La jaula

La jaula
por la emancipación de los pueblos

mardi 14 janvier 2014

Colombia: la mentira como doctrina de estado.

El poder político, económico y militar de nuestra “democracia” tiene que consolidarse  no importa los medios pues lo fundamental es salvaguardar los intereses de la patria. El gobierno nacional dispone del armamento propagandístico y manipulador que le brinda la radio, la prensa y la televisión para imponer sus principios. Miles de expertos, los mejores especialistas, una maquinaria eficaz trabaja día y noche para que se instaure en Colombia un sistema limpio y perfecto que justifique la mentira como doctrina de estado.
 
Durante el gobierno uribista se han realizado los mayores esfuerzos militares patrocinados por el Plan Colombia para descabezar la cúpula de las FARC. En las selvas continuamente se llevan a cabo bombardeos en las zonas marcadas por los aviones espías y satélites americanos donde se presume se encuentran los campamentos guerrilleros, terroristas que hay que aniquilar de la faz de la tierra – según la doctrina oficial-  Lo que significa la inversión más grande jamás conocida en Latinoamérica para matar y destruir avalada por los EE.UU y Europa. Pero la resistencia guerrillera es muy tenaz y va a ser casi imposible doblegarla.
 
El ejército colombiano sigue insistiendo desde hace años en una amplia campaña mediática con el fin de convencer a los guerrilleros para que se entreguen y se acojan a la ley de Justicia y Paz. Además por las carreteras del país se reparten panfletos en el que se muestra una baraja, igual a la de los americanos en Irak, en la que se han colocado las fotos del secretariado de las FARC por los que se ofrecen millones de dólares de recompensa. “Los guerrilleros deben desertar y acogerse a los beneficios que les brinda la patria o de lo contrario su destino será el cementerio” -repica la propaganda oficialista. –"vuélense ya, regresen a la vida civil que los espera con los brazos abiertos"- Pero se olvidan que en la tal vida civil un 60% de la población está desempleada y la situación económica es cada día más desesperante. El gobierno colombiano cree que a la gente se le puede sobornar y chantajear a diestra y siniestra y que la dignidad humana no existe. Como en las películas del lejano oeste a la cabeza de los insurgentes se les ha colocado un precio para estimular la delación. Todo se resuelve con dinero o, mejor dicho, con falsas promesas de dinero porque al final ni siquiera pagan y hasta  desaparecen a los informantes.  Sin lugar a dudas  el "patriotismo" no tiene muchos fanáticos y nadie atiende esas razones heroicas si no hay por delante una buena suma de dólares. (sabemos de buenas fuentes que el guerrillero desertor “Isaza” al que como premio mandaron junto a su novia a París se encuentra de paje en la casa de Ingrid Betancourt)
 
Los hijos de campesinos y obreros por ley son obligados a cumplir el servicio militar.-Gratis deben arriesgar el pellejo mientras los niñitos de las clases privilegiadas se libran del mismo comprando la libreta militar en las oficinas de reclutamiento. Ningún hijo de la alta sociedad ha caído en combate defendiendo lo que la burguesía llama "nuestra patria". Los soldaditos además son maltratados y tienen que pagar a rajatabla 12 meses “secuestrados” acatando con disciplina  y honor las órdenes de sus superiores.  Esa gleba sencillamente es carne de cañón en este tenebroso juego de la guerra. La mayoría de los mandos de la cúpula militar colombiana han sido educados en la Escuela de las Américas o en West Point  donde con un puntaje sobresaliente aprobaron  el curso intensivo en las artes de la tortura y el terrorismo de estado. Métodos de exterminio copiados al pie de la letra de los manuales de la Gestapo. 
 
En Colombia a partir de los años treinta del siglo pasado la ideología fascista tuvo una gran aceptación entre la clase política, militar y eclesiástica que creyeron ver en la disciplina castrense el método perfecto para guiar a los ciudadanos por el camino de la civilización y el progreso. Al fuhrer, Franco o a Mussolini los elevaron a los altares como ejemplo de sacrificio y entrega. Por eso a nadie debe extrañarle que en este país haya germinado la semilla diabólica del paramilitarismo.
 
