La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

vendredi 17 janvier 2014

Cómo matar a nuestros dioses


La otra tarde dieron la noticia por televisión: Fidel Castro ha caído enfermo y ha delegado el poder en su hermano Raúl. A punto de cumplir 80 años es la primera vez que toma una decisión tan drástica. ¿Es el final del castrismo? ¿podrá su hermano reemplazarlo? Sin duda alguna sobran las preguntas y faltan muchas respuestas sobre este asunto. Esta es una flagrante sucesión dinástica al mejor estilo monárquico. Una revolución no puede envejecer, cojear decrépita, perder el equilibrio y morder el polvo. Una revolución o se renueva o muere.

Ya lo decía alguien por ahí que un pueblo no es una persona por más carisma que tenga el mentado camaján.

Uno se deja arrastrar por ideales revolucionarios y tiene fe en que va a ganar algo que enaltezca a la patria y combates porque confías en una victoria para todos y no para uno o para una élite. El ideal colectivo está por encima del individual. Hay que creérselo con toda el alma de lo contrario a la revolución se convierte en una secta. Como en la escuela parece que necesitamos un tutor, un padre superior que nos guie y a los indisciplinados castigue en el reformatorio. Luego hablan de la emancipación de los pueblos. Pero yo ya estoy cansado de soportar a mi padre casi cincuenta años y me quiero ir de la casa y arreglármelas a mi aire. Las conciencias no necesitan ser administradas. Un pueblo no puede mantenerse en vilo por la indigestión de su líder.  Que no nos vengan con ese caramelito de menta que es imprescindible a los que nos forjamos en un ambiente anarquista y libertario. Ni la democracia burguesa ni la boca abierta ante el caudillo invicto que no suelta prenda.

Cuba es la isla más bella y altanera del Caribe, ese mar de los piratas y los galeones cargados de oro ha cambiado por el de los turistas y cruceros de placer. La perla más preciada, la isla del ensueño  donde hicieron fortuna los grandes de España se bambolea  la deriva. Hoy sus casas señoriales y palacios se van a pique dejándonos el recuerdo de una época inolvidable. El esplendor de Cuba es el pasado, la nostalgia.

Yo hago una cola larguísima con la esperanza de conseguir un poco de pan. Me encuentro en la calle San Rafael que la gente la ha tomado como su sala de estar y con ellos converso a mis anchas. El calor es casi mortal en este barrio de Centro Habana donde el hacinamiento es feroz y en las diminutas celdas o habitaciones los vecinos se atrincheran. -Es la revolución, mi hermano- me dice un camarada con un gesto irónico. Tío Fifo o Fidel continúa su eterno discurso en TV ante la Asamblea del Pueblo. El bloqueo, el bloqueo y el maldito bloqueo. Desde que nací siempre con la misma cantaleta. Estamos en periodo especial y a aguantar se dijo. ¿No hay nada  que nos ponga a guarachar, mi hermano ? un poco de licor o algo así. Chicho saca de una bolsa de plástico una botella de « chispa de tren »,  el ron popular de veinte pesos de las destilerías clandestinas. Una verdadera bomba atómica pero ante la escasez no queda otra, camarada. El neumático de la bicicleta del pescador  tiene como cincuenta parches y para repararla se las trae para encontrar el nuevo pinchazo. El hombre va descalzo y su figura es magra, se le marcan los huesos y guarda una línea envidiable para su mediana edad. Pero la paciencia cubana acaba todos los imposibles. ¡No es fácil! exclama un viejo en busca de comprensión. Ellos sabe que su seguridad social se llama Monsieur Leroy, Mr. Smith o el señor  Martínez. Y por eso extienden el brazo y abren la mano a ver si lo premian con algunas moneditas. Lo nunca visto.  Todo está remendado, desde las camisas, los pantalones o los zapatos, prendas que se heredan de padres a hijos, de abuelos a nietos. Ayer vi una señora que contaba los granos de arroz en el portal de su casa y se los repartía con una vecina. La mitad es realmente la mitad matemática. La Habana sigue ahí encallada en el mar caribe orgullosa de ser la capital mundial del orgasmo.

