La
otra tarde dieron la noticia por televisión: Fidel Castro ha caído enfermo y ha
delegado el poder en su hermano Raúl. A punto de cumplir 80 años es la primera
vez que toma una decisión tan drástica. ¿Es el final del castrismo? ¿podrá su
hermano reemplazarlo? Sin duda alguna sobran las preguntas y faltan muchas
respuestas sobre este asunto. Esta es una flagrante sucesión dinástica al mejor
estilo monárquico. Una revolución no puede envejecer, cojear decrépita, perder
el equilibrio y morder el polvo. Una revolución o se renueva o muere.
Ya lo decía alguien por ahí que un pueblo no es una persona por más carisma que tenga el mentado camaján.
Uno
se deja arrastrar por ideales revolucionarios y tiene fe en que va a ganar algo
que enaltezca a la patria y combates porque confías en una victoria para todos
y no para uno o para una élite. El ideal colectivo está por encima del
individual. Hay que creérselo con toda el alma de lo contrario a la revolución
se convierte en una secta. Como en la escuela parece que necesitamos un tutor,
un padre superior que nos guie y a los indisciplinados castigue en el
reformatorio. Luego hablan de la emancipación de los pueblos. Pero yo ya estoy
cansado de soportar a mi padre casi cincuenta años y me quiero ir de la casa y
arreglármelas a mi aire. Las conciencias no necesitan ser administradas. Un
pueblo no puede mantenerse en vilo por la indigestión de su líder. Que no nos vengan con ese caramelito de menta
que es imprescindible a los que nos forjamos en un ambiente anarquista y
libertario. Ni la democracia burguesa ni la boca abierta ante el caudillo invicto
que no suelta prenda.
Cuba es la isla más bella y altanera del Caribe, ese mar de
los piratas y los galeones cargados de oro ha cambiado por el de los turistas y
cruceros de placer. La perla más preciada, la isla del ensueño donde hicieron fortuna los grandes de España
se bambolea la deriva. Hoy sus casas
señoriales y palacios se van a pique dejándonos el recuerdo de una época
inolvidable. El esplendor de Cuba es el pasado, la nostalgia.
Yo hago una cola larguísima con la esperanza de conseguir un
poco de pan. Me encuentro en la calle San Rafael que la gente la ha tomado como
su sala de estar y con ellos converso a mis anchas. El calor es casi mortal en
este barrio de Centro Habana donde el hacinamiento es feroz y en las diminutas
celdas o habitaciones los vecinos se atrincheran. -Es la revolución, mi
hermano- me dice un camarada con un gesto irónico. Tío Fifo o Fidel continúa su
eterno discurso en TV ante la Asamblea del Pueblo. El bloqueo, el bloqueo y el
maldito bloqueo. Desde que nací siempre con la misma cantaleta. Estamos en
periodo especial y a aguantar se dijo. ¿No hay nada que nos ponga a guarachar, mi hermano ?
un poco de licor o algo así. Chicho saca de una bolsa de plástico una botella
de « chispa de tren », el ron
popular de veinte pesos de las destilerías clandestinas. Una verdadera bomba
atómica pero ante la escasez no queda otra, camarada. El neumático de la
bicicleta del pescador tiene como
cincuenta parches y para repararla se las trae para encontrar el nuevo
pinchazo. El hombre va descalzo y su figura es magra, se le marcan los huesos y
guarda una línea envidiable para su mediana edad. Pero la paciencia cubana
acaba todos los imposibles. ¡No es fácil! exclama un viejo en busca de
comprensión. Ellos sabe que su seguridad social se llama Monsieur Leroy, Mr.
Smith o el señor Martínez. Y por eso
extienden el brazo y abren la mano a ver si lo premian con algunas moneditas.
Lo nunca visto. Todo está remendado,
desde las camisas, los pantalones o los zapatos, prendas que se heredan de
padres a hijos, de abuelos a nietos. Ayer vi una señora que contaba los granos
de arroz en el portal de su casa y se los repartía con una vecina. La mitad es
realmente la mitad matemática. La Habana sigue ahí encallada en el mar caribe
orgullosa de ser la capital mundial del orgasmo.