Por obra y gracia del espíritu santo Uribe Vélez se ha convertido en el redentor de la patria,  en el mesías criollo, el nuevo nazareno, un gran timonel dotado de una inteligencia superior propia de una ser de otra galaxia. De ahí que sus devotos valiéndose de chantajes y sobornos reformaran la constitución colombiana con el fin de eternizarlo en el poder. Como buen antioqueño se ha rodeado de una logia hermética de amigotes, una especie de  “cosa nostra” donde se destacan el ideólogo José Obdulio Gaviria, primo de Pablo Escobar y principal consejero presidencial, el Radovan Karadzic colombiano, siquiatra y excomisionado de paz Luis Carlos Restrepo, el padrino Fabio Echeverry, el cachorro Andrés Felipe Arias, la familia Santos, con el pedofilo mayor Juan Manuel a la cabeza y su primito Francisco de Vicepresidente, los  Valencia Cossio afamados paramilitares y mafiosos,  el miembro numerario del Opus Dei Sabas Pretelt y un sin fin de rufianes y vividores de reconocido prestigio.     
 
Entre los planes del uribismo se encuentra instaurar un "estado comunitario" para que la  participación ciudadana democratice las instituciones. “Se tiene que acabar de una vez por todas el estado burocrático y politiquero”, que según sus palabras existía hasta que él fue elegido presidente- Pero los hechos demuestran que la corrupción en vez de disminuir, muy por el  contrario, ha aumentado hasta niveles escandalosos. El clientelismo es un mal endémico que asola las instituciones. Como es costumbre las alianzas políticas se pagan con cuotas burocráticas donde distintos grupos que van desde la ultraderecha conservadora hasta el partido liberal pasando por antiguos guerrilleros del M19 como el comandante 1,  Rosemberg Pabón o Evert Bustamante se pelean por ocupar los puestos de mayor relevancia.
 
Otro de los pilares ideológicos del Uribismo es el de la “seguridad democrática”, cuyos antecedentes se remontan a las políticas de seguridad nacional promovidas por EE.UU en América Latina en la década del 70 al 80 con la intención de frenar la amenaza comunista. "Seguridad democrática" que busca proteger a la oligarquía, es decir, empresarios, industriales, políticos, ganaderos, de los embates de la subversión y la delincuencia. “hay que devolverles la confianza a los inversores porque ellos son el motor del desarrollo económico”.  Para lograr este propósito el gasto militar se han quintuplicado en su mandato e igualmente el número de soldados y policías ya sobrepasa la cifra de medio millón de efectivos. El presupuesto del ministerio de Defensa o, mejor dicho, de la Guerra, ha superado con creces al de Salud y de Educación.
 
Lo que realmente se ha constituido en Colombia es una dictadura civico-militar que cuenta con el aval del imperio americano y, según las encuestas,- de más del 70% de la opinión pública-. Así se demuestra que la alienación de la masa es un éxito sin precedentes.  Parece que el pueblo es masoquista y le gusta que lo fustiguen. El sometimiento físico y mental no tiene parangón:  la gente extenuada debe rebuscarse el sustento diario en una batalla continúa por la supervivencia. Su único entretenimiento: televisión, fútbol, sectas  y alcohol.
 
Además el gobierno uribista tiene proyectado sentar las bases de un "país de propietarios", un país donde la propiedad privada sea la razón de su existencia. "La banca debe crear las condiciones favorables bajando los intereses para que los pobres se integren en un estado moderno y solidario"- “Fundáremos el banco de las oportunidades para prestarle plata a los pobres, se vayan capitalizando y suban en la escala social ” -apartes del discurso oficial - ¡Qué cinismo! Colombia no es un estado comunitario sino autoritario y feudal, una autocracia donde los desheredados se multiplican día a  día, donde no cesa el éxodo de millones de campesinos desplazados por la violencia a las grandes ciudades. 3 millones de hectáreas han sido robadas y expropiadas, las mejores tierras han pasado a manos de los paramilitares, terratenientes, políticos y sus testaferros. De este modo queda oficialmente finiquitada la contrarreforma agraria.
 
La táctica del gobierno es muy astuta pues ha lanzado el programa Familias en Acción para  contentar con una miserable limosna a los estratos más bajos de la sociedad. Lo que les interesa es agudizar aún más la dependencia y el asistencialismo. En contraprestación las familias deben cumplir el papel de guardianes y  delatores. Lo que con justicia debería ser una paga social a los desclasados el uribismo lo manipula en beneficio propio. Propone la Acción Social dotar a los pobres de una tarjeta de crédito que podrán usar en todos los almacenes y supermercados de cadena. Un buen argumento para asegurarse los votos de más de tres millones de personas.
 