Me he convertido en otro cubano del montón, manejo el peso y no los « fulá » gringos; tengo mi cartilla de racionamiento  y como las papas ajadas del racionamiento, la leche de soya del racionamiento o los chícharos del racionamiento. Esta es mi dieta. Además debo  arreglármelas para conseguir agua para beber y lavarme. Ustedes no saben el olor a perro muerto que coge uno después de una semana sin bañarse Y sin un ventilador las noches son abrasadoras. El sudor parece gasoil y  es imposible dormir pues la respiración se dificulta y a pesar de estar en pelota cada diez minutos me levanto a pelearme con mi vecino por una bocanada de oxígeno. Como siempre estamos a dos velas.

Mientras los turistas se divierten en los hoteles de primera con climatización y acompañados por las jineteras que les exprimen la pinga y el billete.  Y yo aquí con la plebe compartiendo sus penas y alegrías porque he echado mi suerte con ellos siguiendo el consejo de Martí. Y es que es difícil saber lo que experimentan los demás sentados en una mesa repleta de viandas y manjares y, por supuesto, bebiendo ron Bacardí añejo y fumándote unos Cohibas. ¡Que bonito es pedirle al proletariado que entregue hasta la última gota de sangre!

A pesar de todo en este país de faquires se monta en cualquier momento una fiestota. No hay nada que celebrar pero el carácter del cubano es así y le importa un pito si mañana es su velatorio. El pueblo es simpático y extrovertido y habla con voz firme cuadrándote. Así que a mover el esqueleto en las calles y plazas con la música a todo volumen. La risa y el chiste son nuestras armas ante la adversidad. Al otro lado de la muralla en los clubes lujosos tocan las orquestas más famosas y los turistas y la nomenclatura del régimen disfrutan de la bohemia a sus anchas. ¿No quedamos en que esta era una revolución por la igualdad y por el poder popular, una revolución de campesinos y trabajadores, de guajiros y braceros?

Ni lucha  de clases ni nada de nada a bailar se dijo, maestro, hasta caer en la trampa del amor y el sexo.  Para eso se inventó esta isla, ¿no? La sensualidad se desborda en el malecón donde las mujeres más atractivas comienzan el desfile al atardecer. Los « yumas », cual expertos catadores, las van catalogando según sus tetas y nalgas, y ellas les guiñan el ojo a la espera de  ser coronadas. La tierra como la mujer es para quien la trabaja. Con buena platica, claro.

En el Tropicana el ambiente es bestial y de madrugada a tomarse unos mojitos como Dios manda en la Bodeguita del Medio. Los deseos son órdenes para los turistas. En mi próxima reencarnación tal vez me toque a mí. El mundo capitalista ha conquistado a la islita a punta de fajos de dólares y euros y encima comparten las ganancias con el estado que se salvó de la bancarrota gracias a la comprensión de los inversionistas extranjeros ¡Qué nadie lo sepa! Y todos tan contentos. Otra postal más en la colección de países exóticos. ¡Qué se vayan a la mierda!

Los libros de historia afirman que el 1 de enero de 1959 entraron los barbudos a la Habana y tomaron el poder instaurando un gobierno revolucionario socialista. Y en este instante Fidel está siendo operado del intestino ¿tal vez, una úlcera hemorrágica por el estrés acumulado en su arduo trabajo? ¿quién sabe ? Para mi es el mismo muchacho  que desembarcó del Granma junto a sus camaradas. No ha cambiado desde entonces y sigue siendo el número uno, « el caballo » del juego de la « bolita » al que todos dan como ganador. 

Para ser revolucionarios hay que tener muchos huevos y renunciar a todos los placeres terrenales. Y eso a un cubano es imposible pedírselo pues el hedonismo lo traiciona por completo. El Imperio Norteamericano y su maquinaria de propaganda y tentaciones materiales es demoledor en su estrategia. Nadie se escapa a la caricia de esos dólares tan verdecitos y sensuales. Porque se ama el poder y sin « fulás » eres una porquería.

