una cucaracha.
 
A los bolivianos sobra describirlos, es el lado completamente opuesto. Los “bolitas” pertenecen a esas razas inferiores emparentadas con los cuyes y las llamas. El porteño tan pretencioso estira el pescuezo, habla con clase y sabe chamullar con ese acento divino. En voz alta se burla de los bolivianitos, peruanitos, o paraguas (paraguayos) Los cabecitas negras que vienen a formar quilombo, son la cagada esos guachos. Simplemente el "bolita no es más que el payaso de un circo". Por eso esta goleada histórica encajada por la selección argentina es más que una venganza. El cholo power se ha impuesto. Los bonaerenses han recibido tremenda bofetada en el hocico.
 
A Evo Morales, presidente de Bolivia, lo califican de macaco. "¡cómo es posible que ese indio, ese negro concha de su madre sea presidente, che! Un pastor de llamas sin prestigio ni educación"  Dentro de la propia Bolivia son los cruceños o cambas los que se la tienen dedicada a los cholos de los Andes. En las calles de Santa Cruz es común ver grafitis racistas como “muerte los collas” o “haz patria, mata un macaco”.
 
Pero los porteños llegan a ser tan radicales que no perdonan ni a los cambas a los que denominan de "vagos, cavernicolas y simios que no sirven sino para comer bananas"
 
Esa es la cruda realidad. Algunos afirmaran lo contrario, que es una exageración, pero no son más que disculpas hipócritas. Los Argentinos han sido humillados en el estadio Hernando Siles de la Paz. y encima con Maradona de entrenador, un Dios intocable que debe estar escaldado de la increíble paliza.
 
La historia hay que saber analizarla con detalle, por ejemplo, cuando el Che Guevara eligió Bolivia como foco de la revolución en Latinoaqmérica, sin duda calculó mal la jugada. El Che fue delatado por los propios campesinos de la región de Santa Cruz de la Sierra. La CIA ideó una táctica muy astuta para capturarlo al correr el bulo de que andaba por ahí suelto un guerrillero argentino que se iba a levantar a todas las mujeres. Y con la fama que tienen los porteños de donjuanes, era suficiente. En lo profundo del alma boliviana pervive un gran celo contra los argentinos. Algo que no calculó el Che Guevara y por ende le costó la vida.
 
Lo cierto es que en América Latina en general el porteño tiene fama de sabiondo, vivo y caradura. Cae muy pesado, y su pedantería es inaguantable. Es el colmo perotambién entre chilenos y argentinos la cosa no es muy cordial que digamos. Cuando los porteños se van a pasar vacaciones a las playas del Pacifico los chilenos tienen que estar alertas pues de los contrario les roban las mujeres . Es la labia porteña, el enredarte con la conversa cantarina, te hipnotizan y te atrapan en la red. Pero como si fuera poco los uruguayos tampoco los pueden tragar, a pesar que son prácticamentede la misma familia, se llevan a las patadas.
 
No hay ninguna duda que el gobierno de Evo Morales lentamente ha rescatado el alma del pueblo indígena devolviéndole su dignidad tan pisoteada durante siglos por los esclavistas criollos. Y es que duélale a quien le duela un Indígena ha sido por primera vez elegido presidente de una país en América Latina. Un pastor de llamas es el que manda en el palacio de Quemado en la Paz y este pastor ha dividido en dos la historia latinoamericana.
 
El estadio Hernando Siles abarrotado de gentio casí se cae. Cada gol era cantado hasta la extenuación. Uno, dos , tres , cuatro , cinco, seis, incluso perdieron la cuenta alucinados. Lo dijo el propio Maradona “cada gol era una puñalada que me daban en el corazón”. Vapuleados por unos collas, ¡qué infame! Los porteños deben de estar mordiéndose la lengua de rabia. A la albiceleste la hicieron trizas en la Paz. Es preferible no sé, que  tu mujer te ponga los cuernos, o que otro corralito lo deje a uno en la quiebra, pero esto es inaceptable. Argentina es un país que se desayuna, almuerza y cena con el fútbol y hay que comprender su desdicha.
 
La palabra boliviano es un insulto muy grave. Por eso la única posibilidad que les queda a los collas para intentar pasar desapercibidos es hablar con acento argentino. Así uno se puede encontrar a un indígena del altiplano que se expresa: -che boludo, ¿qué hacés? Cebate un mate. Pero eso no basta y por más operaciones de cirugia estética que se hagan sus rasgos los delatan y siempre serán “bolitas” ”macacos” o “cholos”. Quien lleve ese estigma grabado en su piel tiene que andarse con cuidado en la Capital Federal porque en cualquier momento le puede caer una patota encima y apalearlo. Actualmente Buenos Aires es considerada una de las ciudades más racistas de latinomerica, sino es la más racista, creo yo.
 
Tras la derrota las cosas no se van a quedar así pues el resentimiento va a acentuarse. Ese 6 a 1 es un marcador lapidario. No lo van a aceptar los hinchas, seguramente sacarán la disculpa de la altura o qué se yo. La impotencia de los jugadores argentinos se vio reflejada en el patadón artero que le propinó Di Maria al jugador boliviano Ronald García al que casi le rompe la pierna del hachazo inmisericorde.
 
Bueno, los bolivianos no caben de la dicha, algunos se pellizcan para demostrar que todo esto no es un sueño, entre cánticos y bailes llevan días celebrando el resultado. Parece mentira que un partido de fútbol levante la autoestima de un pueblo y lo saque de la postración a que había sido condenado.
 
Carlos de Urabá 2009
Investigador de Colombia..

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