A partir de la independencia la aristocracia criolla se hizo con las riendas del país. A esta banda de tinterillos, legueyuelos y generalotes se les conoce con el nombre de “padres de la patria”. Desde entonces las familias de alta alcurnia han conformado una verdadera dinastía monárquica donde el poder se va heredando de padres a hijos.  Este sistema político de apartheid que ellos administran a su antojo descaradamente lo llaman “democracia”. Las tales elecciones no son más que una farsa, un fraude legalizado pues los votos se compran y se venden al mejor postor y bajo la presión de  las armas se señalan los candidatos favoritos en los comicios.
 
Encima la educación nacional-catolicista, como garante de la moral y los valores tradicionales, cumple a cabalidad su papel de enseñarle a la plebe el abecedario de la sumisión. ¡A la orden! es la respuesta automática y no se vale plantear preguntas que pongan en duda la autoridad de los patrones. Se necesitan buenos soldados, los mejores consumidores y los más juiciosos ciudadanos que engrandezcan la patria o, mejor dicho, el bolsillo de los “padres de la patria”.
 
La soberanía colombiana vale menos que un pepino, desde la embajada americana se manejan las instituciones y se quitan o se ponen funcionarios según el visto bueno de Washington. Porque en Colombia es más importante una visa americana que una cédula de identidad. La burguesía colombiana es muy traidora y racista pues ama todo lo que venga de Estados Unidos o Europa despreciando sus propias raíces.
 
Y cuidado con el que se atreva a criticar los dogmas de fe y la encomiable labor del presidente y sus ministros porque los organismos de seguridad, el DAS y la DIJIN viven alertas y a la escucha. A este gran aparato de "inteligencia" plagado de topos y ratas se suman miles de agentes e informantes prestos a meter en cintura a los opositores más recalcitrantes.
 
Los políticos colombianos son unos profesionales en el arte del desfalco y la corrupción. Por ahí se les ve en sus lujosos jeeps 4X4 rodeados de guardaespaldas bien vestiditos y de pulcros modales, magnificos oradores que sin ningún pudor roban a manos llenas. Son los congresistas, senadores y representantes, una serie de gángsters de la peor calaña casi todos enjuiciados por sus nexos con el paramilitarismo. Y no es de extrañarse que se apropien de los presupuestos del estado pues para eso han sido elegidos democráticamente, ¿no? El dinero público sin ningún reparo lo invierten en bolsa, en las fiduciarias o se lo reparten con sus amiguitos Mancuso, don Berna o Jorge 40 como quedó demostrado en las confesiones de éstos ante los tribunales de  Justicia y Paz .
 
Este gobierno teledirigido por los EEUU se ha propuesto erradicar los cultivos ilícitos, dizque para quitarle el agua al pez y ahogar las finanzas de los carteles o la guerrilla. El objetivo es fumigar la selva hasta que no quede ni una mata de coca o amapola.-pero, ¿por qué no fumigan las grandes extensiones de cultivos propiedad de los terratenientes afines al régimen? ¿por qué no piden en extradición a los verdaderos capos del narcotrafico que residen en los EE UU ? Los yanquis son los  directos responsables de la guerra en Colombia pues desde la Casa Blanca se emiten las órdenes y el gobierno colombiano las ejecuta. Nosotros ponemos los muertos y los gringos nos envian los ataúdes de ayuda humanitaria- Históricamente no ha habido lacayo más fiel a los EEUU que Colombia, el aliado más firme en América latina y el más rastrero de sus socios. La intervencion de las tropas estaudinenses en el conflicto interno es notable y las bases aereas de Tolemaida y Palanquero ya están comprometidas para que sirvan de cabeza de puente del imperialismo. Nótese que Colombia fue uno de los pocos países en apoyar la invasión de Irak. Uribe y su hermano gemelo George Bush se parecen como dos gotas de sangre. Si existe un estado de corte sionista y terrorista es el colombiano, la peor amenaza contra la estabilidad y la paz de la región.
 
Colombia es el país del mundo donde un mayor número de víctimas se han cobrado las minas antipersonales. Bajo el lema "más arte y menos minas" famosos cantantes y actores y reinas de belleza contratados por el gobierno claman por su eliminación inmediata. Lo que no se habla es que buena parte de estas minas son de marca Indumil (industria militar colombiana) Y para colmo sembradas por el ejército alrededor de los cuarteles o zonas estratégicas. Como si fuera poco vendidas por oficiales en el mercado negro junto con  munición y armamento. Las armas y balas del ejército colombiano mata a sus propios ciudadanos y a sus propios soldados.
 