Y siguiendo las consignas de Martí tenemos fe no en una figura, no en un caudillo, no en un gran timonel sino en todo un pueblo que resiste y se bate ante un enemigo que hoy está más que nunca en ellos mismos: el pesimismo. La revolución no es exclusiva del Che Guevara, ni Camilo, ni de Raúl, ni de Fidel, ni le pertenece a un partido. Son apenas figuras que pasarán a adornar las plazas  para que las palomas caguen felices sobre sus bustos de bronce. La revolución es de los cubanos o no es de nadie porque la soberanía reside en el pueblo, ¿no se acuerdan de esto?

Y repito que como la mayoría de los mortales al cubano le gusta el placer y el divertimento. Se levantan por la mañana y narran sus sueños « anoche soñé que me comía un lechón riquísimo” “yo me zampé una ropa vieja sabrosa y de postre un brazo de reina del carajo”. Se tocan la barriga y prosigue la anorexia. Y así sucesivamente. Sueñan con vestir trajes de marca, pasear por el extranjero y conseguir un nivel de vida tipo Miami. Es el instinto básico de la cultura occidental  Y tantas estrecheces lo desquician. Acaso no se habla de la globalización, ese embarazo de la tierra en el que todos estamos metidos compartiendo la felicidad y la abundancia, la libertad y el consumo. ¡Qué manipulación tan aberrante! ¿Es que estamos ciegos en Cuba? Si hasta he visto fabricar antenas parabólicas con sartenes de cocina y no hay nada mejor que comer sino telenovelas. Nadie aquí es tan ingenuo ni tan inocente ni se chupan el dedo, no son monjes trapenses ni lamas budistas, ni se quieren inmolar por nada ni por nadie. Desean alcanzar  el paraíso en la tierra, pero ahora, no mañana.  La dialéctica materialista está por encima de la espiritualidad y los ideales. Me lo confirmó un señor en Baracoa que recogía colillas del suelo para fumárselas " Sabe lo que somos nosotros: perros, sólo perros. No valemos nada. El cubano es un cero a la izquierda en su propia tierra. Miren como se la pasan los « yumas » jodiendo y gozando mientras nosotros no tenemos derecho a entrar ni en nuestras propias playas. Sin los dólares te jodiste, acere". Una pareja me invitó a su casa en la Calzada del Cerro. Parecía un chiste su casita de juguete construida con cartón. Se sonreían como dos muñecos de peluche. Sin comentarios. Pero cuando te bajas a la calle y tocas la puerta de una casa y sale un espectro y te da una bofetada las cosas cambian y no te puedes quedar indiferente o si no  callas como una mala puta. Vivimos todavía en los años cuarenta con todos esos carros que dan a la ciudad un aire romántico. Para las fotos de recuerdo, tal vez. Y todo el mundo en bicicleta como si estuvieran de paseo. Qué ambiente más ecologista. No lo hacen por devoción sino por obligación, querido.  Los del partido van en su papamóvil masturbándose con sus damiselas.

No soy un disidente, le advertí a Laito,  desde niño me crié con la revolución y seguiré con ella codo con codo pero siento la necesidad de gritar: a que no te gusta bajarte del trono y embárrate como un cerdo en la pocilga.

El Pescador me llevó a Miramar donde están las quintas más bellas de la capital. Es la zona de los privilegiados, los funcionarios, las embajadas y de la nomenclatura del partido. Todo está limpio, bien dispuesto y vigilado por el ejército. En sus grandes alamedas se respira a Chanel número cinco. El compadre me señaló la mansión que le regaló tío Fifo a García Márquez, ese Homero que narra la revolución como si se tratara de la odisea. -Es un come mierda- me aseguro el pescador, -tantas palabras bonitas, lírica y poesía pero cuando a su amigo de La Guardia lo iban a fusilar no movió ni las pestañas para pedir clemencia-