Me he
convertido en otro cubano del montón, manejo el peso y no los
« fulá » gringos; tengo mi cartilla de racionamiento y como las papas ajadas del racionamiento, la
leche de soya del racionamiento o los chícharos del racionamiento. Esta es mi dieta. Además debo arreglármelas para conseguir agua para beber
y lavarme. Ustedes no saben el olor a perro muerto que coge uno después de una
semana sin bañarse Y sin un ventilador las noches son abrasadoras. El sudor
parece gasoil y es imposible dormir pues
la respiración se dificulta y a pesar de estar en pelota cada diez minutos me
levanto a pelearme con mi vecino por una bocanada de oxígeno. Como siempre
estamos a dos velas.
Mientras
los turistas se divierten en los hoteles de primera con climatización y
acompañados por las jineteras que les exprimen la pinga y el billete. Y yo aquí con la plebe compartiendo sus penas
y alegrías porque he echado mi suerte con ellos siguiendo el consejo de Martí.
Y es que es difícil saber lo que experimentan los demás sentados en una mesa
repleta de viandas y manjares y, por supuesto, bebiendo ron Bacardí añejo y
fumándote unos Cohibas. ¡Que bonito es pedirle al proletariado que entregue
hasta la última gota de sangre!
A
pesar de todo en este país de faquires se monta en cualquier momento una
fiestota. No hay nada que celebrar pero el carácter del cubano es así y le
importa un pito si mañana es su velatorio. El pueblo es simpático y
extrovertido y habla con voz firme cuadrándote. Así que a mover el esqueleto en
las calles y plazas con la música a todo volumen. La risa y el chiste son
nuestras armas ante la adversidad. Al otro lado de la muralla en los clubes
lujosos tocan las orquestas más famosas y los turistas y la nomenclatura del
régimen disfrutan de la bohemia a sus anchas. ¿No quedamos en que esta era una
revolución por la igualdad y por el poder popular, una revolución de campesinos
y trabajadores, de guajiros y braceros?
Ni
lucha de clases ni nada de nada a bailar
se dijo, maestro, hasta caer en la trampa del amor y el sexo. Para eso se inventó esta isla, ¿no? La
sensualidad se desborda en el malecón donde las mujeres más atractivas
comienzan el desfile al atardecer. Los « yumas », cual expertos
catadores, las van catalogando según sus tetas y nalgas, y ellas les guiñan el
ojo a la espera de ser coronadas. La
tierra como la mujer es para quien la trabaja. Con buena platica, claro.
En el
Tropicana el ambiente es bestial y de madrugada a tomarse unos mojitos como Dios
manda en la Bodeguita del Medio. Los deseos son órdenes para los turistas. En
mi próxima reencarnación tal vez me toque a mí. El mundo capitalista ha
conquistado a la islita a punta de fajos de dólares y euros y encima comparten
las ganancias con el estado que se salvó de la bancarrota gracias a la
comprensión de los inversionistas extranjeros ¡Qué nadie lo sepa! Y todos tan
contentos. Otra postal más en la colección de países exóticos. ¡Qué se vayan a
la mierda!
Los
libros de historia afirman que el 1 de enero de 1959 entraron los barbudos a la
Habana y tomaron el poder instaurando un gobierno revolucionario socialista. Y
en este instante Fidel está siendo operado del intestino ¿tal vez, una úlcera
hemorrágica por el estrés acumulado en su arduo trabajo? ¿quién sabe ?
Para mi es el mismo muchacho que
desembarcó del Granma junto a sus camaradas. No ha cambiado desde entonces y
sigue siendo el número uno, « el caballo » del juego de la
« bolita » al que todos dan como ganador.
Para
ser revolucionarios hay que tener muchos huevos y renunciar a todos los
placeres terrenales. Y eso a un cubano es imposible pedírselo pues el hedonismo
lo traiciona por completo. El Imperio Norteamericano y su maquinaria de
propaganda y tentaciones materiales es demoledor en su estrategia. Nadie se
escapa a la caricia de esos dólares tan verdecitos y sensuales. Porque se ama
el poder y sin « fulás » eres una porquería.