Como es habitual en la televisión nacional cada fin de semana se trasmiten durante largas horas los "consejos comunitarios" donde el protagonista es el presidente Uribe Vélez. El gran gurú como una máquina repite cifras y ecuaciones para demostrar que el renacer económico del país es fruto de su política de “seguridad democrática”- “han bajado los índices de delincuencia, de asesinatos, los secuestros...” se jacta el soberano. Los empresarios extranjeros apuestan a ciegas por el futuro del país atraídos por las ventajas preferenciales que les ofrecen a fondo perdido. Aunque haya que tomar algunas medidas de choque para complacerlos como congelar el salario mínimo y bajarle los impuestos a los inversionistas.   
 
Como siempre los más sacrificados son los trabajadores, obreros y campesinos que tienen que aceptar los contratos temporales y un mísero sueldo para intentar llevarse un mendrugo de pan a la boca. Carentes de seguridad social, sin jubilación, sin techo que los cobije ni un hueco donde caerse muertos. Al proletariado no le queda otra alternativa que echarse a la calle a vender dulces, galletas, papas fritas, a vender minutos de celular en las esquinas o a vender el cuerpo en los lupanares. Son las leyes del mercado y hay que acatarlas.
 
La propaganda oficial descarga un constante bombardeo de estadísticas amañadas en un afán por glorificar los supuestos logros del Uribismo. ¿Y quién puede dudar de la palabra de esos doctores tan serios y honestos? La industria colombiana en los últimos catorce años no ha creado ni un sólo empleo fijo. Lo llegó a afirmar la propia Andi (Asociación Nacional de Industriales). Los banqueros gracias al exitoso sistema de usura han engordado las utilidades y disfrutan de una bonanza sin precedentes. Bajo la supervisión del estado aplican los intereses más altos del mundo con el fin de controlar la inflación y contribuir a la “buena marcha de la economía”.
 
¿Alguien se atreve a contradecir al presidente? Su palabra como la del Papa es infalible. El Dr. Uribe subido en un pedestal lanza sus arengas con ese acento de juicioso seminarista. Detrás de esa cínica sonrisa se esconde su verdadero rostro de fiera rabiosa.  Su minúscula estatura y ese complejo de inferioridad le obliga a elevar su ego para afianzar su carácter. Sin escrúpulos se frota las manos mientras en su rostro se dibuja una risita sardónica con la que intenta    hacerse el simpático. Como buen charlatán paisa sabe que de tanto repetir las mentiras estas se convierten en verdades. Con su magistral retórica obnubila a la concurrencia explicando las bondades del Tratado de Libre Comercio.  Un TLC hecho a la medida de los terratenientes y narcotraficantes, de los industriales  y empresarios quienes son los poseedores de la tierra y los medios de producción. “la economía va a seguir creciendo porque Colombia es un país de futuro. El TLC nos encumbrará al primer mundo”  Sí, claro, crecen las ganancias de las multinacionales, de  la empresa privada, de los banqueros, de los industriales y de los ejecutivos de alto standing-. La crisis económica mundial, la recesión es impensable que afecte a Colombia “porque el país gracias al crecimiento del PIB de los últimos años está blindado ante cualquier eventualidad”.
 
Ni se nombran los millones de parias que ganan cinco mil pesos diarios y apenas se desayunan con un tinto aguado. El 50% de la población se consideran pobres, la pobreza extrema alcanza el 15%. El 20% de los niños colombianos presentan desnutrición ( previsiones de la FAO para el 2009), el 12 % de los menortes de cinco años sufren desnutrición crónica y 1,3 de desnutrición aguda. Para rematar al año mueren unos dos mil niños de hambre sin que nadie se atreva a reflejar este macabro dato en las estadísticas oficiales.
 
Según el enanito de las “blancas nieves” hay que reactivar el agro y sacarlo de su atraso ancestral, hacerlo productivo con cultivos extensivos de palma africana, caucho, cacao, caña de azúcar. Porque el campo debe adaptarse a las exigencias del mundo globalizado y competir en los mercados internacionales. Estamos en la era de los biocombustibles y hay que aprovechar la coyuntura. La primera medida: subsidiar la agricultura a los más  ricos.
 