-Acá sobran candidatos para balseros, yo mismo tengo preparado mi barquito,- me confesó el pescador enseñándome uno fabricado con neumáticos de tractor. -Me quiero emancipar, acere, ya es hora de pensar en mí mismo, de ser un poco egoísta y ganar billete como lo han hecho tantos en Miami. ¡Viva el becerro de oro! Y es que desde la playa de Varadero se ve cerquitica cayo Hueso y eso es mucha tentación. -Hemos fracasado, mire mis manos. Tanto bregar por treinta pesos al día. No es fácil. Aquí no hay iniciativa que valga, trabajas para el estado y vives como un buey.

Basta ya de quejas, mi viejo. ¿Acaso no hay conciencia revolucionaria? porque les encanta  esos supermercados abarrotados y la abundancia sin límites. Como locos se les cae la baba por los EEUU, mi hermano. ¡Qué lamentable! Para que se hizo una revolución sino para ser más dignos « Nuestro vino de plátano es amargo, pero es nuestro vino » Es deprimente el entregarse, -los yumas europeos me reprochan y me aconsejan resistir,- matiza Chicho,----“resiste so gusano”- -Que se ponga en mis carnes ese cretino que maneja tarjeta de crédito, tiene su nómina y seguro de vida a todo riesgo. Y yo aquí en el limbo esperando  madurar con 55 años. Una quimera.- Y la negra Tomasa replica: A ver si enamoro a un yuma de esos para que me saque de este muladar.

Las generaciones futuras, las herederas de la revolución, esa juventud ha traicionado la causa. Poco sacrificio y mucho placer; les gusta vestir con marcas americanas, teléfonos móviles y escuchar esa tarada música tecno. La alienación es tenaz. Aman la libertad del estiércol y la Coca Cola. Su ágora es el shopping center. Y a inventar se dijo, a estafar al estado a ver si sacamos un sobresueldo. Sálvese quien pueda! -Tranquilo que a mi me llega el giro en dólares de los parientes en USA -Por nada, compadre. La sociedad dividida por los que manejan dólares y los que no, las clases sociales están aún más marcadas, el racismo crece pues las blancas odian a las negras que se roban a los blancos con su brujería vaginal. Y desde Miami los gusanos se frotan las manos a la espera de que caiga el « caballo », esos malditos ya quieren meterlo en el ataúd para comenzar la clonación imperial.

Las noticias no pueden ser más elocuentes en este verano  ha salido en todos los periódicos del mundo como una esquela: Fidel está enfermito, Fidel está a punto de entrar en el museo de la revolución. La gran burocracia del partido comunista tambalea de miedo, la jerarquía vitalicia ni se diga. Al caudillo hay que mantenerlo vivo tal y como ocurrió con Woytila en el Vaticano: aunque ya estaba momificado bendecía su fanaticada. Craso error. No podemos esperar que Fidel, su hermano o cualquiera del Buró político se enferme para decir que esa persona es imprescindible, que sin él no somos nada y el mundo se va a  acabar. Que por una hemorragia intestinal  las plañideras derramen lágrimas a diestra y siniestra justificando una mala digestión nos deja perplejos. Cumplió su papel en un momento determinado de la vida y la historia y muchas gracias viejito, pero ya estas chocheando, por los siglos de los siglos, camarada. Los veteranos a jubilarse y a escribir las memorias. Porque no hay nada más hermoso y revolucionario que entregar el testigo y que eche pa’lante el relevo. Pero aquí nadie abre el puño, están enrocados en sus castillos y palacios. Déjanos unas migajitas, por favor.

Los miembros del Comité Central del partido comunista son los más burgueses que he conocido en mi vida. ¡Qué lujos y excentricidades! Este es el  gran dilema y me duele criticar a nuestros mitos, a nuestra historia más pasional, a esa revolución cubana que nos llenó de euforia y que respetamos con orgullo. ¡Cómo madrear a esos dioses si los amo tanto! ¡ha llegado la hora de matar a nuestros dioses!