Y
siguiendo las consignas de Martí tenemos fe no en una figura, no en un
caudillo, no en un gran timonel sino en todo un pueblo que resiste y se bate
ante un enemigo que hoy está más que nunca en ellos mismos: el pesimismo. La
revolución no es exclusiva del Che Guevara, ni Camilo, ni de Raúl, ni de Fidel,
ni le pertenece a un partido. Son apenas figuras que pasarán a adornar las
plazas para que las palomas caguen
felices sobre sus bustos de bronce. La revolución es de los cubanos o no es de
nadie porque la soberanía reside en el pueblo, ¿no se acuerdan de esto?
Y
repito que como la mayoría de los mortales al cubano le gusta el placer y el
divertimento. Se levantan por la mañana y narran sus sueños « anoche soñé
que me comía un lechón riquísimo” “yo me zampé una ropa vieja sabrosa y de
postre un brazo de reina del carajo”. Se tocan la barriga y prosigue la
anorexia. Y así sucesivamente. Sueñan con vestir trajes de marca, pasear por el
extranjero y conseguir un nivel de vida tipo Miami. Es el instinto básico de la
cultura occidental Y tantas estrecheces
lo desquician. Acaso no se habla de la globalización, ese embarazo de la tierra
en el que todos estamos metidos compartiendo la felicidad y la abundancia, la
libertad y el consumo. ¡Qué manipulación tan aberrante! ¿Es que estamos ciegos
en Cuba? Si hasta he visto fabricar antenas parabólicas con sartenes de cocina
y no hay nada mejor que comer sino telenovelas. Nadie aquí es tan ingenuo ni
tan inocente ni se chupan el dedo, no son monjes trapenses ni lamas budistas,
ni se quieren inmolar por nada ni por nadie. Desean alcanzar el paraíso en la tierra, pero ahora, no
mañana. La dialéctica materialista está
por encima de la espiritualidad y los ideales. Me lo confirmó un señor en
Baracoa que recogía colillas del suelo para fumárselas " Sabe lo que
somos nosotros: perros, sólo perros. No valemos nada. El cubano es un cero a la
izquierda en su propia tierra. Miren como se la pasan los « yumas »
jodiendo y gozando mientras nosotros no tenemos derecho a entrar ni en nuestras
propias playas. Sin los dólares te
jodiste, acere". Una pareja me invitó a su casa en la Calzada del
Cerro. Parecía un chiste su casita de juguete construida con cartón. Se
sonreían como dos muñecos de peluche. Sin comentarios. Pero cuando te bajas a
la calle y tocas la puerta de una casa y sale un espectro y te da una bofetada
las cosas cambian y no te puedes quedar indiferente o si no callas como una mala puta. Vivimos todavía en
los años cuarenta con todos esos carros que dan a la ciudad un aire romántico.
Para las fotos de recuerdo, tal vez. Y todo el mundo en bicicleta como si
estuvieran de paseo. Qué ambiente más ecologista. No lo hacen por devoción sino
por obligación, querido. Los del partido
van en su papamóvil masturbándose con sus damiselas.
No
soy un disidente, le advertí a Laito,
desde niño me crié con la revolución y seguiré con ella codo con codo
pero siento la necesidad de gritar: a que no te gusta bajarte del trono y
embárrate como un cerdo en la pocilga.
El
Pescador me llevó a Miramar donde están las quintas más bellas de la capital.
Es la zona de los privilegiados, los funcionarios, las embajadas y de la
nomenclatura del partido. Todo está limpio, bien dispuesto y vigilado por el
ejército. En sus grandes alamedas se respira a Chanel número cinco. El compadre
me señaló la mansión que le regaló tío Fifo a García Márquez, ese Homero que
narra la revolución como si se tratara de la odisea. -Es un come mierda- me
aseguro el pescador, -tantas palabras bonitas, lírica y poesía pero cuando a su
amigo de La Guardia lo iban a fusilar no movió ni las pestañas para pedir
clemencia-
-Acá
sobran candidatos para balseros, yo mismo tengo preparado mi barquito,- me
confesó el pescador enseñándome uno fabricado con neumáticos de tractor. -Me
quiero emancipar, acere, ya es hora de pensar en mí mismo, de ser un poco
egoísta y ganar billete como lo han hecho tantos en Miami. ¡Viva el becerro de
oro! Y es que desde la playa de Varadero se ve cerquitica cayo Hueso y eso es
mucha tentación. -Hemos fracasado, mire mis manos. Tanto bregar por treinta
pesos al día. No es fácil. Aquí no hay iniciativa que valga, trabajas para el
estado y vives como un buey.