La agonía del campesino y el indígena es dramática pues se extinguen en el más absoluto abandono y sin que se pueda hacer nada por cambiar su destino. Su papel en el nuevo organigrama del mercado laboral es el de peones y siervos. Los paramilitares y el ejército han cumplido la mision de domarlos a punta de motosierras, torturas, extorsiones y matanzas. Por supuesto que el genocidio de la Unión Patriotica y de tantos sindicalistas y luchadores sociales son un invento de la oposición para desestabilizar las instituciones democráticas.
 
Podríamos describir a Colombia como un inmenso latifundio de más de un millón de kilómetros cuadrados, es decir, la hacienda el Uberrimo pero a lo grande.  Un  país de finqueros, de hacendados, un país de ganaderos protegidos por sus ejércitos particulares donde el negocio de la cocaína es el pan nuestro de cada día y el verdadero impulsor del crecimiento económico. Porque la coca ha elevado el nivel de vida de buena parte de la sociedad en especial las clases más pudientes que incluso se codean de tú a tú con los multimillonarios europeos y americanos. Con alambre de púas y muros de cemento se han trazado las fronteras humanas en una geografia donde las mejores tierras son patrimonio exclusivo de la élite. Prohibido el paso. Propiedad Privada. Perros Bravos. Rezan los carteles de advertencia para que nadie se atreva a cruzar la raya y perturbe la tranquilidad de los señores feudales.   
 
El Dr. Uribe ha extraditado a EEUU a los jefes paramilitares detenidos en la cárcel de Itaguí para acallar las confesiones de sus pupilos que no paran de señalarlo como el verdadero jefe del cartel. El presidente aplica la filosofia del garrote y la zanahoria, del premio y el castigo, de la mano dura y corazón grande. Presa de uno de típicos ataques de histeria saca a relucir sus garras y ordena a sus generales matar, exterminar a los guerrilleros con todos los medios a su alcance o fumigar con glifosato la selva para destruir las plantaciones de coca, el único sustento de miles de campesinos hambreados.
 
La guerra es rentable, la muerte es rentable porque genera empleo y los mayores dividendos se los lleva la industria armamentística que mima al mandatario con jugosas comisiones. Luego denuncia a la oposición  calificándola  de traidores a la patria porque hablan de paz y reconciliación, y haciendo un intento por ganar un poco más de altura se empina sobre una tarima ayudado por sus esbirros y vuelve a repetir que no habrá acuerdo humanitario para liberar a los secuestrados pues la patria no puede ceder ante el chantaje de los bandidos.  Que sigan bombardeando la selva, las cordilleras, que arracen los campos y martiricen a sus habitantes. Y por fin después de horas de palabrería y verborrea pone cara de niño bueno y le regala a la concurrencia un ¡por Dios bendito! Síntoma irrefutable de una personalidad esquizoide y paranoica.
 
La oligarquía está de plácemes porque el presidente como buen jinete sabe clavarle las espuelas a la plebe y defiende sus intereses “libertad para el patrón  y orden para el peón”. La pobreza también se cotiza en bolsa, hay que seguir explotando a los pobres que dan buenos dividendos. La especulación monetaria y el enriquecimiento de los intermediarios es una de las reglas de oro del capitalismo. No hay más que ver las inversiones piramidales, el crédito gota a gota, las fundaciones, casinos, loterías, chances que copan el mercado con una variada oferta  donde los ciudadanos en su desesperación venden el alma al diablo. 
 
Colombia no es un país,  es la empresa del presidente, de sus hijitos y sus compinches que lo han hipotecado al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a las multinacionales. Desde hace siglos el colonialismo viene explotando con sus firmas y empresas como la United Fruit, Chiquita Brands, la Drummond, Anglo American coal, Cemex, Greystar, AngloGold, Occidental Petroleum Company, Exxon-Mobil, Texaco y un largo etcétera los recursos naturales y las materias primas, extrayendo  las riquezas que  sólo servirán para engrandecer al primer mundo.
 
El minúsculo emperador continúa el sermón de la siete palabras. Es necesario que la opinión pública entienda porqué se necesita un mayoral, un buen capador, un hombre apasionado que coloque al país en el sitio que le corresponde.  Porque Colombia es pasión, pasión de semana santa, claro. En este viacrucis el pueblo  es quien carga la pesada cruz mientras los gobernantes se divierten en sus orgías y bacanales. Colombia realmente es un país mantenido por los inmigrantes que envían remesas anuales por valor de 4000 millones de dólares. Ellos son los que sin lugar a dudas garantizan la paz social.   
 