Es preocupante la situación porque se les dan argumentos al enemigo, al fascismo para que entre con todos sus matarifes y devore la isla sin contemplaciones.  - Oye ven aquí, cómprame un pomito de aceite, ven aquí.- Me llama una mulata y por vergüenza al verla cargada de  hijos le entrego un dólar de ayuda humanitaria. -Se nota que estás bien alimentado, que rozagante vienes.-me toca la barriga- No se puede disimular. En estos tiempos que corren es difícil convencer a la gente que debe resistir por un ideal pues eso ya pasó de moda, se le acabó la cuerda a ese verso y ya ni siquiera las canciones de Milanés o Silvio Rodríguez suenan en las calles. Mal síntoma.

Anoche como no tenía sitio donde dormir tuve que pedir permiso en la comisaría para acampar. Denegado. Al hotel a dejar los dólares en la cuenta corriente del partido. Resistimos contra el bloqueo. Respondí que como descendiente de mambises que lucharon por la independencia de la isla en la guerra contra España me niego a aceptar esa orden. ¿Cuántos murieron para acabar con los latifundios y gamonales para que me vengas a negar tres metros cuadrados?

Firme en el púlpito Fidel sigue con su verso florido repasando la historia del mundo desde la edad de piedra hasta la llegada del hombre a la luna, tras seis horas una mueca de  aburrimiento se dibuja en el rostro de los espectadores. Hoy es el 26 de julio y el gentío espera el final del discurso para comenzar los carnavales. Ni el volar de una mosca se escucha mientras tío Fifo habla. La isla de la dignidad la llamaron, adelante compañeros, no a la analfabetismo, no a la  explotación, sí a los domingos rojos y a la zafra de los cuatro millones, igualdad para todos, compañero, la reforma agraria va y los más dotados sementales a ganar medallas en las olimpiadas y demostrar que la ley de Darwin de que sólo los más fuertes sobreviven se cumple.

Al jíbaro le mandaron un papelito  ¡Qué vergüenza! quien combatió con las tropas cubanas en Angola y perdió una pierna debe presentarse en la comisaría « No puedes tener extraños en tu casa. Que mañana se vaya. Citado a las nueve” escribió el jefe del Comité de Defensa de la Revolución. El camarada me enseñó el papelito medio humillado. Y no era una casa, era una choza humilde pero digna y me brindó hospitalidad varios días y un soplón me denunció por envidia. La maldita envidia que corroe esta isla. -Dame el papel que yo  me presento en persona. Y en la comisaría el capitán ni me miro a los ojos cuando le hable de que « patria es humanidad » como dijo Martí. Rompió el papelito y se olvidó el asunto.

A los intelectuales de izquierda que viven en los barrios altos del primer mundo se empeñan en defender lo indefendible y se baten a diestra y siniestra divinizando al mito. Son los últimos románticos de una lucha que se extingue y nos deja huérfanos. Un cubata en la mano y que defiendan el bastión los compañeros porque hay que elevar la moral en estos tiempos de pragmatismo y eficacia.

Que una islita del caribe le haya plantado cara al imperialismo tiene mucho mérito. Y por eso es nuestra niña mimada y hay que consentirla. Se ganó la verdadera independencia y dejó de ser la colonia de EEUU y todos cerramos filas, es cierto.  Mira como mueren niños en la calle en ciudades como São Paulo o Lima, la salud privatizada y la educación privatizada, la muerte privatizada. En Cuba, fruto de la labor titánica de un pueblo y no de una figura, los que menos tienen han superado las carencias y este proceso debe continuar. Entretanto veo a Chicho en la playa con una botella en la mano en la que mete un papel; la tapa con un corcho y la tira al mar. ¡Vaya por Dios! Fidel Castro desde el pulpito con un dedo se levanta el quepis al escuchar las campanadas de media noche de la catedral y cae en cuenta: ¡el carnaval!  Entonces con el puño en alto finaliza su sermón con un “patria o muerte, ¡venceremos!”

Carlos de Urabá, 2006

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