Basta
ya de quejas, mi viejo. ¿Acaso no hay conciencia revolucionaria? porque les
encanta esos supermercados abarrotados y
la abundancia sin límites. Como locos se les cae la baba por los EEUU, mi
hermano. ¡Qué lamentable! Para que se hizo una revolución sino para ser más
dignos « Nuestro vino de plátano es amargo, pero es nuestro vino » Es
deprimente el entregarse, -los yumas europeos me reprochan y me aconsejan
resistir,- matiza Chicho,----“resiste so gusano”- -Que se ponga en mis carnes
ese cretino que maneja tarjeta de crédito, tiene su nómina y seguro de vida a
todo riesgo. Y yo aquí en el limbo esperando
madurar con 55 años. Una quimera.- Y la negra Tomasa replica: A ver si
enamoro a un yuma de esos para que me saque de este muladar.
Las
generaciones futuras, las herederas de la revolución, esa juventud ha
traicionado la causa. Poco sacrificio y mucho placer; les gusta vestir con
marcas americanas, teléfonos móviles y escuchar esa tarada música tecno. La
alienación es tenaz. Aman la libertad del estiércol y la Coca Cola. Su ágora es
el shopping center. Y a inventar se dijo, a estafar al estado a ver si sacamos
un sobresueldo. Sálvese quien pueda! -Tranquilo que a mi me llega el giro en
dólares de los parientes en USA -Por nada, compadre. La sociedad dividida por
los que manejan dólares y los que no, las clases sociales están aún más marcadas,
el racismo crece pues las blancas odian a las negras que se roban a los blancos
con su brujería vaginal. Y desde Miami los gusanos se frotan las manos a la
espera de que caiga el « caballo », esos malditos ya quieren meterlo
en el ataúd para comenzar la clonación imperial.
Las
noticias no pueden ser más elocuentes en este verano ha salido en todos
los periódicos del mundo como una esquela: Fidel está enfermito, Fidel está a
punto de entrar en el museo de la revolución. La gran burocracia del partido
comunista tambalea de miedo, la jerarquía vitalicia ni se diga. Al caudillo hay
que mantenerlo vivo tal y como ocurrió con Woytila en el Vaticano: aunque ya
estaba momificado bendecía su fanaticada. Craso error. No podemos esperar que
Fidel, su hermano o cualquiera del Buró político se enferme para decir que esa
persona es imprescindible, que sin él no somos nada y el mundo se va a acabar. Que por una hemorragia intestinal las plañideras derramen lágrimas a diestra y
siniestra justificando una mala digestión nos deja perplejos. Cumplió su papel
en un momento determinado de la vida y la historia y muchas gracias viejito,
pero ya estas chocheando, por los siglos de los siglos, camarada. Los veteranos
a jubilarse y a escribir las memorias. Porque no hay nada más hermoso y
revolucionario que entregar el testigo y que eche pa’lante el relevo. Pero aquí
nadie abre el puño, están enrocados en sus castillos y palacios. Déjanos unas
migajitas, por favor.
Los
miembros del Comité Central del partido comunista son los más burgueses que he
conocido en mi vida. ¡Qué lujos y excentricidades! Este es el gran dilema y me duele criticar a nuestros
mitos, a nuestra historia más pasional, a esa revolución cubana que nos llenó
de euforia y que respetamos con orgullo. ¡Cómo madrear a esos dioses si los amo
tanto! ¡ha llegado la hora de matar a nuestros dioses!