Los rehenes de las FARC, el intercambio humanitario o un acuerdo de paz  que se vaya al carajo. Al patrón le importa un bledo la vida humana y está más preocupado por el binestar de sus caballos de pura raza y sus perros de pedigree. Aunque el presidente con sus aliados se ha portado con generosidad promulgado la ley de Justicia y Paz con el fin de otorgarle una amnistía general a sus compadres paramilitares. El resultado no puede ser más inquietante pues éstos se beneficiarán con unas pequeñas condenas a cambio de perdonarles sus horrendos crímenes. (desterrados, robo de tierras, narcotráfico, masacres de campesinos, asesinato de políticos opositores, profesores, sindicalistas, etc)
 
La  oposición tímidamente se manifiesta, las fuerzas de izquierda sin ningún rigor apenas si hacen algunas críticas. Salvo contadas excepciones como la senadora Piedad Córdoba o en su momento el presidente venezolano Hugo Chávez, lo demás es una vulgar caricatura. El Polo Democrático con un discurso timorato y falto de coraje sólo le interesa usufructuar de la burocracia, se han aburguesado y se sientan en la mesa de los amos a devorar el banquete. En fin, es doloroso reconocer que la verdadera oposición se hace en la montañas o en las selvas con las armas en la mano.
 
Es increíble pero en Colombia vive mejor el ganado en los potreros que sus propios ciudadanos. El ganado disfruta de grandes extensiones de terreno y nunca le falta una buena alimentación y hasta tiene asegurada asistencia sanitaria.  Mientras los pobres haciandos en tugurios pasan hambre y agonizan en la puerta de los hospitales pues para ser admitidos deben enseñar una tarjeta Visa oro. De las 14.362 867 hectáreas que potencialmente se podrían usar en la agricultura, el país apenas utiliza 5.317.862 millones. El uso potencial es de 19.251.500 millones de hectáreas. Actualmente la tierra destinada para la cria del ganado es de 40 083.171 millones de hectáreas.
 
La iglesia católica y su cabecilla el monseñor Rubiano, defensor de los curas pedófilos y fanático uribista, también  es cómplice por acción u omisión de los crímenes de estado. Porque ellos dan de comulgar y bendicen el poder establecido. Y no es para menos pues el estado subvenciona la fe católica con más de doce mil millones de pesos anuales en un país que constitucionalmente se declara laico. Pero no olvidemos que la religión es vital para mantener a raya a la masa  con vanas promesas de salvación. Marx se equivocaba: la religión no es el opio del pueblo sino la cocaína del pueblo. Juran los obispos y cardenales que el Dios blanco todopoderoso y el Sagrado Corazón de Jesús protegen al país e iluminan al presidente. El fundamentalismo de las iglesias y las sectas hacen parte esencial de la doctrina fascista que goza de gran arraigo en nuestra sociedad. 
 
Nuestro medio ambiente, la riqueza natural, la biodiversidad, los ecosistemas se hallan en peligro de extinción. Los conquistadores y los colonos  no ha tenido ningún escrúpulo en arrasar  el 70 % de los bosques nativos, erosionar las cuencas hidrograficas y llenar de basura el cielo, mar  y  tierra.  El gobierno fiel a las políticas neoliberales ha promulgado la Ley Forestal para entregarle a las grandes madereras la explotación de los bosques y selvas vírgenes. Han privatizado el suelo, el agua, el aire y hasta el sol. Igualmente  los recursos hídricos con la Ley del Agua van a pasar a manos de las multinacionales. No se ha respetado el patrimonio de los pueblos indigenas y de las comunidades campesinas y sin remordimientos se comercia con lo más sagrado que es la vida y la naturaleza.     
 
En Colombia la desaparición forzada desde siempre se ha utilizado como el mejor método para hacer limpieza social, intimidar a los opositores o a la población civil. Las fuerzas del orden y los paramilitares son los directos culpables de estos actos criminales y de lesa humanidad que no se pueden comparar ni con los cometidos por las peores tiranías del continente llámese la argentina, la chilena o la brasileña. En  la lucha contra el terrorismo todo es válido pues la constitución otorga carta blanca a los sicarios. No importa torturar, mutilar y asesinar a víctimas inocentes. De antemano son culpables y lo mejor es disparar y luego preguntar. El realismo mágico se manifiesta con toda la crudeza: los cadáveres se tiran a los ríos para que los devoren los gallinazos o los caimanes. O sino se meten a los hornos crematorios para desaparecer toda evidencia.
 
El presidente para estimular a los mandos y a la tropa ha ofrecido por cada subversivo dado de baja ascensos, viajes a la playa, carros, televisores y dinero en efectivo. Él es el directo instigador de esta demencial práctica pues le exige a sus soldados una cuota de muertos semanal que deben cumplir sin dilaciones. Ahora se descubre el macabro juego de los crímenes de estado -mal llamados falsos positivos- en el que  cientos de jóvenes de los estratos más humildes, campesinos e indígenas son presentados como guerrilleros caídos en combate. Lo cierto es que bajo falsas promesas de trabajo o engañados por ofertas de dinero fácil son conducidos hasta regiones apartadas donde sus verdugos los esperan para ejecutarlos con un tiro de gracia. Luego los disfrazan con trajes camuflados, les ponen botas pantaneras y les colocan un arma entre las manos. Acto seguido los héroes de la patria reciben los premios y condecoraciones por tan gloriosa labor.       
 
“Libertad y orden” es el lema escrito en letras de oro en el escudo de Colombia, el himno nacional nos habla de que “el bien germina ya”. Pero lo único que le interesa al poder es defender sus intereses; la libertad individual, la propiedad privada y la tan mentada democracia. El  estado de derecho precisa realizar un estricto control ciudadano. La represión es el común denominador, el llenar las calles de policías que combatan la delincuencia y el crimen organizado. La violencia  hace parte también de una guerra popular contra un sistema perverso que excluye a las mayorías. No vale el prevenir sino el castigar  Hay que construir más cárceles,  hay que aumentar el pie de fuerza y dotar a los organismos de seguridad y de  inteligencia con el mejor armamento y la tecnología adecuada para hacerle frente a los antisociales. Las escuelas y bibliotecas son lujos innecesarios reservados a las élites. Al pueblo como a los cerdos que les echen pienso televisivo, religión, alcohol y propaganda.
 
Nos gobierna una partida de psicópatas y cleptómanos de mucho cuidado cuya herencia no será otra que fosas comunes, cadáveres y estiércol. Vivimos en el país más hipócrita del mundo, te sonríen y por la espalda te dan una puñalada trapera. La mentira se ha oficializado por decreto, no hay mejor forma de  conseguir lo que se proponen. Los psiquiatras la denominan “pseudología fantástica”, es decir, una afirmación cuya falsedad sólo la sabe quien la dice, un cuadro patológico caracterizado por la constante fabricación de falsedades que en la mente de estos enfermos se convierten en verdades irrefutables.
 
El país de los  cóndores, de las orquídeas y las esmeraldas, el país del café más suave del mundo -que ahora lo  importa para atender la demanda interna, este país tropical donde los conquistadores soñaron encontrar el mítico Dorado y las fuentes de la eterna juventud hoy no es ni sombra de lo que fue, hoy apenas es  un chiquero donde reinan los gallinazos y zopilotes.
 
Dicen las malas lenguas que Uribe es el presidente más popular de toda la historia de Colombia, el más carismático de América Latina y quizás del mundo entero. Sólo comparable con Jesucristo, Napoleón Bonaparte, George Washigton o Churchill. Un estadista universal sediento de avaricia y egolatría. Su corte de aduladores le exigen que se sacrifique por la patria y continúe su magnánima obra presentándose a un tercer mandato. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial se rinden a los pies de su majestad.  El referéndum reeleccionista con toda seguridad será aprobado en el congreso de la república y por aclamación las fuerzas leales lo coronarán candidato único.     
 
En la hoja de ruta elaborada por el ideólogo José Obdulio con claridad lo sitúa en el palacio de Nariño hasta el año 2019, que es cuando se cumple el bicentenario de la independencia. El paramilitarismo y los carteles de la droga han ganado la partida, la muerte se ha impuesto sobre la vida, la mentira encarnada en el el monstruo del fascismo nos ha poseído por completo y va a ser muy difícil conjurar este espíritu maligno que envenena nuestros corazones.   
 
Carlos de Urabá 2009
Investigador de Colombia     

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