Es
preocupante la situación porque se les dan argumentos al enemigo, al fascismo
para que entre con todos sus matarifes y devore la isla sin
contemplaciones. - Oye ven aquí,
cómprame un pomito de aceite, ven aquí.- Me llama una mulata y por vergüenza al
verla cargada de hijos le entrego un
dólar de ayuda humanitaria. -Se nota que estás bien alimentado, que rozagante
vienes.-me toca la barriga- No se puede
disimular. En estos tiempos que corren es difícil convencer a la gente que debe
resistir por un ideal pues eso ya pasó de moda, se le acabó la cuerda a ese
verso y ya ni siquiera las canciones de Milanés o Silvio Rodríguez suenan en
las calles. Mal síntoma.
Anoche
como no tenía sitio donde dormir tuve que pedir permiso en la comisaría para
acampar. Denegado. Al hotel a dejar los dólares en la cuenta corriente del
partido. Resistimos contra el bloqueo. Respondí que como descendiente de
mambises que lucharon por la independencia de la isla en la guerra contra
España me niego a aceptar esa orden. ¿Cuántos murieron para acabar con los
latifundios y gamonales para que me vengas a negar tres metros cuadrados?
Firme
en el púlpito Fidel sigue con su verso florido repasando la historia del mundo desde
la edad de piedra hasta la llegada del hombre a la luna, tras seis horas una
mueca de aburrimiento se dibuja en el
rostro de los espectadores. Hoy es el 26 de julio y el gentío espera el final
del discurso para comenzar los carnavales. Ni el volar de una mosca se escucha
mientras tío Fifo habla. La isla de la dignidad la llamaron, adelante
compañeros, no a la analfabetismo, no a la
explotación, sí a los domingos rojos y a la zafra de los cuatro
millones, igualdad para todos, compañero, la reforma agraria va y los más
dotados sementales a ganar medallas en las olimpiadas y demostrar que la ley de
Darwin de que sólo los más fuertes sobreviven se cumple.
Al
jíbaro le mandaron un papelito ¡Qué
vergüenza! quien combatió con las tropas cubanas en Angola y perdió una pierna
debe presentarse en la comisaría « No puedes tener extraños en tu casa.
Que mañana se vaya. Citado a las nueve” escribió el jefe del Comité de Defensa
de la Revolución. El camarada me enseñó el papelito medio humillado. Y no era
una casa, era una choza humilde pero digna y me brindó hospitalidad varios días
y un soplón me denunció por envidia. La maldita envidia que corroe esta isla.
-Dame el papel que yo me presento en
persona. Y en la comisaría el capitán ni me miro a los ojos cuando le hable de
que « patria es humanidad » como dijo Martí. Rompió el papelito y se
olvidó el asunto.
A los
intelectuales de izquierda que viven en los barrios altos del primer mundo se
empeñan en defender lo indefendible y se baten a diestra y siniestra
divinizando al mito. Son los últimos románticos de una lucha que se extingue y
nos deja huérfanos. Un cubata en la mano y que defiendan el bastión los
compañeros porque hay que elevar la moral en estos tiempos de pragmatismo y
eficacia.
Que
una islita del caribe le haya plantado cara al imperialismo tiene mucho mérito.
Y por eso es nuestra niña mimada y hay que consentirla. Se ganó la verdadera
independencia y dejó de ser la colonia de EEUU y todos cerramos filas, es
cierto. Mira como mueren niños en la
calle en ciudades como São Paulo o Lima, la salud privatizada y la educación
privatizada, la muerte privatizada. En Cuba, fruto de la labor titánica de un
pueblo y no de una figura, los que menos tienen han superado las carencias y
este proceso debe continuar. Entretanto veo a Chicho en la playa con una
botella en la mano en la que mete un papel; la tapa con un corcho y la tira al
mar. ¡Vaya por Dios! Fidel Castro desde el pulpito con un dedo se levanta el
quepis al escuchar las campanadas de media noche de la catedral y cae en
cuenta: ¡el carnaval! Entonces con el puño
en alto finaliza su sermón con un “patria o muerte, ¡venceremos!”
Carlos
de Urabá, 2006
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